- Desde el 3 de noviembre de 2023, y en lo que va del 2024, han ocurrido 372 incendios forestales que han afectado a 404 municipios y 17 192 hectáreas de vegetación, de acuerdo con datos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
- En los primeros 25 días de enero de 2024, el bioma amazónico presentó un aumento del 205 % de focos de calor respecto al mismo periodo de 2023.
- Al menos 8 000 hectáreas del Parque Nacional Natural El Tuparro, en Vichada, se han quemado tras cinco días de incendios en el área protegida.
Cada año, entre enero y marzo, suele presentarse el mayor número de alertas de deforestación y focos de incendio, pues se trata de una época en la que las lluvias son escasas. Esta temporada, la situación ha sido aún más grave: desde el 3 de noviembre de 2023 y en lo que va del 2024 se han registrado 372 incendios forestales, 319 de ellos ocurrieron durante el presente año. El fuego ha arrasado con 17 192 hectáreas de vegetación y al menos 34 incendios permanecen activos, de acuerdo con los datos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
El páramo de Berlín, en el municipio de Tona, Santander; los Cerros Orientales en Bogotá, así como cientos de hectáreas de bosque en el departamento de Cundinamarca han sido afectadas por intensas llamas. Las altas temperaturas, como en el caso del municipio de Jerusalén, Cundinamarca, —donde se registraron hasta 40,6 grados centígrados—, la escasez de agua y los fuertes vientos de la temporada amenazan con seguir extendiendo el fuego.
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), a corte del 25 de enero de 2024, 681 municipios se encuentran en alerta roja por riesgo inminente de incendios de cobertura vegetal, 198 están en alerta naranja y 98 en alerta amarilla. En total, 977 municipios de los 1101 que tiene el país presentan algún tipo de alerta. De las seis regiones naturales de Colombia, la Andina concentra el 61 % de los municipios en riesgo (596), seguida de la región Caribe con el 19 % (182) y la Pacífica con el 13 % (123).
Calamidad pública
Una de las zonas más afectadas ha sido la reserva forestal de los Cerros Orientales en la capital colombiana. El 22 de enero empezaron los fuegos en esta zona donde existen ecosistemas de páramo, subpáramo y bosque andino. Este ecosistema que bordea el este de Bogotá es hogar de especies nativas como el frailejón, conocido por su capacidad de captar agua del medio ambiente y ayudar con la regulación hídrica. El alcalde de la ciudad, Carlos Fernando Galán, afirmó que “después de 72 horas continuas de trabajo todavía hay tres incendios activos en Bogotá: Quebrada La Vieja, Cerro El Cable y cerca del relleno sanitario Doña Juana”.
En el departamento de Santander, en el nororiente de Colombia, 40 hectáreas de frailejones del páramo Berlín —que son parte del ecosistema del páramo de Santurbán, el cual provee de agua a más de 30 municipios— se han visto comprometidas por un incendio que lleva activo desde el 22 de enero. Para controlar la situación ha sido necesario, además de los bomberos, la intervención de tres helicópteros, uno civil y dos del Ejército.
La Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, autoridad ambiental en esa zona del país, determinó que es necesario sumar esfuerzos junto con la Academía para buscar soluciones en la recuperación del territorio. Un estudio de 2013 del Instituto Humboldt determinó que los frailejones necesitan entre 50 y 100 años para alcanzar una altura de dos metros, como la que tenían los que se quemaron en el Páramo de Berlín. Juan Carlos Reyes Nova, director de la entidad, afirmó a través de su cuenta de X que “la flora se arruinó y sufrió daños difíciles de reparar, con los cuales también terminaron desplazadas especies de fauna en el área”.
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La respuesta institucional
El presidente Gustavo Petro declaró la situación de desastre y calamidad. En pocas palabras, esto le permite destinar recursos presupuestales de otros rubros para la emergencia que enfrenta el país por los fuertes incendios. Según el mandatario, el decreto tendrá un año de vigencia mientras se atienden las consecuencias del fenómeno de El Niño.
Antes de este anuncio, el Consejo Extraordinario Departamental de Gestión del Riesgo —conformado por la UNGRD, delegados de las gobernaciones y del gobierno nacional— declaró calamidad pública en los departamentos de Santander, Cundinamarca y Boyacá.
En entrevista con Mongabay Latam y Rutas del Conflicto, Sneyder Pinilla, subdirector para el Manejo de Desastres de la UNGRD, afirmó que la entidad se preparó de distintas maneras para recibir la temporada de sequía que traía consigo el fenómeno de El Niño. “Tras las elecciones locales [en octubre de 2023] y a la mira de nuevos alcaldes y gobernadores se dictaron capacitaciones para el manejo de agua, abastecimiento y pozos de perforación”. Además, se refirió a la prohibición de las “quemas controladas” para alistar la tierra para cultivos durante los primeros cuatro meses del año. Sin embargo, los mandatarios locales prohibieron las “quemas controladas” sólo cuando empezó la emergencia y no cuando se generó la alerta.
Pinilla afirma que las autoridades locales están comenzando a acatar las recomendaciones para prevenir futuros incendios y prepararse para el desabastecimiento y escasez de agua que se espera entre febrero y marzo.
De igual manera, el Defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis, les solicitó a los alcaldes y gobernadores implementar las medidas de prevención para contener la emergencia. “La puesta en funcionamiento de planes efectivos por parte de alcaldes, gobernadores, Concejos Municipales y Departamentales de Gestión del Riesgo de Desastres y de todos aquellos que forman parte del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres será crucial para evitar que El Niño haga desastres, especialmente en aquellas zonas donde el fenómeno cobra más fuerza”, señaló.
A este anunció se sumó la Procuraduría, que hizo un llamado de atención al gobierno nacional y a las entidades territoriales para controlar la emergencia y lograr una articulación institucional que permita actuar rápido para controlar los incendios presentados durante la temporada de sequía.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, afirmó que “no podemos decir que estamos en este momento en el peor momento de El Niño (…) Tampoco se puede decir que nos va a superar o que nos superó”. A pesar de destinar 710 000 millones de pesos colombianos (más de 18 millones de dólares) para la preparación y atención de emergencias, el presidente Gustavo Petro pidió activar los protocolos de ayuda internacional a la Organización de Naciones Unidas y solicitó la colaboración de Estados Unidos, Chile, Perú y Canadá para atender los incendios, teniendo en cuenta que la temporada de calor y sequías en el país se extenderá hasta marzo.
La UNGRD espera que con la ayuda internacional se pueda fortalecer el uso del sistema Bambi Bucket —helicópteros con baldes plegables para regar agua—. “Es una tarea complicada, que necesita técnica. Aquí en Colombia la tenemos, pero podemos contar con expertos de otros países”, afirmó Pinilla.
Sumado a la asistencia técnica para apagar incendios desde la tierra, se busca ayuda en la entrega de mercados y agua debido a una posible escasez, luego de los incendios forestales y las heladas en territorios de gran altura.
De igual manera, Ricardo Morales, profesor del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes aseguró que “si bien las condiciones meteorológicas facilitan la ocurrencia de los incendios y las quemas, en muchos casos los incendios ocurren por actividades humanas, ya sea porque es una quema planificada de agricultura y se salió de control, o por fogatas y residuos en zonas boscosas”.
Un ejemplo de lo anterior es que 11 personas fueron capturadas recientemente en Soacha, Cundinamarca, por realizar quemas a cielo abierto para la explotación ilegal de carbón. También fueron detenidos cinco hombres en Yotoco, Valle del Cauca, por quemas a cielo abierto, una persona en San Juan de Rioseco, Cundinamarca, y una más en Bucaramanga, Santander.
Para Morales, este tipo de eventos incrementan las concentraciones de material particulado, lo que genera problemas en la calidad del aire. “Ante esta situación es necesario que haya algún tipo de mitigación para prevenir y cuidar a las personas con enfermedades respiratorias”, afirma.
“Una vez que pase el incendio, la calidad del aire también va a mejorar. Sin embargo, hay que pensar en cómo gestionar los bosques para que no se acumulen las hojas caídas de los árboles y el material vegetal que se convierte en combustible cuando ocurren los incendios”, indica.
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La Amazonía sigue en riesgo
En el arco noroccidental de la Amazonía se concentran la mayoría de puntos de calor. Esta zona —que comprende a 10 municipios de los departamentos de Caquetá, Guaviare y Meta— alberga una parte del parque nacional Chiribiquete, el área continental protegida más grande de Colombia. Con base en las cifras de detección del sensor VIIRS del satélite Suomi-NPP de la NASA y la NOAA, para el año 2023 (entre el 1 y el 25 de enero) se registraron 741 focos, mientras que para el mismo periodo del 2024 se registraron 2260. Esto indica un aumento de 205 %.
Las hectáreas deforestadas y quemadas durante la temporada de sequía permiten la concentración y el acaparamiento de tierras que se consolidan en proyectos de ganadería y agroindustrial. Durante este primer mes de 2024 se han presentado incendios en los municipios de Mapiripán, Meta, y Cumaribo, Vichada, cerca del Parque Nacional Natural El Tuparro. El objetivo es quemar la tierra para “alistarla” para sembrar cultivos de palma de aceite, según relató un vocero de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
En la Amazonía se está hablando de miles hectáreas quemadas, parte de ellas de selva virgen. “En esta temporada seca que inicia en diciembre y termina más o menos en marzo, se realizan talas y se queman los residuos que quedan de este proceso. Después viene la introducción de pastos para la ganadería y la creación de márgenes de carreteras. Se trata de un fenómeno de cómo remover bosque para generar procesos de apropiación en zonas que no debería tener intervención”, afirmó el vocero de FCDS.
“Uno de los mayores puntos de calor se encuentra en la carretera Calamar- Miraflores y el resguardo indígena Yaguará II, cerca del Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete”, manifestó el investigador de la Fundación. Por su parte, La UNGRD determinó que el fuego ha consumido 8 000 hectáreas del Parque Nacional Natural El Tuparro, en Vichada, en la Orinoquía.
Tras la situación de alerta que presenta Colombia por el fenómeno de El Niño, el gobierno nacional activó de forma permanente la Sala de Crisis Nacional para monitorear y actuar frente a la emergencia. “Se seguirá haciendo el Plan de Manejo Unificado con el fin de atender a cada uno de los municipios que se encuentren en emergencia (…) Como también continuar con la prevención de no quemas controladas y fogatas”, asegura Sneyder Pinilla de la UNGRD.
*Esta publicación es parte de una alianza periodística entre Rutas del Conflicto y Mongabay Latam.
**Imagen principal: Reunión de autoridades locales y nacionales para atender los incendios en los Cerros Orientales de Bogotá. Foto: Cuerpo Oficial Bomberos de Bogotá.