Este artículo se produjo para la Red Mongabay de Informes. Puede volver a publicarlo en su sitio en la web o en su blog o revista, boletín informativo o periódico conforme a estos términos.
Ya listos, los aparejos de pesca fueron puestos al lado de la pesca del día a la orilla del lago Victoria. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
El lago Victoria, la masa de agua dulce más grande de África y el segundo lago más grande del mundo, ya no es dulce.
El lago se está asfixiado por la contaminación que causan los residuos industriales y agrícolas, así como por las aguas residuales de Kisumu, la tercera ciudad más grande de Kenia con casi 400.000 residentes. Sus problemas los agravan la pesca ilícita, la captura de peces jóvenes y el estar infestado del invasor jacinto de agua (Eichhornia crassipes). Y también está la carnívora perca del Nilo (Lates niloticus), un gigantesco pez introducido que llega a pesar hasta 200 kilos (440 libras) y que ya exterminó a casi la mitad de las 500 y más especies endémicas de cíclidos de Victoria — peces coloridos que alguna vez prosperaron en la cuenca lacustre.
“Este lago está en una condición muy lamentable” le dijo Moris Okulo, un ecólogo entrenado que lleva 20 años trabajando de guía en la playa de Dunga en Kisumu al borde del lago, a mongabay.com.
“Todo lo que tiene que ver con el lago está mal. Los pescadores usan aparejos errados de pesca pero nadie los arresta. Las industrias descargan residuos al lago pero nada se hace. Algunas personas construyeron estructuras, como letrinas, dentro del lago, y los oficiales de policía lo saben, pero nadie quiere tocar el tema siquiera”, se lamentó.
Moris Okulo, ecólogo que trabaja de guía en la playa de Dunga en Kisumu, Kenia, muestra una tilapia madura del lago Victoria. Dice que muchas especies de peces han desaparecido del lago. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu. |
El lago cubre 68.800 kilómetros cuadrados; 6 por ciento de su superficie está en Kenia, 43 por ciento en Uganda y 51 por ciento en Tanzania, según Lake Victoria Fisheries Organization (LVFO), una institución intergubernamental que gestiona pesquerías.
Se cree que el lago Victoria, pese a todos sus problemas, es el sitio de pesca en agua dulce más productivo del África. Según LVFO, cada año rinde más de 800.000 toneladas métricas de peces, con un valor en la playa que puede llegar a los $400 millones e ingresos por exportaciones de $250 millones. La organización afirma en su sitio en la web que las pesquerías del lago Victoria mantienen los medios de sustento de casi 2 millones de personas y ayudan a alimentar a casi 22 millones de personas en la región.
Agua fétida
Todo eso, amén de la integridad ecológica del lago, está en juego. Las autoridades de los tres países están plenamente conscientes de la situación del lago Kenya National Cleaner Production Centre (KNCPC)[Centro nacional de Kenia de producción más limpia] señala que las 88 industrias que operan alrededor del lago descargan ahí en conjunto siete toneladas de residuos industriales al año. Mas ninguno de los tres países encausa a los infractores.
Pescadores descargan su pesca en la playa de Dunga en Kisumu, Kenia. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
En vez, KNCPC alienta a las empresas de los tres países a adoptar voluntariamente tecnologías que eviten residuos, y promete establecer eventualmente requisitos obligatorios. KNCPC y sus asociadas regionales también recompensan a las empresas manufactureras si consideran que éstas han aminorado su contaminación ecológica; esto obedece a un programa de $3,5 millones financiado por el Banco Mundial para reducir la contaminación de la cuenca lacustre. En el plan de recompensas, Nzoia Sugar Company Ltd de Kenia ganó el premio a la gestión de residuos sólidos en 2014, pese a que sus agricultores usan fertilizantes químicos que acaban en el río Nzoia, que desemboca en el lago.
“La verdad es que todas estas industrias cerca del lago tienen una agenda oculta para liberar efluentes al lago. Si se las presiona, dicen haber tomado o estar tomando medidas para purificar el agua antes de soltarla al lago”, le dijo Gaster Kiyingi, activista ugandés y consultor en comunicaciones que en la última década ha estado trabajando para grupos ambientalistas en la región, a mongabay.com.
Kiyingi observa que, debido a la descomunal corrupción en muchos países africanos, las actividades ilícitas que dañan el lago quedan impunes.
Peces yacen sobre un mosquitero que tal vez haya sido tratado con insecticida, pero los pescadores lo suelen usar. La diminuta malla atrapa peces de todo tamaño, hasta peces jóvenes que son necesarios para reponer las poblaciones de peces. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Las aguas cloacales son otra gran fuente de contaminación. En el lado keniano, cuatro poblaciones grandes que bordean el lago, Kisumu, Bondo, Homa Bay y Migori, carecen de plantas de tratamiento de aguas residuales, o sus plantas funcionan mal. Sólo 10 por ciento de las viviendas en la ciudad de Kisumu está conectado al sistema de alcantarillado, según un report de impacto ecológico y social para un proyecto que busca mejorar partes del sistema. El informe dice que, “en consecuencia, tanto las aguas servidas que vienen de fuentes sin conexión por drenajes abiertos como las aguas parcialmente tratadas que vienen de sistemas de tratamiento suelen descargarse directamente al lago”.
Las aguas cloacales al descubierto que provienen de todos los rincones de la ciudad y que son encauzadas al lago son visibles en la orilla.
Un drenaje abierto manda directamente al lago Victoria las aguas cloacales sin tratamiento de Kisumu, la tercera ciudad más grande de Kenia, con casi 400.000 residentes. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Antony Saisi, Director de Medio Ambiente del condado de Kisumu que trabaja con National Environment Management Authority (NEMA, Autoridad nacional de manejo ambiental) del gobierno keniano le dijo a mongabay.com que “[c]uando se diseñó la ciudad no se tomó en cuenta los asentamientos que seguirían apareciendo en Kisumu. El resultado es que el sistema de alcantarillado que colocaron no logra abarcar la actual demanda”.
Afortunadamente, se está construyendo una planta de tratamiento de aguas servidas en el pueblo de Homa Bay, justo a la orilla del lago Victoria, con financiamiento del Banco Mundial. Hasta que concluya, las aguas cloacales de todo el Condado de Homa Bay, con una población de 960.000, seguirá abriéndose camino hacia el lago.
En la playa de Dunga, en la ciudad de Kisumu, los baños públicos que sirven a más de 5.000 visitantes diarios son letrinas de pozo suspendidas justo sobre el lago.
Una letrina de pozo en la playa de Dunga en Kisumu, Kenia, se vacía directamente al lago Victoria. Es una de varias corrientes de excremento sin tratamiento que entran al lago. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Lo mismo ocurre en la playa de Lwang’ni de la ciudad. La playa está a unos 100 metros de la Calle Oginga Odinga y los vehículos bajan directo al lago a ser lavados, derramando combustible directamente al agua. El nombre de la playa, Lwang’ni, significa “mosca” en dholuo, el idioma local, quizás en mofa a la mugre en derredor.
Camiones y buses son lavados justo en el lago Victoria, en la playa de Lwang’ni en Kisumu, Kenia. El negocio es ilegal pero opera con el conocimiento de las autoridades ambientales. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
“No hemos podido controlar el lavado de vehículos dentro del lago por falta de apoyo político”, dijo Saisi de NEMA y añadió, “Estamos lidiando con vándalos que tienen conexiones políticas”.
Detrás de las instalaciones en la playa, las moscas celebran sobrevolando las zanjas con agua servida que descargan directamente al lago Victoria. Mientras tanto, los quioscos de alimento, erigidos sobre plataformas que se extienden sobre las aguas del lago, sirven a miles de visitantes al día. Los quioscos no tienen servicios de colecta de desechos sólidos, lo cual significa que servilletas, huesos de pescado, tapas de botella y bolsas plásticas también acaban en el lago.
Estudiantes compran una merienda de perca juvenil del Nilo de un quiosco en la playa de Dunga en Kisumu, Kenia. Se estima que unas 5.000 personas visitan la playa a diario para comer pescado y disfrutar de la vista del lago. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
“La situación en nada difiere aquí en Kampala”, al oeste de Kisumu, a cuatro horas en vehículo, dijo Kiyingi. “El lago está de rodillas y si la situación no cambia, va a morir literalmente”.
Un pescador en la playa de Dunga, Jerald Otieno, le dijo a mongabay.com que él y sus colegas pescadores suelen quedarse en sus botes en el lago por más de 15 horas seguidas. “Nos llevamos comida cuando vamos a pescar y, cuando tenemos que hacer nuestras necesidades, no tenemos más opción que hacerlas en el lago”, dijo.
Veleros de pesca navegan por el lago Victoria. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
A consecuencia de todo el excremento vertido en el lago, un estudio reciente reveló trazas de disruptores endocrinos estrogénicos en el lago. Las muestras de agua de nueve sitios en Kenia, Uganda y Tanzania fueron analizadas y dieron positivo para varios compuestos estrogénicos que posiblemente liberan la orina y la hez humana.
En un documental, Paul Mbuthia, catedrático adjunto de Patología Veterinaria en la Universidad de Nairobi y coautor del estudio, dice que las elevadas concentraciones de dichos químicos hormonales pueden causar anormalidades en animales y hasta en seres humanos. “Interfieren con el sistema normal de los órganos. Es muy posible que una gran cantidad de estrona feminice a los animales”, dijo. “Otros pueden causar tumores en el sistema”.
El lago provee agua para uso doméstico, entre otros usos, a millones de personas que viven a su alrededor, especialmente en Kisumu en Kenia, en la ciudad capital de Kampala en Uganda, y en el pueblo de Mwanza en Tanzania.
Pescadores en la playa de Dunga en Kisumu, Kenia, se preparan para una noche de pesca. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Gobiernos débiles
Para salvar la situación, una entidad regional conocida como Lake Victoria Environmental Management Programme [Programa de gestión medioambiental del lago Victoria], con apoyo del Banco Mundial, Global Environment Facility, el gobierno de Suecia y los estados asociados de la Comunidad de África Oriental, se esfuerza por aminorar los factores ecológicos de estrés en toda la cuenca de drenaje lacustre y trata de mejorar la integridad ecológica de la cuenca.
El proyecto, planificado para operar de 2009 a 2017 a un costo de $254 millones, apunta a una variedad de problemas, como la declinante calidad del agua lacustre debido a sedimentación, contaminación y eutrofización; los declinantes niveles lacustres; la resurgencia del jacinto de agua y otras hierbas invasoras; y los recursos naturales sobreexplotados por toda la cuenca lacustre.
Un matorral del invasor jacinto de agua tapona la costa ugandesa del lago Victoria. La maleza colonizó enormes extensiones del lago. Foto cortesía de: sarahemcc.
No obstante, pese a éste y a otros esfuerzos, mucha gente arguye que la solución principal estriba en catalizar la voluntad política. Alice Alaso, legisladora ugandesa y miembro del Comité de Recursos Naturales del parlamento, le dijo a New Vision,un periódico nacional ugandés, que el lago está siendo asfixiado porque la ley se aplica laxamente y porque falta voluntad política. Dijo que “La única solución al problema de contaminar el lago Victoria es aplicando la ley. No necesitamos otra ley”. “No nos hace falta más dinero para salvar al lago. Todo lo que necesitamos es voluntad política”.
“Muchas cosas están pasando en este lago pero, como el gobierno poco apoya, nada podemos hacer al respecto”, le dijo Remjus Ojijo, oficial de la policía marítima en Kisumu, a mongabay.com.
El oficial señala como ejemplo el golfo de Winam, un sector al noreste del lago Victoria en el que el lago se adentra en Kenia occidental. En el golfo se reproducen casi todos los peces del lago y ahí se prohíbe la pesca. “Pero a diario observamos con impotencia a la gente cruzar en bote estas áreas y no la podemos perseguir porque los únicos dos botes de patrullaje policial, comprados hace 30 años, ya llevan varados unos cuatro años”, le dijo a mongabay.com.
Botes de patrullaje policial varados en Kisumu, Kenia. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Los dos botes MV Utumishi y MV Chui, están parados sin oficio a la orilla del lago. “Ya son cuatro años que no patrullamos el lago como se exige. Y si hay que patrullar, entonces tenemos que alquilar botes con nuestro dinero, que el gobierno no nos puede reembolsar”, dijo.
El costo para los peces
La evidencia de la pesca en los sitios de reproducción puede verse en las playas, en donde los pescadores atracan con cuantiosa captura de peces jóvenes. Hay quienes notan que algunos de los peces capturados parecen estarse encogiendo, señal de sobrepesca y de la mala calidad del agua.
“Hace unos 15 años, los pescadores solían venir con peces enormes. Solía ver percas del Nilo hasta de 145 kilos [320 libras]. Pero el más grande que he visto este año era de 69 kilos [152 libras]”, dijo Okulo, el ecólogo.
¿Una bendición o un desastre? Moris Okulo, ecólogo y guía del lago, muestra una perca del Nilo que pesa 64 libras. Son carnívoras y crecen con rapidez, fueron introducidas al lago Victoria hace décadas como fuente de alimento pero no tardaron en exterminar a muchas especies nativas de peces. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Hace unos días, la perca del Nilo más grande que se capturó pesaba sólo 29 kilos (64 libras). El resto era mucho más pequeño, algunos de sólo unos cuantos gramos. Hasta la perca del Nilo, un perturbador clave de la ecología nativa del lago Victoria, está ahora a merced de pescadores hambrientos.
En una presentación durante un simposio reciente en Entebbe, Uganda, Mbuthia señaló que algunas de las muestras de peces que colectó su equipo para su estudio de niveles de estrógeno en el lago tenían notorias anormalidades: no tenían cola o aleta u ojos, o tenían el cuerpo deformado o colores anormales en el cuerpo. Esta es una nueva preocupación sobre la salud de los peces del lago.
Botes de pesca descansan a la orilla del lago Victoria. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
Ojijo, el oficial de la policía marítima, dijo que recientemente se ha arrestado a mucha gente por envenenar a los peces con varios químicos antes de recoger y vender sus cadáveres.
Otros pescadores usan aparejos de pesca inapropiados que acaban por atrapar peces de todo tamaño, hasta los muy jóvenes que son esenciales para reproducir la población de peces. Algunos pescadores inclusive optan por mosquiteros de malla diminuta, que son otra fuente de preocupación porque quizás lixivian insecticidas en el agua.
Los pescadores del lago Victoria usan aparejos de pesca inapropiados que capturan indiscriminadamente, inclusive peces muy jóvenes como se ve en la foto. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.
La salud ecológica del lago la compromete aún más el jacinto de agua, una planta invasora cuyas densas colonias se esparcen por grandes extensiones del lago, asfixian a las plantas acuáticas nativas y limitan el suministro de oxígeno al agua. El jacinto de agua ha cundido debido al suelo y a los nutrientes que fluyen al lago cuando llueve.
“En muchos casos, el suelo se erosiona porque la gente tala árboles y porque mucha gente cultiva cerquísima a los lagos y los ríos, haciendo caso omiso de las regulaciones que protegen humedales, ríos y lagos”, dijo Kiyingi, el activista ugandés.
En Kenia, por ejemplo, la ley exige usar sosteniblemente la tierra cerca de márgenes de ríos, orillas de lagos y riberas marítimas, e insta a usar medidas especiales para evitar la sedimentación, la erosión del suelo y la contaminación del agua. Y las leyes de NEMA exigen construir las nuevas estructuras por lo menos a 30 metros de la costa.
Sin embargo, Bridgit Akoth, dueña de un quiosco de comida que se extiende justo sobre el lago en la playa de Dunga, le dijo a mongabay.com que le bastan unos cuantos chelines para sobornar a la policía para que la deje seguir con su negocio.
“La mayoría de estas leyes sólo están en papel. Rara vez se las aplica”, dijo Kiyingi. “Y ahora hay un precio que pagar, el precio de perder el lago más grande de agua dulce en África.”
Citas:
- Mdegela R.H., Mabiki F., Msigala S., Mwesongo J., Mhina M.P., Waweru K., Mbuthia P., Byarugaba D.K. Detection and Quantification of Oestrogenic Endocrine Disruptors in Water in Mwanza Gulf in the Lake Victoria Basin, Tanzania [Detección y cuantificación de disruptores endocrinos estrogénicos en el agua del golfo de Mwanza en la cuenca del lago Victoria, Tanzania]. Huria: Journal of the Open University of Tanzania. Vol 16 (2014).
Una mujer prepara pescado en la ajetreada playa de Dunga. Foto cortesía de: Isaiah Esipisu.