- Los felinos que habitan la zona sur del lago de Maracaibo están amenazados por la cacería ilegal y la deforestación. Además, la crisis económica ha reducido la disponibilidad de presas naturales, pues la población local consume la fauna silvestre.
- El proyecto Sebraba no solo está generando información científica en una zona muy poco estudiada, también está tratando de reducir el conflicto hombre-jaguar y promoviendo la recuperación del corredor biológico que conecta dos parques nacionales.
Hace doce años, María Fernanda Puerto decidió dedicar su vida al estudio de los jaguares. Entonces la bióloga venezolana trabajaba en su tesis de licenciatura y su curiosidad científica no la llevó por el camino más sencillo, por el contrario, la trasladó a uno de los lugares más peligrosos para esta especie en su país: la zona sur del lago de Maracaibo, en el estado de Zulia.
Hasta ese momento, la población de este felino que habita el occidente de Venezuela era una de las menos estudiadas y para la joven bióloga no había pregunta científica que no tuviera cabida. Empezó por tratar de estimar el tamaño del grupo con el que trabajaría, por saber más del éxito reproductivo de este felino conocido bajo el nombre científico de Panthera onca, por detectar las amenazas y las causas detrás de la evidente pérdida de hábitat. Para consolidar su objetivo creó el Proyecto Sebraba.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Los primeros estudios llevaron a la bióloga y al equipo que la acompaña a las parcelas de los habitantes de la zona y a los sectores de tránsito de los jaguares. Con el tiempo, el área de trabajo se expandió pues decidieron incluir dentro de sus monitoreos el Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel y la Reserva de fauna silvestre Ciénagas de Juan Manuel, Aguas Blancas y Aguas Negras. Para Puerto era importante comparar el estado de conservación del felino dentro y fuera de un área protegida.
Los años de estudio los llevaron a establecer que fuera de las áreas protegidas los jaguares se encuentran amenazados por el avance agresivo de la ganadería y la agricultura. Esto sumado a la caza ilegal, a la crisis económica que lleva a la población local a consumir las presas predilectas de los jaguares y, como consecuencia, agudizar el conflicto hombre-jaguar.
“Sabemos que mientras más se expande la actividad antrópica en la zona, menor es el número de jaguares”, explica Puerto.
Una de las tareas más importantes del proyecto Sebraba es generar conocimiento científico sobre esta población de jaguares, pero también trabajar con los parceleros de la zona para que se unan al plan de conservación de esta especie y contribuyan en la recuperación del corredor biológico que conecta al Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel con el Parque Nacional Sierra de Perijá. Es decir, para conseguir que dos poblaciones de jaguares separadas por la deforestación vuelvan a interactuar naturalmente.