- Las especies nativas están a riesgo o en peligro de extinción debido al consumo de carnes de animales silvestres en las fronteras de la Amazonía brasileña.
- Las investigaciones muestran que muchas especies de animales salvajes siguen disminuyendo debido a la caza furtiva, y que muchas personas en áreas urbanas incorporan a estas especies en sus dietas.
- La pobreza es común en las ciudades de la Amazonía brasileña, lo cual explica la tendencia al consumo de especies salvajes.
Cuando imágenes satelitales de la selva brasileña muestran bosques densos, la mayoría de nosotros imaginamos que en aquellos árboles habitan grandes cantidades de especies salvajes. Sin embargo, ¿que pasaría si estuvieramos viendo un bosque vacío de animales?
El estudio propone varias soluciones para reducir el problema: “Una gobernanza ambiental innovadora podría limitar el consumo de carnes de especies salvajes a sólo las especies tolerantes a las cosechas”, explica el documento. Se deberían implementar políticas y estrategias que “promuevan el alivio de la pobreza y que ofrezcan alternativas más baratas de carnes para los habitantes de las zonas urbanas”.
Los bosques tropicales contienen altos niveles de biodiversidad y grandes cantidades de especies amenazadas. Mientras que la urbanización de la Amazonía brasileña ha crecido al pasar del tiempo, muchos ambientalistas asumían que la sobrecaza de especies salvajes disminuiría. Sin embargo, varios estudios demuestran que muchas especies salvajes de la selva siguen disminuyendo debido a la caza, y que poblaciones urbanas comúnmente las incorporan a sus dietas.
Una de las razones se debe a la pobreza: alrededor del mundo, el consumo de la carne de especies salvajes está relacionado con menores ganancias, porque la caza es una forma menos cara y más rápida de obtener comida en las zonas urbanas. La pobreza es extensa en las ciudades de la Amazonía brasileña, lo que explica la costumbre del consumo de especies salvajes.
Parry y su equipo investigaron los hábitos de la dieta urbana en dos ciudades del estado de Amazonas: Borba y Novo Aripuana. El grupo distribuyó cuestionarios a 153 hogares, preguntándoles sobre factores socioeconómicos y sobre sus hábitos de consumo de carne de animales salvajes el año interior.
Los resultados revelaron que el consumo de carne de animales salvajes no está disminuyendo en las zonas urbanas. De acuerdo al estudio, alrededor de la mitad de los hogares en las dos ciudades comen carne de animales salvajes al menos una vez al mes, y casi un 80 % de los hogares en las zonas urbanas habían comido carne de animales salvajes el año anterior.
Eso no significa que todas las especies que habitan en las selvas estén igualmente amenazadas por la caza furtiva. El estudio demostró que las prácticas de consumo variaban mucho entre diferentes especies, y dependían en gran parte de las diferencias de gusto de los consumidores. Mientras que un 99 % de los hogares había consumido pescado en el último año, tan sólo el 28 % había comido caimán, por ejemplo.
“Los tapires y los pecarís de bocas blancas, ambos mamíferos de cascos de gran tamaño, se consumen mucho en ciudades amazónicas y quizás son preferidos por los cazadores debido a su tamaño (tienen gran cantidad de carne) y por los consumidores debido a su sabor… [mientras que] la demanda urbana por los monos es relativamente limitada”, explicó Parry a Mongabay.
También se notaba gran disparidad entre las clases de familias consumidoras. Parry y su equipo descubrieron que el consumo de especies salvajes estaba directamente relacionado con el estatus económico de las familias, a manera de que las familias más pobres pescaban y cazaban mucho más que las familias más adineradas.
Ahora que se ha identificado el tamaño del problema, Parry y su equipo están proponiendo soluciones. En particular, están recomendando regulaciones ambientales y su cumplimiento para reducir el consumo sólo a aquéllas especies tolerantes a la cosecha. Esto ayudaría a proteger las especies amenazadas. Además, los residentes urbanos de clases bajas deberán tener alternativas más económicas a las carnes de especies salvajes, y deben conseguir oportunidades reales para mejorar su condición económica.
Aunque la reducción del consumo de especies salvajes en la Amazonía es una tarea enorme, Parry argumenta que resultará esencial para mantener la biodiversidad en la región. “Nos resulta esencial desarrollar soluciones a la destrucción de la fauna para evitar la extinción de ciertas especies; para mantener la integridad de los ecosistemas, y también para mantener la calidad de vida de los cazadores y la seguridad alimentaria de los consumidores”.
Citación:
Parry, L. Barlow, J. Pereira, H. (2014) Wildlife Harvest and Consumption in Amazonia’s Urbanized Wilderness. Conservation Letters, 7(6): 565-574.