- Los datos recientes publicados por el sistema Prodes de monitereo por satélite de la deforestación del gobierno brasileño mostraron que 22 0000 kilómetros cuadrados de los biomas de la Amazonía y el Cerrado fueron deforestados entre 2006 y 2017.
- Apenas el 10 por ciento de esa tierra se utilizó entonces para cultivar soya: una conversión de la vegetación nativa de al menos 21 000 kilómetros cuadrados (de los cuales 17 000 se encuentran en el Cerrado), según el Instituto del Ambiente de Estocolmo (Stockholm Environment Institute, SEI) y la plataforma Trase de Global Canopy, la cual analiza cadenas de suministro de productos básicos.
Más de 17 000 kilómetros cuadrados (6500 millas cuadradas) de la vegetación nativa del bioma del Cerrado brasileño ha sido deforestada para las plantaciones de soya en los últimos 11 años, según un análisis realizado por el Instituto del Ambiente de Estocolmo (SEI) y Global Canopy —dos ONG internacionales.
El bioma del Cerrado —una combinación rica de bosque, sabana y tierra de pastura que al principio cubría 2 millones de kilómetros cuadrados (790 000 millas cuadradas) en el centro y noreste de Brasil— alberga aproximadamente 5 por ciento de la biodiversidad del mundo. Pero en las últimas décadas, la región también ha estado en el centro del mayor crecimiento de la agroindustria del mundo, y ha perdido alrededor de la mitad de su vegetación nativa original como resultado.
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Datos publicados por el Ministerio de Ambiente de Brasil (Ministério do Meio Ambiente, MMA) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (Ministério da Ciência, Tecnologia, Inovações e Comunicações, MCTIC) como parte del programa Prodes de monitoreo por satélite de la deforestación muestra que 220 000 kilómetros cuadrados (85 000 millas cuadradas) de la vegetación nativa de la Amazonía y el Cerrado fueron deforestados en Brasil entre 2006 y 2017. Durante ese período, el Cerrado experimentó casi el doble de la tasa de deforestación de la Amazonía, a pesar de medir menos de la mitad de tamaño.

Un análisis de los últimos datos del Prodes utilizando la plataforma Transparencia para Economías Sustentables (Transparency for Sustainable Economies, Trase) —desarrollada en conjunto por el SEI y Global Canopy en 2016— descubrió que alrededor del 10 por ciento de esa tierra deforestada entre 2006 y 2017 se utilizó para cultivar soya. Trase utiliza simulación por computadora de datos de investigación de mercado para hacer inferencias sobre cadenas de suministro de productos de la fuente al mercado a fin de vincular el daño ambiental, incluida la deforestación, en el punto local de origen con compañías y países importadores.
La combinación de mapas de plantación de soya producidos por la compañía de cartografía agrícola Agrosatelite con datos de Prodes sobre los patrones de deforestación mostró un retraso de 5 años, en promedio, entre la aparición de la deforestación en imágenes satelitales y la plantación de soya en la tierra deforestada. A menudo el ganado pastorea en tierras recientemente deforestadas mientras los propietarios de la tierra preparan infraestructura y reúnen capital para plantar soya; sin embargo, en algunas ocasiones la tierra es deforestada a fines de ser vendida o alquilada inmediatamente a productores de soya.

“Las tasas actuales de deforestación en el Cerrado son tan alarmantes como [fueron] las tasas de deforestación en la Amazonía en 2006”, afirma Toby Gardner, director de Trase e investigador senior en el SEI.
Pero no todo son malas noticias: el MMA y el MCTIC informan que solo 6657 kilómetros cuadrados (25,70 millas cuadradas) del Cerrado fueron deforestadas entre agosto de 2017 y julio de 2018, los 12 meses con cifras más bajas, que se remontan a 2001.
“La deforestación en el Cerrado está disminuyendo en comparación con principios de los 2000”, concuerda Gardner, “pero todavía es muy alta”: se estima que 140 000 kilómetros cuadrados (54 000 millas cuadradas) del bioma se deforestaron entre 2006 y 2017 —un área casi equivalente al tamaño de Nepal.

El gobierno brasileño atribuye la disminución de la deforestación del Cerrado al Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación y los Incendios Forestales en Cerrado (PPCerrado) de 2010 del MMA, un grupo de iniciativas con el fin de frenar la deforestación y los incendios en el Cerrado. No obstante, Gardner sostiene que las fallas de cultivos en el Cerrado, producidas por condiciones de sequía en aumento, son al menos en parte responsables por la disminución de la tasa de deforestación. “Si bien menos deforestación es algo positivo, es difícil desvincular esto de las malas condiciones agropecuarias experimentadas en los últimos años”, explicó.
Si las tasas recientes de la deforestación del Cerrado continúan, el efecto en los servicios de ecosistemas sería “devastador”, predice Tim Pearson, un especialista en servicios de ecosistemas y carbono de la ONG Winrock International. El Cerrado no es solo un foco de biodiversidad, sino que también es conocido como el “lugar de nacimiento de las aguas” de Brasil, al ser la fuente de los tres acuíferos principales y ocho de los 12 ríos más grandes de la nación, entre ellos el Guaraní, Bambuí, Urucuia, Paraná-Paraguai y São Francisco. Una mayor conversión de vegetación nativa en cultivo de agronegocios podría tener efectos derivados graves, como la escasez de agua nacional, “mayor erosión, mayor flujo de fertilizante, pesticidas y herbicidas”, afirmó Pearson.

La escala de la deforestación en la sabana rica en carbono del Cerrado de Brasil también es una preocupación particular para las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Al deforestar la vegetación nativa se emiten gases de efecto invernadero, al tiempo que las plantaciones almacenan menos CO2 de la atmósfera que las plantas nativas —un doble golpe para los esfuerzos de frenar el cambio climático.
La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC por sus siglas en inglés) estima que conservar los bosques tropicales (y sus habilidades de almacenamiento de carbono) podría brindar “un tercio de la solución climática” en las siguientes dos décadas. Sin embargo, lograr ese objetivo requeriría poner un freno a la conversión de vegetación nativa en agricultura. Actualmente, la expansión de la agroindustria para productos básicos como soya, carne de res y aceite de palma es responsable de aproximadamente dos tercios de la deforestación en los trópicos.
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Con la utilización de los nuevos datos satelitales de Prodes, el equipo de Trase pudo estimar las emisiones de gases resultantes de la deforestación impulsada por la soya en Brasil, que según Gardner representa “la mayor porción de emisiones asociadas con la mayoría de los productos finales [de cadenas de suministro]” que tienen su origen en el Cerrado. El equipo estima que la deforestación de la vegetación nativa para las plantaciones de soya en el Cerrado emitió 210 millones de toneladas de equivalente de dióxido de carbono (CO2eq) entre 2006 y 2017.

“Es útil e importante ver cuál es el efecto de la pérdida de hábitat en las emisiones de gases de efecto invernadero y quién, en las etapas posteriores [de la cadena de suministro], está conduciendo de manera inadvertida a la pérdida de hábitat y a las emisiones”, aseguró Pearson.
Según el análisis de Trase, las compañías transnacionales de productos básicos Bunge, Cargill y ADM fueron las mayores tres exportadoras de soya del Cerrado en 2017. En conjunto los tres comercializadores exportaron 13 millones de toneladas ese año —la producción de las cuales estuvo asociada con la deforestacion de 168 000 hectáreas (648 millas cuadradas) de la vegetación del Cerrado. Este daño se produjo a pesar de que las compañías hicieron compromisos voluntarios de deforestación cero.
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En respuesta a las consultas, Bunge reafirmó su compromiso de eliminar la deforestación de sus cadenas de suministro. “Estamos progresando en nuestra estrategia tripartita para aumentar la rastreabilidad y el monitoreo de la cadena de suministro, facilitar la inversión futura más inteligente a través de las herramientas de apoyo de decisión y crear incentivos para productores agropecuarios que conserven la tierra”. No pudimos contactar a Cargill y ADM para hacer preguntas.

En febrero, seis importantes comerciantes de productos básicos —Bunge, ADM, Cargill, COFCO International, Glencore Agriculture y Louis Dreyfus— se comprometieron a controlar e informar sus compras de soya de 25 municipalidades de “alto riesgo” del Cerrado como parte del Soft Commodities Forum (SCF), una plataforma mundial para comerciantes de productos básicos convocada por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD). Los primeros informes sobre la cadena de suministro de soya se han publicado en junio de 2019.
Pearson afirma que todavía tiene fe en los compromisos de deforestación cero como herramienta para mejorar la sustentabilidad en las cadenas de suministro. “Pueden no ser perfectos, pero crean una posición pública… algo que las compañías tienen que cumplir o, de lo contrario, enfrentar represalias”. No obstante, Gardner advierte que a medida que la deforestación se reduce, las compañías y los consumidores también deben estar dispuestos a pagar más: “Se necesita más inversión y básicamente no creo que podamos lograr productos básicos con deforestación cero a menos que se vuelvan más caros”, indicó.
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El progreso puede estar muy cerca para la creación de incentivos de mercado reales a fin de que los productores se abstengan de deforestar el hábitat del Cerrado. Se cree que la Asociación Brasileña de Comerciantes de Soya (Associação Brasileira Indústrias Óleos Vegetais, ABIOVE) está cerca de negociar un acuerdo con un grupo de 23 compañías que se han comprometido a detener la deforestación en el Cerrado para contribuir con un fondo que ofrecería paquetes de incentivos para productores agropecuarios que cultiven soya con deforestación cero.

También con el fin de ayudar a los productores a tomar decisiones mejores y más informadas en relación con la deforestación, The Nature Conservancy (TNC), una ONG internacional, en 2017 publicó Agroideal una herramienta para evaluar el beneficio económico y el impacto socioambiental potenciales de una plantación de soya en un lugar particular. Los socios del proyecto incluyen a Bunge, Cargill, ADM y Amaggi —todos actores importantes del comercio de soya brasileño que se han comprometido con la deforestación cero. El año pasado Bunge creó un programa de financiación en conjunto con el banco Santander y TNC que ofrecía préstamos de 10 años a productores de soya que evitaran modificar hábitat nativo para sus plantaciones.
“Hay un impulso crítico detrás de muchos actores del sector privado que empiezan a tomar más en serio [la conservación de] el Cerrado y cada vez hay más que están preparados para ayudar a cubrir los costos del cambio a prácticas de producción más sustentables”, señaló Gardner.
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Sin embargo, hay fuerzas poderosas operando que podrían poner un alto a estos esfuerzos. La guerra comercial actual entre el presidente estadounidense Donald Trump y China —un país que compró el 59 por ciento de la cosecha de soya de Brasil en 2017— ha causado un aumento de los precios de soya en Brasil. Trase ha establecido un vínculo entre una aceleración de la producción de soya provocada por la guerra comercial a 460 kilómetros cuadrados (177 millas cuadradas) de deforestación y 5.6 millones de toneladas de emisiones de CO2eq. La continuación o no de este crecimiento particular de la producción de soya y la deforestación depende en gran medida del progreso en las conversaciones comerciales entre EE.UU. y China en 2019.


“Estamos un poco estancados”, explica Gardner, mirando el vaso medio lleno al hablar del futuro del bioma de la sabana. “El Cerrado está lejos de ser una causa perdida, pero es un juego cuyas reglas han sido establecidas en gran parte”.
Bajo la nueva administración de Bolsonaro, un lobby de agronegocios fortalecido combinado con una debilitación del ministerio de ambiente y de los organismos de cumplimiento de la ley podría significar que las leyes de deforestación existentes, en especial el Código Forestal de Brasil se aplicarán cada vez menos. Además, no es probable que se sancionen nuevas leyes ambientales estrictas.
“En la era Bolsonaro, los incentivos económicos combinados con la presión y la intervención del mercado son tal vez nuestras mayores esperanzas” para frenar la deforestación, aseguró Gardner.
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Referencias
New data on Trase shows soy trade from Brazil’s Cerrado driving climate emissions Trase, December 2018.
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