- Mongabay Latam recorrió los resguardos Barrancón y Caño La Sal en los departamentos de Guaviare y Meta. En este especial periodístico se evidencian las constantes amenazas a las que se enfrentan y cómo los Jiw ya no solo son víctimas del conflicto armado.
- La palma, la coca, la ganadería y la deforestación son nuevas amenazas que tienen a este pueblo en riesgo de desaparecer. Una década después de que la Corte Constitucional alertara sobre su posible exterminio, poco se ha hecho por evitarlo.
La Corte Constitucional de Colombia advirtió sobre el riesgo de exterminio de algunos pueblos indígenas por el desplazamiento o muerte violenta de sus integrantes. En un extenso documento, publicado hace ya 10 años, el alto tribunal indicó que 34 grupos estaban en riesgo de desaparecer —cultural o físicamente— principalmente por el conflicto armado interno. “Han sido víctimas de gravísimas violaciones de sus derechos fundamentales individuales y colectivos, y del Derecho Internacional Humanitario”.
El documento destacaba también la vulnerabilidad de los pueblos indígenas en la lucha por la recuperación legal de sus tierras. La titulación formal y la constitución de resguardos no son una garantía de seguridad para las comunidades y, de hecho, sus territorios, sean o no parte de resguardos, “son apropiados por grupos armados ilegales, delincuentes/narcotraficantes, colonos, y agentes movidos por intereses económicos”.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Los Jiw, antes conocidos como guayaberos, son uno de estos pueblos indígenas que se encuentran en inminente peligro. Aún hoy, 10 años después de que la Corte Constitucional se pronunciara, su situación sigue siendo igual de preocupante y las amenazas siguen siendo las mismas, “riesgo de desplazamiento, confinamiento […] disminución progresiva de la población, altos índices de morbi-mortalidad, afectación de la integridad étnica por conflicto armado, inexistencia de presencia institucional, no tienen condiciones para la sedentarización”, indica la justicia colombiana.