- El aumento del manejo del açaí para abastecer el mercado internacional ha provocado la pérdida de biodiversidad y cambios estructurales en los bosques de ribera cerca de la desembocadura del río Amazonas, en Pará, Brasil.
- Durante los últimos diez años, las exportaciones de açaí en Brasil han aumentado significativamente; el estado de Pará es responsable del 95 % de la producción nacional.
El açaí siempre ha formado parte de la dieta amazónica. El fruto redondo, de color púrpura, que crece en racimos de palmera Euterpe oleracea, es consumido prácticamente todos los días por los habitantes de la región. Pero a mediados de la década del noventa, entró de moda en los gimnasios de Río de Janeiro y São Paulo. La fama de sus beneficios nutricionales –como el hecho de tener gran cantidad de antioxidantes, fibra y alto valor energético– conquistó rápidamente a los consumidores de la región sudeste de Brasil.
Con el mundo globalizado en el que vivimos, la fruta amazónica no tardó en llegar también al mercado internacional. Según datos de la Federación de Industrias del Estado de Pará (FIEPA), en los últimos diez años hubo un aumento significativo en las exportaciones de açaí. Hace una década se vendían al exterior algo más de 40 toneladas. El año pasado, este número pasó a 5937 toneladas. Solo entre 2019 y 2020, el sector saltó un 51 %.
Pará es el mayor consumidor nacional y también el mayor exportador de la fruta (en forma de pulpa congelada): el 95 % de la producción brasileña proviene de este estado. Y para atender la gigantesca demanda interna y externa, el área sembrada, tanto en tierra firme como bajo manejo de llanuras aluviales, pasó de 77 mil a 188 mil hectáreas en diez años.
Sin embargo, toda esta demanda tuvo serios impactos en los bosques de ribera donde se cultiva el açaí, según reveló un artículo científico divulgado en la publicación Biological Conservation. El estudio, que tiene como autor principal al biólogo Madson Freitas, de Pará, y cuenta con el aporte de investigadores de instituciones de Brasil y otros países, analizó 47 áreas de llanuras aluviales en la región de la desembocadura del río Amazonas, en Pará, donde el manejo del açaí se lleva a cabo.
La investigación señala que, con la tala de árboles nativos en los bosques de ribera para expandir el cultivo de açaí, hubo una reducción en el número de especies y funciones en este ecosistema amazónico, caracterizado por bosques que crecen en las márgenes de ríos fangosos. “Notamos la ausencia de especies típicas de árboles de llanura de inundación en ambientes con monocultivos, principalmente plantas de sombra, que ayudan en el ciclo de nutrientes y albergan especies de fauna como aves e insectos”, cuenta Freitas.
El biólogo explica que la palmera del açaí es una planta acostumbrada a mucho sol y agua, ya que crece en las llanuras aluviales, que sufren inundaciones cada seis horas. Sus raíces son superficiales y necesitan una gran cantidad de nutrientes, garantizados precisamente por la diversidad de especies del bosque y por el ir y venir del río, que trae materia orgánica a la tierra.
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“Al eliminar la vegetación alrededor de las palmeras, los ribereños impactan la productividad del bosque. Y sin él, por ejemplo, el número de insectos polinizadores, imprescindibles para la producción de açaí, también disminuye, como ya se ha comprobado en otro estudio, de 2018”, añade.
Lo que se hace evidente para los investigadores es la relación causal entre el aumento del manejo para satisfacer la demanda del mercado y el cambio florístico y estructural en el bosque de ribera.
“Los productores comenzaron a ignorar la biodiversidad local. Otras plantas de la llanura aluvial desaparecieron y esto compromete la funcionalidad del bosque en su conjunto. En algunas zonas se tiene prácticamente un monocultivo de açaí, cuando lo normal sería tener hasta 70 especies diferentes de árboles y palmeras por hectárea”, explica Ima Vieira, investigadora del Museo Emilio Goeldi de Pará, doctora en Ecología y especialista en estudios de resiliencia de la Selva Amazónica a la deforestación.
“Antes del boom del açaí, siempre hubo producción doméstica para satisfacer la demanda local. Hasta entonces, este símbolo de la tradición alimentaria amazónica tenía poco impacto, pero cuando uno gana fama y demanda, la situación cambia”, enfatiza Vieira.
La cantidad no aumenta la productividad
Una Instrucción Normativa de 2013 de la Secretaría de Medio Ambiente de Pará determina el número máximo de tallos (troncos) de la palmera de açaí que se pueden cosechar por unidad de área, con el fin de asegurar una producción continua y “no comprometer la población de la especie en los bosques de ribera”. Según la legislación, los pequeños productores deben extraer un máximo de 200 tallos y manejar un máximo de 400 grumos (conjunto de plantas) por hectárea.
Sin embargo, esto no es lo que sucede en la realidad. La investigación dirigida por Madson Freitas encontró hasta más de mil grumos por hectárea en algunas propiedades. Por falta de orientación, muchos agricultores creen que una mayor cantidad de árboles de açaí garantizará una mejor cosecha, aunque no funciona así. “Cuando se conserva parte del bosque, los servicios ambientales funcionan adecuadamente y el volumen y la calidad de los frutos son mejores”, garantiza el biólogo.
En su primer estudio, publicado en 2015, el biólogo demostró que manejar más de 400 grumos o plantas por hectárea reduce al menos el 60 % de las especies de la llanura aluvial. Por ello, la recomendación que se hace en el artículo en Biological Conservation es revisar la instrucción normativa del estado y desarrollar un programa de recuperación forestal con la resiembra de especies nativas. El texto también sugiere que se intensifique la fiscalización y se renegocie el reglamento de manejo entre el gobierno, productores y especialistas.
Alternativa sostenible
En algunas partes de la Amazonía, el manejo sostenible que propone el artículo ya es realidad. Una de las iniciativas que apuestan por esta alternativa es la del Centro de Referencia en Manejo de Açaí Nativo (MANEJAÍ), en Marajó, proyecto desarrollado por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA).
Creado en 2016, el proyecto promueve la capacitación de agricultores ribereños en técnicas de producción de açaí de bajo impacto. Los talleres ya se han realizado en más de diez comunidades de la región y han capacitado entre 400 y 500 habitantes. Después del curso, algunos se convierten en multiplicadores de lo que aprenden.
“El manejo sostenible es el más viable y correcto”, declara Teofro Lacerda, coordinador de MANEJAÍ y vecino de la comunidad ribereña Santa Ezequiel Moren, en el municipio de Portel, en Pará. “Con él pudimos incrementar la productividad y obtener un fruto de mejor calidad. Pero la gente tiene que valorar más este producto, porque es mucho trabajo. Y las empresas que compran también deben tener un compromiso social con nuestras comunidades”.
Lacerda dice que, en la cosecha de açaí, que se realiza entre junio y septiembre, logra recolectar 5600 kg del fruto por hectárea. Datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento indican que en las plantaciones de açaí sin manejo sostenible, la productividad ronda los 4500 kg de frutos por ha.
Ima Vieira defiende la mejora de las prácticas de manejo, pero advierte que cualquier discurso sobre sostenibilidad debe tener en cuenta que casi toda la producción de açaí en las llanuras aluviales del estuario la realizan familias de agricultores ribereños.
“Desde el punto de vista económico y social, la alta demanda ha mejorado mucho la vida de los ribereños, sin duda alguna, por lo que cualquier política pública debe de ser cuidadosa”, señala Vieira. “Intentar conciliar la conservación forestal y el desarrollo local mediante el incremento de la producción de mercancías forestales que no sean madera en la Amazonía puede resultar en acciones infructuosas debido a la comprensión limitada de la complejidad de los factores que afectan esta producción”.
Imagen principal: Frutos de açaí. Foto: Wenderson Nunes.
Artículo original: https://brasil-mongabay-com.mongabay.com/2021/09/demanda-global-por-acai-esta-destruindo-as-florestas-de-varzea-da-amazonia/
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