- La región de Madre de Dios en Perú se ha convertido en el ejemplo perfecto de deforestación y devastación ambiental por una fiebre del oro sin control. Más de 1000 kilómetros cuadrados de selva baja han sido talados desde 1985, dos tercios de los cuales despejados desde 2009. Gran parte de esa destrucción se ha centrado en La Pampa, una ciudad improvisada de más de 25 000 personas, de las cuales 6000 son mineros.
- El 19 de febrero, cientos de comandos del ejército y 1200 agentes de policía asaltaron La Pampa, expulsaron a la mayoría de los mineros, arrestaron a criminales sospechosos y establecieron tres bases militares para asegurar, por ahora, que los mineros no vuelvan. A pesar de eso, la minería de oro ilegal sigue avanzando en el resto de Madre de Dios.
Luis Hidalgo Okimura, el nuevo gobernador de la región peruana de Madre de Dios, entra a la sala de reuniones, en el edificio del gobierno regional, con una botella de Inca Kola en la mano y una cadena dorada en el cuello. El collar, sin embargo, no es más que bisutería, ya que Hidalgo de inmediato señala que el cambio ha llegado al epicentro internacional de la minería de oro ilegal.
“Cuando asumí el poder en enero tenía la idea de abrir Madre de Dios a las ONG y al mundo exterior para buscar su apoyo”, dijo Hidalgo a Mongabay en una entrevista exclusiva concedida a finales de julio. “No sabía que la intervención militar ya estaba planificada, pero entendí que era la única alternativa que tenía el gobierno nacional para traer el cambio a esta zona. Desde el principio les ofrecí mi ayuda”.
Lee más | ‘Pequedragas’: operativo contra minería ilegal en el río Napo
La intervención, muy publicitada, tuvo lugar el 19 de febrero cuando las fuerzas del orden peruanas entraron a una de las zonas de minería ilegal más famosas del mundo y la cerraron, arrestaron a gente y se instalaron para quedarse un tiempo.
El predecesor de Hidalgo, Luis Otsuka, era minero de oro y líder de la federación minera de la región. Durante su gestión, ignoró la ayuda internacional para preservar una de las regiones más espectacularmente biodiversas de la Tierra.
Madre de Dios se ha convertido en el ejemplo de la deforestación y la devastación ambiental que se derivan de una fiebre del oro sin control. Se han deforestado más de 1000 kilómetros cuadrados de selva baja desde 1985, dos tercios de los cuales —una zona del tamaño de la ciudad de Nueva York— se han desmontado desde 2009, cuando hubo una subida en los precios del oro.
Gran parte de esa destrucción y producción de oro se ha centrado en La Pampa, una gran franja sin ley a ambos lados de la Carretera Interoceánica que se convirtió en una ciudad improvisada para más de 25 000, de las cuales 6000 son mineros. Lo que surgió fue una especie de infierno sobre la Tierra: los bosques quedaron reducidos a un paisaje desierto de lagunas tóxicas, crimen organizado, tráfico de humanos y prostitución.
Hidalgo, que es médico, ha mostrado su apoyo total a la Operación Mercurio, el mayor esfuerzo del gobierno nacional, y el más sostenido, para detener la minería de oro ilegal en Madre de Dios. El 19 de febrero, cientos de comandos del ejército y 1200 agentes de policía asaltaron La Pampa, expulsaron a la mayoría de los mineros, arrestaron a presuntos delincuentes y establecieron tres bases militares para garantizar, por ahora, que los mineros no vuelvan. A pesar de esto, la minería de oro ilegal en otras partes de Madre de Dios continúa como siempre.