Falta de información de stock y de incentivos para obtenerla dificultan el camino hacia la sostenibilidad de las pesquerías de atún en Indonesia

7 de la mañana, Labuhan Lombok, Indonesia. Es el momento de descargar en el M/V Nusa Indah 2 de 30 pies de largo. La tripulación levanta la tapa y saca el atún de aleta amarilla de la bodega con hielo que está debajo. Estos gigantes de piel plateada pesan casi 70 kilos cada uno y se necesitan tres hombres para transportarlos por la cubierta hasta un camión factoría que los está esperando. Pero la pesca propiamente dicha de cada pez desde el océano la hace un solo hombre usando únicamente sus manos, un gancho y unos 5 metros de tanza plástica, explica Hasdi, miembro de la tripulación del Nusa Indah 2.

“La pelea puede durar cinco minutos”, dice. “¡También puede durar una hora!”

La pesca con línea de mano como esta es la mejor manera de evitar la captura accesoria y por lo tanto es la forma más sostenible de pescar atún, afirmó John Burton, presidente del International Pole and Line Foundation, en la apertura del Foro Internacional de Negocios del Atún Costero que tuvo lugar meses atrás en Bali, Indonesia.

La tripulación está compuesta por seis o siete hombres. Los viajes de pesca duran entre 10 y 14 días. Los hombres trabajan de sol a sol. La tripulación se sienta en la popa, vigilando las líneas de pesca que usan bidones de plástico a modo de boyas. Cuando uno de los bidones se mueve, un solo hombre recoge la línea. Los demás se van hacia el frente del barco para no estorbar. Si una tortuga o un tiburón aparecen enganchados, la tripulación simplemente corta la línea y el animal puede irse nadando libremente. Estos equipos de pesca con línea de mano pueden atrapar hasta diez atunes por día, aunque a veces solo atrapan uno.

Handline fishermen offload three days worth of tuna landings from the M/V Nusa Indah 2 at the harbor in Lambuhan Lombok in Indonesia. Photo by Melati Kaye.
Pescadores con línea de mano descargan el fruto de tres días de pesca de atún del M/V Nusa Indah 2 en el puerto de Lambuhan Lombok, Indonesia. Foto de Melati Kaye.

De acuerdo al cálculo de Burton, Indonesia, el productor de atún más grande del mundo, obtiene 100.000 toneladas de atún con estas técnicas de pequeña escala y bajo impacto. Eso es un poco menos de un décimo de la pesca nacional de atún. Pero solo una pequeña parte se vende con certificación ecológica, lo que hace que el pescado capturado de forma responsable tenga un costo elevado en los supermercados de Europa y Estados Unidos.

El motivo de esto es que las ecoetiquetas en general requieren registros de pesca y evaluaciones de stock de las pesquerías para demostrar que estas puede soportar la cantidad de pescado que se captura. Pero en Indonesia esto no se hace de forma sistemática o a veces ni siquiera se hace. Una gestión efectiva de las pesquerías depende de tener información de calidad, que no existe en este país, ya que sin ella no es posible declarar que son sostenibles.

Los consumidores occidentales se preocupan cada vez más por comprar pescado producido de forma responsable y, en los últimos años, el sector privado ha intentado aumentar la trazabilidad acerca de dónde y cómo se obtuvieron los productos que venden enlatados y fileteados. Este es un requisito para obtener la certificación del Marine Stewardship Council (MSC), la principal ecoetiqueta para productos de mar. En la actualidad ninguna pesquería en Indonesia posee certificación MSC y conseguirla es prioritario para aquellos proveedores que obtienen pescado allí.

“Muchos minoristas se han comprometido a vender entre un 70 y un 90 por ciento de pescado con certificación MSC para el 2015 o 2016”, explicó Helen Packer, coordinadora de ciencia en Anova Food, una planta procesadora de atún radicada en Florida, filial del gigante atunero Bumble Bee Foods. Packer le comentó a mongabay.com que cree que el mercado requerirá de manera inevitable la certificación MSC para todos los productos de atún. “Se acercan las fechas límite y debemos cumplir con ellas para asegurarnos nuestra porción del mercado”.

A man transports low-quality skipjack tuna to the local market in Lambuhan Lombok, Indonesia. If the fish had been kept fresher it would be frozen and processed to sell as canned tuna in the U.S. or Europe. Photo by Melati Kaye.
Un hombre transporta atún listado de baja calidad al mercado local en Lambuhan Lombok, Indonesia. Si el pescado hubiera estado más fresco, lo congelarían y procesarían para venderlo como atún enlatado en Estados Unidos y Europa. Foto de Melati Kaye.

En 2010 Anova comenzó un Proyecto de Mejora Pesquera (FIP, por sus siglas en inglés) para la pesca con línea de mano del atún de aleta amarilla (Thunnus albacares). Bumble Bee adoptó este proyecto cuando tomaron el control de Anova en 2013.

Para diferenciarse como fuentes sostenibles de pescado los proveedores pueden intentar conseguir la certificación MSC. Y si no pueden obtenerla inmediatamente, pueden participar de un FIP, un compromiso de varios años para alcanzar ciertos objetivos y ser candidatos a la certificación MSC. Sin embargo, un reciente documento de políticas publicado en la revista Science mostró que muchas empresas involucradas en un FIP son lentas para obtener la certificación MSC y algunas es probable que no la obtengan nunca.

Las organizaciones civiles también pueden llevar adelante un FIP, y a su vez, los FIP más pequeños pueden nutrirse de FIP más grandes. Por ejemplo, en Indonesia el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) organizó una preevaluación MSC de las pesquerías de atún en 2009 y luego creó lo que se llamó un “Plan de acción” FIP para el atún que ofrecía a las empresas y grupos civiles una hoja de ruta de las brechas en la sostenibilidad que deberían sortear si quisieran lograr la certificación MSC.

A man transports low-quality skipjack tuna to the local market in Lambuhan Lombok, Indonesia. If the fish had been kept fresher it would be frozen and processed to sell as canned tuna in the U.S. or Europe. Photo by Melati Kaye.
Trabajador en Lambuhan Lombok, Indonesia. Foto de Melati Kaye.

Con su FIP, que se nutre del FIP más amplio del WWF, Anova y ahora Bumble Bee se hicieron cargo de la carencia de información sobre el stock de aún en Indonesia. Hoy, las evaluaciones nacionales de stock de atún en Indonesia son recopiladas por expediciones científicas periódicas. Las cifras las obtienen lugareños que trabajan como voluntarios para el gobierno regional y nacional, empresas involucradas en FIP de recolección de datos, como Anova, y también ONG que trabajan en los muelles o en fábricas.

Anova estableció puntos de recolección de datos en cinco lugares del este de Indonesia, incluyendo Labuhan Lombok. Con sus barcos cerqueros y palangreros en otros lugares del Pacífico, intentan asegurarse que se mantengan los registros y que cada embarcación tenga observadores a bordo. Pero la recolección de información resulta difícil en todos los tipos de pesquerías de atún, frustrando los esfuerzos por mejorar su gestión.

“Los pescadores con línea de mano no completan los registros, esto lo hacen terceros en su lugar una vez que el pescado llegó al puerto”, le informó a mongabay.com el supervisor de puerto de Labuhan Lombok, Herman Effendi. Su trabajo incluye certificar la legalidad de las capturas. “Esto dificulta mi trabajo. Si los números en el documento son falsos, ¿a quién debo responsabilizar? ¿Al tercero que firmó los documentos? ¿O a los pescadores mismos?”

Incluso para aquellos pescadores que saben leer y escribir los mostradores de pescado del muelle son considerados un estorbo. “La gente de aquí no entiende el sentido de recolectar información”, dice Riza Baroqi, la supervisora local en Labuhan Lombok para Masyarakat dan Perikanan Indonesia, la asociación civil que dirige de la recolección de datos con donaciones de Anova. “Dicen: ‘¿Para qué medir el pescado? ¿Qué vamos a obtener de eso?’ Quieren obtener ganancias desde el momento en que llegamos. No piensan a futuro. Esto significa que muchas veces solo conseguimos información completa de un tercio del pescado”.

A man transports low-quality skipjack tuna to the local market in Lambuhan Lombok, Indonesia. If the fish had been kept fresher it would be frozen and processed to sell as canned tuna in the U.S. or Europe. Photo by Melati Kaye.
Fotografía de Melati Kaye.

Cuanto más pequeños los compradores, y más alejado de las ventas hacia los mercados occidentales, son más reacios a participar en la recolección de datos para los FIP.

Baura, una empresa establecida en Labuhan Lombok que compra al atún capturado a mano del Nusa Indah 2, admiten a regañadientes a los encuestadores que van a contar el pescado. Pero la empresa no ve cuál es el beneficio. “No explican las consecuencias para los pescadores y por eso no queremos participar de un FIP”, le dijo Askar Daeng Sila, gerente junior de Baura, a mongabay.com.

Esta diferencia en el nivel de preocupación y voluntad de cumplir con los requisitos se reduce a los incentivos. Los minoristas pueden aumentar entre dos y cincos dólares el precio al consumidor por cada lata o filete de atún con certificación ecológica, pero este aumento no se comparte con los proveedores, menos aun con los pescadores. Lo que ofrecen en cambio son presiones. Se comen las zanahorias mientras agitan el palo.

Workers at Labuhan Lombok-based tuna buyer Baura trim tails and fins off yellowfin tuna for export from Indonesia to Japan, the U.S., or Europe. Photo by Melati Kaye.
Trabajadores de Baura, la empresa atunera radicada en Labuhan Lombok, cortan las colas y aletas de los atunes de aleta amarilla para exportar de Indonesia a Japón, Estados Unidos o Europa. Foto de Melati Kaye.

Packer, de Anova, reconoce que la crítica es real. “Los comerciantes no ayudan en los FIP y no ofrecen a los proveedores un precio especial. Entiendo por qué lo único que hacen es presionarnos. Si comenzaran a colaborar, tendrían que hacerlo con las veinte especies que venden en los supermercados”, afirmó.

Pero sus colegas en empresas indonesas más pequeñas son menos comprensivos. “Solo pedimos un reconocimiento por lo que hicimos hasta ahora”, le dijo el gerente general de Pt. Intimas Surya, Ivan Hans Jorgih, a mongabay.com. Intimas Surya, una empresa indonesa procesadora de atún, tiene dos FIP. Ha ubicado observadores gubernamentales de las pesquerías en sus siete buques palangreros, lo que representa la mitad de su pesca, para recavar información científica para análisis de stock y para capacitar a las tripulaciones en la recolección de datos de las pescas. También contrató mostradores de pescado en los muelles en las islas Maluku para calcular la pesca con línea de mano. Esto representa un sexto adicional de las capturas de la empresa.

Intimas Surya ha dado un paso más y ha creado su propia etiqueta, “captura responsable”, que vende en Safeway y otras cadenas de supermercados de Estados Unidos. “Afortunadamente, nuestros esfuerzos aún no representan un costo adicional por kilo, sin embargo, nos gustaría recibir un precio especial por nuestro esfuerzo”, dijo Jorgih.

A man transports low-quality skipjack tuna to the local market in Lambuhan Lombok, Indonesia. If the fish had been kept fresher it would be frozen and processed to sell as canned tuna in the U.S. or Europe. Photo by Melati Kaye.
Trabajadores de Baura, la empresa atunera radicada en Labuhan Lombok, cortan las colas y aletas de los atunes de aleta amarilla para exportar de Indonesia a Japón, Estados Unidos o Europa. Foto de Melati Kaye.

En el Foro Internacional de Negocios del Atún Costero realizado en Bali meses atrás, al que asistieron empresas como Chicken of the Sea y el gigante británico de los supermercados, Sainsbury, se informó a los proveedores como Intimas Surya que ese aumento no tendrá lugar.

Actualmente, la carga de los pescadores y proveedores locales por lograr una mejor gestión del sector pesquero supera los incentivos, pero esta situación podría cambiar si el gobierno de Indonesia se involucrase a nivel federal y local.

“Si los FIP funcionan bien, podemos esperar tener más información confiable, manejar mejor el stock, que las empresas adhieran más a la ley”, dijo a mongabay.com Saut Hutagalung, Director General de Marketing y Procesamiento del Ministerio de Pesca de Indonesia. “Los FIP son un paso hacia el manejo responsable y sostenible de las pesquerías”.

El Director General de Pescas de Captura del ministerio, Gellwyn Yusuf, afirmó que apoya enfáticamente las mejoras en la información sobre el stock, debido a su temor de que la pesquería del atún listado en Indonesia colapse de la misma manera que lo hizo la del bacalao en el Atlántico estadounidense en 1992. Pero asegura que estos esfuerzos solo tendrán éxito si los gobiernos locales se involucran.

Yusuf afirma que “cuando invitamos a los gobiernos a participar, vemos que hay reticencia. Debemos ser pacientes para convencerlos de los beneficios de hacer esto a largo plazo”.

Al igual que los proveedores locales, “quieren más resultados inmediatos, más ingresos”.

 

ACLARACIÓN: Una versión anterior de este artículo afirmaba que Bumble Bee está intentando obtener la certificación MSC para su pesquería de línea de mano en Indonesia para fin de año. Esa información es incorrecta.

 

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