- Entre 2010 y 2014 se emitieron aproximadamente 2,6 gigatoneladas de dióxido de carbono anualmente debido al aumento de la agricultura tropical y las plantaciones forestales, según los investigadores.
- El 40 % de esas emisiones relacionadas con la deforestación se originaron en Brasil e Indonesia, siendo sobre todo la palma y la soya una gran fuente de emisiones en Indonesia.
- La investigación muestra que la ganadería en Brasil es la causa principal de las emisiones causadas por la deforestación en toda América Latina.
La ganadería en Brasil es la causa principal de las emisiones de carbono relacionadas con la deforestación en América Latina, según una investigación publicada por Global Environmental Change. Además, los datos de riesgo de deforestación vinculados a esta actividad en Brasil están documentados en Trase, una plataforma digital de monitoreo de deforestación y commodities creada por el Instituto Ambiental de Estocolmo y la ONG Global Canopy.
El estudio de Global Environmental Change descubrió que el 40 % de las emisiones de carbono en los trópicos provienen de Brasil e Indonesia, siendo la producción de ganado una de las principales causas de las emisiones relacionadas con la deforestación en Brasil; y las plantas oleaginosas, como la palma aceitera y la soya, en el caso de Indonesia.
El aceite de palma, según el estudio, alcanza aproximadamente la mitad de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la deforestación. Asimismo, los nuevos datos de Trase hacen un seguimiento de las exportaciones de carne de vacuno, vísceras y ganado vivo desde Brasil y ha descubierto que, entre 2015 y 2017, las exportaciones de ganado de Brasil estuvieron ligadas a una deforestación anual que oscilaba entre las 65 000 y 75 000 hectáreas. El 51 % de este riesgo de pérdida de bosque estuvo vinculado a la actividad ganadera en el bioma del Amazonas y el 47 % del bioma de sabana del Cerrado, según el informe.
La pérdida forestal aumentó radicalmente entre 2017 y 2018; Brasil perdió unas 3000 millas cuadradas en la Amazonía. Los datos de la agencia especial brasileña, INPE, muestran cómo la deforestación en la Amazonía legal ha aumentado más este año después de que Jair Bolsonaro asumiera el poder en enero.
Los datos sobre Brasil, que llegaron en medio de una oleada de incendios relacionados con la deforestación, son inquietantes, según los investigadores.
Toby Gardner, director de Trase, dijo a Mongabay que la “deforestación asociada con las importaciones de carne de Brasil a Estados Unidos creció enormemente entre junio de 2016 y julio de 2017 cuando la prohibición de importar carne fresca se levantó temporalmente”. Esto, dice, vincula claramente la industria brasileña de la carne de vacuno con la pérdida forestal. En 2016, la ganadería sumaba más del siete por ciento del producto interno bruto de Brasil, según Chain Reaction Research. La misma fuente informa de que en 2018, Brasil tenía el segundo hato de ganado más grande del mundo.
De forma tradicional, dice Gardner, las preocupaciones sobre seguridad alimentaria han evitado que la carne fresca brasileña entre en los Estados Unidos. Sin embargo, en ese breve periodo en el que estuvo permitido, el comercio de carne de ternera entre Estados Unidos y Brasil se duplicó, según contó Gardner a Mongabay. “Las empresas cárnicas de todo Brasil satisficieron esa nueva demanda, entre estas, las procesadoras de carne del Amazonas, destacablemente en Mato Grosso”, dijo. Los datos de Trase indican que, durante ese tiempo, el riesgo de deforestación asociado con las importaciones de carne de vacuno a Estados Unidos desde Brasil aumentó más del triple.
Lo que frenó las importaciones de carne de vacuno a Estados Unidos en 2017 fue un escándalo en torno a la calidad de la carne. La policía federal de Brasil llevó a cabo arrestos relacionados con una trama de sobornos en la que 30 instalaciones refrigeradoras de carne ofrecían pagos a cambio de certificados de control de calidad manipulados ilegalmente. Algunas de las empresas cárnicas y alimentarias más grandes de Brasil, como JBS y BRF, fueron acusadas.
La información de Trase muestra que JBS —empresa que ha sido acusada de deforestación relacionada con la producción de ganado— presenta el mayor riesgo de deforestación entre las empresas líderes de la producción de carne de vacuno en Brasil. La siguen otras grandes empresas como Minerva y Marfrig.
JBS respondió a las preguntas de Mongabay sobre el monitoreo de su cadena de suministro y dijo que “evalúa a más de 50 000 proveedores potenciales cada día”. La empresa señaló que ha bloqueado a más de 7000 proveedores potenciales por incumplimiento de sus políticas, y que un tercero, DNV GL, empresa de auditoría noruega, supervisa el sistema de JBS.Holly Gibbs, investigadora de cadenas de suministro en la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, contó a Mongabay que “el Amazonas tiene [aproximadamente] seis veces el tamaño de Texas y sabemos que 60-80 por ciento del territorio que se despeja se utiliza para ganadería. Así que hablamos de un área realmente grande”. Gibbs destacó un vacío crítico y bien documentado en el sistema de supervisión actual para detectar deforestación relacionada con el ganado: solo se monitorea a los proveedores directos de los mataderos. Raramente se hace un seguimiento a la granja de origen de un animal —que suele estar en un lugar con deforestación ilegal.
“Sabemos que el 80 % de los proveedores directos que venden animales a los mataderos se los compraron a otros granjeros antes de venderlos. De hecho, en promedio, compraron en otras 15 propiedades antes de vender”. Gibbs calcula que hasta un 80 % de la deforestación relacionada con la ganadería pasa desapercibida en el sistema de monitoreo actual de Brasil.
Compara este problema crónico, que no han abordado las políticas del gobierno, con “encender el aire acondicionado para refrescar tu casa durante una ola de calor y luego dejarte todas las puertas y ventanas abiertas”. El problema podría solucionarse con un código de barras que etiquete a los animales desde su nacimiento de manera que se pudiera rastrear el ganado desde su origen, a través de múltiples ventas, hasta el matadero. Sin embargo, los analistas afirman que falta voluntad política.
Tanto Gardner como Gibbs señalan otro problema: los acuerdos actuales de deforestación de la industria ganadera solo cubren el Amazonas y no la región de sabana del Cerrado, que se ha convertido en un foco de deforestación en las últimas décadas.
Investigadores como Gibbs y Trase han utilizado certificados de transporte animal impuestos por el gobierno para hacer un seguimiento de la cadena de suministro. Trase utiliza datos de deforestación a nivel municipal para identificar el riesgo de deforestación asociado con los envíos de ganado. Sin embargo, el gobierno de Bolsonaro, desde que asumió el poder en enero, ha bloqueado el acceso a esos certificados. Cuando se le preguntó sobre este asunto, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Suministro comunicó a Mongabay que los datos nunca estuvieron disponibles públicamente y que el sistema de monitoreo se ha cambiado para proteger la privacidad de los productores y los datos del mercado.Ahora, en 2019, Gardner dice que “podemos esperar otra subida en la deforestación asociada”. Un estudio reciente ya ha relacionado directamente la deforestación durante el gobierno de Bolsonaro con los incendios del Amazonas de este año. Aparentemente, en los primeros siete meses de este año se talaron árboles valiosos y se dejó que los restos se secaran lentamente. La quema de este material es un método tradicional que se utiliza en la región para preparar la tierra para las plantaciones. La quema genera una ceniza que actúa como fertilizante. Para los ganaderos, además, favorece el crecimiento de hierba de la que se puede alimentar el ganado.
En marzo, el presidente brasileño y el presidente estadounidense negociaron un acuerdo para aumentar las exportaciones de carne de vacuno de Brasil a Estados Unidos, donde empresas como JBS tienen muchas filiales. En junio, inspectores cárnicos de Estados Unidos visitaron 12 mataderos en Brasil. Los observadores anticipan que se permitirán las importaciones.
El nuevo informe de Trase dice que el riesgo de deforestación asociado con las importaciones de carne fresca a EE. UU. ha aumentado drásticamente en los últimos años. El estudio de Global Environmental Change apunta que la mayoría de las reses que se crían en Brasil se consumen de forma nacional.
Hasta la fecha, Brasil no ha aplicado estrategias para hacer un seguimiento al ganado durante su vida con relación a la deforestación. Los expertos dicen que este vacío refleja el poder que tienen los propietarios de tierras ricos.
*Imagen principal: ganado en un corral en Brasil. Foto: © Henrique Manreza cortesía de The Nature Conservancy.
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