Deforestación acumulada y crecimiento de la población. Cortesía de UNREDD
Invertir 30 mil millones de dólares al año en la conservación forestal —menos del siete por ciento de los 480 mil millones gastados anualmente en subsidios a combustibles fósiles— podría ayudar a detener la deforestación a la vez que aceleraría una transición a una economía global más verde, afirma un nuevo informe publicado por el Panel Internacional de Recursos (IRP) y el programa REDD de la ONU.
El informe, titulado Construyendo Capital Natural: Cómo REDD+ Puede Apoyar una Economía Más Verde, es una acometida con el fin de reunir más apoyo para el programa de Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación Forestal en Países en Vías de Desarrollo de la ONU (REDD), el cual busca proveer bonificaciones dependiendo del rendimiento de la protección de bosques. El informe dice que integrar a REDD+ dentro de una “aproximación de Economía Verde” podría aumentar los beneficios sociales, económicos y ambientales que los bosques le ofrecen a la humanidad.
“El verdadero valor de los bosques nace cuando los procesos locales y nacionales de toma de deciciones se dirigen hacia la inversión del capital natural, el apoyo a la subsistencia y el crecimiento económico sustentable”, dijo Achim Steiner, Subsecretario General y Director Ejecutivo del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP), en un anuncio de prensa. “Los servicios que los ecosistemas brindan por medio de las selvas están estimados en alrededor de 6,120 dólares por hectárea cada año. A pesar de este claro caso de macroeconomía, el promedio de pérdida anual de las selvas es de 13 millones de hectáreas por año — el equivalente a la superficie de un campo de fútbol siendo destruido cada tres segundos.
El informe argumenta que REDD+ puede ser integrado dentro de los objetivos de la economía verde, “incluyendo una mejor coordinación, fortalecimiento de tratos con el sector privado, cambios en los marcos de iniciativa fiscal, mayor enfoque en ayudar a quienes hacen las políticas para que logren entender el papel que los bosques juegan en apuntalar la economía, y participación equitativa de los beneficios.” Remarca la importancia de “una aproximación basada en derechos” para asegurar que las comunidades rurales pobres y las dependientes del bosque se beneficien del programa.
Proporción de tipos de bosques (primario, bosque naturalmente regenerado, o plantaciones) en cada región, 2010. Cortesía de UNREDD.
REDD+ fue propuesto a mitad del 2000 y empezó a ganar momentum alrededor de las pláticas del clima del 2007 en Bali. Pero el programa no ha sido financiado al nivel que sus seguidores dicen se necesita para que triunfe. A la fecha, apenas 64 mil millones de dólares han ido al programa. La ONU y otros analistas dicen que 30 mil millones de dólares al año serán necesarios para disminuir a la mitad la deforestación de las selvas para el 2020.
Si bien el número estelar pudiera parecer no alcanzable, el informe lo compara con los 480 mil millones que se gastan anualmente en los subsidios a los combustibles fósiles. Sugiere que algo de este gasto podría ser redirigido a actividades que incentiven el desarrollo de una economía más verde.
“Redirigir los subsidios actuales que son dañinos a la biodiversidad o perjudiciales para la mitigación del cambio climático a las bonificaciones de REDD+, puede ser una solución para generar un financiamiento a largo plazo para REDD+. Incrementar las inversiones públicas y privadas en REDD+ crearía paisajes productivos, redituables y sustentables que capturarían y retendrían más carbón y permitirían mejorar la prestación de servicios ambientales – el corazón de una Economía Verde.
Tabla del informe mostrando cómo REDD+ podría hacerse lugar en un modelo de desarrollo económico más verde.