Al menos 60 grandes felinos han muerto cazados dentro de las zonas protegidas de Brasil durante los últimos dos años, según una reciente encuesta publicada en la revista de acceso gratuito de mongabay.com Tropical Conservation Science (TCS). El informe, que se centra en las poblaciones del jaguar (Panthera onca) y el puma (Puma concolor) dentro de las zonas protegidas de Brasil, muestra que la gestión de la reserva y el uso de restricciones tienen un impacto en el nivel de caza de los grandes felinos.
Los resultados, obtenidos de un cuestionario enviado a un número de gerentes de reservas, muestran que la caza es tres veces más frecuente en reservas con menos restricciones para el uso humano. El estudio también muestra que la caza tuvo lugar en casi el 50% de las reservas en las que se sabe que hay grandes felinos.
La caza no suele denunciarse, y cuando se denuncia, casi nunca se llega a un proceso legal. Esto podría implicar que los residentes de las áreas cercanas a estas reservas con menores restricciones no tienen que preocuparse de poder ser llevados a juicio, lo que conlleva mayores niveles de caza en estas zonas.
Tanto los jaguares como los pumas están protegidos internacionalmente ante la caza. Los jaguares están clasificados como especies casi amenazadas en la Lista Roja de la UICN y están incluidos en el Apéndice 1 de CITES, mientras que los pumas aparecen como de preocupación menor en el Apéndice 2. Esta clasificación implica que la caza de estas dos especies es ilegal. Los científicos dicen que “la caza está extendida en zonas protegidas y el estado legal de protección de los animales no les garantiza ninguna protección real”.
A pesar de este informe, los datos son aún insuficientes y el número de muertes de grandes felinos es tan sólo una estimación. Es muy posible que el número real sea mucho más alto. “Se necesitan más estudios para evaluar la tasa de muertes, los factores asociados con la caza, los efectos del tamaño de las poblaciones humanas y las medidas específicas de la gerencia. Lo más importante es la necesidad de saber cómo afecta la caza a la viabilidad en estas zonas”, explican los científicos. Además, los científicos sugieren que “los gestores de las zonas protegidas deberían intentar sistematizar la información disponible e investigar los posibles casos. Solo si reconocemos el problema será posible tomar medidas para resolverlo”.
Jaguar en Brasil. Foto de: Rhett A. Butler.
CITA: Carvalho Jr, E.A.R and Morato, R.G. 2013. Factors affecting big cat hunting in Brazilian protected areas. Tropical Conservation Science Vol. 6(2):303-310