- Un estudio observó turberas amazónicas en el territorio frente a la cuenca Pastaza-Marañón, en Perú, para ver cómo respondía la acumulación de carbono a cambios en la temperatura y precipitación.
- Se encontró que, en las condiciones climáticas esperadas, las turberas del TCPM podrían liberar más carbono del que secuestran, lo que las volvería más una fuente de carbono que sumidero.
Las turberas, o pantanos, son áreas donde la falta de oxígeno en suelos anegados permite que la vegetación muerta se acumule sin que se llegue a descomponer por completo. Regadas alrededor del mundo, tanto en latitudes septentrionales como en los trópicos, algunas turberas han estado formando depósitos por miles de años y pueden tener más de 20 metros de profundidad.
Ya que consisten básicamente en grandes cantidades de materia vegetal, las turberas secuestran muchísimo carbono. Tanto es así que los científicos consideran que las turberas son uno de los sumideros de carbono natural más eficientes que hay en el planeta.
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“La importancia de las turberas se reconoce ahora dada su capacidad de almacenar carbono en el suelo, carbono que, globalmente, es de cerca del doble del que contienen todos los bosques en el planeta”, dijo en una declaración Hinsby Cadillo-Quiroz, profesor asociado de la Universidad Estatal de Arizona.
Para descifrar qué efectos pudiera tener el cambio climático sobre las turberas amazónicas, Cadillo-Quiroz y algunos colegas de otras universidades de los Estados Unidos observaron cómo podría responder una turbera en la Amazonía a cambios que se esperan en la temperatura y humedad a lo largo del siguiente siglo. Sus resultados fueron publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para el estudio eligieron el territorio frente a la cuenca Pastaza-Marañón (TCPM), localizado en el norte de Perú. El TCPM, de unos 100 000 kilómetros cuadrados, abarca un vasto tramo de selvas inundadas y pantanos de otros tipos que se extienden por debajo de una base gruesa de turba añeja.
Los investigadores examinaron turba de más de doce mil años para ver cómo la acumulación de carbono respondía a cambios de temperatura y precipitaciones. Después usaron esa información para predecir cómo responderían las turberas a las condiciones climáticas en el futuro.
Muchos estudios previos indican que es probable que el norte de Perú sea más cálido y húmedo en el futuro. Los investigadores encontraron que en tal escenario, el TCPM liberaría más carbono del que secuestraría, lo que lo volvería más una fuente de carbono que sumidero. En total, estiman que el TCPM podría liberar 500 millones de toneladas de carbono para finales del siglo —aproximadamente el equivalente al 5 % de las emisiones anuales de combustibles fósiles en todo el mundo.
“Si el área que observamos pudiera representar la Amazonía entera o las turberas tropicales, el carbono de la turba que se escapa a la atmósfera en los escenarios climáticos del futuro debería ser de gran preocupación para nuestra sociedad”, dijo Qianlai Zhuang, profesor de la Universidad de Purdue y autor principal del estudio.
Los investigadores dicen que otros estresores provocados por la humanidad, como la agricultura, podrían comprometer las turberas amazónicas antes de que el cambio climático tuviera oportunidad de hacerlo. Mientras que el territorio frente a la cuenca Pastazo-Marañón ha evadido, hasta ahora, las actividades de deforestación a gran escala que son comunes en otras partes de la Amazonía, el desmonte de los bosques parece estar al alza en la región, de acuerdo a datos satelitales que han sido compilados por la Universidad de Maryland.
Una vez que los árboles desaparecen, la turba a la que habían dado sombra puede secarse más fácilmente y volverse altamente combustible. Cuando se encienden, los fuegos en la turba pueden liberar cantidades copiosas de CO2 —y son especialmente difíciles de extinguir—. Así ocurrió en Indonesia, en el 2015, cuando incendios incontrolables ardieron en las turberas durante cuatro meses, lo que liberó más CO2 que el que emite Alemania, el sexto mayor emisor del mundo, en un año entero. Esto no solo fue dañino para el clima; los investigadores estiman que la contaminación del aire que produjeron los incendios contribuyó a más de cien mil muertes prematuras en Indonesia y más allá.
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“La intensificación de la agricultura y el incremento de otras perturbaciones en el uso del suelo, como los incendios, amenazan la subsistencia de los almacenes de carbono de la turba”, dijo Zhuang. “Los ecosistemas de las turberas podrían convertirse en fuentes de emisión de carbono, más que sumideros, a menos que se tomen las acciones necesarias”.
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Imagen principal: Hinsiby Cadillo-Quiroz y un equipo internacional de investigación se dirigen al sitio de campo remoto para estudiar las turberas de la Amazonía. La imagen es cortesía de Sandra K. Leander (Universidad del Estado de Arizona, Tempe, AZ).
Referencias:
Cadillo-Quiroz, H., et al. (2018) Potential shift from a carbon sink to a source in Amazonian peatlands under a changing climate. PNAS: https://doi.org/10.1073/pnas.1801317115