- El puerto de San Antonio, el principal puerto de Chile, pretende ampliar sus instalaciones en la desembocadura del Río Maipo generando impactos en el humedal.
- Organizaciones de la sociedad civil y científicos aseguran que el proyecto generará repercusiones irreversibles para la avifauna del lugar.
- El humedal Río Maipo es considerado un área crucial para la supervivencia de decenas de especies de aves.
El Humedal Río Maipo, ubicado en el límite entre las comunas de San Antonio y Santo Domingo, en la Región de Valparaíso, es el más importante de la zona central de Chile. En el estuario y la desembocadura que lo conforman, no solo habitan de manera permanente decenas de especies de aves, sino que también llegan, anualmente, miles de ellas en su migración desde el hemisferio norte y otras desde el sur. Se alimentan, refugian y reproducen en los diversos microhábitats que reúne el humedal, como los pajonales, las áreas pantanosas, el bosque arbustivo, dunas, playas y una barra de arena. De acuerdo a la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), se han registrado, al menos, 180 especies de aves en la zona, lo que representa cerca del 35 % de la avifauna nacional, cuenta Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos, organización ambiental que se enfoca en la gestión territorial para el desarrollo de parques públicos.
De hecho, BirdLife Internacional reconoce el lugar como un área fundamental para la conservación de aves. En 2015, la zona fue designada como un sitio de importancia regional para la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP) y, en julio 2020, el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) declaró 60 hectáreas (ha) de esta zona como Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo (SN HRM).
Pero en medio de este paisaje biodiverso, se encuentra también el principal puerto marítimo del Estado de Chile: el Puerto de San Antonio, que opera a través de la Empresa Puerto de San Antonio (EPSA). Situado en la ribera norte del río Maipo, colinda con 20 ha del Santuario de la Naturaleza y es ese límite el que está en medio de una controversia socioambiental.
En abril de 2020, tres meses antes de la oficialización del Santuario, la empresa portuaria presentó un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para expandir sus instalaciones. Dicho estudio no reconoce la zona del área protegida puesto que, a esa fecha, aún no se firmaba el Decreto que la declara como tal.
A investigadores y científicos consultados por este medio les resulta incomprensible que, por un lado, la empresa estatal EPSA promueva un proyecto que, aseguran, destruirá gran parte del ecosistema aledaño al recientemente declarado Santuario de la Naturaleza y, en forma paralela, el Ministerio del Medio Ambiente declare la zona contigua al área de operación de la empresa como un importante sitio de conservación. ¿Cómo es posible que organismos estatales se contradigan?, se preguntan los expertos. La razón, según Ivo Tejeda, Director Ejecutivo de la ROC, es que “hay agencias públicas que tienen un foco en la conservación y otras en lo productivo”, por lo que “es habitual ver este tipo de contradicciones en el sector estatal”.
Pero ¿qué está en juego con la ampliación del puerto de San Antonio?
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Los impactos de la expansión del puerto
De todas las especies que es posible ver en el Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo, al menos nueve están amenazadas de extinción, según la clasificación nacional. La Becacina pintada (Nycticryphes semicollaris) y el Playero ártico (Calidris canutus) están En Peligro; la Gaviota garuma (Leucophaeus modestus) y Chorlo nevado (Charadrius nivosus) están en la categoría de Vulnerable; el Pelícano de Humboldt (Pelecanus thagus), el Gaviotín elegante (Thalasseus elegans), el Cuervo del Pantano (Plegadis chihi), el Pilpilén común (Haematopus palliatus), el Pájaro amarillo (Pseudocolopteryx citreola) y el Pidencito (Laterallus jamaicensis) están Casi Amenazados. Este último, además, fue reconocido a nivel global por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie En Peligro.
En el lugar también existen altas concentraciones de Playero blanco (Calidris alba), Gaviota garuma (Leucophaeus modestus), Gaviota de Franklin (Larus pipixcan) y Gaviotín elegante (Thalasseus elegans). El humedal alberga un 4 % del total de la población hemisférica del Zarapito común (Numenius phaeopus) que se calcula tiene unos de 40 000 ejemplares y el 1 % de la población del Pilpilén Común (Haematopus palliatus), particularmente de la subespecie Pitanay.
Tanto Diego Luna Quevedo, especialista en conservación de la RHRAP, como Ivo Tejeda, Director Ejecutivo de la ROC, destacan que las condiciones naturales que presenta este ecosistema lo han convertido en un lugar crucial para la supervivencia de muchas especies y, por lo tanto, para sostener una parte importante de su población a nivel local, regional y mundial.
Tejeda es enfático en destacar que si bien la declaración del Santuario fue un paso importante para proteger el alto valor biológico del lugar, el hecho de que éste no haya sido protegido en su totalidad, sino solo 60 hectáreas, hace que hoy el área esté “gravemente amenazada”. La ampliación del puerto implica eliminar el sector de las dunas, así lo señala el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa. El problema es que justamente ahí, en las dunas, se reproduce el Pilpilén común, explica Tejeda, pero el estudio “no reconoce la presencia de la especie y por lo tanto tampoco su nidificación”, agrega el experto.
Según datos de la ROC, en el humedal existe una población habitual de Pilpilén con más de 100 ejemplares, aunque hay registros que elevan el número hasta los 470 individuos.
Durante el período reproductivo del Pilpilén, la Fundación Cosmos realiza el proyecto “Nuestras manos, sus alas”, que consiste en la instalación de un cerco perimetral para resguardar el área de nidificación de esta ave en las dunas de la desembocadura del río Maipo, y una señalética que advierte la existencia de actividad reproductiva y la prohibición de entrar.
El Director Ejecutivo de Fundación Cosmos, Diego Urrejola, explica que este lugar es vital para la reproducción del Pilpilén debido a que allí posee agua y alimento de forma permanente. Además es una zona que está resguardada del viento y es bastante amplia para el aterrizaje, una característica importante pues la especie camina alrededor de diez metros para hacer un nido en la arena. Todas estas condiciones son necesarias ya que el ave es muy susceptible ante cualquier perturbación, asegura Urrejola. Por ejemplo, “si un fuerte viento cubre el huevo de arena y la especie no lo ve, abandona el nido”, dice.
El director de Cosmos, quien también es biólogo, explica que si este lugar es modificado mermarán las posibilidades de que las aves migratorias, que llegan hasta el humedal Río Maipo para descansar y alimentarse, recuperen la energía suficiente para volver al hemisferio norte a reproducirse. Los expertos precisan que eso implicaría la disminución de las poblaciones de especies de aves que pertenecen a toda América y no solamente a Chile, porque los hábitats que ofrece el humedal “son irremplazables para que diversas especies de aves playeras puedan cumplir sus ciclos de vida en la Ruta Migratoria del Pacífico de las Américas, donde el 11 % de las poblaciones de estas aves ya muestran declinaciones”, asegura Diego Luna.
Tanto Urrejola como Tejeda coinciden en que si se lleva a cabo la expansión de las obras del puerto de San Antonio, toda la línea de la costa desaparecerá, incluidos también los tres cuerpos de aguas pertenecientes a la cuenca del río Maipo más conocidos como Ojos de Mar de Llolleo, donde habitan especies como el Cisne coscoroba (Coscoroba coscoroba), el Pato Cuchara (Spatula platalea) y el Cisne Cuello Negro (Cygnus melancoryphus).
La desaparición de las lagunas
Lily Plaza, integrante de la organización civil ambiental Ojos de Mar, explica que la ampliación del puerto se viene orquestando hace más de 10 años, con diferentes nombres. “Sabíamos que existía, pero no que el proyecto busca desaparecer las lagunas para hacer estacionamientos de los camiones del puerto”. La desaparición de las lagunas efectivamente está contemplada en el EIA y como medida de compensación a ese impacto, EPSA propone construir una laguna artificial en una zona que actualmente es utilizada como un complejo deportivo importante para el desarrollo de la comunidad local, situación que Plaza califica como otra maniobra “mal pensada” de la empresa.
Ojos de Mar está conformada por dos lagunas mayores y una menor, y se espera (por estos días) que “estos tres cuerpos de agua sean declarados Humedal Urbano”, dice Plaza. No obstante, este ecosistema se encuentra hace años “en un constante deterioro”, afirma la ambientalista, debido a que al estar ubicado al interior de una zona portuaria, el área está cruzada por sitios de tránsito y rodeada de aparcaderos de camiones, patios de contenedores y depósitos de rellenos tanto de escombros como de sedimentos generados por el actual puerto.
Las fuentes consultadas por Mongabay Latam concuerdan en que las 180 páginas de la línea base de fauna del EIA del proyecto, llamado Puerto Exterior (PPE), no cumplen con la obligación de poner la mejor información disponible a disposición de la evaluación ambiental. “Se omite información conocida sobre especies y poblaciones de aves que usan el área y no se entrega ningún tipo de análisis de los antecedentes, siendo que en el área abundan censos, monitoreos y datos”, dice Luna.
Un murallón rompe olas
A esto se suma otro impacto evaluado como “no significativo” en el EIA, dice Tejeda: la construcción de un murallón rompeolas que se extendería por 1,3 kilómetros, desde la playa hasta mar adentro, que serviría para detener la corriente sur-norte.
Según Urrejola, la finalidad del murallón es generar una bahía artificial para poder albergar a los barcos más grandes que llegarán al puerto. “Esto se construye para parar la fuerza de la corriente y otorgar condiciones de tranquilidad para que recalen los barcos”, afirma el biólogo.
La propuesta genera inquietudes sobre los potenciales cambios que podría generar en la morfología costera, “incluyendo al humedal del río Maipo que, precisamente, desemboca en el mar en esa área”, dice Tejeda.
Ante esto, la empresa explica que la construcción del nuevo rompeolas generaría un proceso similar a aquel que culminó con la creación de la actual playa de Llolleo, luego de la construcción del puerto, hace 100 años. Es decir, habría una acumulación de arenas en el sector sur, en un plazo que podría durar hasta 60 años, la cual no generaría perjuicio para la flora y fauna, sino más bien nuevos hábitats y ambientes en el área.
Pero según Milko Caracciolo, pescador artesanal de la caleta Boca del Maipo y Concejal de San Antonio, la construcción de este murallón tendrá otro efecto colateral. En conversación con este medio, dice que no solo impactará el ecosistema, sino que también alterará el desarrollo sociocultural de la comunidad, porque la playa de Llolleo ―donde ellos pescan―, “desaparecerá”. Caracciolo cuenta que históricamente la ciudad ha ido cediendo espacios para el desarrollo portuario, “si perdemos esta playa nos convertiremos en una ciudad de interior a pesar de poseer mar”, dice.
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Las explicaciones de EPSA
Según un ranking elaborado por la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), el puerto de San Antonio está clasificado como uno de los diez puertos que más carga mueve en Latinoamérica, representando un 46 % de la transferencia de carga total a nivel nacional. Tal es la importancia de este enclave marítimo que, como mencionaba Lily Plaza, desde hace varios años que EPSA trabaja en la expansión del puerto.
Según Patricio del Fierro, Subgerente de Medio Ambiente de EPSA, el proyecto asegurará la operación portuaria necesaria “para los próximos 100 años que requiere el país”. La megaexpansión podrá recibir naves portacontenedores de 400 metros de largo, “las que en la actualidad no pueden atracar en ningún puerto del país, además, de permitir abordar la demanda del mercado mundial”, precisa Del Fierro. La inversión total estimada es de US $3500 millones.
Pero debido a las más de tres mil observaciones de parte de la sociedad civil que recibió el EIA del proyecto de expansión, EPSA suspendió el trámite de evaluación hasta el 31 de mayo de 2022. Sus razones, dice Urrejola, fueron que necesitaban recabar los antecedentes que no tenían disponibles para poder responder a las observaciones que les hicieron los servicios públicos y las comunidades. En opinión del experto, con ello la empresa está “reconociendo que su línea de base estaba flojita”.
Del Fierro, en conversación con Mongabay Latam, reconoce que en el EIA no se incluyó formalmente al Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo, pero explica que fue debido a un tema legal, ya que el Decreto que lo declaró área protegida fue posterior al ingreso del proyecto al sistema. Sin embargo, recalca que el EIA “sí reconoció el acuerdo del Consejo de Ministros para la creación del Santuario”.
Además, señala que en el EIA se incluyeron 13 medidas de compensación orientadas a hacerse cargo de los impactos ambientales y una serie de compromisos voluntarios que tienen por finalidad compatibilizar el desarrollo portuario con la conservación de los valores ambientales del área. Para ello dice, se levantó “información de línea de base de avifauna en diversas estaciones del año, entre los años 2015 y 2019”.
El Subgerente de Medio Ambiente de EPSA agrega que el EIA, en su capítulo de línea base, estudió los componentes ambientales del Santuario, del estuario del Río Maipo y de la costa de Santo Domingo, tales como ecosistemas terrestres, flora, fauna, paisaje, calidad de aguas continentales y el componente marino. “Estudiamos muy acuciosamente todos estos aspectos de relevancia, los efectos del proyecto y reconocemos que el área protegida es un área de valor natural para la zona”, dijo Del Fierro a Mongabay Latam y aseguró que “los efectos del proyecto sobre el estuario del Río Maipo, generarían un impacto ambiental gradual y no significativo”.
Sin embargo, para científicos y conservacionistas “a la fecha lo único que está demostrado, a través de diversos estudios técnicos presentados por especialistas de distintas disciplinas, como geógrafos, oceanógrafos, ornitólogos y abogados, es el daño irreversible que Puerto Exterior provocaría sobre el Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo y sus áreas de influencia”, dice Urrejola.
Actualmente el estatus del proyecto es en suspensión y Del Fierro asegura que el nuevo informe que se está elaborando viene a complementar el análisis y la línea base que se realizó en su momento, “enriqueciendo el EIA” para ser presentado nuevamente ante las autoridades medioambientales.
Imagen principal: Santuario de la Naturaleza Humedal río Maipo-ribera sur. Foto: Barinia Montoya.