- El crecimiento de la palma en Indonesia se presenta como un milagro económico, pero hay otra versión de la historia: tratos encubiertos, asociaciones turbias, empresas fantasmas y corrupción
- Esta es la primera entrega de Indonesia en Venta, una saga en profundidad sobre la corrupción detrás de la crisis de deforestación y derechos de la tierra en Indonesia, una colaboración entre Mongabay y The Gecko Project.
Un día a principios de 2007, un coche se presentó delante de la casa de Marianto Sumarto, el dueño de un aserradero que había ayudado a Darwan a ser elegido. Vivía en Kuala Pembuang, una pequeña ciudad costera que es la capital de Seruyan. Marianto reconoció al hombre detrás del volante como un funcionario gubernamental cuando bajó la ventanilla del coche para entregarle un legajo.
“Échales un vistazo —hay algunas cuestiones—”, dijo el hombre rotundamente, antes de irse.
Cuando Marianto examinó el expediente, encontró copias de los permisos de las plantaciones que Darwan había dado a un puñado de empresas, con una lista de directores y direcciones de empresas. Reconoció inmediatamente los nombres de algunos de los parientes de Darwan. Entre las direcciones, vio la dirección de la casa del hermano de Darwan en Kuala Pembuang.
“No sé por qué me trajo esa información”, nos dijo Marianto el año pasado, mientras se sentaba delante de la misma casa donde se había reunido con el denunciante. “Quizás le importaba el Seruyan y quería enderezar el rumbo. Quizás se sentía decepcionado con cómo iban las cosas y pensó que yo sería suficientemente valiente como para hacer algo al respecto”.
Un emigrante de la isla de Java, Marianto había llegado a Kalimantan en 1985, se unió a la empresa naviera de un amigo antes de cambiar a una organización maderera administrada por malasios. Aprendió sobre la marcha, finalmente aventurándose por su cuenta como un “leñador ilegal”, como él dijo.
Cuando se formó el Seruyan, Marianto se convirtió en el líder del partido PDIP dentro del nuevo distrito, al mismo tiempo que Darwan era el líder del partido en el vecino Kotawaringin Este. Se unió a su campaña para convertirse en bupati, en 2003, y su cuñado se convirtió en el primer adjunto de Darwan. Pero para cuando se reunió con el denunciante, Marianto se había amargado con el gobierno de Darwan. Sentía que había traicionado la esperanza de que Seruyan fuese desarrollado para el beneficio de su población. Las plantaciones que había permitido afluir estaban teniendo el efecto contrario. “Eso es lo que vi”, nos dio Marianto. “Quizás soy la persona más crítica en este distrito”.
Delgado y alto, Marianto estaba calvo, tenía una voz áspera y una sonrisa que se curvaba hacia arriba. Cuando nos conocimos, dos de sus dedos estaban envueltos en gasa; se los había dañado en un accidente de coche unos días antes y perdió ambas uñas. Su alias, Codot —que significa “murciélago”— era una reminiscencia de su época en una banda de rock de aficionados en los años 80. “Prácticamente conozco a todo el mundo en Seruyan”, declaró. “Y todo el mundo me conoce a mí”.
Unos días después de la filtración, Marianto y un amigo hicieron el viaje en automóvil de cuatro horas hasta Sampit, para comprobar varias de las otras direcciones en los documentos. Reconoció la primera como la casa del hijo de Darwan, Ahmad Ruswandi. Habían organizado reuniones de campaña en la casa en el período previo a su elección como bupati. Una o dos veces Marianto se había quedado a pasar la noche. También conocía la siguiente. Pertenecía al sastre de Darwan, que había confeccionado las camisas para su partido PDID.
“El caso es, nuestro país es un país corrupto”, nos dijo Marianto. “Muchos funcionarios no querían traer vida a Seruyan. Solo querían succionarlo hasta secarlo”.
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Empresas fantasmas
The Gecko Project y Mongabay reconstruyeron la historia detrás de la borrachera de licencias de Darwan en base a los documentos de la bolsa de valores, las bases de datos de permisos gubernamentales y las escrituras de las empresas. Marianto y un activista local llamado Nordin Abah, que investigó a Darwan por su cuenta al mismo tiempo que Marianto, proporcionaron más información y declaraciones. Corroboramos nuestras conclusiones a través de entrevistas con personas involucradas en varias de las empresas.
La imagen que emerge es un plan elaborado y coordinado para establecer empresas fantasma en nombre de los parientes y compinches de Darwan, dotándoles con licencias de miles de hectáreas de tierras y para luego venderlas a alguno de los mayores conglomerados de la región. Aquellos involucrados podrían salir ganando cientos de miles, posiblemente millones, de dólares. Si el plan era llevado hasta el final, transformaría casi la totalidad de la franja sur del distrito, debajo del interior montañoso, en una gigantesca plantación de aceite de palma. Si Darwan se salía con la suya sería posible conducir 75 kilómetros de este a oeste y 220 kilómetros de sur a norte a través de un mar de palma.
El plan involucraba a un elenco de más de 20 personas que aparecían como directores o accionistas en las empresas fantasma. Entre ellos había miembros de la familia de Darwan, socios de su época como jefe de una asociación de constructores, miembros de su equipo de campaña electoral y al menos una persona dijo que su nombre había sido usado como tapadera.
La mujer de Darwan, Nina Rosita, era accionista en una de ellas. Su hija Iswanti, que luego serviría como política provincial, era directora y accionista en una de las empresas, accionista en otra y directora en otra. Su hija Rohana también era directora. Su hijo Ruswandi tenía un papel más destacado como director de varias empresas y accionista en, al menos, otra empresa. Su hermano mayor Darlen tenía dos empresas, su hermano pequeño Darwis tenía una. Se extendía hasta su familia no inmediata, a través del sobrino de Darwan y el marido de su sobrina.
En total, identificamos 18 empresas conectadas con Darwan. Tres fueron incorporadas varios años antes de que llegase a ser bupati. Lo que muestra que su interés en el aceite de palma a gran escala precedía a su carrera política, pero que se había estancado: las empresas permanecieron inactivas hasta después de asumir su cargo. Dos más fueron fundadas en 2004, cuando llevaba un año en su cargo, y a principios de 2005 empezó la verdadera actividad febril.
Cinco empresas surgieron en un periodo de dos días a finales de enero; otra apareció dos semanas más tarde. Pudimos establecer quiénes eran los directores de todas las empresas, y los accionistas de todas las empresas excepto seis.
Prácticamente en todas las empresas había al menos un miembro de la familia de Darwan como accionista. Su nombre no aparecía en ninguna de ellas, pero Marianto llegó a la conclusión de que él estaba coordinando la operación. “Son como peones en un tablero de ajedrez”, dijo. “Darwan mueve las piezas”.
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El laberinto de la corrupción
La mayoría de los nombres se usaron con moderación. Pero algunos afloraban más a menudo que otros y estos brindarían importantes pistas sobre cómo funcionaba la operación. El primero fue Vino Oktaviano, que fue nombrado como accionista en tres empresas establecidas el mismo día y director en una de ellas.
Se dio la casualidad que Nordin Abah, el activista local que llevó a cabo su propia investigación de Darwan, conoce bien a Vino; sus hijos iban al mismo colegio y a veces quedaban para tomar un café. Tras el escándalo alrededor del Grupo BEST y el parque nacional, Nordin buscó los nombres detrás de la juerga de permisos de Darwan. Cuando encontró el nombre de Vino, le preguntó sobre ello. Vino le dijo a Nordin que Darwan había usado su nombre, y que, en realidad, no tenía ninguna función en las empresas.
“Pensó que era normal, que no ocurriría nada”, nos dijo Nordin en la oficina de su ONG, Save Our Borneo, en Palangkaraya. “No quería asumir ninguna responsabilidad”.
Vino trabajaba como constructor, obtenía trabajos de la administración de Darwan y era sobrino de la mujer de este. El nombre de su jefe, confidente de Darwan de su época en una asociación comercial, también figuraba en los documentos de la empresa.
“Vino, si esto explota, vas a ir a la cárcel” recuerda Nordin que le dijo. “Me hicieron hacerlo, Din”. Constestó Vino. “Me engañaron”.
Mientras que Marianto era informador político, una persona influyente en el juego de la tala que se había desilusionado con el hombre que una vez consideró un aliado, Nordin era un activista que acosaba a las empresas de aceite de palma que devastaban Seruyan. También tenía fuertes conexiones con el distrito y dentro de este. Su tío había ocupado el cargo de secretario regional, la posición más alta en la administración pública. Para seguir la pista de Darwan, procedió a poner escuchas a sus propios familiares en la burocracia para obtener pistas. Había logrado descubrir la mayoría de los nombres implicados, se dio cuenta, como Marianto, de que muchas de las direcciones en las que estaban registradas las empresas eran o bien falsas o bien propiedad del bupati o su familia.
Nordin observó que una empresa de plantación necesitaría operar una fábrica para moler la fruta, y Vino “ni siguiera podría llevar una fábrica de tofu”. Insistió que otras personas habían sido usadas de la misma manera. “Tú podrías ser profesor, periodista, contratista —de ninguna manera alguien así puede conseguir un permiso para una plantación—”, explicó Nordin. “No sabes cómo explotar una empresa de aceite de palma. Y no tienes el dinero. Es solo para venderla. La historia es, uso tu nombre para obtener un permiso para venderlo a otra persona”.
El nombre de Ambrin M Yusuf aparecía como director de una de las empresas. Nordin lo identificó como un confidente de Darwan de su etapa en la asociación de constructores de Kotawaringin Este. Le encontramos en su casa en Kuala Pembuang, a donde había regresado hacia poco después de cumplir una condena de cárcel por su papel como hombre de la bolsa que entregaba el dinero en un escándalo de soborno local.
Admitió ser aliado político de Darwan, y dijo que intermediarios le habían pedido poner su nombre a la empresa. Pero, de manera inverosímil, afirmó que los había rechazado y que la persona nombrada en los documentos era otro hombre con su mismo nombre. Sin embargo, admitió que era “normal” que un bupati le diera permisos a un miembro de la familia.
Las historias de Yusuf y Vino sugerían que se usaba a los compinches como fachadas, posiblemente para mantener fuera de los documentos de la empresa el nombre de otra persona —el verdadero beneficiario—. Nordin y Marianto creían que otras personas cuyos nombres figuraban en los documentos eran más cómplices. Ambos señalaron a un hombre llamado Khaeruddin Hamdat como figura central.
Khaeruddin aparecía como director de tres de las empresas, aunque nunca como accionista. Marianto, Nordin y otros lo identificaron como el “ayudante” de Darwan. Es un término comúnmente utilizado en Indonesia para referirse a la persona que ejerce a un tiempo las funciones de consejero, hombre de confianza y enlace de los políticos importantes. Conocido como Daeng, un término afectuoso para referirse a un hombre de su isla natal de Sulawesi, Khaeruddin estaba cerca de los 35 años cuando se formaron las empresas. Nordin lo describió de maneras diversas como el “jefe en Yakarta” y el guardián de Darwan, en una reunión con ejecutivos del aceite de palma en un hotel elegante en la capital. (Khaeruddin rehusó comentar para este artículo).
“Como Darwan tiene que protegerse a sí mismo”, dijo Nordin. “De ninguna manera utiliza su propio nombre para cerrar un trato”.
La mayor parte de los involucrados en la operación demostraron ser elusivos o rehusaron comentar cuando se dieron cuenta de lo que les estábamos preguntando. Pero una de las pocas personas que sabíamos seguro donde encontrar era Hamidhan Ijuh Biring. Había sido encarcelado por otro escándalo de corrupción, y lo encontramos en una prisión en una avenida principal en Palangkaraya, la capital de la provincial.
El nombre de Hamidhan aparecía como un director y accionista de una de las 18 empresas. También estaba casado con la sobrina de Darwan. Nos dijo que había fundado la empresa y recibido una licencia de Darwan, pero que carecía del capital para explotar una plantación. Darwan le animó a vender la empresa a un aliado político en Yakarta que también ocupaba el cargo de director de una empresa de plantación existente en el distrito. Después de que se aprobara el acuerdo, Hamidhan recibió una parte del pago pero el segundo, descubrió más tarde, fue directamente a Darwan. “Resulta que Darwan estaba dentro y le decía, ‘No hace falta pagar a Hamidhan’”, dijo amargamente.
Antes de que su relación con Darwan se agriase, Hamidhan era una persona de su círculo, que hacía campaña con él antes de su reelección en 2008. Corroboró el argumento de Nordin y Marianto de que Khaeruddin Hamdat desempeñaba el cargo de ayudante de Darwan. Dijo que siempre que se reunió con el bupati, Khaeruddin estaba con él.
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El análisis
La secuencia de eventos después de que se formasen las empresas fantasma nos dicen dos cosas. En primer lugar, que nunca fue la intención que los fundadores explotasen las plantaciones ellos mismos. Entre diciembre 2004 y mayo de 2005, Darwan dio permisos para plantaciones a 16 de las empresas. Para finales de 2005, al menos nueve de ellas habían sido vendidas a importantes empresas del aceite de palma por cientos de miles de dólares. Parece improbable que una serie de personas interconectadas, en muchos casos miembros de una familia, formasen empresas simultáneamente solo para decidir que les faltaba capacidad para gestionarlas. La única explicación es que eran fundadas para ser vendidas, dotadas de activos por Darwan.
En segundo lugar, nos dice que había un fuerte grado de cooperación en las formas en las que las empresas eran tanto fundadas como vendidas. La mayoría de las empresas fueron fundadas en un corto espacio de tiempo, muchas de ellas solo con unos días de diferencia. Varias también fueron vendidas en un corto espacio de tiempo unos meses más tarde.
Ocho de las empresas fantasma fueron compradas por Kuoks a finales de 2005. Finalmente, la familia de Darwan y sus compinches obtuvieron algo menos de un millón de dólares de los acuerdos con los multimillonarios malayos. En este contexto, fue una miseria, una fracción de lo que Kuoks ganaría si las plantaciones fuesen explotadas. Pero en estos acuerdos, los accionistas vinculados a Darwan también se quedaron con una participación del 5 % en cada una de las empresas, lo que podría convertir a cada uno de ellos en multimillonarios por derecho propio.
Las pruebas que obtuvo Nordin de la conexión entre la familia de Darwan y las empresas vendidas a Kuoks fueron descubiertas primeramente en un informe de una ONG internacional en junio de 2007. Fue solo dos semanas antes de que dos empresas de la familia Kuok se fusionasen bajo el nombre Wilmar International, y se crease lo que ahora es, probablemente la mayor empresa de aceite de palma del mundo. Wilmar ya estaba atrayendo críticas por una letanía de ilegalidades y abusos ambientales por todas sus plantaciones. El mismo año, un consorcio de ONG presentó una queja ante el defensor del pueblo del Banco Mundial, en la que aportaban pruebas, más tarde respaldadas, de que la institución había infringido sus propias garantías al financiar la controvertida empresa.
Aunque las acusaciones respecto a los permisos de Darwan solo recibieron una breve mención en el informe de la ONG, el tufo de un escándalo de corrupción podría haber sido demasiado. En un correo electrónico en el que respondía a preguntas para este artículo, Wilmar nos dijo que había decidido paralizar las empresas emitidas por Darwan después de entablar relaciones con ONG. Rehusó mencionar cuando se había tomado la decisión y continuó enumerando las empresas en sus informes anuales tan recientes como 2010.
Triputra Agro Persada, bajo la presidencia de un joven Arif Rachmat, compró siete empresas de la familia del bupati. (Triputra declinó varias peticiones para una entrevista, dirigidas a Arif Rachmat, aunque respondieron a algunas preguntas por correo electrónico). Más tarde se paralizó la actividad de cuatro de esas empresas, pero las otras tres, que fueron desarrolladas, estaban vinculadas directamente al hijo de Darwan, Ruswandi. Para finales de 2007, dos de esas empresas habían empezado a talar inmensas extensiones de bosque, turberas y tierras agrícolas. Triputra emergería como una de las peores empresas de aceite de palma en Seruyan para la población y el ambiente, en un campo abarrotado.
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Marianto estaba seguro de que Darwan había traicionado a sus constituyentes. Para cuando se reunió con el denunciante a principios de 2007, el auge de las plantaciones estaba totalmente en marcha, aun así el residente medio de Seruyan seguía estando peor que en la época de la tala. Ahora, la única opción para muchos agricultores era ganar un lamentable sueldo como obrero en una de las plantaciones. Estaban perdiendo sus tierras, la destrucción de los bosques les privaba de alimento y otros recursos y la pesca era cada vez más difícil en aguas contaminadas. Sobre todo, la promesa de que las grandes plantaciones se acompañarían de pequeñas explotaciones para los agricultores y de este modo se les incluiría en el botín, fue incumplida.
Marianto culpó a Darwan de los problemas que estaban surgiendo. El bupati tenía la potestad de revocar licencias así como de emitirlas; si estuviese motivado a hacerlo, sin duda podría forzar a las empresas a producir resultados a favor de la población de Seruyan. La filtración confirmó que sus motivos estaban en otro lugar.
La Comisión para la Erradicación de la Corrupción de Indonesia, la KPK, nació después de la caída de Suharto, estaba emergiendo como una nueva fuerza en la lucha contra la corrupción de los funcionarios. En junio de 2007, mientras Indonesia adelantaba a Malasia para convertirse en el mayor productor de aceite de palma del mundo, Marianto empaquetó sus conclusiones y viajó a Yakarta para entregarlas a la agencia en persona.
Hacia el final de 2007, delegados de todo el mundo, llegaron a la isla indonesia de Bali para celebrar la 13ª conferencia anual sobre el cambio climático de la ONU. El destino de los bosques de la tierra estaba firmemente recogido en la agenda. Pero en los altos edificios de Yakarta se estaba tramando un juego diferente. Cuatro días antes de empezar la cumbre de la ONU, mientras Darwan Ali preparaba su campaña para su primera elección directa su hijo Ruswandi entró en la Torre Kadin para reunirse con Arif Rachmat, para alcanzar otro acuerdo con Triputra.
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Después de dimitir Suharto se pensó con optimismo que el gran hurto de su régimen remitiría. Se esperaba que la rápida descentralización de la autoridad transfiriera la responsabilidad de las decisiones políticas más cerca de las personas afectadas por dichas decisiones. Pero en 2008, el año del primer voto directo para elegir bupati en Seruyan, era cada vez más evidente que la corrupción sencillamente se había desplazado hacia abajo por el sistema.
En un libro de próxima publicación titulado Democracy for Sale (Democracia en venta), los politólogos Ward Berenschot y Edward Aspinall escriben que los distritos de Indonesia pasaron a ser dominados por “un inframundo de relaciones políticas personalizadas y conexiones, pactos secretos, intercambios de favores, corrupción y una multitud de otras prácticas informales y sombrías”.
Las elecciones eran una piedra angular de este juego. Se habían convertido en asuntos extremadamente caros, con el coste proporcional a la cantidad de poder sobre los lucrativos proyectos o recursos naturales que el ganador podía repartir entre sus colaboradores. Los bupatis que gobiernan las tierras, y distritos ricos en bosques, habitualmente llegan a los millones de dólares. Berenschot, Aspinall y otros académicos que han estudiado las elecciones en Indonesia durante las dos últimas décadas han identificado un proceso uniforme y sistemático por el que los candidatos gastan su dinero.
Primero, pagan a los funcionarios en su partido político para asegurarse su selección como candidato. Después, contratan a un extenso grupo de activistas políticos y figuras influyentes para que se unan a su “equipo de éxito”. Luego aportan efectivo para que el equipo de éxito compre el apoyo de los grupos de poder locales —los jefes de aldea, los líderes religiosos y los jefes de los clubs de deporte que disfrutan de una extensa influencia en algunos lugares—. A su vez, estos individuos solicitan el apoyo de las personas dentro de sus propias áreas de influencia.
Los candidatos organizan mítines y conciertos caros, pagan a cantantes populares para que actúen y distribuyen comidas gratuitas. Finalmente, participan en lo que se refiere generalmente como “ataque al amanecer”, organizan a docenas de simpatizantes para que salgan a las calles y llamen a las puertas, para distribuir dinero directamente a los votantes a cambio de su apoyo. Esto, nos dijo Berenschot, es la parte más costosa para los candidatos. Estimaba que el precio de presentarse a bupati está entre 1,2 y 6 millones dólares.
Los fondos proceden de empresarios locales y contratistas con la expectativa de recompensas si el candidato triunfa. “Después de las elecciones, es tiempo de amortización, y los donantes de campaña y trabajadores pueden esperar ser recompensados por los candidatos ganadores con trabajos, contratos, crédito, proyectos y otros beneficios”, escriben Berenschot y Aspinall. Pero también notan que los titulares empiezan desde una posición de ventaja, al haber construido un “cofre de guerra, normalmente a través de la participación en varias formas de corrupción”, para las siguientes elecciones. “El intercambio de favores y beneficios materiales en cada fase del ciclo electoral es tan generalizado que es apto pensar que la democracia en Indonesia está en venta”.
Reconocido por él mismo, Hamidhan Ijuh Biring, el marido de la sobrina de Darwan que obtuvo una licencia del bupati, desempeñó un papel de ese tipo en la campaña de 2008. Hamidhan nos dijo que, en ese momento, él ya creía que Darwan le había estafado. Pero que aun así podía ser recompensado si el candidato titular retenía su posición y él estaba en el boleto ganador.
Hamidhan nos dijo que contribuyó con 50 000 dólares a la campaña de Darwan antes de las elecciones. Entendió que se estaba uniendo a un elenco de personajes que se habían beneficiado personalmente del patrocinio del bupati; constructores a los que Darwan había otorgado proyectos lucrativos sin licitación pública, que entonces era legal; jefes de plantaciones que podían instruir a sus trabajadores, muchos de ellos inmigrantes de otras islas, para que votasen por el candidato titular. En un ataque al amanecer, dijo, se engancharían de 10 a 25 dólares en la parte de atrás de paquetes de fideos instantáneos y se distribuirían entre los votantes.
En febrero de 2008, Darwan ganó las elecciones y retomó su posición como bupati de Seruyan por un segundo mandato de cinco años. Para celebrarlo, su hermano Darlen organizó un concierto cerca del lago, en el que actuó el cantante Rhoma Irama, conocido como el Rey de Dangdut. Nadie había tenido ninguna posibilidad de presentar un desafío significativo a Darwan dada la ventaja de gasto proporcionada por su posición en la silla del bupati. Prevaleció a pesar de una tormenta que se estaba gestando, al ir creciendo el resentimiento en torno a las plantaciones. Las consecuencias de los negocios de tierras sobre los que él presidió pronto serían totalmente aparentes para la gente de su distrito.
MAÑANA: La historia de quienes decidieron pelear contra la corrupción detrás de las empresas fantasmas de aceite de palma.
** La historia completa se puede leer aquí