- El Parque Nacional Mirador-Río Azul es una de las áreas protegidas mejor conservadas en la Reserva de la Biósfera Maya, donde la tala ilegal de madera, la expansión agrícola, los incendios forestales y el narcotráfico han contribuido a la deforestación.
- Un plan que busca aumentar el turismo en el área y rediseñar los límites tanto del parque como de las concesiones forestales comunitarias adyacentes pretende evitar que esas amenazas comprometan el bosque tropical y los importantes sitios arqueológicos en el área.
- No obstante, el plan ha suscitado una oposición amplia en comunidades locales, ONG ambientalistas, y la institución gubernamental a cargo del manejo de la reserva. Dicen los opositores que el plan amenazaría la ecología, el sustento local, y las concesiones forestales comunitarias que han protegido con éxito el bosque tropical.
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Se oyen antes de verse. Al amanecer, el sonido como el croar de las ranas proviene de las copas de los árboles de abajo. La selva se pierde en el horizonte desde aquí en la cima de El Tigre, un templo en la antigua ciudad Maya de Mirador. Son los destellos momentáneos de colores y movimiento en el dosel forestal que revelan los pájaros. No se ven desde aquí los brillantes colores anaranjados, rojos y verdes en sus enormes picos, pero cuando mueven la cabeza, es posible identificar tucanes de pico multicolor (Ramphastos sulfuratus) posados en las copas de los árboles.
Las nubes se tiñen de rosado mientras el sol empieza a elevarse por encima de La Danta. Una de las dos pirámides más altas de las Américas y entre las de mayor volumen en el mundo, La Danta se cierne sobre el dosel forestal. Abajo, los aullidos de los monos aulladores negros guatemaltecos (Alouatta pigra) interrumpen el coro matutino de aves aquí en el Parque Nacional Mirador-Río Azul, en la parte septentrional de la Reserva de la Biósfera Maya.
Hay una caminata de 40 kilómetros para llegar aquí desde la comunidad más cercana. No hay ninguna calle que entre hasta la antigua ciudad de Mirador ni el parque nacional, y casi todos quieren que permanezca así. Para algunos, allí termina el consenso. Los límites parecen irrelevantes desde las cúspides de las pirámides, al mirar el panorama de bosque tropical que parece infinito. No hay nada que distinga la frontera internacional con México a unos kilómetros al norte. Tampoco se puede discernir desde aquí el límite entre el parque nacional y las concesiones forestales aledañas, pero ese límite ha sido objeto de debate desde hace años.
La conservación de la región de Mirador, su bosque, y las ruinas de las antiguas ciudades mayas repartidas por toda el área ha estado sumida en la controversia desde hace más de una década. Arqueólogos, comunidades, funcionarios públicos, organizaciones ambientalistas, y empresas privadas tienen una amplia gama de opiniones y propuestas sobre cómo avanzar mejor la conservación y el turismo. En el fondo, se trata básicamente de cómo se usa el área, quién la controla, y quién se beneficia.
La cuña de una civilización
Se estableció la Reserva de la Biósfera Maya en el 1990. Más grande que El Salvador, la reserva cubre casi la quinta parte de Guatemala, al norte del país. Es el hogar de una población estimada de 180 000 personas que viven entre la zona de amortiguamiento al sur de la reserva, la zona de uso múltiple donde se permiten actividades forestales controladas y, en menor medida, en la zona núcleo que está compuesta de parques nacionales y biotopos. La reserva de la biósfera también alberga jaguares (Panthera onca), guacamayas rojas (Ara macao), y otras especies emblemáticas. La biodiversidad del área y la concentración de las primeras ciudades mayas van de la mano, de acuerdo al arqueólogo Richard Hansen. Hansen, profesor asistente adjunto en la Universidad de Utah, ha investigado Mirador y docenas de otros sitios arqueológicos y ciudades antiguas en la región desde hace tres décadas.
“Toda la flora, la fauna, todos los aspectos biológicos contribuyeron al auge de sociedades complejas en esa región”, dijo Hansen a Mongabay. Según las investigaciones, la primera ocupación humana fue en aproximadamente 2600 a.C., y ya para el 1000 a.C., había arquitectura permanente, dijo. Decenas de sitios del Reino Kan (serpiente) empezaron a florecer. Muchos sitios estaban conectados a través de grandes calzadas construidas por los mayas para cruzar las tierras bajas.
“Es la cuña de la civilización maya, y tenemos allí las primeras ciudades, las ciudades más grandes, las pirámides más grandes”, dijo Hansen.
Hansen considera que se necesitan cambios en el manejo del área, y cita la tala de madera, la agricultura, los incendios forestales, el saqueo, y el narcotráfico como amenazas urgentes tanto a los sitios arqueológicos como al bosque, y considera que el actual régimen de manejo de la Reserva de la Biósfera Maya no aborda de forma satisfactoria esas amenazas. Como antídoto a la situación y a la pobreza persistente entre los habitantes de la reserva, propone desarrollar el turismo y la bioprospección farmacéutica como parte de un modelo económico para mejorar el manejo de las ruinas y el bosque.
El turismo enfocado en las ruinas, con hoteles ecológicos en el bosque y un sistema de ferrocarril para transportar a los visitantes entre los sitios, se podría desarrollar hasta el punto que financiara mayor gestión de la conservación del área, de acuerdo a Hansen. Bajo la rúbrica de una iniciativa polifacética llamada Proyecto Cuenca Mirador, el cual dirige, propone establecer una nueva área protegida que cubriría más de 2150 kilómetros cuadrados ya dentro de la reserva de la biósfera. Abarcaría la concentración de antiguos sitios mayas que actualmente están repartidos entre el Parque Nacional Mirador-Río Azul y varias áreas de la zona de uso múltiple, entre las cuales están dos concesiones forestales comunitarias.
La propuesta actual de Hansen para el Proyecto Cuenca Mirador incluye la creación de una zona silvestre sin carreteras, pero a lo largo de las últimas dos décadas las propuestas han incluido un Monumento Nacional Cuenca Mirador, una Reserva Arqueológica y de Vida Silvestre Mirador, y un nuevo o ampliado Parque Nacional Mirador. De todas formas, cualquier rediseño de los límites dentro de la Reserva de la Biósfera Maya implicaría reformas legislativas, y también conllevaría la creación de una zona silvestre, una categoría de área protegida que actualmente no existe en Guatemala.
El Proyecto Cuenca Mirador abarca el trabajo arqueológico de Hansen, la investigación científica, y la propuesta de la zona silvestre. Hansen es el principal impulsor de la idea, pero no es el único. Entre los proponentes de propuestas de rediseño de límites y de desarrollo turístico han figurado una ONG con sede en San Francisco, Global Heritage Fund (véase la aclaración al final del artículo), y Pacunam, una fundación empresarial guatemalteca.
“Soy apasionado y soy enérgico en cuanto a la necesidad de cambio”, dijo Hansen. El futuro de la región Mirador se determinará por las acciones del gobierno guatemalteco que tomó posesión en enero del año en curso, dijo. “Si dejamos el statu quo así como está, lo vamos a perder”.
Hansen dijo a Mongabay que el destino de la región Mirador depende de una decisiva actuación en los próximos cuatro años, pero su perspectiva de ahora o nunca no es nueva. “Este es el año decisivo”, dijo a Outside Magazine en un artículo con fecha de agosto del 2003. “Si fracaso, el bosque habrá desaparecido y los sitios se habrán destruido”, dijo entonces.
Concesiones comunitarias en juego
El principal punto de desacuerdo en cuanto a la propuesta zona silvestre Mirador es que incluye áreas que pertenecen a tres concesiones forestales: La Gloria, Uaxactún, y Carmelita. Hay once concesiones forestales activas en la zona de uso múltiple de la Reserva de la Biósfera Maya. La Gloria y una más son manejadas por empresas, y nueve son manejadas por asociaciones comunitarias y comunidades como Uaxactún y Carmelita. Habitantes de las comunidades extraen, procesan y comercializan madera y varios productos forestales no maderables como las hojas ornamentales de palma xate (Chamaedorea elegans, C. ernesti-augusti, C. oblongata, y C. nerochlamys), y las semillas del árbol de ramón (Brosimum alicastrum).
El punto de vista de Hansen sobre las concesiones forestales y las ONG que las apoyan es, por lo general, negativo. A lo largo de la entrevista que le hizo Mongabay, Hansen acusó a las cooperativas comunitarias que manejan concesiones forestales comunitarias de corrupción, de participación en el narcotráfico, y de haberle puesto precio a su cabeza a inicios de los 2000. Pero a la vez reconoce los méritos de las concesiones por haber desacelerado la deforestación, y dice que apoya completamente la cosecha de productos forestales no maderables como el xate.
Hansen no ha propuesto nunca disolver las concesiones, dijo. Su desacuerdo es con la tala madera que hacen, la cual considera como destructiva y no sostenible.
“Lastimosamente el arqueólogo Richard Hansen no ve con buenos ojos el trabajo que hacen las concesiones forestales. Y aquí está demostrado que realmente el parque de Mirador está conservado por todas las concesiones forestales que existen a su alrededor”, dijo a Mongabay el presidente de la comisión de turismo comunitario de Carmelita, Juan Carlos Marín. “Si estas concesiones no existieran, toda esta área ya estuviera depredada como lo que es el Parque Nacional Laguna del Tigre y [el Parque Nacional] Sierra del Lacandón”.
La opinión de Marín es compartida por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) del gobierno y por ONG ambientalistas. Junto con la falta de calles de acceso, las concesiones forestales y otras áreas de la zona de uso múltiple proporcionan una franja de protección a lo largo de los bordes oeste y sur del existente Parque Nacional Mirador-Río Azul, y lo protegen de retos claves que enfrenta la Reserva de la Biósfera Maya. Entre esos retos están la expansión de la agricultura y la ganadería, la tala ilegal de madera y los incendios forestales. La frontera norte del parque con México y la frontera este con Belice están protegidas por tractos contiguos de bosque.
Hansen está de acuerdo en que el Parque Nacional Mirador-Río Azul ha sido menos impactado por los retos claves de la reserva de la biósfera, pero ve como inevitable su avance. “Solo es una cuestión de tiempo, nada más”, dijo. Se requieren grandes cambios ahora para prevenirlo, dijo. “Hay una enorme esperanza para ese país si solo tuvieran la visión”.
Las comunidades, las ONG y el CONAP argumentan que sí existe una visión: está claramente planteada en el plan maestro y los planes de manejo de la Reserva de la Biósfera Maya, y el modelo forestal comunitario es una parte esencial de esa visión. De hecho, la tasa de deforestación en la zona de uso múltiple que incluye las concesiones forestales es casi cero –más baja que la tasa en la zona núcleo de parques nacionales.
De las tres concesiones en juego, la concesión forestal comunitaria de Carmelita sería la más afectada por la propuesta zona silvestre Mirador. Dejaría a los habitantes de la comunidad centenaria dentro de la concesión en una situación grave, dijo Marín. Tendrían que abandonar el área, sostuvo. Marín y otros líderes comunitarios calculan que perderían más o menos el 40 por ciento de la concesión, lo cual afectaría seriamente toda actividad desde la tala selectiva de madera hasta el turismo comunitario.
La comunidad de Carmelita está ubicada dentro de la concesión, y es el punto de salida para caminatas de cinco o seis días para conocer Mirador y otras ciudades antiguas. Unas cuantas personas con los medios para hacerlo viajan a Mirador por helicóptero, pero se llega más que todo a pie. Se calcula que unas dos mil personas hacen la caminata cada año –menos del uno por ciento de los visitantes que recibe anualmente Tikal.
Junto con las actividades de manejo forestal, la cooperativa de Carmelita incluye una comisión de turismo comunitario. El turismo comunitario ha existido en el área durante décadas, pero se estableció la comisión en el 2007. Las caminatas de varios días coordinadas al nivel comunitario implican guías, cocineros, mulas, arrieros, suministros y organización. “Tenemos un sistema de rotación bastante grande, el cual incluye hombres y mujeres. Entonces, con el sistema de rotación tratamos de llevarlo lo mejor que se puede para que el beneficio sea distribuido justamente a todos los habitantes de la comunidad”, dijo Marin, sentado en el escritorio del nuevo local de la agencia de turismo de la cooperativa en Flores, el punto central de partida para viajes a Tikal, Mirador, y otras áreas de la Reserva de la Biósfera Maya.
A los habitantes de Carmelita les preocupa que el desarrollo de turismo masivo pueda excluirlos. En vez de manejar sus propias caminatas y sustentos, se preocupan porque podrían estar relegados a los peores empleos en el sector de servicios mientras empresas de fuera se llevarían las ganancias, de acuerdo a Marín.
No obstante, Hansen mantiene que el tipo de desarrollo turístico que concibe no crearía competencia sino que mejoraría los sustentos locales en las concesiones al aumentar las oportunidades de empleo y los ingresos. Como evidencia de su compromiso con la población local, señaló que su proyecto emplea guardias para defender los sitios arqueológicos del saqueo, provee formación en alfabetización para sus empleados, ha invertido hasta la fecha unos 15 millones de dólares en la región, y ha otorgado donaciones como un sistema de purificación de agua en Carmelita y computadoras para escuelas en la región.
Mensajes contradictorios
El presidente guatemalteco Jimmy Morales no llegó a Carmelita cuando viajó por helicóptero a Mirador el 20 de febrero, menos de 40 días después de tomar posesión. Morales hizo el viaje con el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, y fue acompañado en el sitio por Hansen, entre otros. Varias organizaciones que trabajan en la Reserva de la Biósfera Maya vieron el viaje como un posible indicador de apoyo del poder ejecutivo para el Proyecto Cuenca Mirador.
Seis días después, sin embargo, una delegación gubernamental de alto perfil visitó concesiones en la reserva de la biósfera, y manifestó el apoyo firme al modelo forestal comunitario. “Es lo que vi hoy… que las concesiones funcionan”, dijo el viceministro de finanzas Lionel López en una conferencia de prensa el 26 de febrero al terminar el recorrido.
Un mes después, el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) y Hansen celebraron una conferencia de prensa sobre la región Mirador. Estaban avanzando planes para un tren de 100 pasajeros a Mirador y otras antiguas ciudades mayas en el área, mencionó el director de INGUAT, Jorge Mario Chajón, durante la conferencia de prensa el 23 de marzo. Ya se habían hecho contactos con el sector privado para el tren y otro desarrollo turístico en Mirador, dijo.
La reacción en el departamento de Petén fue rápida y abrumadoramente negativa, ya que comunidades, organizaciones y operadores turísticos rechazaron la falta de consulta al nivel local. Además, grandes obras de infraestructura turística en las zonas núcleo y de uso múltiple de la reserva implicarían estudios de impacto ambiental, y control por parte del CONAP. También había algo de oposición al tren en sí, el cual indudablemente cruzaría la concesión forestal de Carmelita, dentro de la cual están los sitios arqueológicos La Florida y El Tintal. El modelo forestal comunitario históricamente ha protegido el área, y su reconocimiento formó parte de la creación de la Reserva de la Biósfera Maya y del cumplimiento de los Acuerdos de Paz de 1996 que acabaron con 36 años de conflicto armado, la Alianza Nacional de Organizaciones Forestales Comunitarias de Guatemala escribió el 1 de abril en un comunicado.
Tras la avalancha de rechazo, el gobierno se vio obligado a retroceder. En cambio, INGUAT formaría una comisión interinstitucional para analizar el desarrollo turístico de Mirador y cualquier proyecto tendría que contar con el apoyo de la población, anunció Chajón en una conferencia de prensa el 5 de abril.
Este año no es la primera vez que se esfuma el apoyo inicial del gobierno para los planes de Hansen. Contó con el apoyo de la administración de Alfonso Portillo (2000 – 2004), quien hace poco cumplió una condena en prisión en los Estados Unidos por aceptar sobornos. También hubo apoyo del poder ejecutivo durante la administración de Álvaro Colom (2008 – 2012), cuyo extensivo y polifacético plan Cuatro Balam para el Petén incluyó elementos del Proyecto Cuenca Mirador. Comunidades forestales y organizaciones ambientalistas hicieron campaña contra los planes, ninguno de los cuales se concretó así como se había concebido.
La frustración de Salvador López se hizo evidente cuando abordó el tema de Mirador y su ciclo de cuatro años de planes, apoyo, oposición y rechazo. López aún era el director regional de CONAP para el Petén cuando habló con Mongabay en su oficina en marzo, pero poco después fue sustituido por el nuevo secretario ejecutivo de la institución que había nombrado Morales. (La rotación de personal al inicio de cada gobierno es uno de los problemas institucionales que afecta a la Reserva de la Biósfera Maya.)
“En cada inicio de gobierno se acercan ese tipo de gente con el fin de vender ideas allí que conllevan el beneficio de ellos, no el beneficio comunitario como nosotros lo estamos viendo”, dijo López. “Ya se hizo ver que no es posible, que no es aceptado”, dijo sobre la propuesta del Proyecto Cuenca Mirador.
No obstante la rotación de personal en el CONAP, la institución se ha opuesto a las diversas iteraciones de los planes para Mirador que afectarían otras áreas de la reserva de la biósfera, a veces a pesar de apoyo del presidente o congreso o ambos. Tanto el CONAP como el Instituto de Antropología e Historia (IDAEH) enviaron documentos oficiales de oposición contra una ley propuesta en el 2010 que habría creado un área protegida Cuenca Mirador basado en el plan de Hansen pero en contravención de legislación guatemalteca existente.
“Creo que un buen mensaje aquí es de que vamos a poner una cuestión de ya basta que gente como Richard Hansen estén metiéndose”, dijo López. “Venden ideas allí totalmente descabelladas cuando ya hay allí todo un ordenamiento del territorio y un plan de manejo, el cual debe llevarse a cabo”, dijo. En vez de rediseñar los límites y tomar tierras de las concesiones forestales, lo que se requiere es redoblar los esfuerzos para mejorar el manejo de la reserva y combatir las amenazas, según los que se oponen a las propuestas de Hansen.
Llegan las empresas
La alusión que hizo López a ideas descabelladas no fue solo en referencia a Hansen sino también a la participación del sector privado en los planes para el desarrollo de Mirador. La Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya (Pacunam), que existe desde hace una década, está compuesta por un “quién es quién” del mundo empresarial de Guatemala: Cementos Progreso, Walmart México y Centroamérica, bancos, empresas agroindustriales y otras.
Pacunam ha financiado el trabajo arqueológico de Hansen con millones de dólares a lo largo de los años, y ha promovido sus planes para el desarrollo turístico. Representantes de la fundación también acompañaron la visita a Mirador del presidente Morales en febrero. Grupos que se oponen a los planes de rediseño ven a menudo a Hansen y Pacunam como dos actores con la misma agenda, pero según Hansen, no es así. Pacunam ha apoyado mucho el trabajo arqueológico y de conservación en la región, dijo, pero un nuevo plan de la fundación incluye carreteras y sería motivo de un fuerte desacuerdo.
“Pacunam es uno de mis patrocinadores. Yo formé Pacunam. De hecho les di su nombre. Les di su logo. Pero he creado un monstruo”, dijo Hansen, en referencia específica a los planes de la fundación para carreteras o calles, si es que se concreten. “Su agenda es negra. No es bueno”.
La fundación propone conectar Mirador con otros sitios mayas en la Reserva de la Biósfera Maya por calles para facilitar el turismo a gran escala, de acuerdo a Hansen y a ONG que trabajan en la región. Sin embargo, esos planes no se han hecho públicos y Pacunam no respondió a la solicitud que hizo Mongabay para comentarios.
Los intereses de la fundación y su rol en el conflicto sobre Mirador enfrentan una amplia oposición. “Toda cuestión de desarrollo turístico tiene que ir en beneficio de las comunidades. Aquí no vamos a beneficiar a grupos en particular ni corporaciones”, dijo López. “Si lo vamos a meter como beneficio allí a empresas privadas y todo, entonces eso ya no, ya se tergiversa el espíritu de lo que es una concesión forestal de manejo sostenible”.
Además de asegurar que las comunidades locales mantienen un rol central en cualquier desarrollo turístico, el impacto ecológico de un gran aumento en el turismo es otro tema de preocupación tanto para el CONAP como para Carmelita y las ONG. Los planes para el desarrollo turístico y para una nueva área protegida Cuenca Mirador han incluido cálculos de hasta 80 000 o más visitantes por año dentro de un plazo de 10 años.
“Estamos muy desconfiados de propuestas que ofrecen un gran auge en desarrollo sin entender realmente cómo afectaría a la naturaleza y la cultura”, dijo a Mongabay el director de Guatemala de Sociedad por la Conservación de la Vida Silvestre, Roan Balas McNab. “En aras de las futuras generaciones, nuestro punto de vista ha sido ser cauteloso e instar al desarrollo gradual por etapas de esos tesoros”.
Balas McNab sugiere dilucidar primero cómo manejar unos 5000 visitantes al año en Mirador y a la vez mitigar el impacto ecológico, y de allí quizás discutir cómo manejar unos 10 000. “Pero no prometamos 100 000 personas en Mirador de la noche a la mañana porque no se podrá manejar”, dijo. “Entonces nuestra recomendación en cuanto a todas las propuestas es encontremos una manera de aprovechar al máximo el área para Guatemala, para la naturaleza y la cultura, y sobre todo para la población local, y asegurar de que tengan un papel de liderazgo”.
En El Tintal, uno de los principales sitios arqueológicos dentro de la concesión forestal comunitaria de Carmelita, los guías y otros habitantes de la región están ocupados con todas las responsabilidades del campamento. Cuidan a los animales, cocinan y arreglan la ropa de cama en tiendas de campaña para los turistas. Los senderistas pasan una noche aquí en su camino a Mirador. Desde la cúspide de la pirámide más grande en El Tintal, se puede ver La Danta a unos 25 kilómetros de distancia. La selva se pierde en el horizonte, y los límites de las concesiones y del parque se vuelven invisibles. Pasan volando loras y golondrinas mientras se pone el sol, una ardiente esfera roja que poco a poco desaparece atrás de la selva que parece infinita.
Aclaración: Esta serie sobre la Reserva de la Biósfera Maya cuenta con una subvención de Morgan Family Foundation. Jeff Morgan forma parte de la junta administrativa de la fundación y es fundador de Global Heritage Fund. Tanto Global Heritage Fund como Morgan Family Foundation han financiado el Proyecto Cuenca Mirador de Hansen. Morgan es también fundador de Global Conservation, ONG que trabaja para proteger el Parque Nacional Mirador-Río Azul y para ampliar los límites del parque y fomentar el turismo. Global Conservation identifica a Hansen como un director de proyecto de Global Conservation. El director ejecutivo de Mongabay, Rhett Butler, forma parte del consejo asesor de Global Conservation. No obstante, el equipo de redacción de Mongabay mantuvo total control editorial de la serie.