- La votación será el próximo 6 de setiembre, en medio de críticas por el avance de los casos positivos al COVID-19.
- Los temas ambientales y la situación de los pueblos indígenas no ocupan la agenda de los partidos en carrera.
En medio de una pandemia que en las últimas semanas se ha agudizado y extendido en Bolivia, se presenta una carrera electoral para la presidencia que tiene marcado el 6 de setiembre como fecha oficial para la realización de los comicios.
La votación estaba prevista para el domingo 3 de mayo pero la emergencia sanitaria mundial por la presencia del coronavirus dejó en suspenso el proceso electoral, luego de que el país atravesara una crisis social y política que terminó con la renuncia del expresidente Evo Morales, en noviembre de 2019, y la instalación de un gobierno transitorio dirigido por Jeanine Añez.
El 24 de junio último, Añez promulgó la Ley para que se realicen las elecciones este año. Esta decisión se tomó en medio de la insistencia de candidatos como Carlos Mesa de la alianza política Comunidad Ciudadana y Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS) quienes manifestaron que no era posible postergar indefinidamente las elecciones por la emergencia sanitaria.
“Los programas de gobierno son los que se presentaron para las elecciones de mayo. Hubo voces que pedían que se permita actualizarlos para incluir la cuestión del COVID-19, pero eso no ha pasado”, dice Pablo Villegas, responsable de investigación del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB).
Científicos especializados en temas ambientales y de salud consideran que es necesario sumar propuestas que tomen en cuenta la crisis actual, considerando que el coronavirus tiene un origen zoonótico y su presencia en la población mundial está vinculada a la deforestación, la fragmentación de hábitats y la pérdida de biodiversidad. Problemas ambientales que no son abordados hoy por los candidatos a la presidencia de Bolivia.
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Transgénicos fuera del debate
Ocho candidatos se disputan la presidencia de Bolivia. Los partidos Acción Democrática Nacionalista (ADN), Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL), Creemos, Comunidad Ciudadana, Movimiento Al Socialismo (MAS), Frente para la Victoria, Juntos y Libertad y Democracia.
Según las últimas encuestas realizadas antes del inicio de la emergencia sanitaria, el candidato del MAS, Luis Arce, lideraba las preferencias; seguido por Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana y la actual presidenta Jeanine Añez, de Juntos. Aunque no se han realizado encuestas en las últimas semanas, “el panorama de las preferencias es similar al que se tenía antes de la pandemia”, refiere Villegas.
En los últimos tres meses, sin embargo, algunos temas ambientales han causado polémica en Bolivia. Uno de ellos fue el Decreto Supremo 4232, publicado el 7 de mayo, que dio luz verde al ingreso de una mayor variedad de semillas transgénicas al territorio boliviano.
“El tema de los transgénicos ha marcado la coyuntura ambiental en estos últimos tres meses. Pero los candidatos no están hablando de ello”, cuestiona Villegas.
En ninguno de los planes de gobierno de los candidatos que lideran las encuestas se aborda el tema del uso para la agricultura de las semillas genéticamente modificadas. Sin embargo, el candidato del MAS, Luis Arce, criticó la norma aprobada, la calificó de ilegal y exigió su derogación inmediata.
Una reacción que llamó la atención del investigador del CEDIB, Pablo Villegas, pues durante el gobierno de Evo Morales, líder del MAS, el mismo partido por el que ahora postula Arce, se aprobó una norma que le abrió las puertas a variedades de soya transgénica —resistentes a un potente herbicida— que serían utilizadas en la producción de biocombustible. Arce fue ministro de Economía y Finanzas de Bolivia por más de 10 años durante el mandato de Morales.
“En el gobierno de Evo Morales se autorizó el proceso abreviado de soya aparentemente resistente a la sequía. El gobierno del MAS está basado en el agroextractivismo, ha sido el eje del desarrollo de la gestión de Evo y de quien ahora es el candidato”, comenta Miguel Ángel Crespo, director de Productividad Biosfera y Medio Ambiente (Probioma).
El candidato de la alianza Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, que también criticó el decreto, aprobó en el 2005, durante su gobierno, el cultivo de la soya transgénica resistente al glifosato.
Por otro lado, el investigador ambiental Marco Gandarillas resaltó “que desde el gobierno [de turno] cerraron filas para apoyar la decisión. Óscar Ortiz, el ministro de Desarrollo Productivo, es cercano a los agronegocios y fue designado el 8 de mayo. Su nombramiento y las medidas para favorecer los transgénicos se dieron al mismo tiempo”.
Es decir, los tres candidatos presidenciales que lideran las encuestas —Arce, Mesa y Añez— han estado vinculados a decisiones polémicas que permitieron el uso de transgénicos en Bolivia.
El avance de la agricultura y la ganadería
Los especialistas consultados por Mongabay Latam coinciden en que el impulso de los agronegocios marcará la agenda económica de un nuevo gobierno, sin importar quien gane las elecciones.
Gandarillas ha organizado las propuestas de los candidatos a manera de un triángulo, que va desde el que presenta un plan más agresivo y extractivista, hasta el que ofrece un esquema más cercano a la sostenibilidad. En la base del triángulo, Gandarillas ubica la propuesta más peligrosa y esa sería la del MAS: “muy extractivista, que apunta a un soporte económico con efectos ambientales muy fuertes”. En un siguiente nivel está el candidato Luis Fernando Camacho, del Creemos, quien fomenta la extracción de recursos naturales desde el sector privado.
En un nivel medio de este triángulo esta la propuesta de Juntos, del actual gobierno, que también está marcada por el extractivismo pero incluye, de alguna forma, el desarrollo sostenible. “Bolivia tiene grandes oportunidades de cambiar hacia una economía limpia y sustentable, más eficiente en el uso de la energía, el agua, la tierra, los bosques y las riquezas del subsuelo, y más compatible con los ecosistemas naturales y la biodiversidad”, se lee en el plan de gobierno de esta agrupación.
Siguiendo el esquema de Gandarillas, en el vértice superior ubica a Mesa, de Comunidad Ciudadana, cuyo plan menciona con mayor frecuencia la sostenibilidad. Sin embargo —dice Gandarillas— en cuestiones críticas no menciona cómo será este desarrollo sostenible.
“El extractivismo es la base de las propuestas de los partidos y prácticamente no hay preocupación ambiental. Además, todas las propuestas son pre-covid. Los políticos no han salido a plantear cómo sería la Bolivia post-covid”, agrega Gandarillas.
El líder indígena Alex Villca considera que cualquier gobierno que resulte elegido endurecerá su política extractivista. “Se dará el fomento de la minería y extracción petrolera, además que se impulsará con fuerza los agronegocios y monocultivos”.
Lo que dejó encaminado el anterior gobierno no ha sido anulado —dice Villca— y ahora están trabajando para agilizar los objetivos de modelo económico extractivista y gran parte de estos proyectos se dan en territorios indígenas y en áreas naturales protegidas.
“Se intensificará el tema extractivista. Con la llegada de un nuevo gobierno los megaproyectos como las hidroeléctricas continuarán afectando a los territorios indígenas y las áreas protegidas, que ya no son garantía para la conservación de los recursos naturales, porque las normas han vulnerado y perforado su intangibilidad”, comenta Villca. “Hay una nueva arremetida que se avecina postpandemia”, agrega.
Según un reciente análisis a través de imágenes satelitales realizado por MapBiomas y la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, Bolivia ocupa el segundo lugar entre los países amazónicos que más bosques perdieron entre los años 1985 y 2018.
En este ranking Bolivia también ocupa el segundo puesto, después de Brasil, con mayor crecimiento y expansión de territorio dedicado a la agricultura y ganadería en las últimas tres décadas.
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Sin propuestas para el tema indígena
Ruth Allipaz, representante de la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas (Contiocap), señala que los planes de gobierno de los ocho partidos que compiten por la presidencia tienen un denominador común: modificar la constitución o ser nuevamente república. “Como si el problema fuera de forma y no de fondo. Estos ocho candidatos no entienden la problemática del país ni cómo estamos de temas fundamentales como salud y educación”.
Allipaz cuestiona el modelo político partidario de Bolivia que —según señala— no ha cambiado en los casi 200 años de independencia. “Estamos al borde del precipicio. Y algo tan fundamental como la preservación del medio ambiente y los territorios indígenas no está en las agendas. Ninguno se refiere a estos temas. Pero sí hablan de minería, de exploraciones petroleras y de la recuperación de las empresas”.
La lideresa indígena también recuerda el papel que jugó Carlos Mesa durante su gobierno para la aprobación del uso de transgénicos. En cuanto a Jeanine Añez, de Juntos, menciona su relación con los agronegocios en Santa Cruz. “Todos los candidatos son una bomba de tiempo para el medio ambiente y para los pueblos indígenas”, asegura.
No obstante, manifiesta que Carlos Mesa es el único candidato que promueve el ecoturismo comunitario como una actividad exclusiva de los pueblos indígenas, además de referirse a la pluralidad de actividades productivas. “Es el único que está tratando de tomar en cuenta o que quizá respete a los pueblos indígenas y sus territorios. La cuestión es si van a cumplir lo que proponen en sus planes”.
Villegas de Cedib coincide con Alipaz frente a la falta de propuestas que involucren a los pueblos indígenas en Bolivia. “Con la crisis económica no sería raro que se promueva la extracción de madera. Si revisamos la historia, hasta han matado indígenas para quitarles las tierras y después extraen todo lo que se puede”.
Frente a un panorama en que el coronavirus empieza a extenderse por los pueblos indígenas de Bolivia, Villegas duda mucho de lo que pueda pasar el próximo 6 de setiembre. “Mucho dependerá del virus y de la crisis económica”, asegura.
Villegas menciona que los incendios forestales ocurridos el años pasado entre julio y setiembre en Bolivia y que arrasaron más de cinco millones de hectáreas de la Chiquitanía, influyeron en las elecciones de octubre del 2019. Por eso asegura que esta vez sucederá lo mismo con la pandemia.
Villca, por su parte, señala que muchas comunidades ya han sido tocadas por el virus y las que aún permanecen sin contagios prácticamente están rodeadas por el COVID-19. “En los próximos días y semanas llegará”, asegura. En medio de esta incertidumbre, las elecciones presidenciales siguen su rumbo.
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