- Un nuevo informe de Defenders of Wildlife ha descubierto que los consumidores norteamericanos están hambrientos de loros, tortugas, iguanas, peces tropicales y otros animales silvestres, además de otros productos de fauna silvestre ilegalmente importados de América del Sur.
- Los 130 agentes de la Fauna y Pesca Silvestre de los Estados Unidos encomendados a inspeccionar millones de toneladas de mercancía que pasan por los puertos y aeropuertos de la nación y atraviesan fronteras tienen una tarea imposible, una cantidad desconocida de tráfico ilegal de la vida silvestre pasa desapercibida.
- La única forma de parar el comercio ilegal en los EE.UU. y proteger mejor las especies y ecosistemas latinoamericanos, es que el gobierno de los EE.UU. de América incremente las sanciones y su aplicación, y que los consumidores americanos dejen de comprar productos de la vida silvestre ilegales.
El pasado mes de marzo, una persecución de cuatro años finalmente fue recompensada cuando investigadores del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (USFWS, sus siglas en inglés) junto con funcionarios mexicanos arrestaron a un famoso traficante americano de vida silvestre. Isaac Zimerman, 66 años, fue detenido cerca de Metepec, México, y más tarde extraditado de regreso a EE.UU.
En 2009, fue acusado por usar su compañía, Hawthorne, con sede en Rover Wonders LLC en California, para pasar de contrabando pirañas y rayas de río desde América del Sur a Estados Unidos para su venta —especies prohibidas bajo las leyes estatales de California. Más tarde fue acusado de otros cargos por traficar con el pez pirarucu (Arapaima gigas) desde los EE.UU. a Canadá y Bermuda mientras estaba en libertad provisional previa al juicio.
Zimerman se convirtió en fugitivo en 2010. Agentes especiales del USFWS siguieron sus movimientos por Europa, Israel y, finalmente, México, en una investigación que incluyó la ayuda de Aduanas y Protección de Fronteras de USA, Seguridad Interior, el Departamento de Justicia de los EE.UU. y la INTERPOL.
Imputado de 13 cargos, Zimerman es ahora también acusado de una multitud de delitos federales, que incluyen conspiración, obstrucción a una investigación, falso testimonio y falsificación de documentos. El 9 de noviembre, se declaró culpable en el Tribunal de Distrito por exportar conscientemente pirarucu — el pez de agua dulce más grande del mundo, el cual está protegido por la Convención de Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES)— sin los permisos necesarios. Podría enfrentarse hasta 10 años de prisión.
El de Zimerman es un caso extraordinario por varias razones: a diferencia de muchos contrabandistas de vida silvestre, fue atrapado, fue un delincuente reincidente que huyó del país y lo llevaron con éxito ante la justicia. “Conseguir que un traficante de vida silvestre sea extraditado desde México es un gran logro, y lo hicimos”, dice Erin Dean, el agente residente a cargo en el puerto de Los Ángeles.
No obstante, muchos contrabandistas vuelan por debajo del radar. El flujo de vida silvestre de América del Sur que entra o pasa por EE.UU. es epidémico, y según un nuevo informe de Defenders of Wildlife, los fondos para inspecciones son tan insuficientes que EE.UU. permanece como un foco activo de comercio.
Sin fondos, sin personal y abrumados
La Oficina de Orden Público USFWS, que es la encargada de la inspección de los envíos y del cumplimiento de las leyes federales e internacionales, da empleo a 130 inspectores de la vida silvestre a nivel nacional. Sólo 38 de los 328 puertos de entrada del país tienen asignados inspectores de la vida silvestre a tiempo completo, alrededor de uno de cada 10. A pesar de la dedicación del personal, estos funcionarios tienen un trabajo imposible, dice Donald Barry, vicepresidente de especies protegidas de Defenders. “Tanto los agentes especiales como los inspectores son tan solo una parte de lo que necesitamos para hacer el trabajo”.
Es una tarea abrumadora. Globalmente, el comercio de mercado negro de seres vivos y sus partes se estima en 19 mil millones de dólares al año según Naciones Unidos (UN), un comercio a menudo realizado por las mismas organizaciones criminales internacionales que realizan operaciones de armas, narcóticos y tráfico humano.
Ed Grace, el jefe adjunto de la oficina de orden público del Servicio de Pesca y Vida Silvestre, subraya los diversos actores involucrados: “El tráfico de vida silvestre varía desde grupos criminales organizados que intentan sacar beneficio del comercio de vida silvestre ilegal hasta individuos que realizan caza furtiva de grandes animales para poder colgarlos en sus paredes”, dice. “También se puede encontrar caza furtiva de animales salvajes por la medicina tradicional y el negocio de mascotas, algunas veces para comida, y luego están los coleccionistas que salen para recoger las especies más raras del mundo simplemente por el hecho de poder decir que tiene un ejemplar. Hay de todo”.
Cuanto más rara es la especie, más sube su valor. El comercio ilegal de vida silvestre se clasifica ahora entre el más lucrativo de los crímenes organizados internacionales del mundo, haciendo este negocio, de relativamente bajo riesgo, muy atractivo para aquellos que ya mueven los productos ilegales de una forma invisible de país en país.
Un primer paso hacia el descenso del comercio ilegal
En julio de 2013, el Presidente Obama emitió un Decreto Ejecutivo para reconducir lo que él califica como una creciente crisis internacional que está “contribuyendo a la economía ilegal, alimentando la inestabilidad y socavando la seguridad”. Como parte del decreto, ha creado un Grupo de Trabajo Presidencial sobre Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre. “Ahora mismo, el tráfico ilegal de fauna silvestre es un negocio muy productivo,” dijo John C. Cruden, ayudante del fiscal general del Departamento de Justicia de la División de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a los periodistas del New York Times.
“Nuestro objetivo es eliminar el beneficio de este negocio ilegal con todas las herramientas a nuestro alcance”, dice Jamie Rappaport Clark, presidente y Director Ejecutivo de Defenders, exdirector del Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos.
La iniciativa tan solo está respaldada por un pequeño incremento en los fondos para los esfuerzos del orden público del Servicio para la Pesca y la Fauna Silvestre. El número de inspectores de la vida silvestre ha descendido de 140 a 130 tras el Decreto Ejecutivo del Presidente Obama, según Grace. Tan solo hay tres perros rastreadores de vida silvestre en activo; los perros pueden “examinar” paquetes 100 veces más rápido que los humanos debido a su agudo sentido del olfato.
“Sin un fuerte y renovado compromiso desde el Congreso para dotar de los fondos adecuados para su efectiva implementación, estas leyes y tratados son solo palabras vacías”, dice Clark.
Sin embargo, el Congreso sí que dio un impulso en noviembre cuando la Cámara aprobó la Ley Global contra la Caza Furtiva, lo que sitúa al crimen de fauna silvestre en la misma categoría que el contrabando de armas y drogas. La ley incrementará las sanciones, “convirtiéndolo en una delito responsable de blanqueo de dinero y fraude organizado”. La legislación está aún a la espera del voto del Senado.
Crisis ignorada pero creciente de tráfico ilegal en Latinoamérica
Con la atención de los medios y el público en las ingentes matanzas actuales de rinocerontes y elefantes en África, así como de la desaparición de orangutanes y otros animales emblemáticos en Asia, el comercio latinoamericano permanece sin examinar una gran parte de la inmensa industria de caza furtiva y de contrabando en todo el mundo.
Sin embargo, el informe de Defenders señala que, literalmente, miles de especies en peligro viven en estos países en algunos de los espacios con mayor biodiversidad del mundo, y que muchos de esos países latinoamericanos y caribeños “luchan por la aplicación de la ley y contra la corrupción”.
La caza ilegal para cubrir la demanda tanto nacional como internacional está eliminando loros, guacamayos y otros pájaros, peces marinos y de agua dulce, pepinos marinos, una gran variedad de reptiles y anfibios, monos, mariposas y muchas otras especies. Es una crisis que crece y que urge a la Oficina del Crimen y Drogas de las Naciones Unidas a nombrar Latinoamérica y Caribe como una prioridad en la lucha contra el crimen de la vida silvestre.
Un porcentaje importante de los animales que salen de la región son enviados a EE.UU. o en tránsito hacia los mercados del sureste asiático o cualquier otro sitio. Esto hace que los Estados Unidos sea un “actor fundamental” en el tráfico de vida silvestre, según el informe. Casi la mitad de esos envíos vienen por México; otro 8,2 por ciento es exportado desde Haití y el 5,8 por ciento desde El Salvador. Según el periódico The New York Times, los archivos legales y otros documentos muestran que las redes de contrabando tienen conexiones con los cárteles de droga mexicanos y suramericanos.
Barry señala que muchos están sorprendidos tras conocer que la alta demanda de los consumidores hace de los Estados Unidos uno de los mercados más grandes para la caza furtiva de animales y el contrabando de productos de la vida silvestre, tan solo el segundo después de China.
Los consumidores americanos participan de este negocio de muchas formas, a menudo sin darse cuenta que las criaturas exóticas que compran como mascotas o los recuerdos de vacaciones son especies en peligro tomadas de la selva, muchas de los cuales están en el límite de la extinción.
Estos animales, a menudo, son transportados en las circunstancias más crueles: pegados a los cuerpos de personas o apretujados en maletas, en ruedas, calcetines o botellas de agua de plástico. No son alimentados, se les da la alimentación errónea, están expuestos a frío o calor extremos o, a menudo, están seriamente deshidratados. En muchos casos, las madres son asesinadas para robar a las crías y la gran mayoría de estas no sobreviven el transporte.
El inspector de vida silvestre del USFWS Miami, Carlos Pages, nos da un ejemplo desgarrador de 2010. Un envío de cerca de 6.000 animales llegó de Guatemala en embalajes y cajas, la mayoría arácnidos, ranas y tortugas. Confiscados en Miami, habían sido exportados ilegalmente y después “declarados” en la frontera americana con documentación falsa. “Estaban en mal estado cuando llegaron” recuerda Pages. “Pudimos devolver algunos animales a Guatemala, pero muchos de los animales no lograron llegar.” El importador, supuestamente, creía que el envío era legal.
Los datos del USFWS cuantifican el problema
Lo decomisado por el USFWS ofrece la única información disponible en cantidad y tipos de animales involucrados en el comercio ilegal. Defenders of Wildlife analizó esta información de vida silvestre de contrabando incautada al entrar en los puertos americanos desde México, Caribe y América Central y del Sur para cuantificar la envergadura del comercio latinoamericano. Esta información es parte de uno de los sistemas de control de comercio de vida silvestre más completo del mundo, el Sistema de Gestión de Información de Orden Público (LEMIS, sus siglas en inglés), que está gestionado por el Servicio Americano de Pesca y Fauna Silvestre.
El informe de Defenders identificó las especies de mayor tráfico ilegal desde 2004 hasta 2013 siguiendo las principales rutas de transporte y evaluó la capacidad de los inspectores del Servicio de Pesca y Fauna Silvestre para controlar los envíos animales que entran por los puertos de EE.UU.
Particularmente, en 2013, el USFWS incautó más envíos ilegales de vida silvestre procedentes de Latinoamérica y el Caribe que en toda una década: 572 incautaciones. Sin embargo, lo descubierto por el orden público es tan solo una parte de todo el comercio del mercado negro. Un estudio de 2011 señaló que, a nivel global, se estima que el negocio ilegal es de alrededor de una tercera parte del negocio legal.
Los inspectores descubren una gran variedad de artículos, desde mascotas exóticas, plumas y zapatos hechos con la piel de animales hasta recuerdos comprados durante las vacaciones, carne silvestre y huevos.
La información de LEMIS reveló que por volumen, la carne exótica fue el artículo más incautado, más de 31 000 quilogramos para ser exactos. La mayor parte fue botuto (Lobatus gigas), que se prepara en recetas gourmet tales como los buñuelos de cobo, ensaladas y ceviche entre otras. También es codiciado por su gran caparazón en espiral rosa o naranja. Este molusco ha sido tan explotado que desde 1992 el comercio internacional es limitado y requiere de permisos para su exportación e importación legales. EE.UU. consume el 80 por ciento de todo el botuto que es importado internacionalmente —el 99 por ciento de esa parte es silvestre.
El botuto ha sido el animal con el que más se ha traficado, seguido de la tortuga marina, el caimán, el cocodrilo y la iguana.
La carne de tortuga marina y sus huevos se descubren a menudo, especialmente en envíos desde México y América Central. Los huevos se han consumido desde hace mucho tiempo como aperitivo en los países de América Central y son considerados un afrodisíaco; la carne es un manjar.
También se confiscaron artículos de moda, especialmente productos de cocodrilo, caimán y piel de tortuga marina, principalmente zapatos (5760) y pequeños productos de piel como carteras, cinturones, correas de reloj (4783).
La mayoría de las incautaciones fueron descubiertas en los puertos y aeropuertos de San Diego, California; Miami, Florida; El Paso, Texas; y Louisville, Kentucky.
Cómo parar el tráfico ilegal
El comercio plantea un sinfín de inquietudes que incluyen el bienestar animal, la financiación de los sindicatos del crimen internacional, la extinción de especies y una gran variedad de impactos en el ecosistema. Cada animal tiene un impacto diferente en la ecología de la región en la que habita, sistemas naturales que han sido definidos a lo largo de milenios. Se ha investigado poco sobre los impactos de la caza furtiva de tantas especies sacadas de sus entornos de una sola vez.
Defenders dio una serie de recomendaciones para luchar con efectividad contra el comercio ilegal de vida Silvestre en los Estados Unidos. “Si incrementamos inspecciones, hacemos cumplir la ley y frenamos la demanda nacional podemos causar un impacto importante en el mercado negro de la vida silvestre en peligro y los productos de la vida silvestre de los EE.UU.,” dice Clark.
Los propietarios de los negocios norteamericanos pueden asegurar que sus productos son sostenibles y tienen la documentación que lo corrobora. Los turistas y los consumidores pueden realizar preguntas clave antes de comprar los productos o la comida: ¿de qué está hecho este producto? ¿De dónde procede? ¿Necesito algún documento especial o permiso para llevármelo a mi país?
Barry dice que puede que Internet sea la única vía más grande para la venta ilegal de productos de la vida silvestre de contrabando en los Estados Unidos. Avisa de que la gente debería evitar comprar cosas en Internet “porque es virtualmente imposible poder demostrar la legalidad de un producto que se ofrece a la venta”.
Algo fundamental en la lista de recomendaciones de Defenders fue la necesidad de asignar fondos federales para contratar personal del orden público adecuado, y el informe pone el puerto de Los Ángeles como muestra de por qué. En la actualidad hay seis inspectores de la vida silvestre, un perro rastreador y su adiestrador, y un supervisor en Los Ángeles de quien se espera que vigile dos puertos de mar, cuatro aeropuertos y varias instalaciones de mensajería. En 2013, examinaron 22 409 envíos de vida silvestre importados, pero hubo un total de 1,9 millones de toneladas de cargo aéreo que voló a Los Ángeles ese año, junto con 5,5 millones contenedores y 3,9 millones de toneladas de flete marítimo.
El informe resume la situación en los puntos de llegada de Los Ángeles: “Que apenas quiere decir que innumerables envíos pasan desapercibidos. Por los números, está claro: los inspectores de vida silvestre en los puertos de EE.UU. están abrumados y superados por el volumen de envíos que transitan por los Estados Unidos cada año”.
“Creo que el USFWS está haciéndolo lo mejor que puede, pero los recursos son tremendamente insuficientes”, dice Barry. “Por lo tanto, está en manos de este país decidir a qué estamos preparados para dar prioridad, o no. Espero que según tomemos conciencia de este problema, nos levantemos y empecemos a dar los pasos adecuados para romper el comercio de la vida silvestre ilegal y mantenerla fuera de nuestras tierras.”