- Los resultados de la investigación significan un incremento del 90 % en el número de invasiones marinas reconocidas en Galápagos. Representan el mayor número de invasiones reconocidas para cualquier entorno marino tropical en el mundo.
- Determinar si una especie marina es nativa o introducida requiere de conocimiento en historia, estudios genéticos y un nivel amplio de experticia taxonómica. Con algunas especies ha sido imposible lograrlo y se les ha denominado: criptogénicas.
- Los investigadores trabajan para saber si se trata de especies introducidas recientemente, si pudieron llegar con los barcos desde la época de la colonia o quizás con la apertura del Canal de Panamá. Quieren determinar cómo están afectando el equilibrio ecosistémico de Galápagos.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Cada vez se conoce más sobre especies introducidas en ecosistemas terrestres. Sin embargo, todavía falta mucho por aprender sobre lo que ocurre en el mar. Un reciente estudio científico decidió centrar su atención en las aguas costeras de dos de las islas del archipiélago de Galápagos, en Ecuador. Lo que se encontró en una de las reservas marinas más grandes del mundo fue revelador para los investigadores.
Con base en recientes trabajos de campo, literatura disponible y análisis del estado biogeográfico previo de los invertebrados marinos, los investigadores informaron de 53 especies introducidas en las Islas Galápagos. De estas, 48 (90.6 %) han sido reportadas recientemente. Previo a estos resultados solo se tenía conocimiento de cinco especies. Los animales que más se encontraron fueron las ascidias (11 especies), briozoos (10), poliquetos (9) e hidroides (8), grupos sobre los cuales se tiene escasa información y de los que aún se desconoce su verdadero impacto transformador en los ecosistemas de las islas.
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Otro de los puntos interesantes del estudio ‘Evaluación de las bioinvasiones marinas en las Islas Galápagos: implicaciones para la biología de la conservación y las áreas marinas protegidas’ es que a pesar de que estos pequeños invertebrados marinos fueron reconocidos como especies introducidas, todavía resulta complejo identificar la fecha en que llegaron. Como dijeron los investigadores a Mongabay Latam, “así como pudieron haber llegado hace 10 años, pueden llevar 100 o incluso 500 años en las islas, por lo que se pensaba que era fauna nativa”.
Los impactos para las islas Galápagos
“El estudio de especies marinas introducidas es un estudio bastante nuevo. Desde el 2012 hemos venido trabajando el tema y desde 2015 trabajamos con el Smithsonian Environmental Research Center y el profesor James Carlton de Williams College. Encontramos 53 especies introducidas aunque eso no significa que sean introducidas nuevas”, asegura Inti Keith, investigadora principal del proyecto en Especies Marinas Invasoras de la Fundación Charles Darwin y una de las autoras del artículo científico.
Asumir el reto de investigar y conocer más sobre los pequeños invertebrados que habitan en las aguas costeras de las Islas Galápagos es, literalmente, una aventura llena de desafíos y obstáculos. En primer lugar, es la primera vez que se hace un estudio como este y por ahora los resultados son solo para la zona de los muelles de las islas Santa Cruz y Baltra. La profesora Keith asegura que es muy probable que, en unos dos años, cuando se conozcan los resultados de las islas San Cristóbal, Isabela y Floreana, el número de especies introducidas se incremente bastante. “Lo que hemos encontrado es que la cantidad de especies introducidas a nivel marino en la región es mucho más alta de lo que se pensaba anteriormente”, dice.
Además de esto, aparecen nuevos interrogantes. ¿En qué momento llegaron a Galápagos esas especies? y, ¿hasta dónde se han expandido dentro de la reserva, sitios de visita de turistas, pesca y conservación? Estas preguntas son indispensables para, en un futuro, obtener conclusiones sobre los impactos que generan las especies introducidas en esta área protegida.
Aunque el pequeño tamaño y presunta imagen “inofensiva” de estos animales parecieran no tener relevancia, los científicos opinan muy diferente. Para ellos, estos organismos compiten con especies nativas o endémicas, las pueden desplazar y cambiar el ecosistema original que existe en la reserva.
James Carlton, ecólogo marino, profesor de Williams College en Estados Unidos y uno de los autores del artículo, afirma que “si empiezas a cambiar la base de la cadena alimenticia con estos pequeños animales, desplazas a la presa nativa de los predadores naturales del área y las repercusiones pueden ser impredecibles. Eso al final puede tener impacto en los peces que comemos y en los recursos que obtenemos del océano”. Además, Carlton dice que si a eso se suma el cambio climático, habrá cambios sustanciales en la distribución de las especies. “Es lo que yo llamo una ruleta ecológica, jugar con la naturaleza. No sabes cuándo ganarás y lo más probable es que pierdas”.
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El investigador estadounidense —reconocido también por haber trabajado en el diseño y la aprobación de la Ley Nacional de Especies Invasoras de 1996 en su país— reconoce que esta investigación en Galápagos es solo el principio. Está seguro que descubrirán más especies introducidas, muchas de la cuales pueden estar ahí desde hace siglos y todo este tiempo fueron consideradas como nativas.
Actualmente hay preocupación por la llegada del coral copo de nieve (Carijoa riisei) que se encuentra en zonas marinas de Colombia y Costa Rica. Su alta tasa de reproducción y su capacidad de habitar en casi cualquier tipo de suelo lo hacen un fuerte competidor para las especies nativas y podría cambiar por completo sitios turísticos de buceo así como reducir la cantidad de peces e invertebrados marinos en la zona.
¿Nativa o introducida?
Llegar al descubrimiento de 53 especies introducidas en las islas Galápagos no fue fácil. Según la investigadora Inti Keith, una vez se identifica la especie se pasa a buscar su región nativa, para ver si es del Atlántico o del Pacífico y de qué parte exactamente. Se buscan sus apariciones históricas y además se hace un análisis genético riguroso. “Se hace un estudio bastante largo y complejo para determinar de dónde viene la especie y cómo pudo haber llegado a las islas”.
Además, el profesor Carlton, sugiere que durante mucho tiempo los investigadores hicieron presunciones equivocadas como la de considerar nativa a toda especie de la cual se desconocía su historia. “Se suele creer que una especie es nativa hasta que puedas demostrar que es introducida. El problema es que podríamos decir: ‘es introducida hasta que demuestres que es nativa’. ¿Cómo puedes demostrar qué es nativa? Es ahí cuando los colegas se ponen nerviosos”, afirma.
El gran problema, que en palabras de Carlton resulta frustrante para los científicos, es que hay muchas especies de las que no se puede asegurar ninguna de las dos cosas. En esos casos se les da el nombre de criptogénicas. Esto fue lo que les sucedió en esta investigación con 33 especies de invertebrados y algas.
La historia es un factor clave para determinar si una especie es introducida. Muchos de los científicos que llegaron a Galápagos, incluido el mismo Charles Darwin a inicios del siglo XIX, quedaban deslumbrados con los paisajes y las especies del archipiélago. Asumían que todo lo que estaba ahí era único.
Pero el profesor Carlton hila más fino. Según dice, desde el siglo XVI, cuando comenzó el gran auge de la colonización europea, los barcos empezaron a llegar a las islas. Es más, cuando Darwin llegó, los barcos ya entraban y salían del lugar desde hacía tres siglos, probablemente con cientos de organismos adheridos.
La hipótesis que maneja el artículo científico elaborado por Inti Keith y James Carlton es que la mayoría de las especies introducidas en Galápagos fueron llevadas en barcos. “Si bien suponemos que la mayoría, sino todas las miles de embarcaciones que llegaron a las Islas desde 1500, tenían animales marinos y plantas adheridas a sus cascos, la hipótesis general es que la ausencia de estructuras costeras extensas (en forma de muelles) hasta la última mitad del siglo XX puede haber restringido la colonización extensa por especies incrustantes. La proliferación de estructuras costeras puede haber proporcionado un hábitat expandido para especies no nativas que tenían sustratos naturales colonizados anteriormente, así como haber facilitado una ola de nuevas invasiones en los siglos XX y XXI”, dice el artículo.
La apertura del Canal de Panamá, en 1914, también es considerada como uno de los factores que podría haber influido en la llegada de especies del Atlántico a las islas del Pacífico.
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La investigación en el mar no es fácil
Aun así, el reto está en que todavía resulta difícil tomar una especie y decir que fue introducida en 1620, en 1750, o quizás, apenas en el año 2000. Esa es otra de las razones para que los científicos crean que están subestimando los números. Cuanto más atrás se va en el tiempo, más difícil es sacar conclusiones sobre especies introducidas.
Es por eso que la investigación no para. Tanto Carlton como Keith esperan avanzar en la identificación de especies introducidas, su expansión en el Parque Nacional Galápagos y los impactos que dejaron y están dejando en esta área protegida.
“Las condiciones de trabajo son mucho más difíciles en una isla en medio del Pacífico que en otros lugares. La distancia, el costo de los equipos y la experticia taxonómica que se necesita para llegar a conclusiones como las nuestras es muy grande. También nos hemos asegurado, con estudios genéticos, de que las identificaciones hayan sido correctas y el costo de eso es bastante alto”, dice Inti Keith.
Espera seguir con los monitoreos y trabajar con las instituciones gubernamentales en protocolos de detección temprana y alerta rápida. Conscientes del problema que representan las especies introducidas, la Agencia de Bioseguridad y el Parque Galápagos también tienen un grupo de buzos que inspeccionan los cascos de todos los barcos que llegan de aguas internacionales. En caso que se encuentren organismos adheridos se les pide que salgan de la reserva marina, limpien el casco y regresen para una segunda inspección.
Los investigadores también esperan hacer estudios sobre especies introducidas en las islas del Pacífico oriental tropical para incrementar la bioseguridad marítima. Ya empezaron a trabajar con la isla del Coco en Costa Rica y el próximo paso será una capacitación con Parques Nacionales Naturales de Colombia para trabajar en Malpelo y Gorgona. Mientras tanto, también siguen trabajando en qué tanto han cambiado las islas Galápagos. Esa sigue siendo una pregunta que requerirá de muchas investigaciones para ser totalmente respondida.
REFERENCIA
Carlton et al. (2019), Aquatic Invasions 14(1): 1–20, https://doi.org/10.3391/ai.2019.14.1.01
*Imagen principal: Investigadores en Galápagos. Foto: Parque Nacional Galápagos.
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