- La fiscal general del Estado, Diana Salazar, pidió audiencia para presentar cargos en contra de decenas de personas, entre ellas el expresidente Lenín Moreno, por el presunto delito de cohecho. El ente investigador tiene pruebas de sobornos por 76 millones de dólares alrededor del proyecto hidroeléctrico entre el 2009 y el 2018.
- La erosión del río Coca ahora avanza por el río Marker, uno de sus afluentes. Allí generó el derrumbe de un puente cercano al Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el Poliducto Shushufindi Quito y el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP). Desde hace tres años, cuando desapareció la cascada San Rafael y comenzó la erosión, los expertos han dicho que todos estos desastres seguirán pues el proceso erosivo no se detendrá en el corto plazo, por lo que se deben tomar medidas radicales.
En la mañana del 22 de febrero, luego de unas intensas lluvias en el cantón El Chaco de la provincia de Napo, se desplomó el puente que cruza el río Marker. Minutos después, tanto Petroecuador como la empresa OCP anunciaron la suspensión de las operaciones del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el Poliducto Shushufindi Quito y el Oleoducto de Crudos Pesados pues sus tuberías se encuentran muy cerca del derrumbe. El río Marker es afluente del río Coca, que desde hace poco más de tres años sufre un fuerte proceso de erosión regresiva y que inició con la desaparición de la cascada San Rafael el 2 de febrero de 2020.
“Estas últimas dos semanas ha estado lloviendo intensamente en la zona y eso vuelve a acelerar el proceso erosivo. Lo que pasó con el río Marker no es sorpresa, como se explicó desde un inicio [febrero de 2020], el proceso erosivo también se ramifica por los afluentes del río Coca como el río Marker, el río Malo o el río Piedra Fina, causando daño a las infraestructuras que están en el flanco izquierdo del río Coca. Puentes como este se hicieron hace varios meses asumiendo que la erosión no iba a seguir avanzando, pero eso no es así y lo hemos explicado varias veces: la erosión no se va a detener por lo menos en un par de décadas, hasta que se estabilice toda la parte geológica del río”, comenta Emilio Cobo, ingeniero ambiental y miembro del Observatorio de Ríos Andinos.
Ese mismo día, la fiscal general del Estado, Diana Salazar, anunció los avances de la investigación que adelanta la entidad sobre un entramado de corrupción alrededor del proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair, ubicado a pocos kilómetros aguas arriba de la actual erosión del río Coca. El proceso es conocido judicialmente como Caso Sinohydro, apelando al nombre de la empresa china que hizo la obra. Salazar solicitó a la Corte Nacional de Justicia “fijar fecha y hora para la realización de la audiencia de formulación de cargos por el presunto delito de cohecho en contra de decenas de personas, entre ellas, el expresidente Lenin Moreno, su esposa, una de las hijas de ambos, además de dos hermanos y dos cuñadas del primero”.
Desde hace tres años varios expertos le han dicho a Mongabay Latam que la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair influyó en la desaparición de la cascada San Rafael y la erosión del río Coca debido a la retención que hace de sedimentos. El tema judicial se suma al complejo panorama de los impactos ambientales en el río, que ha dañado la infraestructura vial y petrolera, y varios derrames de crudo que han generado afectaciones a la salud y medios de vida de comunidades indígenas kichwa aguas abajo.
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Tres años después y la erosión del río Coca sigue causando estragos
Desde el miércoles 22 de febrero las empresas Petroecuador y OCP detuvieron el bombeo de crudo pues su infraestructura se encuentra muy cerca del puente que colapsó sobre el río Marker.
Un día después, el Ministerio de Energía y Minas declaró la Fuerza Mayor —causa suficiente para que una de las partes pueda suspender o terminar el cumplimiento de sus obligaciones cuando surgen circunstancias ajenas a su control— para OCP y Petroecuador. Además, le ordenó a Petroecuador remitir al Ministerio de Energía y Minas un informe sobre el impacto económico del evento en la producción, refinación (en la operación de la Refinería Shushufindi CIS) y la comercialización de petróleo, de ser el caso. A OCP le pidió informar de manera oportuna y con la debida antelación al Ministerio de Energía y Minas y Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables, el día y hora de reinicio de las operaciones, realizando las coordinaciones técnicas, logísticas y operativas pertinentes.
La Gerente General de Petroecuador, María Elisa Soledispa, junto a un equipo técnico, verificaron in situ los trabajos urgentes que realiza el personal de la empresa pública, conjuntamente con miembros del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, en el sector del río Marker, para la contención y recuperación de hidrocarburos que queda dentro de las tuberías tras la suspensión del bombeo, considerando el riesgo que corren esta infraestructura tras el colapso del puente.
El 23 de febrero, la compañía ya había culminado las labores de drenaje de 8000 galones de combustible en el poliducto y aún continuaba con la misma tarea en el SOTE. El 24 de febrero decidieron apagar los pozos ubicados en los campos petroleros operados por la empresa pública en la región amazónica. Soledispa aseguró que espera que en una semana se reactive el bombeo de crudo.
Por su parte, la empresa OCP, a través de un comunicado, aseguró que “mantenemos suspendido el bombeo de crudo y realizamos trabajos de drenaje en la tubería, priorizando el cuidado del medioambiente”.
Sin embargo, situaciones como la ocurrida con el desplome del puente sobre el río Marker no son nuevas y han sido constantes a lo largo de los tres años de la erosión del río Coca. En abril de 2020 más de 15 000 barriles de petróleo se derramaron en el río, pues la erosión rompió el SOTE, el poliducto y el oleoducto de crudos pesados. En noviembre de ese mismo año, la erosión fue responsable del derrumbe de un puente sobre el río Montana. En diciembre de 2021, la erosión regresiva alcanzó el cauce del río Piedra Fina y la carretera E45 que conecta Quito con Lago Agrio, al igual que el sistema de oleoductos en la zona.
“Lo que ocurrió en el río Marker era totalmente previsible y es exactamente lo mismo que ocurrió en el río Montana”, asegura Alfredo Carrasco, geólogo, consultor en gestión y manejo de recursos naturales y exsubsecretario de Capital Natural del Ministerio del Ambiente. Para él, la gran diferencia es que no se aprendió nada con lo sucedido “y por eso siguen sin comprender lo que está ocurriendo en los ríos Marker y Piedra Fina”.
Carrasco destaca que el colapso del puente es consecuencia de la erosión regresiva del río Coca, en este caso a nivel lateral. Este fenómeno le está pasando también a todos sus afluentes. “El problema fundamental está en la falta de entendimiento del riesgo que se ha evidenciado en técnicos y en autoridades del Ministerio de Energía y del Ministerio de Obras Públicas. Esto es algo que anticipamos hace tres años y recuerdo la entrevista que tuvimos en febrero del 2020. Este proceso se veía venir y se sabía que iba a afectar a toda la infraestructura que estuviera aguas arriba del río Coca”.
Emilio Cobo asegura que en Ecuador el problema erosivo en el alto Coca se volvió costumbre “y mientras no pasen cosas como que se vaya abajo un puente o que se interrumpa el bombeo en los oleoductos, no hay noticia. Pero la erosión sigue y el drama para la gente que vive en las zonas aledañas continúa”.
La corrupción detrás de Coca Codo Sinclair y su impacto en el río Coca
Mientras la erosión regresiva del río Coca volvía a estar presente en la agenda pública por su impacto sobre la infraestructura vial y petrolera, la gran hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ubicada a pocos kilómetros del proceso erosivo, también se convertía en noticia.
La fiscal general del Estado, Diana Salazar, denunció un entramado de sobornos en este megaproyecto entre 2009 y 2018, los cuales involucran al expresidente Lenín Moreno, su esposa, así como a varios de sus familiares y personas de su círculo de confianza. También están involucrados altos funcionarios de Coca Codo Sinclair, exembajadores chinos, funcionarios públicos y personal de confianza de la empresa Sinohydro.
“El monto del presunto cohecho sería de unos 76 millones de dólares, que corresponden a aproximadamente el 4 % del valor contratado por la obra, que inicialmente fue de casi 1979 millones de dólares, aunque en la práctica su costo rebasó los 2245 millones. Esas decenas de millones de dólares en coimas habrían sido entregadas por Sinohydro y canalizadas a través de terceras personas, utilizando una falsa imagen de servicios de consultoría y representación. Fueron canceladas por medio de dádivas, cheques y transferencias”, indicó Salazar.
La fiscal dijo que durante esta investigación, que empezó en 2019, han realizado 89 impulsos fiscales, han pedido 80 versiones, 465 requerimientos de información, 13 pericias, 13 audiencias privadas, 5 allanamientos y 10 asistencias penales solicitadas a países como Panamá, Belice, Suiza, China, Estados Unidos y España. “Quiero destacar que la cooperación internacional es realmente importante para investigaciones como esta porque coadyuvan a demostrar fehacientemente la configuración del delito y sus alcances fuera del territorio nacional, sin embargo, son procesos que han tomado hasta 25 meses y más de 30 insistencias en el caso de China, país que no ha respondido hasta el momento”, afirmó Salazar.
Para Emilio Cobo, todos estos presuntos casos de coimas, sobreprecios y arreglos que sucedieron en el proceso de licitación y construcción de Coca Codo Sinclair sí están vinculados a los problemas que se ven hoy en el río Coca y sus afluentes, “porque una de las razones para haber impulsado la construcción de ese proyecto sin tener estudios de factibilidad de calidad, estudios de impacto ambiental bien realizados y sin haber analizado bien los riesgos financieros, era empujar una serie de negocios y de contratos de gran dimensión que ahora son analizados por la Fiscalía” y añade que “esa es una obra que quizás no tenía que haberse construido en esa dimensión, ni en ese lugar, ni con ese diseño. La premura por apalancarse de dineros, que se está comprobando tienen que ver con corrupción, impulsaron a que se hiciera una obra expuesta a riesgo”.
Incluso, a finales del año pasado, la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional presentó un extenso informe sobre el proyecto Coca Codo Sinclair. En sus conclusiones se indica que el proyecto fue concebido en dos etapas: la primera con una potencia instalada de 432 MW y la segunda con una potencia adicional de 427 MW, alcanzando una potencia total máxima de 859 MW, con un costo total de 747,5 millones millones de dólares. Posteriormente, se tomó la decisión de aumentar la potencia del proyecto a 1500 MW, a un costo de 987 millones.
“El problema más grave de haber tomado la decisión de aumentar la potencia de producción eléctrica es que se lo hizo sin las actualizaciones correspondientes de todos los estudios técnicos y ambientales realizados en 1986 por Inecel; es decir, los estudios efectuados para las potencias anteriores fueron simplemente reciclados, sin que se hayan efectuado actualizaciones metodológicas y científicas de planificación e impactos de la ampliación del proyecto hidroeléctrico. Esto dio como resultado que el proyecto hidroeléctrico presente serios problemas de infraestructura, así como ambientales”, se lee en el informe.
Alfredo Carrasco coincide con lo mencionado en el informe y asegura que nunca se actualizaron los estudios geológicos y de riesgos del área para tomar la decisión de aumentar la potencia del proyecto. “De haberse hecho, quiza un geólogo con conocimiento de riesgos hubiese interpretado lo que significaba la cascada de San Rafael, pero jamás se estudió la dinámica de la cascada”.
Ecuador está a la espera de la reactivación del bombeo de crudo en sus oleoductos pues gran parte de su economía depende del petróleo. Las tuberías han cambiado su trazado en más de siete ocasiones, huyendo de la erosión. El problema es que seguir haciendo lo mismo ya no es viable.
“No han podido encontrar una solución distinta a estar reconstruyendo a cada rato puentes, vías y haciendo alternativas para las tuberías en uno de los lados del río que, a mi criterio, ya está completamente comprometido, y donde tampoco puedes moverte mucho más arriba porque tienes el volcán Reventador, que es también un factor de riesgo por sus flujos piroclásticos”, comenta Cobo y añade que la única salida que ven viable, es que la carretera y los oleoductos pasen por el flanco derecho del río. “El problema es que esto implica un costo ambiental alto, porque allí hay unos bosques bien conservados y es una zona relativamente importante en términos ecológicos. Pero no hay más soluciones. La situación es compleja”, indica.
A todo este panorama se suman nuevos riesgos. Cobo asegura que aguas arriba de la represa de Coca Codo Sinclair se está formando una especie de “cola de sedimentos” que está afectando los terrenos de los finqueros. Por su parte, Carrasco afirma que el proceso erosivo está generando una gran cantidad de sedimentos que está poniendo en riesgo a la casa de máquinas de la hidroeléctrica “porque los sedimentos han levantado el nivel del río y el sitio donde se emiten las aguas turbinadas está a desnivel. Por lo tanto el riesgo de inundación de la casa de máquinas es altísimo”.
*Imagen principal: Imagen del 23 de febrero de 2023. En la fotografía se aprecia la fuerte erosión del río Marker y los oleoductos que se encuentran a pocos metros del puente colapsado. Foto: Petroecuador.
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