- El 30 de julio de 2020, el Ministerio de Ambiente y Agua declaró a los páramos de Ichubamba Yasepan como área protegida.
- Aunque es una buena noticia, los esfuerzos por cuidar las áreas protegidas en el Ecuador aún son insuficientes.
El 30 de julio de 2020, el Ministerio de Ambiente y Agua (MAAE) declaró a los páramos de Ichubamba Yasepan como área protegida, alcanzando con ello las 60 en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador (SNAP). Ahora, más de 4790 hectáreas de páramos, en la provincia centroandina de Chimborazo, son parte del listado de territorios que por su valor ecosistémico reciben un cuidado y tratamiento especial en el país. En su discurso de oficialización, el ministro de Ambiente y Agua, Paulo Proaño, dijo que “estudios realizados en esta nueva área protegida señalan altos índices de biodiversidad, particularmente de mamíferos y aves”.
En total 18,4 millones de hectáreas tienen protección en Ecuador; el 20,3 % se encuentra en territorio terrestre y el 12,07 % en territorio marino. Además, 56 son estatales y autónomas-descentralizadas, dos de ellas comunitarias y otras dos privadas —entre estas últimas se encuentran los páramos de Ichubamba Yasepan—.
La primera área privada fue la de Bellavista con 347 hectáreas de bosques nativos del Chocó Andino y de propiedad de Richard Parsons, un ciudadano inglés que llegó a Ecuador hace cerca de 38 años y ahora es dueño de la Hostería Bellavista, ubicada en el mismo lugar del área protegida. La nueva área pertenece, por otro lado, a 24 socios de la cooperativa Ichubamba Yasepan. Todos ellos se dedican a actividades agrícolas y pecuarias, algunos de ellos viven en los alrededores del lugar. Para Tarsicio Granizo, exministro de Ambiente, un área privada implica que “esa tierra pase a ser parte del sistema de áreas protegidas sin que la comunidad pierda sus derechos de propiedad sobre la tierra”. Granizo recalca que esto supone un beneficio pues ahora el estado debe velar por su protección.
La buena noticia es que la creación de áreas protegidas en sus cuatro subsistemas: estatal, autónomo descentralizado, comunitario y privado ha aumentado en los últimos años. Según la Constitución del Ecuador, el Estado debe asignar “los recursos económicos necesarios para la sostenibilidad financiera del sistema, y fomentará la participación de las comunidades, pueblos y nacionalidades que han habitado ancestralmente las áreas protegidas en su administración y gestión”. En principio es una buena noticia pero, ¿existe compromiso por parte de las autoridades para cuidar de estos lugares?
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Un camino de esfuerzos comunitarios
El camino para llegar a la declaratoria de área protegida de Ichubamba Yasepan tomó varios años y mucho esfuerzo de parte de la comunidad. Néstor Chávez, socio de la Cooperativa Ichubamba y Presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Parroquial Rural Cebadas, cuenta que al transcurrir el tiempo identificaron que era una zona de recarga hídrica muy importante. “Estamos junto al Parque Nacional Sangay, estamos en la zona de amortiguamiento, y al ver que existe abundante agua, que es la vida, se discutió en varios talleres la necesidad de cuidar esta área”. Dice que fue un proceso duro, de discusión, debate y sobre todo de concientización con los 24 socios que forman parte de la cooperativa.
Al inicio de las conversaciones no todos estaban de acuerdo con dejar las actividades productivas que solían hacer. “En un primer momento los socios manifestaron que no era procedente porque ellos vivían de su territorio y era un ingreso para su familia”, dice Chávez. Pero con el paso del tiempo se dieron cuenta de la importancia de conservar Ichubamba Yasepan. “Debemos dejar un legado en ese sentido. El cambio climático viene afectando bastante a las zonas rurales de producción”, comenta.
Para cuidar el lugar, desde 2004 comenzaron con acciones concretas, pero muy efectivas. Chávez dice que llegaron a acuerdos, “no vamos a incendiar, no se va a secar el agua, vamos a bajar la carga animal”. Para que las personas acaten las nuevas reglas, establecieron multas económicas para quienes incurran en actos como quema de bosques u otras formas de destrucción del páramo.
En 2013 hicieron convenios con los programas estatales de conservación Socio Bosque y Socio Páramo y se establecieron alrededor de 4000 hectáreas para cuidado y conservación. Los esfuerzos de más de una década de trabajo han dado resultados y ahora son 4790 hectáreas de protección ecológica y alrededor de 1000 hectáreas para continuar con la actividad pecuaria y fomentar el turismo, eso sí, de manera sostenible.
Para Luis Suárez, vicepresidente y director ejecutivo de Conservación Internacional Ecuador, toda área protegida que se añada al sistema siempre es una buena noticia. “Si logramos ampliar el nivel de protección, bienvenido sea. Y obviamente, qué mejor que involucrar a estos otros actores”. Suárez explica que algunas de estas áreas protegidas privadas probablemente van a ser pequeñas pero pueden cumplir un rol esencial a la hora de “proteger especies endémicas y mantener servicios ecosistémicos como en este caso con los páramos, que cumplen un rol tan importante en la protección de los recursos hídricos y también de la biodiversidad”.
La importancia de Ichubamba Yasepan
Al sur y al este, Ichubamba Yasepan limita con el Parque Nacional Sangay —declarado por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad en 1983—. Según un comunicado del MAAE, la zona se caracteriza por su gran cantidad de agua que “abastece de líquido vital a tres proyectos de riego para la provincia que benefician a cerca de 15 000 usuarios”.
Un estudio técnico preliminar para la declaratoria del área protegida indica que ahí habitan 13 especies de mamíferos, 29 especies de aves y 34 especies de plantas con flores. Entre los mamíferos que se encuentran en el área están el lobo de páramo (Lycalopex culpaeus), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), el ciervo enano (Mazama rifina), el puma (Puma concolor), el tapir de montaña (Tapirus pinchaque) y el conejo de páramo (Sylvilagus brasiliensis).
Además, dentro de Ichubamba Yasepan se encuentran 15 ríos que a su vez forman el río Yasepan. Roberto Chávez, otro de los socios de la cooperativa, cuenta que sus expectativas y las de la cooperativa, después de la declaratoria, es seguir manteniendo los recursos naturales del área.
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¿Conservación deficiente?
Alrededor de un millón de especies de animales y plantas están en peligro de extinción y muchas podrían desaparecer en décadas, según el último informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES). El panorama no es alentador y obliga a doblar esfuerzos en la protección del medio ambiente.
Un 75 % de los ecosistemas terrestres y un 66 % de los marinos ya están “gravemente alterados”, según la IPBES, por lo que la creación de nuevas áreas protegidas resulta esencial para conservar la biodiversidad natural. Sin embargo, desde hace ya dos décadas, organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) han advertido que muchos siguen considerándolas “una especie de sacrificio, una carga financiera para la humanidad en lugar de un activo”, mientras que conservacionistas a nivel mundial advierten repetidamente sobre la falta de recursos que los Estados otorgan para garantizar su cuidado y conservación.
Los esfuerzos por cuidar las áreas naturales deben ir más allá del papel. En el caso de Ecuador, para Tarsicio Granizo, la conservación de las áreas y los territorios que forman parte del SNAP siempre ha sido muy deficiente. “El número de personas, de guardaparques, siempre ha sido deficitario. Y ahora más con la salida de varios guardaparques y personas del Ministerio del Ambiente por este tema de desmantelamiento del Estado”.
Aunque Granizo cree que existe una deuda por el déficit de guardaparques, explica que es preferible contar con las llamadas “áreas de papel” que tener zonas de importancia ambiental sin declarar. “Es decir, de alguna forma el hecho de que exista un área declarada pone en alerta a la población de dentro y de afuera para que no atente en contra de la naturaleza”, dice Granizo. Si bien esto no es ideal a la hora de hablar de conservación de áreas naturales, en muchos casos puede ser la única forma de proteger ecosistemas con alta biodiversidad.
Luis Suárez de Conservación Internacional Ecuador explica que es importantísimo el rol que han cumplido las áreas protegidas en frenar la deforestación. “El mero hecho de declarar áreas protegidas ha evitado la destrucción de varias de estas zonas, que de otra manera, quién sabe, ya no estarían actualmente con bosques”.
En el caso de Ichubamba Yasepan, Néstor Chávez dice que quienes se encargarán del cuidado del área son las personas de la cooperativa y que el MAAE simplemente dará especificaciones técnicas para el cuidado del lugar. La única petición de Néstor, Roberto y los otros socios de la cooperativa es recibir el apoyo de la autoridad ambiental, el gobierno nacional y las prefecturas para trabajar de forma conjunta para financiar la conservación. Lo cierto es que, a pesar de que el presidente Lenín Moreno celebró la protección de los páramos Ichubamba Yasepan, el trabajo no acaba con la declaración. Estos ecosistemas necesitan recursos y cuidado y en una época de crisis económica pública y privada, es incierto qué tanto apoyo puedan recibir.
*Imagen principal: Ichubamba Yasepan es la segunda área protegida privada del Ecuador y la número 60 en formar parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Foto: Cooperativa Ichubamba Yasepan.
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