- El país pasó de 178 597 hectáreas deforestadas en 2016 a 219 973 hectáreas deforestadas en 2017.
- El acaparamiento de tierras en zonas que tradicionalmente han estado asociadas al conflicto armado es uno de los principales causantes de la deforestación. Enfrentarse a estas mafias criminales es una de las principales preocupaciones del gobierno colombiano.
La cifra no es para nada alentadora: la deforestación en Colombia aumentó en un 23 % entre 2016 y 2017. Así lo reveló el director del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Ómar Franco. El país pasó de 178 597 hectáreas deforestadas en 2016 a 219 973 hectáreas deforestadas el año pasado. “En la región Pacífico, Caribe y Andina la deforestación tuvo un descenso. En la Orinoquía hay una estabilidad en la cifra que se sostiene en cerca de 9000 hectáreas. Sin embargo, en la Amazonía tuvimos un ascenso muy fuerte, pasamos de 77 000 hectáreas en 2016 a 144 000, prácticamente se dobló el nivel de pérdida de bosque en esa región”, dijo Franco.
A nivel regional, las cifras obtenidas por el Ideam reportan que las áreas de cambio en la cobertura de bosque natural durante el 2017 se concentran principalmente en las regiones de la Amazonía (65,5 % de la deforestación), los Andes (17 %), el Caribe (7,1 %), el Pacífico (6,1 %), y la Orinoquia (4,5 %). La deforestación en la Amazonía está asociada principalmente a praderización, especulación sobre la tierra, ganadería extensiva, cultivos ilícitos e infraestructura vial.
No cabe duda de que en especial el porcentaje de pérdida de bosque en la región amazónica es el más preocupante y las dinámicas sociales y territoriales que se viven actualmente en esta zona son bastante complejas. El ministro de Ambiente Luis Gilberto Murillo asegura que “en la Amazonía tenemos un enorme desafío pues las zonas de deforestación coinciden con la presencia de grupos criminales que están promocionando la colonización y le están pagando a muchas comunidades para que talen”.
Y es que, tal como lo indica el ministro, la situación de orden público en muchos puntos antes ocupados por la guerrilla de las FARC y ahora en poder de sus disidencias y otras bandas de crimen organizado, han traído un gran daño colateral sobre el medio ambiente. José Yunis, director de Visión Amazonía ─un programa que cuenta con el apoyo financiero de Noruega, Reino Unido y Alemania y busca reducir las emisiones provenientes de la deforestación en la Amazonía colombiana─ los municipios más deforestados coinciden con territorios que tradicionalmente han sido víctimas del conflicto armado.
Los cuatro primeros lugares los ocupan los municipios de San Vicente del Caguán (26 632 hectáreas) y Cartagena del Chairá (22 591 hectáreas) en el departamento de Caquetá; San José del Guaviare (19 347 hectáreas) en el departamento de Guaviare y La Macarena (14 861 hectáreas) en el departamento del Meta. Entre estos cuatro municipios concentran casi el 40 % del total de la deforestación nacional. “En estos lugares críticos el principal causante de la deforestación es el acaparamiento de tierras, hay unos parches que no puedes explicar: tienen un enorme tamaño y un claro capital económico detrás que en este momento está en investigación por parte de la Fiscalía”, comenta Yunis.
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Áreas protegidas y resguardos indígenas
La deforestación en Parques Nacionales también aumentó, al pasar de 10 655 hectáreas en 2016 a 12 417 hectáreas en 2017. Esto quiere decir que en este tipo de áreas protegidas se concentra el 5 % del total de la deforestación nacional. “La cifra asociada a Parques Nacionales está sobre las 12 000 hectáreas, siendo el parque La Macarena y el Parque Tinigua los dos ecosistemas más comprometidos, con pérdidas de más de 3000 hectáreas de bosque natural en cada uno de ellos”, asegura Ómar Franco, director del Ideam.
Nuevamente, los Parques más afectados corresponden con zonas tradicionalmente asociadas al conflicto armado colombiano. “En la Amazonía nos toca avanzar mucho más en control territorial, mover los procesos judiciales en Fiscalía para que los programas puedan llegar a las comunidades y trabajar con ellas”, le dijo el ministro Luis Gilberto Murillo a Mongabay Latam.
De acuerdo con Murillo, desde el gobierno se creó una subcomisión de seguridad coordinada por el Ministerio de Defensa y de la que hacen parte también la Fiscalía y el Ideam. El objetivo es encontrar los focos de deforestación, abrir investigaciones, judicializar y desmantelar redes criminales. “Esa subcomisión solo lleva un año en operación y estos procesos van a tomar un tiempo, pero soy optimista en que van a generar muy buenos resultados”, comenta.
Lo cierto es que, por ahora, los datos muestran un aumento sostenido de la deforestación durante dos años, lo cual afecta los ecosistemas y la biodiversidad colombiana incluso en territorios bajo alguna figura de protección. Por ejemplo, las áreas protegidas más afectadas por pérdida de bosque en 2017 fueron: Parque Sierra de La Macarena (3576 hectáreas), Parque Tinigua (3285 hectáreas), Parque Paramillo (1438 hectáreas), Parque Cordillera de los Picachos (1064 hectáreas), Parque La Paya (963 hectáreas) y Parque Nukak (707 hectáreas).
Además, un 10 % de la deforestación (20 713 hectáreas) se concentró en resguardos indígenas de la Amazonía colombiana: Nukak Maku en el departamento de Guaviare, Llano del Yarí -Yaguará II entre los departamentos de Meta, Caquetá y Guaviare, Vaupés en el departamento de Vaupés, Selva de Matavén en el departamento de Guainía y Predio Putumayo en el departamento de Amazonas.
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Los riesgos
A pesar de las cifras alarmantes en la Amazonía, el ministro de ambiente Luis Gilberto Murillo se muestra optimista frente a la tendencia que se observa en el resto de Colombia. “En la gran mayoría del país la deforestación empezó a disminuir. Al próximo gobierno le estamos dejando todas las herramientas, una política de Estado de control de la deforestación y gestión de bosques naturales que ya está funcionando en estas regiones y estamos dejando recursos del presupuesto nacional, sobre todo con el impuesto al carbono. También estamos dejando gestión internacional: Alemania acaba de asignarnos 35 millones de euros para el apoyo al control de la deforestación e igualmente hemos sido el único país del mundo al que Noruega ya le amplió su apoyo hasta el 2025”.
Sin embargo, algunos expertos no ven un panorama tan positivo. “La perspectiva no es nada alentadora porque ha habido un incremento bastante notorio, sobre todo en aquellas zonas donde tenemos ecosistemas estratégicos como bosque amazónico, andino y seco tropical”, comenta Guillermo Briceño, biólogo, magister en Ecología y profesor e investigador de la Universidad de La Salle.
Según él, con la firma del Acuerdo de Paz y la parcial desmovilización de las FARC, quedó un problema de especulación de tierras, donde la gente estaría quemando la selva a propósito para despejar el bosque y apropiarse de esas tierras con fines de praderización y ganadería extensiva principalmente.
Saralux Valbuena, bióloga y experta en temas ambientales, también le manifestó su preocupación a Mongabay Latam. Le preocupa que en solo dos años se haya elevado la tasa de deforestación en cerca de 100 000 hectáreas y considera que la situación es crítica en la Amazonía. “Se están poniendo en juego muchas cosas. Primero, ver cómo los procesos de posconflcito pueden estar manejados de manera inadecuada y estar conduciendo a aumentar las cifras de deforestación. Eso también nos pone en alerta para ver qué va a pasar con el programa Visión Amazonía, los compromisos que Colombia adquirió en la COP en París frente a reducir emisiones asociadas a deforestación y cuáles son las consecuencias políticas que tendrán en el país este tipo de situaciones”.
Que la deforestación aumente en la Amazonía pone al gobierno colombiano en una situación difícil de esquivar, pues es precisamente esta región la que ha recibido casi todo el apoyo económico internacional. Muchos de esos recursos están condicionados a resultados y a medida que la deforestación sigue subiendo, esa ayuda económica se puede ir alejando.
Para Valbuena, en este momento existen recursos significativos que se están invirtiendo en acciones, pero cree que estamos ante un problema de Estado donde los diferentes actores y tomadores de decisiones tienen que ver cómo dan las señales a los actores que están en lo regional y lo local. Uno de los temas que más le preocupa es el de gobernanza, pues “se han hecho muchos esfuerzos pero no necesariamente se están cumpliendo los objetivos. También es cierto que se han venido gestando instrumentos durante el último año pero la implementación no se hace de la noche a la mañana, eso requiere de tiempo y son procesos de largo alcance. Pero está claro que debemos movernos más rápido para evitar resultados como estas cifras de deforestación”.
El llamado por fortalecer la gobernanza en lo local es también una sugerencia del investigador Guillermo Briceño. De acuerdo con él, la sola declaración de áreas protegidas es una medida que no es suficiente, pues si no vienen acompañadas con proyectos que incluyan a los actores territoriales como las comunidades indígenas y campesinas, el Estado no puede solucionar problemáticas como la deforestación. “Es clave hablar de gobernanza. Las cosas se pueden hacer en mapas y papeles pero si el Estado no llega al terreno y opera los programas, pues no se está haciendo mucho”, afirma.
*Foto de portada: Semana