- El camarón tigre probablemente llegó por accidente de Brasil o Estados Unidos y podría convertirse en una amenaza para la pesquería artesanal de cangrejo azul; que constituye el recurso pesquero de mayor relevancia, en volúmenes de captura y generación de divisas, en el occidente de Venezuela.
- Además de competir por espacio y comida, este voraz depredador de crustáceos, peces y gusanos podría traer consigo enfermedades para las que la biodiversidad nativa venezolana no tiene defensas.
La aparición del camarón tigre (Penaeus monodon) en las redes de los pescadores del Lago de Maracaibo resulta ser una paradoja. Las comunidades pesqueras celebran la presencia cada vez más frecuente de esta especie, reconocible tanto por su color como por su gran tamaño, que en algunos casos puede alcanzar los 50 centímetros.
Sin embargo, su apetito carnívoro y su comportamiento como especie invasora recuerda a otra especie exótica que invadió las aguas venezolanas: el pez león, cuya voracidad y su multiplicación, debido a falta de depredadores, amenaza a las pesquerías de casi todas las costas del país.
Mientras que el camarón tigre puede parecer una bendición para algunas personas en medio de la crisis económica venezolana, es realmente una amenaza para otras especies de crustáceos, moluscos y peces. También es un problema para los pescadores “cangrejeros”, entre los que se incluyen algunos indígenas wayuú, debido a que el camarón tiene preferencia por los juveniles de cangrejo azul, o jaiba, de gran importancia socio-cultural y económica en todo el occidente de Venezuela.
Todo este escenario llevó a que investigadores de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia (LUZ) y del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) corroboraran si el camarón tigre, cuyos primeros registros en el país se dieron entre 2006 y 2009, había colonizado el Lago de Maracaibo.
Los investigadores Lisandro Morán, José E. Rincón, Luis Sibira, María Gabriela Ortega y Héctor Barrios-Garrido confirmaron la presencia de esta especie exótica en los cuatro ecosistemas interconectados que forman el Sistema del Lago de Maracaibo: el Golfo de Venezuela, la Bahía El Tablazo, el Estrecho de Maracaibo y el Lago de Maracaibo.
Sus hallazgos fueron publicados en la revista Ecotrópicos de la Sociedad Venezolana de Ecología en diciembre de 2020, en la que recomiendan hacer mayores estudios sobre el estado de las poblaciones del camarón tigre, pues además de competir por espacio y alimento, como se ha documentado en otras partes del mundo, también podría ser un vector de transmisión de la “mancha blanca”, una enfermedad viral que afectaría a otras especies de camarones que habitan en el Lago de Maracaibo. A la “mancha blanca”, o Whispovirus, se le conoce por su altísima mortalidad en granjas camaroneras, tanto en juveniles como adultos, acabando en pocos días con casi el 100 % de las poblaciones.
Sospechas confirmadas
No está claro cómo el camarón tigre llegó a Venezuela, pero algunos estudios señalan que las liberaciones accidentales de granjas camaroneras en Brasil y Estados Unidos podrían ser las responsables, después de que sus larvas alcanzaron las costas de Guayana y México respectivamente.
“El camarón tigre es muy diferente, es muy distintivo, los pescadores lo reconocen enseguida. Por eso ha sido fácil trabajar con su identificación”, le contó a Mongabay Latam Héctor Barrios-Garrido, profesor de la Universidad del Zulia, doctor en Ciencias Ambientales y Manejo Ambiental y coautor del artículo científico publicado hace unos meses.
Los pescadores que hablaron con los científicos han capturado machos y hembras tanto juveniles como adultos. Esto revela que hay condiciones favorables para su desarrollo y adaptación en el Sistema del Lago de Maracaibo debido a la existencia de estuarios —formados por la desembocadura de un río caudaloso en el mar, con forma de embudo y cuyos lados van apartándose en el sentido de la corriente—; así como por la influencia de las mareas en la unión de las aguas fluviales con las marítimas. Los camarones, en general, necesitan de esas fluctuaciones de marea con entradas y salidas de agua dulce y salada.
Héctor Severeyn, experto en ecología estuarina de la Universidad del Zulia y quien ha estudiado la muerte de hasta cinco millones de mariscos y moluscos en el Lago de Maracaibo luego de un inmenso derrame petrolero en 1997, asegura que el camarón tigre no tiene la capacidad de colonizar el estuario porque no tiene la resiliencia adquirida por especies nativas e introducidas que tienen décadas y siglos en este ecosistema contaminado con petróleo, plástico y aguas residuales.
Sin embargo, la profesora Glenys Andrade, PhD en Ciencias Marinas, difiere de esa hipótesis: “yo sí creo que puede ser una amenaza”. Andrade se basa en su experiencia en el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, que entre 2012 y 2014 encontró postlarvas y juveniles de camarón tigre y de camarón blanco (especie nativa) en Caño Sagua, en el suroeste del Golfo de Venezuela.
“Pensamos que ambas especies tendrían que compartir recursos, pero la segunda alerta fue que el camarón tigre estaba usando las mismas áreas de reproducción que el camarón blanco, además que tenían la misma talla”. Considerando que el invasor suele ser 30 % más grande y agresivo, la investigadora observó que la victoria se inclinaba hacia el nuevo visitante.
Sin embargo, Andrade precisa que sí cree que la colonización podría darse en áreas muy delimitadas, pues “el camarón tigre está acostumbrado a mayor salinidad, así que estará confinado a ciertas zonas del Sistema de Maracaibo como pasó con el pavón”. La científica se refiere a la introducción de dos especies de pez pavón (Cichla orinocensis y Cichla temensis) provenientes del río Orinoco. A pesar de que los pescadores también reportaron que esta especie estaba diezmando a otras que eran nativas y de alto valor económico, las poblaciones del pavón terminaron concentradas en áreas de aguas más dulces.
La recomendación de Andrade, en el caso del camarón tigre, es aumentar la captura del crustáceo pero no fomentar su cultivo ni su introducción en otras zonas fuera del Lago de Maracaibo. Las razones no son únicamente biológicas, pues advierte que las plantas procesadoras existentes en el Zulia no están diseñadas para el mayor tamaño del camarón tigre y la adaptación tecnológica sería demasiado costosa, teniendo en cuenta el pequeño volumen de las capturas que se puedan realizar.
Un depredador al acecho
Los autores del estudio publicado en diciembre de 2020 advierten que la presencia del camarón tigre implica una amenaza latente de desplazamiento para todas las especies nativas de camarón, tanto las comerciales —como el nativo camarón blanco (Littopenaeus schmitti)— como las no comerciales.
Pero hay más. A juicio del investigador Héctor Barrios-Garrido, uno de los aspectos más importante es el rol del camarón tigre como depredador de otras especies como los gusanos aplanados y las larvas de peces que están en los fondos arenosos.
Un artículo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Luisiana, Estados Unidos, describe un experimento con camarones tigres, en 2017, a los cuales se les proveía de diferentes presas para conocer sus preferencias. Los juveniles de cangrejo azul eran su principal manjar.
Los cangrejos azules (entre los que destacan Callinectes sapidus, Callinectes maracaiboensis y Callinectes bocourti) son animales nativos que también constituyen la principal base de una pesquería que, aunque continúa siendo artesanal, ha alcanzado una alta explotación en zonas del Lago de Maracaibo como Barranquitas, La Cañada de Urdaneta y caño La O, en el estado del Zulia.
Fuentes conocedoras de la zona, que pidieron anonimato a Mongabay Latam, se refirieron al dilema que se ha generado en la región. Por un lado, algunos grupos económicos de los camaroneros apuestan por cultivar la especie invasora que ya está establecida en ambientes naturales y, por el otro, los “cangrejeros” lo ven como un potencial depredador del cangrejo azul. Los científicos apuntan a que falta mucha más información sobre la especie exótica para sacar conclusiones, por ejemplo, de origen genético o estudios sobre cargas virales.
Sin embargo, es claro que la importancia económica del cangrejo azul es parte de la disputa. A partir del año 2004, los desembarques de este producto pesquero superaron las 10 000 toneladas anuales. En 2009 estuvieron activas 19 plantas procesadoras de cangrejo en el estado Zulia y ese mismo año las exportaciones de pulpa de cangrejo hacia los Estados Unidos alcanzaron las 2300 toneladas y generaron ingresos por 22 millones de dólares, según datos oficiales referidos en un artículo de 2012 elaborado por científicos de la Universidad del Zulia.
Las diferentes especies de cangrejos o jaibas, del género Callinectes, sostienen algunas de las pesquerías más valiosas del mundo y tienen alta demanda en mercados norteamericanos y europeos. “El cangrejo azul, Callinectes sapidus, es el recurso pesquero de mayor relevancia en el occidente de Venezuela en cuanto a volúmenes de captura, fuentes de empleos directos e indirectos y generación de divisas”, indican estos investigadores, al afirmar que la captura del cangrejo azul, junto con la del camarón (Litopenaeus schmitti y Farfantepenaeus spp.) constituyen las pesquerías artesanales de crustáceos más importantes del Lago de Maracaibo y el país.
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Sobreexplotación y riesgos para el cangrejo azul
El nativo cangrejo azul es explotado desde 1960 en el Lago de Maracaibo y alcanzó un pico de 14 000 toneladas por año a mediados de 2007. Las estadísticas oficiales actuales no son públicas pero los investigadores han podido apreciar que, biológicamente, la población de cangrejos azules en esta zona se encuentra sobreexplotada. El cambio de arte de pesca, de nasas a palangres, determinó un aumento significativo en el éxito de capturas, según concluye un artículo del Grupo de Investigaciones en Acuicultura y Zoología Aplicada de la Universidad Nacional Experimental Sur del Lago, que en 2019 reportó evidencias de la sobrepesca de esta especie.
En entrevista con Mongabay Latam, Randi Guerrero-Ríos, ecólogo y profesor de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia, menciona dos problemas: el primero es que la sobrepesca de individuos de tallas pequeñas no permite que los cangrejos puedan desarrollarse completamente y, por otro lado, se está afectando el desove de los hembras, lo que pone en peligro la regeneración de la población.
La economía del cangrejo azul no solo involucra a cientos de pescadores, sino que la planta procesadora más grande de la zona puede contratar hasta 1000 personas por día para quitar caparazones y extraer la carne.
La mayor parte del comercio de cangrejo azul se dirige hacia Estados Unidos, pero hay mercado incluso en países asiáticos como Tailandia. Precisamente, por esa demanda en el mercado internacional, ni la pandemia de COVID-19 ni la crisis generalizada en Venezuela han detenido su explotación, con excepción de los dos meses del año en donde hay veda, comenta Guerrero-Ríos.
En este contexto, otro riesgo que aparece con la llegada del camarón tigre radica en que es propenso a contraer la llamada enfermedad de la cabeza amarilla, pudiendo ser vector y contagiar a camarones nativos que son cultivados en piscinas de granjas camaroneras de la zona, advierte el investigador. Esta enfermedad (YHD, por sus siglas en inglés) es una alteración sistémica de origen viral, cuyas lesiones involucran la mayoría de los órganos vitales del camarón. Según estudios, sus tasas de mortalidad suelen ser altas. Aunque se desconoce la existencia de alguna enfermedad viral o bacteriana que pueda ser transmitida del camarón al cangrejo, despreciar la probabilidad podría ser letal para la biodiversidad del Lago de Maracaibo y para el sustento económico de miles de personas.
*Imagen principal: Camarón tigre. Foto: AquafeedCo.
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