- El mar hondureño fue declarado Santuario de Tiburones en 2011.
- Un decreto del 2016 permite la comercialización de los tiburones capturados por pesca incidental.
- La ausencia de monitoreo y fiscalización permite que cientos de tiburones sean pescados diariamente con trasmallos.
El mar hondureño fue declarado, por el gobierno de ese país, santuario de tiburones en 2011. Desde entonces, los pueblos indígenas, principalmente garífunas y miskitos, que por generaciones habían pescado tiburón, siendo este un importante sustento económico para sus comunidades, tuvieron que dejar de hacerlo. Cinco años más tarde, un decreto permitió modificar la ley señalando que los tiburones capturados incidentalmente podrían ser comercializados. La bióloga marina Gabriela Ochoa, especialista en conservación y biodiversidad y Coordinadora en Honduras para la organización MarAlliance, se encuentra desarrollando una investigación para entender los impactos de la captura de tiburón en la Moskitia hondureña, un apartado lugar de este país centroamericano que reúne a gran parte de la población indígena y donde la pesca de tiburón está lejos de ser incidental. En época de Semana Santa hasta 100 ejemplares diarios pueden ser capturados, por embarcación, en estas aguas que, en teoría, son el santuario de estos animales.
¿Se continuó pescando tiburón luego de que se declarara el santuario?
El decreto que declaró santuario al mar de Honduras se pasó en el 2011 y cabe mencionar que no hubo una consulta previa. No se les preguntó a los pescadores nada. No se hizo un estudio socioeconómico para ver cuántas personas dependían de esta pesquería. Simplemente se declaró, toda la zona marítima exclusiva de Honduras, santuario de tiburones. Según dicen los pescadores, algunos sí salieron a pescar durante ese tiempo y a muchos de ellos se les decomisó todo el equipo: motor, lanchas, redes y el producto.
Luego se hicieron cambios a la legislación, estableciendo que la pesca incidental si podría ser comercializada y de esa manera permitirles a las personas un ingreso. Pero, lamentablemente, la ley no define qué es una pesca incidental. Tampoco hay ningún programa de monitoreo que el departamento de pesca haya establecido para fiscalizar esas pescas incidentales que tampoco se reportan.
Desde que salió el decreto en 2016, ¿han podido ver un aumento en la captura de tiburones?
Hemos trabajado de cerca con los pescadores artesanales y nos reunimos con el consejo territorial, porque esta zona de la Moskitia tiene un grado de autonomía indígena. Este consejo nos permitió ir con una embarcación artesanal a ver la pesca que ellos están realizando y la verdad es que utilizan redes que tienen carnadas por lo que evidentemente es dirigida. No es incidental.
¿Cómo se puede saber que es dirigida a los tiburones y no a otra especie?
Bueno, para empezar la mayoría de las especies capturadas durante la temporada fueron de tiburón. Además, desde el momento es que están poniendo carnada en el trasmallo es para atraer tiburón.
¿Qué especies de tiburones capturan?
Prefieren tiburones grandes como Martillo, pero la mayoría de los tiburones son pequeños que no llegan más que a un metro.
¿Y esos pequeños son de ese tamaño o se trata de juveniles?
Son así, pequeños. Pero también hemos visto algunas capturas de juveniles de tiburones que pueden llegar a ser más grandes como tiburones Tigre, de Arrecifes, Puntas Negras. Pero en la mayoría de los casos se trata de especies que en su madurez no llegan a más de un 1,20 metros.
¿De qué cantidades estamos hablando?
Los pescadores traen alrededor de 100 tiburones al día.
¡Es mucho! ¿No?
Sí, es mucho. Es que como están utilizando redes por eso capturan tantos.
¿Se estableció algún tipo de cuota de pesca?
No. El decreto dice que se van a imponer sanciones establecidas a las personas que no cumplan con la ley y que la Dirección de Pesca va a establecer una manera de monitorear. Pero ese monitoreo no se ha establecido.
¿No hay ningún tipo de control?
Por ahora, no. No hay cuotas, ni hay observadores, no hay nada. En la teoría las autoridades han manifestado la intención de hacer un monitoreo, pero en la práctica no hemos visto que lo hagan y ya lleva dos años esta legislación.
En abril fuimos a varios de los cayos misquitos y colocamos cámaras de videos y esta zona, comparada a otras del país, tiene gran cantidad de tiburones. Es una zona muy productiva.
¿Y por qué?
Me imagino que puede influir el hecho de que se trate de un lugar tan remoto.
¿Los pescadores que no pertenecen a ningún pueblo indígena qué hacen con el tiburón si lo captura de manera incidental? ¿Lo botan al mar?
Hicimos una serie de encuestas a pescadores en la zona del Atlántico y los que no están en la Moskitia reportan que si cae un tiburón lo botan o lo usan para consumo propio. No lo venden. Eso es lo que dicen ellos, pero no hemos podido confirmar que así sea. Estamos hablando de los departamentos de Cortés, Atlántida y Colón.
¿Y el tiburón que es pescado en la Moskitia cómo se comercializa?
La gente lo pesca porque en Semana Santa, para la temporada de cuaresma, se acostumbra en Honduras tomar una sopa de pescado seco. El tiburón se trae, se pela, se corta, se le pone sal y se seca al sol. Con eso se hace la sopa. A la gente le gusta un producto que se llama cecina porque no tiene espina y es que esta cecina está hecha de tiburón puesto que este animal tiene un esqueleto de cartílago.
Los pescadores salen un mes a pescar, luego regresan a la costa y ese pescado se mueve a San Pedro Sula o Tegucigalpa, pero el consumidor no sabe que se trata de tiburón. Sabe que es un producto que se llama cecina, pero piensa que es un filete de pescado.
Hay que decir que es una pesquería temporal, que no sucede todo el año. Comienza en enero y termina a principios de marzo. Varía según cuando caiga Semana Santa.
Es decir que está realmente muy dirigida a Semana Santa.
Sí, definitivamente.
¿Y todo lo que pescan se transforma en cecina?
Sí, todo
Entonces todo se mueve en un mercado local.
Sí, pero también va a otros países de Centroamérica.
¿Hay registros de esta comercialización regional de tiburón?
No. Nosotros hemos buscado en aduanas y no hemos encontrado registro hasta ahora. Además, si se están moviendo como cecina, es poco probable que la gente esté capacitada para identificar si se trata de tiburón o no. Porque no es evidente a la vista. Esos productos se mueven en taxis y lanchas…
Por último en la región hay tratados de libre comercio y eso favorece que no haya registros de las comercialización de los productos.
Es decir que no hay ningún tipo de regulación o control en la comercialización de carne de tiburón.
Definitivamente es una pesquería no reportada.
¿La pesca artesanal podría poner en peligro a estas especies?
Hemos empezado a trabajar en la Moskitia en el 2016 y todavía necesitamos tiempo para poder decir si es o no una amenaza.
No sabemos en total cuántas embarcaciones hay, entonces no sabemos cuántos tiburones se están sacando. Tenemos mucho trabajo que hacer y somos los únicos trabajando en los Cayos Miskitos.
¿Las autoridades no tienen registrado cuántas embarcaciones hay?
Contactamos a la Marina Mercante que es el organismo que le otorga los zarpes a las embarcaciones. Pensamos que ellos podrían darnos ese dato, pero el problema es que la información no la tienen centralizada.
¿Cuál sería una solución?
La solución es plantear alternativas de trabajo para los pescadores. No se puede decir simplemente “ya dejen de pescar tiburón hoy”. Es difícil decirle al pescador que esta pesca no está bien o que no deberían hacerla, porque es una de las zonas más pobres del país. Tienen que comer algo, tienen que hacer su dinero. En esa zona la gente no tiene acceso a salud, no tienen conectividad de carreteras. Todo el transporte se tiene que hacer aéreo. Es una zona muy remota del país.
¿Cómo sacan el producto?
En botes cargueros o también en lanchas hasta donde ya hay caminos y el producto puede seguir por carretera.
Foto portada: Cecinas (carne de tiburón salada) secando al sol. Foto: MarAlliance