Sin realizar la debida consulta, un grupo de empresas colombianas persuadió a líderes para que aceptaran proyectos de créditos de carbono en tierras indígenas en la Amazonía de Brasil, con la promesa de que el dinero financiará una universidad en las aldeas.La autoridad estatal en temas indígenas, FUNAI, desconocía los precontratos y dice que las negociaciones podrían cancelarse. La promesa de una universidad exclusiva para los pueblos indígenas de la región de Alto Solimões, en el estado brasileño de Amazonas, que convenció a líderes de al menos seis territorios de firmar precontratos con empresas colombianas para generar créditos de carbono, ha desafiado las directrices de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI) estatal y del Ministerio Público Federal (MPF) de Brasil. El proyecto, que originalmente cruzó la frontera hacia tierras indígenas brasileñas promovido por un ciudadano colombiano llamado José Antonio Pérez Manrique, prevé la financiación de una unidad de enseñanza superior con la venta de créditos de carbono. Las comunidades luego firmaron un precontrato con la empresa colombiana Concepto Carbono para desarrollar esa iniciativa de carbono que posteriormente comenzó a ser planeada por otras tres empresas colombianas aliadas: Carbo Sostenible, Terra Commodities y Yauto. Sin embargo, a la fecha no existe autorización alguna de las autoridades brasileñas para la creación de la universidad, ni tampoco para el desarrollo de proyectos de créditos de carbono en la región. Ese proceso, en el que estuvieron involucradas las cuatro empresas y Pérez Manrique, podría haber llevado a los dirigentes a firmar documentos con cláusulas posiblemente abusivas y a avanzar en proyectos que hasta hoy no están cumpliendo la obligación de consulta previa, contenida en un convenio internacional sobre derechos indígenas adoptada por Brasil. En agosto del año pasado, la FUNAI negó la entrada a representantes de las empresas Carbo Sostenible, Terra Commodities y Yauto a los territorios del Alto Solimões y les aconsejó a éstos no firmar acuerdos debido a la falta de reglamentación del mercado de carbono en Brasil. Tres meses después, el 6 de noviembre de 2022, se firmaron al menos seis “cartas de exclusividad” con Concepto Carbono que autorizaban a la empresa a implantar un proyecto de secuestro de carbono en los bosques de las Tierras Indígenas de Riozinho, Rio Biá, Estrela da Paz, Macarrão, Espírito Santo y Acapuri de Cima. El acuerdo, que es una especie de precontrato en el que las partes ya tienen obligaciones, incluía tierras que ni siquiera han sido aprobadas por el gobierno federal. La FUNAI dice no tener conocimiento de las “cartas de exclusividad” firmadas por los líderes indígenas, pero afirma que “todos los contratos firmados corren el riesgo de ser cancelados, en vista de las cuestiones técnicas y jurídicas sobre la viabilidad, los procedimientos necesarios y el cumplimiento de las salvaguardias socioambientales, incluido el derecho a la consulta libre, previa e informada [CLPI]”. En agosto de 2022, la Oficina de Coordinación de la FUNAI informó de que había denegado a empresas la entrada a tierras indígenas en el Alto Solimões para tratar proyectos de carbono. Reproducción/Funai La consulta previa es una de las obligaciones impuestas por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y trata del derecho de las comunidades tradicionales a ser consultadas sobre acciones que impacten en sus territorios y formas de vida. En julio de este año, el Ministerio Público Federal (MPF) publicó una Nota Técnica para orientar a los fiscales federales sobre proyectos de carbono en territorios indígenas. El documento hace hincapié en la necesidad de contar con el apoyo técnico del Estado y advierte que “la consulta previa debe tener lugar en la fase de planificación y antes de tomar cualquier decisión”. Los proyectos firmados con Concepto Carbono abarcan 1,6 millones de hectáreas de tierras indígenas en los municipios de Jutaí, Fonte Boa, Carauari y Juruá, todos en el estado de Amazonas, cerca de la triple frontera con Colombia y Perú, en territorios ocupados por los pueblos kokama, katukina, miraña, kambeba, tikuna, kanamari y kulina. Los seis acuerdos firmados por los jefes de los pueblos dieron paso a tres proyectos de créditos de carbono, denominados Jutaí-1, Jutaí-2 y Río Biá, que figuran en fase de desarrollo en la cartera de CommunityRedd+, una alianza de empresas colombianas que llevan a cabo proyectos de compensación ambiental en comunidades tradicionales de Colombia y, más recientemente, de Perú y Brasil. Además de estos seis precontratos en Solimões, esta alianza también tiene un proyecto de carbono en la Tierra Indígena Enawenê Nawê, en el estado brasileño de Mato Grosso, donde también hay pueblos en aislamiento voluntario. En ese proyecto participa una empresa brasileña, JGP Consultoria e Participacoes Ltda. Según informa CommunityRedd+ en su sitio web, este proyecto también se encuentra en fase de desarrollo. En una carta enviada a su Coordinación Regional de Alto Solimões (CR-AS) en agosto de 2022, la oficina principal de FUNAI en Brasilia explicó que “la transacción de créditos de carbono en tierras indígenas tiene peculiaridades que plantean dudas y apuntan a la necesidad de una definición específica, dado que se trata de tierras de propiedad federal destinadas a la posesión y usufructo permanente de los indígenas”. Según el Ministerio Público de la FUNAI, cualquier proyecto de carbono en tierras indígenas requiere autorización del gobierno federal, lo que no ha ocurrido en los acuerdos firmados en Alto Solimões o Mato Grosso.