- Mataron de cinco disparos a un referente de la conservación del mono aullador en el sureste de México.
- Sus colegas señalan que fue amenazado de muerte muchas veces por una banda que extraía ilegalmente arena de su propiedad. Y que a pesar de que le pidió protección al estado, este nunca atendió sus pedidos.
- Hoy el refugio natural que conservaba alberga a más de 350 ejemplares de monos aulladores, que tras la muerte de Álvarez podrían quedar indefensos.
La amenaza más seria contra la vida del conservacionista José Luis Álvarez Flores llegó a mediados de mayo, cuando caminaba enfurecido por la tierra de lo que fue el afluente del río Usumacinta que se había secado totalmente por primera vez.
Ese día, el Tío Guato, como le gustaba que lo llamaran, harto de batallar en silencio, acudió a los medios de comunicación para denunciar la desaparición de uno de los cauces del Usumacinta, uno de los ríos más importantes de México, que corre por los estados de Chiapas y Tabasco.
En sus declaraciones públicas, Álvarez Flores no titubeó y señaló a los responsables de ese desastre: un grupo de personas que llevaba años extrayendo ilegalmente de un banco natural de la zona, arena.
“El día que fuimos a grabar con un grupo amenazaron la vida de don José. Esas fueron las amenazas más serias”, contó un testigo. Por eso el Tío Guato pasó sus últimos días de vida extremando precauciones y siendo testigo de la indiferencia de un estado que no quiso atender su pedido de garantías personales.
Las amenazas se cumplieron, el crimen se consumó y en el entorno del Tío Guato hay quien siente que “no hay palabras en el mundo que puedan describirlo” y tampoco puede condenar los hechos revelando su identidad porque el peligro sigue rondando.
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La hora final
Álvarez fundó en 2012 la UMA Saraguatos, una Unidad de Manejo Ambiental de 345 hectáreas, situada en las inmediaciones del Usumacinta, dentro del estado de Tabasco. Ese espacio natural fue creado con un objetivo de conservación muy claro: proteger al mono aullador negro (Alouatta pigra), pero también a otras especies, como aves, cocodrilos y jaguares.
José Luis Álvarez libraba a sus 65 años dos batallas muy grandes: la de la conservación —que era la que más le gustaba— y la legal, que era la que le quitaba tiempo y tranquilidad.
El ambientalista se pasó los últimos años denunciando ante las autoridades mexicanas la extracción ilegal de material pétreo del Usumacinta y, paralelamente, exigiendo medidas de protección frente a las reiteradas amenazas de muerte que recibía.
De acuerdo con personas allegadas a él, estas medidas nunca llegaron y pasó lo que todos más temían: lo mataron. El pasado 10 de junio hallaron su cuerpo en la orilla de una carretera junto a una serie de cartulinas que contenían mensajes de amenazas contra su familia y sus principales colaboradores.
La Fiscalía General de Tabasco y los allegados a Alvarez Flores confirmaron que sus asesinos le dispararon cinco veces, como tratando de asegurarse que el Tío Guato no vuelva a traerles problemas.
La noticia remeció a la comunidad académica de México dedicada a la conservación del medio ambiente. Mongabay Latam logró hablar con varias personas del entorno de José Luis Álvarez bajo estrictos pedidos de anonimato, a causa de las amenazas directas que pesan sobre ellas.
Una persona cercana a Álvarez señaló que la UMA Saraguatos está hoy en peligro y que podría ser vendida, frente al temor de que alguien más sea asesinado.
¿Qué es lo que se perdería? Se dejaría a su suerte una población de monos aulladores que ha logrado incrementarse, pese a las adversidades y a las amenazas que atentan contra su hábitat natural.