- 2360 metros cúbicos de estas algas fueron retirados en México por cada kilómetro de playa.
- El fenómeno podría tener su origen en el calentamiento global.
- Las llegadas masivas de sargazo provocan la muerte de fauna y flora marina, vuelven las aguas color marrón o verde y amenazan a los arrecifes coralinos.
Las aguas color turquesa del mar Caribe y sus idílicas playas blancas, podrían dejar de existir en algunos años más, sentencia un grupo de científicos de la Universidad de Autónoma de México. Ello, debido a la llegada masiva de sargazo, una alga que inunda las costas acabando con la vida marina, la transparencia de las aguas y que además remueve la arena de las playas. Los científicos suponen un desastre ecológico si no se actúa pronto contra esta invasión.
De color pardo, el sargazo es una alga marina que flota en la superficie del océano formando, en el Atlántico septentrional, a la altura de las costas del norte de África y Europa, el llamado Mar de Sargazo: una gran isla de algas, que durante siglos fue el terror de lo navegantes por ser conocido como “el cementerio de los buques a vela”.
Este mar de sargazo es el hábitat de muchas especies marinas, ya que proporciona alimento, sombra y refugio de peces, camarones, cangrejos y tortugas.
En el verano de 2013, en el Caribe Mexicano, se reportó la llegada de cantidades atípicas de esta macroalga a las costas. Esto continuó de forma esporádica durante los siguientes meses, hasta que en 2015 toneladas de sargazo cubrieron por completo las playas del Caribe. Algunos animales murieron, asfixiados por la falta de oxígeno en el agua y los turistas, espantados, vieron cómo la imagen idílica de la playa de sus sueños se transformaba en un versión verdosa y en descomposición. Belice, Barbados, Florida, las Antillas francesas, holandesas, Bonaire y otras islas no se salvaron. Ese año, unos 2360 metros cúbicos de sargazo fueron retirados en México por cada kilómetro de playa. Los dos años que siguieron, la pesadilla, que atentó contra el paraíso caribeño, parecía haberse retirado, pero este año la revancha del sargazo llegó con creces y confirmó lo que científicos ya habían advertido: esta alga llegó para quedarse.
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Hijo del calentamiento global
Si bien la ciencia no ha podido determinar, con precisión, las causas de este fenómeno, sí se sabe que el sargazo invasor no proviene de la zona temida por los barcos a vela. Marta García, investigadora del Laboratorio de Botánica Marina perteneciente al Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que del Mar de Sargazo, si bien siempre habían llegado algas al Caribe, nunca en las proporciones atípicas de hoy. Desde el Mar de Sargazo, “las algas se desprenden y entran por la corriente del Estrecho de Yucatán, pasan al Golfo de México y vuelven al Atlántico. Ese es el ciclo normal”. El sargazo invasor proviene en cambio, de un nuevo bloque, formado desde hace unos años, frente a la costa de Brasil.
La hipótesis que la ciencia maneja es que el fenómeno podría tener su origen en la temperatura del agua, en el aumento de nutrientes y en la modificación de las corrientes marinas, situación derivada del cambio climático. La reconstitución que la ciencia ha hecho de la historia, supone que un pedazo del Mar de Sargazo se desprendió, llegó hasta a Brasil, quedó atrapado por las corrientes oceanográficas de la zona y se quedó a vivir ahí. García señala que “debido a que las aguas frente a la costa de Brasil son más cálidas y que reciben las descargas del río Amazonas y del Orinoco, ricas en nutrientes, el sargazo crece más rápido que en su lugar original”.
Desde ahí, vientos y corrientes marinas estarían enviando el sargazo masivamente hacia el norte, encallando en las costas del Caribe.
Según explica la científica, “el sistema de circulación marina funciona por diferencias de temperatura entre las masas de agua. El cambio climático que provoca anomalías en las temperaturas del mar, podría estar afectando las corrientes marinas”. Es decir, creando “carreteras” para que el sargazo llegue, sin dosificación, al Caribe.
Según un estudio realizado por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en 2015 “la acumulación y descomposición de algas en playas y aguas litorales afectó los ecosistemas costeros, la salud humana y la industria turística, que es el motor económico local”. Este año, el fenómeno se volvió a repetir entre los meses de junio, julio y agosto principalmente. Actualmente continua llegando aunque Miguel Ángel Diego, Presidente del Consejo Asesor del Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, asegura que ya va en retirada. Si bien aún no se han evaluado los daños causados en esta oportunidad, se estima que las cantidades de sargazo fueron comparativamente igual o mayores que hace tres años.
Las consecuencias del sargazo
Según el estudio, cuatro son las principales consecuencias ecológica de este fenómeno. La emisión de gases como metano y ácido sulfhídrico es una de ellas. El informe señala que en 2015 en más del 90 % de las playas de Quintana Roo, el Estado donde se ubicada la famosa playa Cancún, el sargazo no se removió. Ello “produjo olores fétidos, presumiblemente debido a la producción de ácido sulfhídrico y otros compuestos orgánicos (…) Los residentes de algunas comunidades, así como el personal que trabajó en la limpieza de playas, se quejaron de experimentar dolores de cabeza, náusea y problemas respiratorios, presumiblemente debido a la inhalación de ácido sulfhídrico”.
Además, García explicó a Mongabay Latam que la grandes cantidades de sargazo, acumulado en la costa, obstruye toda la luz solar y deja el fondo marino en la completa oscuridad. Ello provoca que se detenga la fotosíntesis, el proceso en que las plantas, gracias a la luz solar, liberan oxígeno. Al mismo tiempo, la acumulación de materia orgánica resulta en incremento de actividad bacteriana y una consecuente alta demanda de oxígeno que no es posible de abastecer. Lo anterior trae, como consecuencia, la muerte de fauna y flora marina, además de aguas color marrón o verde en lugar de turquesas.
Según el estudio, esto podría además “contribuir al deterioro de los arrecifes coralinos que soportan una alta biodiversidad y tienen gran importancia para la protección costera, soportan pesca comercial y de subsistencia y son contribuyentes vitales a la economía del estado, basada en el turismo.”
Entre las especies que colapsan, bajo la oscuridad del sargazo y la consecuente falta de oxigeno, también se encuentran los pastos marinos cuya función es, entre otras cosas, contener la arena. García recuerda que “en 2015 había una playa que tenía praderas de pasto hasta la orilla. Cuando llegó el sargazo este se quedó ahí por meses, pudriéndose. Cuando por fin el viento se lo llevó, los primeros 30 metros ya no eran pasto y la erosión que ello provocó eliminó unos tres metros de arena de la playa”.
Además, los cerros de sargazo acumulados en la arena obstaculizan la nidificación de tortugas.
Por último, los impactos sobre el turismo, la principal actividad económica de la región, podría repercutir en graves consecuencias económicas para la zona. Miguel Ángel Diego, quien además es representante de propietario de un exclusivo hotel de Cancún y consejero de la asociación de hoteles de Cancún y Puerto Morelos, señaló a Mongabay Latam que si bien “es muy difícil que la gente que ha llegado hasta las playas decida irse, los impactos los vemos en la programación que los turistas hacen de sus vacaciones”. Según Diego, los turistas deciden no regresar y los novios, un importante público del turismo caribeño, prefieren cambiar de destino cuando están planeando su boda y ven las playas llenas de algas. “La sensación que tenemos es que sí hay una percepción negativa. Basta con ver los medios sociales, los comentarios de la gente” dice.
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Una respuesta tardía
En 2015 el gobierno federal asignó 60 millones de pesos para contrarrestar el impacto. Se contrató maquinaria y 4404 empleados para remover el sargazo. A pesar de estos esfuerzos, “el alto volumen que recaló superó la capacidad de remoción” señala el informe de la UNAM. El documento señala además que “la remoción de sargazo, causó daños al medio ambiente porque las reglas para removerlo, transportarlo y disponerlo no siempre se respetaron y la vigilancia fue insuficiente. La mayor parte del sargazo fue tratado como basura”.
Científicos del Laboratorio de Botánica Marina, desatacan que si el sargazo es acumulado sobre la tierra, este termina por filtrarse a los acuíferos subterráneos los que, al estar conectados con el mar, regresan el alga al océano alimentando el ciclo. “Es necesario que una vez que el sargazo es removido sea efectivamente eliminado para romper con el ciclo” dice García, “de lo contrario no se resuelve el problema”.
Ya en 2015 el informe de la UNAM fue categórico al señalar que “la respuesta para enfrentar el evento fue insuficiente debido a la carencia de un programa robusto de monitoreo que permitiera obtener indicadores para estimar y mitigar el impacto”. Brigitta Ine Van Tussenbroek, investigadora titular del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología del UNAM, señaló en una reciente entrevista con la radio local Fórmula QR que, a pesar de lo ocurrido en 2015, no se avanzó en medidas que previnieran un nuevo episodio de arribadas masivas de sargazo. “Lo que ocurrió hace tres años se consideró como un evento único por lo que se tomaron medidas precisas, pero no adecuadas para tratar de mitigar posibles llegadas masivas de sargazo, por eso tenemos hoy este problema”. Migue Ángel Diego coincide en que “durante estos tres años no se hizo nada lo que ha sido una irresponsabilidad muy grande”.
Este año, y ya sobre la urgencia, recursos federales por un monto inicial de 62 millones de pesos mexicanos, unos 3 200 000 dólares, fueron puestos a disposición para atender la emergencia. Se conformó también una mesa de trabajo conformada por representantes del gobierno federal, estatal, municipal, y del sector empresarial.
Diego contó que se están “diseñado una serie de soluciones entre ellas crear barreras de contencion desde industriales hasta artesanales, colocándolas en el mar para impedir que el sargazo llegue a la playa”. Según él, las pruebas iniciales parecen estar dando resultados positivos. Aún Así, Marta García, señaló que es necesario realizar más estudios para saber cuáles áreas son más sensibles a los impactos de sargazo, además de definir vientos y corrientes, para instalar las barreras de la manera correcta y efectiva. “Tienes que saber muy bien dónde deben ir porque en lugar de detener el sargazo, lo que puedes hacer es dejarlo atrapado en la costa” asegura.
Diego señala que “la segunda parte del problema es ver cómo lo sacamos y cómo lo utilizamos”.
Actualmente existen esperanzas de un proceso de industrialización para la producción de biocombustible y fertilizantes. Sin embargo, los científicos señalan que aún es necesario hacer mucha investigación, para poder encontrar maneras eficientes de cosechar el sargazo y utilizarlo en algún producto que sea capaz de procesar toneladas de algas al día.
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Fertilizantes y otras creaciones de la ciencia para combatir el alga
El sargazo ha puesto a correr a los investigadores de todo el país para lograr encontrar una solución al problema. Diego Briceño, director general del Instituto Tecnológico de la zona Maya de Quintana Roo, se encuentra implementando una técnica para crear fertilizante a partir de esta alga. El método consiste en extraer de ella los componentes activos para las plantas. El científico explica que si bien el extracto no es un fertilizante propiamente tal, puesto que no es rico en fósforo, ni en potasio, ni en nitrógeno, sí contienen otras moléculas, entre ellas hormonas vegetales, que estimulan el crecimiento de la planta.
A pesar de que este bioestimulante es escalable industrialmente, “las cantidad de materia prima que está llegando, es decir de sargazo, sobrepasa cualquier proceso industrial” dice Briceño por lo que “es necesario encontrar otras maneras de mitigar el alga” asegura.
Y es que para hacer un litro de este bioestimulante se ocupan 200 gramos de sargazo seco. Es por ello que Briceño explica que “el uso de sargazo, para esta industria, es muy bueno como negocio, pero no es la solución al problema que tenemos. Con una tonelada de algas, puedo mantener un industria mediana. Y lo que pasa es que ahora te topas con una tonelada cada 5 metros de playas”.
La ciencia ha entregado otras pistas para poder aprovechar el sargazo, como la fabricación de bioetanol o biogas. Si bien la utilización de esta materia prima es algo novedoso para la ciencia, ya existen otras experiencias, en base a elementos similares, como el residuo de la caña de azúcar. Al ser materias homólogas, estos ejemplos podrían ayudar a que las respuestas no tarden en llegar, explica Briceño. Sin embargo, los científicos coinciden en que hace falta mucha investigación para poder encontrar soluciones, que estén a la escala de las enormes cantidades de sargazo que amenazan con convertir las paradisiacas aguas turquesas en pantanos verdosos.
Imagen principal: Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México.
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