Noruega promete 300 millones de dólares si Perú aborda la crisis de deforestación antes de 2021
De los Andes al Amazonas, Perú es hogar de algunos de los bosques más espectaculares del mundo. Muchas tribus indígenas orgullosas y de gran diversidad cultural habitan en el interior de la Amazonia peruana, entre ellas algunas que han elegido tener poco contacto con el mundo exterior. Además, aunque los científicos han identificado decenas de miles de especies que viven en las hojas caídas o en las copas de los árboles, otros muchos miles siguen sin ser descubiertas y nombradas.
Aun así, los bosques de Perú se enfrentan a un aluvión de amenazas: empresas de gas y petróleo sin escrúpulos, deforestación ilegal, conversión de la tierra para la agricultura, construcción de carreteras enormes y extracción de oro industrial y artesanal entre otras. Los líderes indígenas han perdido la vida luchando para proteger sus bosques y algunas especies están al borde de la extinción. La crisis también se ha extendido más allá del bosque: el gobierno de Perú y su sociedad civil se han agitado con el conflicto social y ecológico que se ha desencadenado por la destrucción de unos bosques que parecen quedar muy lejos de la capital, Lima. Aunque la batalla por los bosques de Perú parece no tener un final a la vista, un nuevo acuerdo anunciado ayer en una importante Cumbre de las Naciones Unidas por el Cambio Climático en Nueva York podría significar un punto de inflexión.
La alta biodiversidad del bosque submontano de la Amazonia peruana. Foto de: Rhett A. Butler.
Ayer, el presidente de Perú, Ollanta Humala, anunció que su país ha firmado un acuerdo de colaboración con Noruega y Alemania para que su país sea neutro en emisiones de carbono en la deforestación y la agricultura para 2021. Además, la llamada Declaración de Intenciones, promete conceder el título de propiedad de al menos 5 millones de hectáreas adicionales a las tribus indígenas del Amazonas, algo por lo que muchas tribus han luchado durante años.
“Hacemos esto porque va en el interés propio de Perú, pero el apoyo de Alemania y Noruega nos ayudará en lo que, seguramente, será una fase de transición con grandes exigencias”, afirmó el presidente Humala, y añadió que “cada vez hay más pruebas de que el crecimiento económico y la protección medioambiental se pueden combinar”.
Por su parte, Noruega ha prometido pagar a Perú hasta 300 millones de dólares por los resultados verificados a lo largo de los próximos seis años. Alemania, que apoya a Perú en temas de conservación desde hace tiempo, se ha comprometido a mantener su apoyo económico al país durante el mismo periodo de tiempo.
“Este acuerdo representa una colaboración basada en la transparencia y la responsabilidad, y una comprensión fundamental de la relación entre un desarrollo socialmente equitativo y económicamente sostenible, los derechos de la tierra, el uso de la tierra y el cambio climático”, afirmo Erna Solber, primer ministro de Noruega, ayer en Nueva York.
El acuerdo es especialmente oportuno, ya que Perú será el país anfitrión de la próxima conferencia de las Naciones Unidas por el cambio climático que se celebra en menos de tres meses y que debería facilitar el camino hacia un nuevo acuerdo en París en 2015. Esta noticia puede ayudar a Perú a protegerse de las críticas de inactividad que han recibido otros países anfitriones en los últimos años, como Polonia y Catar.
Retrato de un bosque asediado
El bosque de Perú sigue siendo uno de los más intactos del planeta a pesar de los peligros a los que se enfrenta. Según Global Forest Watch, más del 60 por ciento del país está cubierto por bosques, lo que representa más de 77 millones de hectáreas. Este bosque, gran parte del cual es aún primario, acumula en la actualidad 8560 millones de toneladas métricas de carbono en su amplia biomasa según la FAO.
Deforestación (en rosa) en el norte y el centro de Perú entre 2001 y 2012. De Global Forest Watch. Hacer clic para agrandar.
Aun así, el aumento de la deforestación es una de las causas principales de las emisiones de dióxido de carbono en Perú. En 2011, el uso de la tierra y las emisiones de carbono relacionadas con el bosque llegaron al 46 por ciento del total de Perú.
Globalmente, estas emisiones representan un porcentaje mucho más bajo: entre un 10 y un 15 por ciento. Sin embargo, los científicos y los expertos han discutido durante mucho tiempo que abordar la deforestación a nivel mundial podría ser una de las formas más rápidas de reducir las emisiones globales a corto plazo. Por supuesto, conservar los bosques tiene otros muchos beneficios: conservación de la biodiversidad, protección de cuencas hidrográficas, producción de precipitaciones, prevención de la erosión y, por descontado, derechos para la comunidad y los indígenas.
En los últimos años, como en muchos otros sitios de todo el mundo, la deforestación ha aumentado en Perú. Según Global Forest Watch, el país perdió 86204 hectáreas de bosque en 2001. En 2012, esa cifra había saltado hasta 246456 hectáreas, un 185 por ciento en poco más de una década. Durante este periodo de 12 años, Perú perdió más de un millón y medio de hectáreas de bosque. Sin embargo, el ritmo de reforestación fue muy bajo en comparación, quedándose en 191,037 hectáreas.
¿Compromisos para un nuevo Perú?
El nuevo acuerdo entre Perú, Noruega y Alemania se compromete a dar la vuelta a esta tendencia inquietante.
A corto plazo, el acuerdo promete reducir la deforestación causada por la explotación forestal y la minería, establecer instrumentos para dar inicio a una nueva ley forestal, trabajar el número cada vez mayor de empresas que se han comprometido con políticas de deforestación cero y desarrollar sistemas para supervisar cómo el país reduce las emisiones derivadas de la deforestación.
Vista aérea de la mina de oro del gran río Huaypetue, que yace en la remota Amazonia Peruana y ha sido culpada por el gran nivel de deforestación y contaminación tóxica. Foto de: Rhett A. Butler. |
Además de otorgar títulos legales de propiedad para cinco millones de hectáreas de bosque a propietarios indígenas, el acuerdo promete incorporar dos millones de hectáreas de territorio indígena a programas de pago para la conservación. Esto significa que los grupos indígenas podrían ganar dinero por proteger sus bosques si se alcanzan ciertas condiciones.
“Los grupos de nuestros pueblos indígenas han sido, tradicionalmente, los mejores guardas de nuestros bosques”, afirmó el presidente Humala. “Al aventurarnos en este camino de desarrollo sin deforestación, esperamos llegar a nuestros pueblos indígenas y avanzar juntos hacia un futuro más armonioso”.
Como gesto provisional hacia una mejor relación, la organización indígena más poderosa de Perú, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), dio la bienvenida al acuerdo.
“La firma de este acuerdo es un hito en la construcción de una nueva colaboración con el gobierno de Perú, una que tenga como objetivo abordar los temas sociales, económicos y medioambientales que hay en los planes indígenas y asegurar la conservación de nuestros bosques amazónicos a largo plazo”, afirmó Daysi Zapata, vicepresidenta de AIDESEP.
Pruebas de los derechos indígenas
Sin embargo, AIDESEP todavía tiene varias preocupaciones. En una declaración publicada por la organización junto con Rainforest Foundation Norway (RFN), se señalan muchas posibles barreras que impedirían que el programa se hiciera realidad.
“Últimamente, Perú ha debilitado sus políticas medioambientales relacionadas con los bosques. Como muestran los datos publicados por RFN recientemente, Perú no ha conseguido reducir su nivel de deforestación en la última década”, escriben los grupos, y añaden que los pueblos indígenas “se enfrentan a cada vez más amenazas derivadas de la explotación forestal, el desarrollo de gas y petróleo y otras intrusiones en sus territorios tradicionales”.
En efecto, hace unas semanas cuatro hombres Ashaninka fueron asesinados, entre ellos el conocido líder indígena y activista medioambiental, Edwin Chota Valera. Los expertos afirman que el asesinato, probablemente, fue obra de leñadores ilegales que se habían cansado que la gente indígena hablara sobre derechos de propiedad del territorio.
Metalura tiria (Metallura tyrianthina) en los bosques nubosos de los Andes. Los bosques nubosos albergan un gran número de especies que no se encuentran en ningún otro lugar, pero se enfrentan a amenazas de deforestación y calentamiento global. Foto de: Rhett A. Butler.
A pesar de los asesinatos, que han llegado a las noticias de todo el mundo, AIDESEP y RFN afirman que el gobierno “no han emprendido acciones para reconocer la demanda legítima por los títulos de propiedad que hicieron estos líderes”.
Los grupos avisan de que, a menos que Perú, Alemania y Noruega sean diligentes, el acuerdo “podría ser poco más que una declaración de intenciones y no una realidad debido al fuerte conflicto de intereses en el gobierno peruano y por las débiles formulaciones que se han hecho en cuanto al control de los pueblos indígenas sobre sus territorios ancestrales”.
Según AIDESEP, los grupos indígenas han registrado una reclamación sobre 20 millones de hectáreas en la Amazonia Peruana, pero ni siquiera conseguir el título de propiedad de todo ese territorio sería suficiente.
“Los puntos clave que se tendrían que reforzar son las políticas para evitar que se quite más terreno a los indígenas para otros usos, asegurar la transparencia y la participación total de los grupos indígenas y la sociedad civil, y la implantación de una ley forestal que incluya medidas contra una mayor degradación forestal y una promoción efectiva de la gestión forestal comunitaria”, declaran los grupos.
¿Un gran día para los bosques?
El acuerdo entre Perú, Noruega y Alemania fue solo uno de los varios anuncios relacionados con los bosques que se realizaron ayer en la Cumbre de la ONU. Noruega también anunció un acuerdo similar con Liberia para detener la deforestación. Además, la empresa agrícola multinacional, Cargill, se comprometió a expandir su política de deforestación cero, que pasaría de cubrir solo el aceite de palma a todos los productos con los que comercia.
Aun así, el compromiso que afecta a más áreas llegó de mano de una alianza de países, empresas y ONG en forma de la Declaración sobre Bosques de Nueva York. La declaración promete recortar los niveles de deforestación a la mitad para el año 2020, una fecha que está a tan solo seis años, y acabar con la deforestación por completo para 2030. Además, la declaración da la palabra de que se van a restaurar los bosques de 350 millones de hectáreas para reducir la presión en los bosques primarios y absorber el dióxido de carbono.
Hojas de la Amazonia Peruana. Foto de: Rhett A. Butler.
El acuerdo se vio debilitado por el hecho de que Brasil se unió. Es el hogar de la mayor parte del Amazonas, es el segundo país con más cantidad de bosque del planeta, después de Rusia, y ha reducido la deforestación en el Amazonas significativamente a lo largo de la última década.
Por supuesto, la prueba real será ver si alguna de estas promesas llega a buen puerto. En el caso de Perú, si la supervisión de Alemania y Noruega, junto con su ayuda económica, contribuye a atajar la deforestación a nivel general, puede que no sea tan solo un punto de inflexión para los bosques del país, sino un modelo para que los países ricos en bosques puedan alejarse del límite de la destrucción.
“Tenemos mucho trabajo que hacer para proteger los bosques peruanos, para formalizar los derechos de los pueblos indígenas peruanos, para llevar a Perú por un camino hacia la sostenibilidad,” afirmó el presidente Humala. “Este acuerdo es un paso importante para nosotros”.
Un primer paso, pero los siguientes serán probablemente los más importantes.