- Es la especie de río más importante del Chaco boliviano, paraguayo y argentino.
- Entre los riesgos que enfrenta esta especie figura la disminución de las lluvias, la canalización del río Pilcomayo en Paraguay y Argentina y la minería en la cuenca alta del río.
Pese a su reducción en los últimos diez años, el sábalo aún se mantiene como la especie más importante de la cuenca del Río Pilcomayo, en Bolivia. “Es un pez icónico entre las especies migratorias de Bolivia” explica Jaime Sarmiento, investigador de la División de Peces del Museo Nacional de Historia Natural de Bolivia.
“Hasta hace 10 años, el sábalo (Prochilodus lineatus) era la especie pesquera más importante de Bolivia y, además, un recurso fundamental en la economía de pescadores y del pueblo originario Weenhayek, que depende del proceso migratorio para la pesca como una parte fundamental de su economía”, señala Sarmiento quien lideró una investigación para conocer la situación y el proceso migratorio de este pez viajero cuando aparecieron las primeras señales de su reducción, en el año 2010.
Sarmiento cuenta que fueron los miembros del pueblo Weenhayek quienes dieron la voz de alerta y manifestaron su preocupación por la reducción de los peces.
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Los riesgos que enfrenta el sábalo
En la década de los 80 se pescaba entre 2000 y 2500 toneladas de sábalos al año. Después de las primeras señales de alerta, la pesca hoy se ha reducido a alrededor de 500 toneladas al año, explica Guido Cortez, director ejecutivo del Centro de Estudios Regionales de Tarija (Cerdet).
“Es un pez muy prolífico, de una pesca de 400 individuos, por lo menos 350 son sábalos”, señala Cortez con relación a la aún abundante presencia de esta especie en el río Pilcomayo. Sin embargo, el sábalo enfrenta una serie de problemas que ha ocasionado la reducción de la especie.
Para Sarmiento, el principal peligro que enfrenta se refiere a los niveles hidrológicos del río, pues su crecimiento y migración depende de la cantidad de lluvia anual que se presenta en el Chaco boliviano y que produce inundaciones en el Pilcomayo.
“Esta especie depende de las condiciones hidrológicas de la cuenca. Se sabe que cuando hay crecidas importantes del río, se puede esperar que al año siguiente se presenten grandes poblaciones que migren hasta Bolivia. Conocemos, además, que existe una relación directa entre los niveles hidrológicos y de inundación del río y la cantidad de captura de las especie”, comenta Sarmiento.
El investigador del Museo Nacional de Historia Natural de Bolivia señala que en el año 2009 se hizo una evaluación de la especie para el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia, y se descubrió que, efectivamente, se trataba de una especie amenazada, principalmente por los problemas hidrológicos del río Pilcomayo, relacionados con la disminución de la lluvia y la ausencia de inundaciones.
No obstante, señaló que la abundante lluvia de los últimos tres años, y los niveles de inundación han favorecido la reproducción y migración de esta especie. “Tenemos la esperanza de que el sábalo se esté recuperando”, dijo.
Otro problema que enfrenta esta especie son las modificaciones que se han hecho en el curso del río Pilcomayo cuando este llega a Paraguay y Argentina. En estos países el Pilcomayo pierde su curso natural por la instalación de canales lo que ocasiona que el río se divida y que no se produzca la inundación suficiente para que esta especie sobreviva, explica Sarmiento.
Por su parte, Guido Cortez, de Cerdet, añade otro riesgo que debe enfrentar la especie: la sobrepesca. Al respecto menciona que se deben desarrollar planes de manejo de pesca con las comunidades indígenas que viven a lo largo de la cuenca del Pilcomayo, así como con pueblos que se han instalado en esta zona y se dedican a la captura de la especie para su comercialización.
Cortez menciona que un tema adicional que preocupa a los estudiosos de esta especie es el cambio climático y recuerda que durante siete años hubo poca lluvia y se redujo notablemente la presencia del sábalo en la cuenca alta del Pilcomayo, por ello, se llegó a creer que la especie estaba en riesgo de extinción. Sin embargo, la lluvia abundante de los últimos años logró el regreso a la cuenca alta del Pilcomayo de la especie más importante del sur del Bolivia.
Añade como otro factor de riesgo la minería que se realiza en las partes altas de la cuenca. “Entre el año 1999 hasta el 2004 se encontraron índices preocupantes de contenido de plomo, cadmio, arsénico y mercurio en esta especie. A partir del 2008 hubo una reducción de estos metales en el sábalo, pero se necesitan hacer más estudios para conocer la presencia real de metales pesados en este pez”, explica Cortez.
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Un pez viajero
Esta especie —señala Sarmiento, del Museo Nacional de Historia Natural— se reproduce en la parte alta de la cuenca del río Pilcomayo, en el Chaco Boliviano, a unos mil metros de altura. Luego migra hacia las áreas de crecimiento en Paraguay y Argentina, en la zona baja del Chaco boliviano, paraguayo y argentino, y cuando alcanza la madurez sexual, iniciaba el camino de retorno a la cuenca alta de Bolivia. “Ese era el proceso que conocíamos”, comenta.
Sin embargo, la investigación que lideró Sarmiento, y que consistió en colocar marcadores a los sábalos y luego recuperarlos con la ayuda de los pescadores locales y las comunidades indígenas, permitió confirmar cómo se producía el proceso migratorio de esta especie.
“Pese a los desvíos por la canalización del río Pilcomayo en Paraguay y Argentina, y a pesar de haberse modificado las rutas habituales de desplazamiento del sábalo, estos peces parecen reconocer su ruta de retorno a Bolivia”, explica el investigador.
No obstante —dice el biólogo— ahora se sabe que se trata de un proceso más complejo. Si bien la migración es un proceso fundamental, también se sabe que hay una parte de la población que no migra de Argentina, y que podrían estar reproduciéndose en la parte baja del río. Además, hay sábalos en la parte alta de la cuenca que una vez que llegan a Bolivia no vuelven a migrar. No obstante, está comprobado que el crecimiento ocurre en la parte baja de los esteros, en Paraguay y Argentina y que el proceso de migración sí forma parte importante del ciclo de reproducción en la cuenca del Pilcomayo.
“Los peces que nacen en Bolivia tienen que migrar a Paraguay y Argentina para su proceso de crecimiento para alcanzar la maduración sexual e iniciar el proceso de retorno a Bolivia”, señala Sarmiento.
La especie depende de las condiciones hidrológicas de la cuenca —reitera Sarmiento— y se sabe que cuando hay crecidas importantes del río se puede esperar que al año siguiente migren poblaciones importantes hacia Bolivia.
“Es un viaje largo el que hacen, son alrededor de 600 kilómetros de migración. El desove es entre noviembre y diciembre, pero la migración se inicia en abril, son ocho meses aproximadamente de viaje del sábalo. Hay gente que compara al sábalo con el salmón, porque es una especie que sube hacia la cuenca alta del río para reproducirse”, refiere Guido Cortez, director ejecutivo del Centro de Estudios Regionales de Tarija (Cerdet).
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Al rescate del sábalo
El sábalo es la especie que más consumen los pueblos indígenas que viven en la cuenca del río Pilcomayo. Pero también se comercializa en Santa Cruz, Tarija, Potosí y La Paz. “El pescado se lleva casi mil kilómetros desde Villamonte, en el departamento de Tarija, al sur de Bolivia, la ciudad hasta donde llegan los sábalos que se capturan en el Pilcomayo. Es importante para todo el país, para la zona sur de Bolivia y para Cochabamba, entre mayo y setiembre que es la temporada de pesca”, comenta el director de Cerdet.
Es una especie de bajo costo, comenta Cortez, quien explica que en el río puede costar 30 centavos de dólar el ejemplar, y en el pueblo de Villamonte, 70 centavos de dólar. En Tarija alcanza hasta dos dólares. “Es barato y muy nutritivo”, acota.
No obstante, reclama la falta de acción de las autoridades para que se realice el monitoreo de la especie, por lo menos cada seis meses, y se implemente una política para el control de las emisiones de contaminantes mineros, así como programas para enfrentar la sobrepesca. “Son varios problemas que afectan a la especie y que se deben resolver”, menciona el experto.
Jaime Sarmiento, por su parte, considera clave continuar con los estudios de migraciones, pero además, realizar estudios genéticos de la especie para conocer si existen variaciones de esta especie en la parte baja de la cuenca del Pilcomayo.
“Es un problema de tres países —Bolivia, Paraguay y Argentina— y hay que fortalecer la cooperación de estas tres naciones. Llevar adelante políticas que involucre a los tres países es un aspecto importante”, concluye el investigador.
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