- El hecho ocurrió el último sábado en la provincia cusqueña de La Convención y se estima que habría ocurrido “por una rotura” en el ducto de líquidos de gas natural de la Transportadora de Gas del Perú (TGP).
- Federaciones indígenas machiguengas denunciaron que la empresa no les avisó a tiempo sobre el derrame.
- La Red de Salud de La Convención confirmó que atendió hasta ayer a 27 personas que llegaron con síntomas de mareos, náuseas y vómitos por exposición a los gases.
El último sábado, a la 1:17 de la tarde, se registró un nuevo derrame de hidrocarburos en la Amazonía peruana. El primero de este año. Una presunta rotura a la altura del kilómetro 8.9 del ducto subterráneo que transporta líquidos de gas natural (LGN) del proyecto Camisea sería el punto de origen de este derrame ocurrido en el distrito de Megantoni, en la provincia cusqueña de La Convención donde viven poblaciones indígenas machiguengas.
Este es el octavo derrame de gas que se registra en el ducto que cruza la provincia de La Convención y que es administrado por la empresa Transportadora de Gas del Perú (TGP). Esto sin contar los ocurridos en el 2004 en Ayacucho, cuando comenzó la explotación de hidrocarburos.

Habían pasado cuatro meses del inicio de operaciones del proyecto Camisea, cuando se registró un derrame en en la quebrada Kemariato, ubicada a poco más de 8 kilómetros de la planta de gas Las Malvinas. Fueron 819 barriles —alrededor de 34 000 galones—de líquidos de gas natural que se vertieron en el suelo y en las fuentes de agua, afectando 300 metros cúbicos de terreno, de acuerdo con el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minas (Osinergmin).
En ese momento Osinergmin evaluó y determinó que el derrame provocó impactos en el suelo, agua, flora y fauna, así como en el entorno social de las comunidades machiguengas que se alimentan y beben el agua de la quebrada. Además, producto del derrame se perdieron 4600 metros cuadrados de bosque, por lo que Transportadora de Gas del Perú (TGP) fue multada por un monto de más de 900 000 soles (US$280 000).
Hoy la historia se vuelve a repetir. El nuevo derrame se ha registrado en el mismo lugar. La empresa TGP sigue administrando el ducto, pero lo opera la Compañía Operadora de Gas del Amazonas (Coga).

Ismael Hernández, presidente de la Central de Comunidades Nativas Machiguenga (Ceconama), aún recuerda el derrame del 2004 y teme por las consecuencias del nuevo desastre. Hernández contó en una entrevista con Mongabay Latam que volvió a sentir el mismo fuerte olor a gas que ahora invade la quebrada Kemariato. “Esa vez viajamos todos a Lima para buscar al ministro de Energía y Minas. Eso es lo que queremos hacer ahora también”, dijo el dirigente.
“Aunque esa vez nos prometieron que no habría más derrames y que si los hubiera, iban a activar su plan de contingencia y nos avisarían a tiempo”, comentó. Hernández narró que se enteraron del derrame de este sábado tres horas después y solo porque los ‘pongueros’ (conductores) que se trasladaban en sus botes a Camisea les avisaron a las comunidades a las comunidades.

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Primeras consecuencias
Los primeros en llegar al centro de salud de Camisea fueron los pasajeros que viajaban a bordo de las embarcaciones que se dirigían a esta zona. Fueron 20 los casos que se atendieron en el puesto de salud de ese lugar por irritación en los ojos, ardor en la nariz y faringe, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Al cierre de esta nota y de acuerdo con la Red de salud de La Convención, otros siete pobladores con los mismos síntomas fueron atendidos en la comunidad nativa Chocoriari, que se encuentra situada frente a la quebrada afectada.
A través de un comunicado, la red de salud informó que los pacientes atendidos “fueron sorprendidos por una densa neblina” y que al acercarse a la quebrada “notaron un fuerte olor que les provocó mareos y alarma”. Ante esto, la entidad sanitaria ha emitido una alerta epidemiológica para que los centros de salud de la zona permanezcan atentos a estos casos.

El personal de la red de salud estuvo entre los primeros que llegaron al punto del derrame, ubicado aproximadamente a un kilómetro de la boca de la quebrada, en el cruce con el río Urubamba. Entraron al área el domingo en la mañana con agentes policiales y personal de la Compañía Operadora de Gas del Amazonas (Coga), operadora de TGP. Además los acompañó el Programa de Monitoreo Ambiental Comunitario del Alto y Bajo Urubamba, integrado por pobladores de diferentes comunidades de la zona.
Agilio Semperi, presidente del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru), es uno de los monitores comunitarios que llegó hasta la zona del derrame. En conversación con Mongabay Latam, Semperi señaló que hasta ayer los poblados más próximos al área afectada, como el asentamiento humano Túpac Amaru y la comunidad de Chocoriari, han seguido denunciando problemas de mareos producto del olor que aún persiste. El área afectada por el derrame de los líquidos del gas natural sería de aproximadamente un kilómetro.
“Las autoridades se demoraron 20 horas en llegar a atender en la zona”, dijo Semperi y añadió que tampoco les avisaron a tiempo. Lo mismo señaló la comunidad nativa de Miaria, a través de su jefe Álvaro Dávila. “No se nos informó sobre la posible contaminación del río hasta que nos enteramos por la radio del problema. Nunca por TGP”, declaró. Sin embargo, TGP aseguró a través de un pronunciamiento que el plan de contingencia se activó inmediatamente para “dar seguridad a la población”. No obstante, el equipo técnico no pudo llegar pronto a la zona por dificultades climáticas.

El domingo, Osinergmin y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) aseguraron que se estaban acercando al área impactada para supervisar las acciones de la empresa frente a este derrame, tomar muestras para evaluar el daño ambiental y determinar el grado de afectación y responsabilidad de la empresa.
El primer reporte de Osinergmin, al que tuvo acceso Mongabay Latam, señala que la empresa se enteró a la 1:17 p.m. del sábado cuando se activó “el cierre automático de la válvula por muy baja presión de línea”. Esta reportó una caída de 108 a 6 barg (unidad de medida de presiones), lo que para Osinergmin estaría relacionado con una posible rotura en el ducto de LNG. Sin embargo, señala el acta, el otro ducto que transporta gas natural seco no se afectó.
En tanto, el Programa de Monitoreo Ambiental Ciudadano del Alto Urubamba emitió un informe en el que aseguró que contratistas de la empresa TGP instalaron desde el domingo cuatro barreras de contención en la quebrada afectada para que el hidrocarburo no siga avanzando al río Urubamba.


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Los efectos del gas
Lo derramado en la quebrada Kemariato es LNG o líquidos de gas natural. Osinergmin explica en su página web que este se obtiene en el proceso de extracción del gas del yacimiento. Una vez extraído, se separa en gas seco y líquidos de gas natural. El primero es transportado por gasoductos a centros de consumo y los segundos son llevados por poliductos. Se transforman en líquidos porque facilita su almacenamiento.
De acuerdo con información sobre medidas de seguridad elaborada por empresas gasíferas como DCP Midstream y Conoco Philips, las nubes de vapor de LNG no son tóxicas, pero pueden causar asfixia si las personas respiran ese aire, por lo que recomiendan que ante una exposición se brinde oxígeno de inmediato y se proceda a retirar a las personas de la zona de afectación. Es un elemento que se considera peligroso porque está compuesto, entre otros elementos, por propano, butano y etano, y no es detectable fácilmente por su color casi transparente.
Ismael Hernández, que también pudo llegar el domingo a la zona, comentó a Mongabay Latam que como el ducto es subterráneo, solo podían darse cuenta de la rotura a través de las burbujas que salían del punto de derrame. “El caudal ahorita es alto y ese líquido está bajando rápidamente por el río Urubamba”, dijo.

En una entrevista con radio Quillabamba, el jefe del área de Inteligencia Sanitaria de la red de salud de La Convención, Dr. Carlos Valer, explicó que no se puede minimizar el hecho porque se ha puesto en riesgo la salud de las comunidades aledañas. “La población ha dicho que el agua sigue burbujeando de la zona y si es así, esto debe ser calificado como un gran daño ecológico y merece una sanción ejemplar”, añadió.
Luego del 2004, a las comunidades aledañas les costó retomar en su rutina en la quebrada Kemariato. “Se llama así porque bajaban muchos kemari, que significa tapir en machiguenga”, señaló Hernández y agregó que poco a poco la población empezó a consumir nuevamente el agua de la quebrada, a pescar cangrejos, camarones y pescados de ella. El sábado, contó Hernández, decenas de estas especies yacían muertos en las orillas. “Nos han vuelto a quitar nuestras fuentes de alimentación”, indicó el dirigente.
El presidente de la Central de Comunidades Nativas Machiguenga (Ceconama) ha pedido a través de un comunicado que la población no consuma pescado del río Bajo Urubamba hasta tener la certeza de su situación sanitaria. Además, junto con otras federaciones y organizaciones de la zona se reunirán mañana para determinar las acciones que realizarán para denunciar este hecho. “Mientras para TGP son incidentes, para nuestro pueblo significa una catástrofe medioambiental que atenta contra nuestra seguridad alimentaria y nuestra salud”, señaló Hernández.

La Defensoría del Pueblo también activó en Cusco sus alertas para coordinar que las autoridades estén cumpliendo con sus funciones. Hasta anoche señalaron, que ni el personal del OEFA ni de la Autoridad Nacional del Agua habían podido llegar a la quebrada para tomar muestras por problemas metereológicos. También confirmó la Defensoría del Pueblo lo que los dirigentes ya habían dicho: la principal molestia de las comunidades es que no se les informó a tiempo sobre el derrame.
Alicia Abanto, adjunta para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, señaló a Mongabay Latam que el plan de contingencia debe enfocarse en garantizar la atención de menores, mujeres en gestación y adultos mayores, los más vulnerables frente a exposición de gases. “Además es muy importante que tanto la empresa como el Osinergmin y el Oefa entreguen información periódicamente sobre los avances en la remediación ambiental y la atención de la población por este incidente. Hay que tomar en cuenta la participación de la gente y aprender de eventos pasados para evitar conflictos”, concluyó Abanto.