- Muchas personas están dispuestas a disminuir el consumo de plásticos. El problema, es que muchas veces el mercado no nos ofrece alternativas de productos que sean amigables con el medioambiente, señala Martín Thiel.
- "Científicos de la Basura" es un proyecto integrado por investigadores de la Universidad Católica del Norte, así como por escolares y profesores de escuelas a lo largo de toda la costa latinoamericana del Océano Pacífico. El objetivo: generar conciencia, compartir información y ayudar a la búsqueda de soluciones.
Desde 1991 se celebra en septiembre el Día Internacional de Limpieza de Playas. Aunque muchos de los 123 países que se adhieren al evento realizan actividades de limpieza el 21 de este mes, otros, como Chile, han decidido manejar una fecha distinta y este año eligieron el 26 de septiembre. Lo importante es que exista un día al año para que miles de voluntarios se reúnan para limpiar las costas, las orillas de los ríos y humedales, pero sobre todo para reflexionar sobre la cantidad de plásticos desechables que utilizamos.
La contaminación por basura, principalmente de plásticos, es uno de los grandes problemas que afecta hoy a los ecosistemas marinos. Cada año, se vierten en los mares del mundo alrededor de 13 millones de toneladas de plástico y el problema es que la producción de este material, según el programa para el medio ambiente de las Naciones Unidas, seguirá su curva ascendente: de casi cero en la década de 1950 se ha disparado hasta 262 millones de toneladas en 2013. Para 2050, se estima que la producción alcanzará las 1800 toneladas.
La historia en 1 minuto: Basura en las playas: biodiversidad marina se ahoga en océanos de plástico. Video: Mongabay Latam.
Mongabay Latam conversó con el biólogo marino y doctor en oceanografía, Martín Thiel, quien desde hace 20 años se dedica a estudiar la basura marina y que creó en el 2007 un programa de ciencia ciudadana llamado “Científicos de la Basura“. Se trata de un proyecto integrado por investigadores de la Universidad Católica del Norte, así como por escolares y profesores de escuelas a lo largo de toda la costa latinoamericana del Océano Pacífico. El objetivo es que las nuevas generaciones tomen conciencia del problema de la basura, tengan acceso a información para la toma de decisiones y para implementar soluciones.
¿Cuándo y por qué decidió especializarse en basura marina?
En realidad, nunca decidí especializarme. Más bien fue una casualidad que empezó hace 20 años, mientras hacíamos una investigación sobre algas flotantes. Salimos con los barcos a registrar y recolectar algas en el mar y nos dimos cuenta de que había mucha basura, entonces también empezamos a registrar esa basura. Lo mismo en las playas. Fue un tema que no pudimos dejarlo de lado, porque estaba ahí frente a nosotros. Nos dimos cuenta de que era un problema importante, que alguien tenía que preocuparse de eso y que nadie lo estaba haciendo.
¿Fueron pioneros en el tema?
Cuando nosotros empezamos a hacernos preguntas sobre qué tipo de basura hay, de dónde viene o dónde se acumula, básicamente nadie sabía nada. No había información científica y obviamente eso complica las cosas porque si no sabes de dónde viene la basura, tampoco sabes con quién conversar o cómo actuar. Esa fue la motivación inicial y, lamentablemente, como el tema sigue estando presente, cada año hay más y más investigadores que están haciendo estudios para saber también cómo afectan los microplásticos a los sistemas marinos.
¿En qué consiste el programa Científicos de la Basura?
En 2007, creamos en Chile la red de científicos de la basura y el año pasado nos expandimos. Ahora estamos trabajando en una red de 50 colegios desde Chile hasta México incluyendo Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú. Es decir, todos los países de América Latina que bordean el Océano Pacífico, que es el que nos une a todos.
Científicos de la Basura tiene tres objetivos. Lo primero es acercar la ciencia a los colegios para que los niños sepan cómo funciona una investigación científica. Lo segundo es generar información relevante sobre el conocimiento que tiene la gente acerca del problema de la basura y lo tercero es fomentar la conciencia ambiental entre los escolares.
Durante el primer semestre de este año hicimos la primera investigación colaborativa en la que los escolares, de todos los países de la red, entrevistaron a la gente de su localidad o de su comuna. La encuesta tenía preguntas para saber qué es lo que las personas saben sobre la basura, qué es lo que perciben respecto de la gravedad del tema, cuál piensan que podría ser la solución y qué es lo que están dispuestos a hacer para resolver el problema.
Logramos hacer, entre todos los países, 1500 entrevistas de unas 25 preguntas cada una.
¿Para qué se va a utilizar esa información?
Hay preguntas que apuntan directamente a las soluciones y a la voluntad de la gente para actuar. En ese sentido, la encuesta va ayudar a hacer recomendaciones sobre cuáles podrían ser las mejores estrategias para resolver este problema a lo largo de la costa del Pacífico de América Latina.
El desafío inmediato que tenemos ahora es digitalizar las torres de encuestas en papel que tenemos en la oficina.
Pero también es importante decir que hay otras actividades que realizamos con los alumnos como, por ejemplo, las exploraciones. Antes de aplicar la encuesta, los niños visitaron la playa para describirla y compartir toda esa información con los otros colegios que son parte de la red. Describieron cómo es la playa: ¿hay árboles? ¿hay edificios? ¿hay mucha arena, rocas, animales? ¿qué tipo de animales? Y si observaron basura, también la registraron.
Conocer el entorno es importante porque muchas veces estamos acostumbrados a él y ni siquiera nos damos cuenta de lo que hay. Ni de los bueno ni de lo malo. Muchas veces pasamos por la calle y ya no nos damos cuenta de la basura que hay en todas partes. Eso, hasta que en algún momento viajamos a otro país y nos damos cuenta que en otros lugares no tienen tanta basura como la tenemos nosotros aquí, en América Latina.
Comparativamente con el resto del mundo, ¿cuál es la situación en América Latina? ¿tenemos más, menos, o igual cantidad de basura?
No puedo hablar para América Latina en términos generales, pero en Chile hemos hecho, en los últimos años, estudios comparativos de la basura en las playas y de la basura en los ríos con colegas de Alemania. En ambos casos, en Chile tenemos alrededor de tres a cuatro veces más cantidad de basura que en Alemania. Esto considerando que Alemania es un país mucho más chico, donde viven muchas más personas: 80 millones de habitantes versus 17 millones que tenemos acá. Es decir, que 17 millones de personas logran generar tres a cuatro veces más basura que 80 millones. Esto probablemente se debe a que hay una mayor sensibilización, una mejor fiscalización, un mejor sistema de recolección de basura y de reciclaje. Hay muchos factores que juegan un rol.
¿La basura que tenemos en Chile, entonces, es nuestra? ¿no es que llegue de otras partes?
Lo que nosotros hemos constatado en los últimos 10 años, y no importa cómo lo miremos siempre el resultado es el mismo, es que la basura que vemos en nuestra playa es nuestra. No viene de otros países arrastrada por las mareas. Eso es muy importante.
La gran excepción es la Isla de Pascua. Ellos tienen la situación desafortunada de estar en el centro del Pacífico sur, donde las corrientes del gran sistema del giro del Pacífico acumula toda la basura, que viene de todas partes y en gran medida desde Chile continental, frente a ellos.
¿Considera que la población está dispuesta a hacer más de lo que hace actualmente para solucionar el problema?
Sí, hemos percibido que la gente está dispuesta a hacer cosas. En Chile hay una gran aprobación, por ejemplo, de la prohibición de las bolsas de un solo uso. Eso también aplica a muchos otros productos de un solo uso como bombillas, envoltorios, botellas. Mucha gente está dispuesta a hacer algo, pero el problema, en muchos casos, es que las empresas no nos dan una elección de productos que sean más amigables con el medio ambiente. Hoy en día no podemos ni Chile ni en otros países comprar agua mineral en botellas retornables. Todavía podemos comprar cerveza en botellas retornables, pero agua mineral no y muchas otras bebidas tampoco. Quiere decir que nosotros como consumidores ni siquiera podemos elegir. Esto obviamente es un problema grande, porque aunque la gente está dispuesta a hacer algo muchas veces no puede hacer nada, porque los productos esenciales se están vendiendo en estos envases y envoltorios inadecuados.
¿Debería haber mayor intervención política para solucionar eso?
Creo que el cambio se genera por múltiples vías. Una vía muy importante es la educación. Por eso mucha gente nos felicita por lo que hacemos con los Científicos de la Basura. Sin embargo, todo eso no sirve de nada si estos niños, que ahora están sensibilizados y preocupados de no utilizar tanto plástico, en los negocios están rodeados de ellos. La educación es muy buena, pero tiene que ir de la mano con acciones que no solamente existan en papel. Nosotros, en Chile, tenemos una ley que es muy buena, pero que en gran parte no se ha implementado.
No podemos solamente esperar soluciones desde lo político, pero la educación también tiene que surgir en un ambiente donde las semillas que plantamos en los jóvenes puedan brotar y desarrollarse. Tenemos que generar un entorno que en todos los aspectos conduzca hacia una vida con menos consumo de estos plásticos desechables.
El tema de la limpieza de playas es un evento bueno porque llama la atención, pero no es una solución. Tenemos que cerrar la fuente que genera estos plásticos.
Hace unos días me mandaron un reportaje. Se trata de una persona que por muchos años ha limpiado las playas de su comuna, pero que ahora declaró públicamente que va a dejar de limpiar. Simplemente, como decimos en buen chileno, tiró la toalla. Y es que eso no lleva a ninguna parte. Podemos seguir limpiando, limpiando, limpiando, limpiando, limpiando y no pasa nada. Al contrario, la situación cada año se vuelve peor porque el consumo no se está reduciendo. Entonces, si realmente queremos ser serios con el tema tenemos que tomar acciones drásticas. Y no hablo de volver a la época de las cavernas, tampoco se trata de eso. Es tan simple como acostumbrarse a llevar consigo una botella de agua para rellenar, en lugar de siempre comprar una nueva. Cuando uno viaja, llevar en su mochila una taza para tomar un té o un café, lo mismo con una cuchara. ¿Cuál es el problema de tener una cuchara en la mochila cuando viajamos? También llevamos el cepillo de dientes. Entonces, podemos agregar una taza y una cuchara para evitar todos estos productos desechables. Son pequeños cambios, pero que en conjunto, si todos los hacemos, podemos realmente generar un impacto importante.
*Foto principal: Basura en las playas de Chile. Foto: Científicos de la Basura.
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