- Los resultados de la competencia denominada October Big Day muestran un total de 854 especies vistas en un solo día.
- En el país existen 50 lugares de importancia para la conservación de aves, cuyo territorio cubre más de 200 000 kilómetros cuadrados.
Vincent Vos logró registrar 186 diferentes especies de aves durante el October Big Day en Bolivia. “Creo que es la misma cantidad de aves que hay en mi país”, dice el biólogo holandés ahora radicado en el país del Altiplano, quien fue uno de los 17 000 participantes de la competencia de observadores de aves que se realizó el 6 de octubre en todo el mundo.
Su travesía la hizo junto con Sebastián Herzog, autor de la Guía de Aves de Bolivia. Salieron a las 4 de la mañana y caminaron hasta las 10 de la noche por diferentes lugares de Riberalta, en la Amazonía boliviana. “De no haber sido por Sebastián no habría visto ni la mitad de las aves”, comenta Vos sobre su experiencia.
Así como Vos y Herzog, decenas de observadores de aves salieron ese día y lograron ubicar a Bolivia en el top cinco de los países con mayor cantidad de registros de aves. En total fueron 854 especies inscritas en el portal eBird, un programa creado hace 20 años que se ha convertido en una plataforma global en la que se informa sobre los avistamientos.
Por primera vez, Bolivia se ubicó en el cuarto lugar del ranking mundial de avistamientos de aves detrás de Colombia, Brasil y Perú. “Desde el 2017, nos propusimos hacer una actividad grande”, comenta Rodrigo Soria, director ejecutivo de la Asociación Armonía, una organización dedicada a la conservación de aves que ha convocado a varias instituciones bolivianas dedicadas a proteger estas especies de animales.
El Global Big Day es una competencia que tradicionalmente se realiza en el mes de mayo, la mejor temporada para el avistamiento de aves en el hemisferio norte. Sin embargo, muchos expertos del hemisferio sur solicitaron al Laboratorio de Cornell —creador de la contienda— que el Big Day se lleve a cabo en una mejor temporada para los países tropicales. Es así como este año, por primera vez, que se realizó el certamen en octubre, temporada ideal para observar aves en el sur del planeta.
Leer más: Perú: dos pueblos luchan por la conservación al pie del nevado Ausangate
Una mirada a las especies en peligro
El Global Big Day no es solo una ocasión para que los amantes de las aves salgan en busca de ellas, sino también para que los países promuevan la conservación de las especies, sobre todo, de aquellas que están amenazadas.
De acuerdo con el libro Estado de Conservación de las Aves en Bolivia, 13 especies están categorizadas como En Peligro Crítico y En Peligro, 21 como Vulnerable y 44 como Casi Amenazadas, clasificación que se basa en los estándares de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
De esta relación, tres figuran En Peligro Crítico, es decir, que están a un paso de la extinción, menciona Soria. La Paraba barba azul (Ara glaucogularis) es una de ellas. Vive en las sabanas del departamento del Beni, pero padece por la destrucción de su hábitat, además de haber estado, en el pasado, fuertemente amenazada por el tráfico ilegal de especies. La Remolinera real (Cinclodes aricomae) habita en los bosques de Polypelis de Bolivia, ecosistemas altamente degradados. Por último, la Pava copete de piedra (Pauxi unicornis unicornis), que habita en zonas reservadas como el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Amboró; Parque Nacional Carrasco y el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure, conocido como Tipnis, también se encuentra En Peligro Crítico.
“La Pava copete de piedra está en su peor momento”, comenta Soria debido a que las reservas en las que vive no están “bien administradas por el gobierno”, añade. El conservacionista menciona que los proyectos de infraestructura como la carretera que atraviesa el Tipnis y los cultivos ilegales de coca que existen en lugares como Carrasco ponen en peligro la existencia de la especie.
Para José Antonio Díaz, director Ejecutivo de la Fundación para la Conservación de los Loros en Bolivia, la paraba frente roja (Ara rubrogenys) también debería estar categorizada como En Peligro Crítico. “A pesar de tener una mayor cantidad de individuos que la paraba barba azul en estado silvestre —se calcula que existen 800 individuos— esta especie presenta amenazas más fuertes porque vive en contacto directo con las comunidades locales”, explica el experto. En efecto, la Ara rubrogenys acude a los cultivos para alimentarse, generando conflicto directo, y anida en acantilados cerca de los ríos quedando así “más accesibles para quienes se dedican a la práctica ilegal del robo de pichones para ser usados como mascotas” añade.
Díaz cuenta que gracias al trabajo de investigadores que han aportado información relevante sobre la situación de la especie, se ha podido demostrar que está críticamente amenazada, por tanto, la UICN está considerando actualmente que sea recategorizada como En Peligro Crítico.
El águila coronada (Buteogallus coronatus) es otra especie en peligro de extinción, refiere Díaz. Esta ave tiene una dieta basada en gran medida en una limitada variedad de presas y muy poca capacidad de adaptación a cambios en su hábitat. Justamente esta especialización en cuanto a dieta o dependencia de un ecosistema son situaciones que colocan en un riesgo mayor a cualquier especie, comenta el experto.
La Palkachupa (Phibalura boliviana) que, según estimaciones científicas, tiene una población que no supera los 800 ejemplares y la Paraba Jacinta (Anodorhynchus hyacinthinus), expuesta al tráfico ilegal de especies, también figuran entre las especies más amenazadas.
Según el libro Estado de Conservación de las Aves en Bolivia, son 17 las aves endémicas en el país, número que lo ubica en el sexto lugar con mayor endemismo en Sudamérica, después de Brasil, Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador. La publicación también indica que en los Andes bolivianos se concentra la mayor cantidad de especies únicas en el planeta.
Siete variedades entre las que figuran la paraba frente roja, la cotorra boliviana (Myiopsitta luchsi), la monterita boliviana (Compsospiza garleppi) y el tordo boliviano (Oreopsar bolivianus) se encuentran en la ecoregión de los valles secos interandinos. Otras siete especies como el colibrí negro lomiverde (Aglaeactis pamela), el matorralero rufinucha (Atlapetes rufinucha) y la palkachupa corresponde a la ecoregión de los Yungas.
Actividades como el October Big Day están despertando esperanzas entre los conservacionistas porque promueven el interés de la población sobre la situación de estas especies. Varias de ellas figuran ahora en la lista de aves registradas durante el día de la competencia y lugares como La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Beni y Pando registran en eBird cifras de avistamiento que superan las 500 especies.
Leer más: Los peligros que enfrenta el bosque seco de Ecuador y una oportunidad para salvarlo
La esperanza del aviturismo
En su recorrido Vos logró captar al halcón pecho castaño o pecho anaranjado (Falco deiroleucus). “Es una especie rara y casi nadie la ve. Para nosotros fue una sorpresa encontrarla por casualidad. Ese día, logré observar como 20 especies que jamás había encontrado en mi vida”, menciona el biólogo que se ha convertido en un entusiasta del avistamiento de aves.
Su apasionamiento lo está impulsando a trabajar para despertar el interés de la gente hacia la naturaleza. “Las aves nos brindan eso, porque son llamativas y relativamente fáciles de observar, creemos que es una oportunidad para que más personas se preocupen por estas especies”. Vos menciona a Tarija, lugar que por primera vez se unió a la competencia para observar aves, como un ejemplo del creciente interés en esta actividad. También destaca el intenso trabajo que se ha hecho en Riberalta para posicionar al Tororoi de Riberalta (Hylopezus auricularis), una especie catalogada como Vulnerable, que ahora está recibiendo atención de las autoridades y la población de la zona.
Para el director de la Asociación Armonía, existe un creciente interés por la observación de aves en Bolivia y prueba de ello ha sido la gran cantidad de personas que, sin ser especialistas, se unieron a la campaña del sábado 6 de octubre. “Fotógrafos profesionales, aficionados y todo tipo de personas que no conocían las especies salieron a registrarlas. Luego consultaban en los grupos creados en las redes sociales para saber de qué aves se trataba y subirlas a la plataforma de eBird”, explica.
Bolivia es el quinto país en el mundo en cuanto a diversidad de aves con 1414 especies, según la Guía de Aves de Bolivia, publicada en el 2016. Sin embargo, la supervivencia de estas enfrenta, como su mayor amenaza, el cambio de uso de suelos, debido principalmente a la expansión de la frontera agrícola. Esta actividad presenta cifras preocupantes de deforestación, principalmente en la región centro-oeste del departamento de Santa Cruz y en las regiones cocaleras de los Yungas de La Paz y el Chapare de Cochabamba, señala la publicación. Se calcula que hacia el año 2000 se había deforestado 3,6 millones de hectáreas de bosques en el país, indica la misma fuente.
Según el mapa elaborado para esta publicación, en Bolivia existen 50 áreas importantes para la conservación de aves, que cubren un territorio de 228 865 kilómetros cuadrados, es decir, el 21 % de la extensión del país.
Soria indica que muchos de los proyectos de conservación se ejecutan dentro de estas áreas señaladas en el mapa. Destaca además el interés creciente en las regiones por la observación de aves, que lleva a plantear el aviturismo como una alternativa de desarrollo en varios de estos lugares. “Incentivar el turismo de avistamiento de aves es uno de nuestros objetivos y el cuarto lugar que ha obtenido ahora Bolivia en la plataforma de eBird es un buen paso en este camino”.
El director de la Fundación para la Conservación de los Loros en Bolivia considera que “el departamento del Beni, por ejemplo, tiene potencial para el aviturismo, por la riqueza en cuanto a ecosistemas y la gran cantidad de especies que alberga” dice. Díaz también piensa que el endemismo juega a su favor en este camino pues quienes se dedican a observar aves andan en la búsqueda de especies que no encuentran en ningún otro lugar. Destaca por ello, lugares como el departamento de Pando, en la Amazonía boliviana, que tienen poca intervención humana. “Estaríamos generando uno de los principales destinos en Latinoamérica para ver aves, especialmente para aquellas personas que quieren iniciarse en la Amazonía”.
Foto portada: Jorge Calvet Magnani.