La pérdida de bosques lleva a una pérdida de fauna que sigue siendo difícil de calcular. El extenso trabajo de tres años de IPBES permitió concluir, en mayo pasado, que los insectos son sin duda una de las mayores preocupaciones de los investigadores que han elaborado este diagnóstico. De las 8 millones de especies de animales y plantas que se calcula existen en el planeta, 5.5 millones corresponden a insectos, de los cuales por lo menos el 10 %, es decir, medio millón de especies, está en peligro de extinción.

La UICN, en su Lista Roja de Especies Amenazadas, asegura que además de los insectos, los anfibios y los mamíferos son dos de los grupos animales que más especies tienen con algún grado de amenaza. El 40 % de los anfibios y el 25 % de los mamíferos se encuentran en peligro debido a la reducción de sus poblaciones.

En Colombia, varias organizaciones comunitarias y científicas intentan rescatar al paujil de pico azul, un ave endémica que se encuentra En Peligro Crítico; al oso de anteojos; al jaguar y a varias especies de anfibios que viven cerca de áreas protegidas como parques nacionales. En Honduras y Guatemala, el monitoreo de nidos ha ayudado a la recuperación de la emblemática guacamaya roja.

En Argentina trabajan con el cóndor andino y el yacaré o cocodrilo overo; en Chile intentan darle una segunda oportunidad al pingüino rey; los científicos hacen hasta lo imposible por salvar a la cotorra margariteña en Venezuela; en México intentan garantizar el corredor natural del lobo en la frontera norte con Estados Unidos, y en el Archipiélago de Galápagos, un grupo de científicos trabaja en la reintroducción de cientos de iguanas en la Isla Santiago.

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La importancia de proteger los bosques

 

 

 

Entre 1980 y 2000 América Latina perdió 42 millones de hectáreas de bosques tropicales. Los bosques amazónicos se enfrentan a presiones por agricultura, ganadería y apropiación de tierras y la pérdida de bosque seco aumenta principalmente en el Gran Chaco, el último remanente continuo de la región.

Sin embargo, existen importantes esfuerzos de conservación que están dando resultados prometedores. En Ecuador, una iniciativa de reforestación ha permitido conservar el bosque seco —uno de los ecosistemas más sensibles y que más ha sufrido en los últimos años—. Más de 35 especies de árboles se plantan desde hace 13 años y se ha creado un banco de semillas que permite diversificar la cantidad de especies.

En México, una escuela de técnicas de agroecología trabaja en restaurar el sistema hídrico, los suelos, la biodiversidad y articular la economía local en un distrito de Guanajuato y, en Costa Rica, un bosque secundario de 25 años recuperó sus servicios ecosistémicos en medio de un proyecto geotérmico y hoy funciona como área de amortiguamiento de un nuevo parque nacional.

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La conservación del increíble mundo marino

 

 

 

Las especies marinas están siendo afectadas por la explotación no sostenible de los recursos naturales, por el cambio climático que ha generado calentamiento y acidificación de los océanos, por la contaminación a todo nivel, tanto química como de desechos sólidos incluyendo los plásticos, y por la introducción de especies invasoras. Hoy, el 66 % de los océanos se encuentra deteriorado y solo el 3 % de toda la superficie oceánica del mundo está libre de la mano del hombre.

Según el informe IPBES, la pesca industrial cubre al menos el 55 % de los océanos y América Latina es uno de los cuatro lugares en el mundo donde está concentrada, específicamente frente a las costas de Chile y Perú. El problema es que, ya en 2015, el 33 % de las poblaciones de peces en el mar estaban siendo capturadas a niveles insostenibles.

Esta enorme preocupación ha impulsado iniciativas de conservación en los océanos que se han convertido en estrategias de gran valor para la garantizar la vida marina. Tal es el caso de un comando de hombres de mar convertidos en guardaparques comunales que lucha, brazo y bote en ristre, contra la pesca con explosivos en la Reserva Nacional de Paracas (RNP) en Perú, o la historia de los pescadores de Juan Fernández por la conservación de su mar en Chile, donde las principales medidas para proteger sus recursos naturales han sido autoimpuestas por sus habitantes y solicitadas al Estado, convirtiéndolos en la primera pesquería artesanal de todo el pacífico Sur Oriental certificada con el ecoetiquetado que posee el estándar más alto a nivel mundial, el Marine Stewardship Council (MSC).

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Un trabajo conjunto entre comunidades, científicos y gobiernos

 

 

Cada vez más, los expertos consideran que aquellos proyectos de conservación que involucran la participación y apropiación del conocimiento por parte de varios actores, suelen ser los más exitosos.

En Costa Rica, investigadores de la universidad de Costa Rica estudian a la víbora matabuey en su hábitat natural, con ayuda de una empresa turística. Este conocimiento se utiliza en el manejo de la serpiente en cautiverio para asegurar un banco de veneno para los próximos años, y así evitar que Centroamérica se quede sin suero antiofídico.

Por su parte, en pleno desierto de Atacama, en Chile, hay un oasis en que habitan más de 500 especies de plantas, se trata de un vivero en una pequeña escuela, donde los niños están cultivando algunas especies en peligro con el fin de aprender de su “patrimonio vegetal” y evitar su extinción.

Otros casos exitosos están vinculados a cultivos de gran consumo. En Venezuela, 224 especies de aves locales y 8 migratorias del norte de los Estados Unidos han sido identificadas en los bosques que ahora están certificados como áreas de cultivo de café amigable con el medio ambiente y en Colombia, las aves acuáticas han visto en los cultivos de arroz, de pequeños productores, un refugio ante la pérdida de humedales que se está viviendo en el país. Detrás de este logro hay un trabajo de más de 10 años de la Asociación Calidris, que se dedica al estudio de las aves en el país.

Aquí puede leer todas las historias sobre estrategias exitosas que involucran a la comunidad científica y comunidades:


*Imagen central: Una ilustración trabajada por el equipo de Kipu Visual para Mongabay Latam.

Videos Mongabay Latam | Los animales de Latinoamérica



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