- El 2 de febrero de 2018 cuatro municipios aprobaron la creación del Área Municipal de Conservación y Uso Sustentable del Cóndor Andino en el cañón de río León, provincia de Azuay y Loja, para proteger a esta ave emblemática.
- El espacio de protección fue determinado a partir de monitorear satelitalmente el sobrevuelo de una hembra de cóndor andino.
La triste muerte de Arturo, un joven cóndor, en la provincia de Azuay, al sur del Ecuador, motivó al Grupo Nacional de Trabajo sobre el Cóndor Andino —liderado por el Ministerio del Ambiente (MAE)— a redoblar los esfuerzos para evitar la extinción del cóndor en Ecuador y proteger el área donde había crecido Arturo. Así fue como, después de cinco años de investigaciones y trámites, el 2 de febrero de 2018, los municipios de Oña, Nabón y Santa Isabel en la provincia de Azuay, así como Saraguro en la provincia de Loja aprobaron la declaratoria de 34 763 hectáreas, en Río León, para proteger al cóndor andino.
El triste final del cóndor causó conmoción pues las imágenes del animal muerto empezaron a circular con rapidez en redes sociales. Las más de 34 000 hectáreas dedicadas a la protección de la especie y conocidas como el Área Municipal de Conservación y Uso Sustentable del Cóndor Andino fueron delimitadas gracias al monitoreo de un cóndor hembra llamada Chunka. Este ejemplar fue capturado en el 2015, en la provincia de Cotopaxi, por un grupo de científicos del Proyecto de Investigación y Monitoreo Ecológico del Cóndor Andino en Ecuador (PICE), una iniciativa privada de la Fundación Cóndor Andino y el Fondo Peregrino.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Tras colocarle un rastreador satelital para monitoreo remoto, Chunka fue liberada. “Es el único de los nueve individuos marcados que se estableció en la zona sur del país”, explicó Fabricio Narvaez, biólogo de campo del proyecto de Investigación. Los datos revelados por Chunka han permitido identificar a río León como una zona núcleo y un área esencial para el ciclo reproductivo del cóndor en el Ecuador. Río León es una suerte de centro de operaciones para estas imponentes aves. Desde ahí vuelan cientos de kilómetros con dirección al norte para buscar alimento en el Parque Nacional Sangay, la Reserva Ecológica Antisana o los páramos del macizo del Cajas. Pero siempre, siempre regresan a río León.
A Fabián Rodas, coordinador de Naturaleza y Cultura Internacional, organización ambiental que trabajó con el MAE para conseguir la declaratoria de la nueva área municipal de conservación, le llama la atención que un ecosistema semidesértico dominado por matorral seco y situado a una altitud baja como la de río León sea tan importante para el cóndor, pues estas aves en Ecuador viven generalmente en el páramo, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar. En todo caso, según Rodas, río León es un área remota, con poca gente, cercana a los páramos del centro y sur del país, y con corrientes aéreas ascendentes propicias para el vuelo de los cóndores. Y sus acantilados, además, son perfectos para anidar y descansar.
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Escapando de los peligros
En este lugar se sienten seguros y pueden escapar de sus principales amenazas. La cacería, la persecución y el envenenamiento siguen amenazando la supervivencia de esta ave. La muerte de Arturo se sumó a la lista de los ocho cóndores asesinados entre el 2011 y el 2016 en el Ecuador. Estos son solo los casos que se han logrado registrar, pero posiblemente existen más víctimas que han muerto por las tres causas antes descritas, asegura Narvaez. Además, se han rescatado hasta el momento 18 cóndores, algunos salvados de las redes del tráfico ilegal, otros que fueron hallados con heridas de bala y también unos cuantos que fueron atendidos a tiempo tras colisionar contra grandes infraestructuras.
El último Censo Nacional del Cóndor Andino realizado en el 2015 indica que la población de esta ave oscila entre los 94 y 102 individuos en Ecuador. Estas cifras dejan en claro que se trata de una población baja y vulnerable, que está expuesta a la amenaza de la extinción. Para que una población perdure en el tiempo, explica Narvaez, se debe contar como mínimo con 700 parejas, en Ecuador se han encontrado alrededor de 25 parejas. Con estos datos no es de sorprenderse que esta ave emblemática se encuentre en Peligro Crítico de Extinción en el Libro Rojo de las Aves del Ecuador (Granizo, año 2002) y que aparezca en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora silvestres (CITES).
La pérdida y la transformación del hábitat es una cuarta amenaza para la existencia del cóndor en el Ecuador. Un estudio de Wildlife Conservation Society (WCS), basado en el censo del 2015, pronostica que si el lugar donde viven los cóndores en el país cambia el doble de rápido que el ritmo actual, la especie se extinguirá en poco más de seis décadas.
Esta ave ocupa aproximadamente una extensión de 49 725 km2 en el país, entre los 1300 y 4500 metros sobre el nivel del mar. Dentro de esta área, el paisaje es un mosaico compuesto principalmente por cultivos, pastizales, páramo, pueblos, infraestructuras y plantaciones forestales. La cobertura de la tierra no es estática: el páramo se convierte en pastizales o los cultivos en páramos. Cuando esto ocurre, el hábitat actual del cóndor se modifica y los recursos para la población actual de la especie también varían, explicó Adrián Naveda, uno de los investigadores de WCS.
Al sur de la cordillera andina ecuatoriana, de acuerdo con los datos de la Línea Base de Deforestación del Ecuador Continental (2012), la información más actualizada que existe, la deforestación ha alcanzado la cifra de 5158 hectáreas al año entre el 2000 y 2008, y se trata precisamente del hábitat del cóndor.
A todo lo anterior se suma un quinto problema o amenaza para el cóndor andino en Ecuador: la baja tasa de reproducción. En un folleto de la Fundación Cóndor Andino Ecuador se describe que el cóndor llega a ser adulto a los ocho años. Luego necesita aún más tiempo para encontrar pareja y demoran algunos meses en poner un huevo. El polluelo tarda cerca de dos años en independizarse de sus padres, razón por la cual solo pueden poner un huevo cada dos años. Los polluelos, durante su primer año de vida, son muy propensos a accidentes por lo que muy pocos sobreviven y llegan a edad adulta.
Por ahora, río León se ha convertido en un nuevo hogar y sobre todo en una nueva esperanza para la conservación del cóndor andino en Ecuador.
*Imagen principal: Ernesto Arbelaez.
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