- La vía se construyó entre mediados de marzo y principios de mayo, en plena crisis económica y sanitaria por el COVID-19. Preocupa que se den procesos de colonización, cacería ilegal, entre otros.
- La carretera busca unir una plataforma petrolera con otra ubicada a 300 metros de la zona de amortiguamiento de la zona intangible donde viven, en aislamiento voluntario, los indígenas Tagaeri y Taromenane.
El Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, es el área protegida continental más grande del país y un importante hotspot de biodiversidad a nivel mundial. A pesar de esto, dentro de su territorio están permitidas las actividades petroleras.
En 2018 los ecuatorianos, en una consulta popular realizada en febrero de ese año, le dijeron ‘Sí’ a limitar la explotación petrolera, reduciéndola de 1030 a 300 hectáreas. Desde entonces, diversos estudios han mostrado que ese máximo de deforestación ya se habría excedido. Hace seis meses un reporte del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), una iniciativa de Amazon Conservation Association y Conservación Amazónica (ACCA), documentó un área deforestada de más de 600 hectáreas relacionadas al impacto de las actividades petroleras en todo el Parque Nacional Yasuní.
Un nuevo reporte de MAAP muestra la construcción de una carretera en el controvertido Bloque 43, más conocido como ITT, ubicado en el corazón del Yasuní. De acuerdo con el informe, desde mediados de marzo del 2020, las imágenes satelitales detectaron la construcción de una nueva vía de 2,2 km que sale de la plataforma Tambococha 2 hacia las plataformas Tambococha C, Ishpingo A e Ishpingo B; que están aprobadas para explotación.
Camino a “encontrar” a los indígenas en aislamiento
Este hallazgo es preocupante no solo porque diferentes organizaciones ambientales han señalado que la deforestación máxima permitida (300 hectáreas) ya se excedió sino porque el desarrollo petrolero se acerca a la Zona Intangible, una reserva creada para proteger el territorio de los indígenas en aislamiento voluntario —Tagaeri y Taromenane—, quienes son parientes de los Waorani, una nacionalidad donde ya se han reportado varios casos de COVID-19.
Ambientalistas y defensores de derechos humanos cuestionan que esta carretera se haya construido durante la pandemia y el estado de excepción que vive Ecuador. Mongabay Latam se comunicó con el Ministerio de Ambiente para saber si ellos autorizaron la apertura de la vía y si están haciéndole seguimiento a la obra, pero hasta el momento no se ha recibido una respuesta.
Sin embargo, en reunión del 1 de junio, la Comisión Especializada Permanente de la Biodiversidad y Recursos Naturales de la Asamblea Nacional requirió las comparecencias virtuales del Ministro de Energía y Recursos Naturales no Renovables, del Ministro del Ambiente y Agua y de la Secretaria de Derechos Humanos, para que informen respecto de la denuncia de actividades de construcción de la nueva infraestructura vial dentro del Parque Nacional Yasuní, “sin que la Comisión haya tenido conocimiento de este tema, a sabiendas de que este tipo de actividades ponen en riesgo la salud e integridad física de los habitantes de las comunidades indígenas residentes en esta área protegida, por la presencia del COVID 19”.
En la imagen 1 del reporte de MAAP se observa cómo, el 15 de marzo, los bosques de la zona estaban intactos pero el 6 de mayo ya se veía una carretera de 2,2 km que podría seguirse ampliando. “En la Imagen 2, la ubicación de la nueva carretera (indicada en rojo) se muestra acercándose a varias plataformas planificadas a las afueras de la zona de amortiguamiento de la Zona Intangible. La Imagen 3 muestra muestra un zoom de esta área”, dice el informe.
Manuel Bayón, geógrafo y miembro fundador del colectivo Geografía Crítica, organización basada en Quito que trabaja en el debate sobre la territorialidad que enfrenta al Estado ecuatoriano con las comunidades indígenas y campesinas, asegura que esto es una “negligencia muy fuerte” por parte del Estado, en un momento de alarma general frente a la vulnerabilidad de los pueblos indígenas de la Amazonía, que están más expuestos al virus dada su menor capacidad de respuesta a patógenos y a la lejanía de los centros médicos.
Dirigentes indígenas, como lo ha mencionado Mongabay Latam en artículos recientes, han hecho pedidos constantes para restringir las actividades no esenciales del Estado en sus territorios. Además, de acuerdo con Bayón, no tiene sentido abrir una nueva vía en un contexto de caída de los precios del petróleo y de ruptura de dos oleoductos del país. Para él, es un error priorizar los intereses de las empresas petroleras por encima de la salud de las comunidades.
Mongabay Latam le preguntó a Manuel Bayón si el colectivo Geografía Crítica tenía conocimiento de que esta carretera estuviera entre los planes del gobierno ecuatoriano pero aseguró que “no ha habido ninguna información oficial de la vía y más bien hemos tenido conocimiento a través de las imágenes satelitales” y añade que tampoco se conocen los protocolos que se hubieran podido aplicar para tratar de minimizar los riesgos de salud que supone la movilización de personas y materiales en un área tan sensible. “Estamos tratando de generar estas consultas en la Asamblea Nacional”, dice Bayón.
Además del riesgo de que se origine un contagio, en los pueblos indígenas tradicionales y en aislamiento, por el constante movimiento de personal en la zona para la construcción de obras como una carretera, a Bayón le preocupa que no se está cumpliendo con el máximo de área a intervenir y deforestar dentro del Parque Yasuní, tal como lo manifestó el pueblo ecuatoriano en la consulta popular de 2018.
“Por un lado, no se está transparentando nada a la sociedad ecuatoriana y, por otro, según se va avanzando sobre el área donde el Estado reporta que viven los pueblos en aislamiento, se incrementan los riesgos de que Ecuador pase al lamentable listado de los países que han cometido genocidios”, comenta Bayón.
El anterior ministro de Energía y Recursos Naturales No Renovables, Carlos Pérez, aseguró en julio del año pasado que “el plan inicial en el bloque ITT preveía 10 plataformas. Sin embargo, únicamente se trabajará en dos. No entraremos en la zona de amortiguamiento”, tal como lo ordenó el presidente Lenín Moreno. Sin embargo, en diciembre de 2019, el nuevo ministro, José Augusto Briones, aseguró que en 2020 comenzarían los diálogos y negociaciones con las comunidades para el aumento de las plataformas de perforación en el campo petrolero Ishpingo del ITT. “El país necesita los recursos”, dijo.
Según Manuel Bayón, esas otras plataformas están en el área de amortiguamiento de la Zona Intangible. “Lo que quieren es construir tantas plataformas como sea posible sin importar si es territorio de los pueblos indígenas en aislamiento”.
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Impactos en la biodiversidad
Uno de los principales problemas con la construcción de carreteras no solo son sus impactos directos sino los indirectos. Algunos estudios ya han sugerido que detrás de la apertura de una vía empiezan procesos de colonización, mayor deforestación y la llegada de otras actividades que afectan las dinámicas de los bosques.
La biodiversidad es una de las afectadas. Hace poco Galo Zapata-Ríos, director científico de WCS Ecuador, reveló los resultados de un monitoreo de 15 años sobre los impactos de la cacería comercial en poblaciones de primates en el Parque Nacional Yasuní. En el caso de esta investigación, Zapata encontró que el aumento de la cacería y comercialización ilegal de animales tenía relación con las carreteras existentes en la zona de estudio y la apertura de nuevas vías.
“Las carreteras, al menos en la zona de Yasuní, se han construido siempre como resultado de los proyectos de extracción de petróleo, sin tener en cuenta que pueden tener impactos negativos. Cuando se abrieron las primeras carreteras en la parte occidental de Yasuní, en los años setenta, nadie estaba consciente de lo que una carretera podría traer a la zona, no hubo ningún control y hubo mucha colonización”, asegura Zapata-Ríos.
Para el director científico de WCS Ecuador lo ideal es que no se abran nuevas carreteras para que los cazadores no tengan acceso a nuevas áreas que antes estaban aisladas. “Es importante para que el parque se mantenga como lo que es, un área protegida”, comenta.
*Imagen principal: Paisaje captado desde la Estación de Biodiversidad Tiputini, en el Parque Nacional Yasuní. Esta reserva se extiende por las provincias de Pastaza y Orellana. Foto: José Schreckinger.
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