- Las obras fueron realizadas de acuerdo a lo establecido, aunque sin un adecuado rescate de los animales y la vegetación —un requerimiento obligatorio bajo la ley.
- A los dos días de que inició el desmonte del manglar, varias personas ingresaron y observaron animales vivos como cocodrilos, boas, águilas, garzas, ranas, ardillas, e iguanas que empezaban a salir del área.
- Según Greenpeace, México enfrenta un grave proceso de deforestación no solamente en los manglares sino en otros sistemas boscosos como en las selvas húmedas y selvas secas.
Custodiados por soldados y elementos antimotines de la policía que cercaron la zona, 150 camiones y grúas talaron el manglar Tajamar sin rescatar la flora y fauna del lugar. Así lo confirmó Aracely Domínguez, presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), quien presenció los hechos.
“Como mexicanos nos duele que en lugar de usar la fuerza pública contra los delincuentes, la usen contra los ciudadanos y contra el medio ambiente. Es verdaderamente vergonzoso ver que el gobierno esté haciendo esto, que no tenga sensibilidad ni política ni social”, lamentó Domínguez en entrevista para Mongabay.
En el lugar se pretende edificar una basílica de la iglesia católica –la más grande de Latinoamérica–, plazas comerciales, oficinas y más de 3000 viviendas. Esto pone en riesgo la supervivencia de especies de cocodrilos, serpientes, garzas y especies de plantas, entre ellas el mangle blanco que se encuentra catalogado como especie amenazada en la Norma Oficial Mexicana NOM-059.
Aunque forma parte de un sistema lagunar, el manglar afectado no se encuentra dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté.
Según un comunicado del gobernador del estado de Quintana Roo, Roberto Borge, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) –el cual está encargado del proyecto– recibió desde el año 2005 los permisos necesarios para el desarrollo turístico de la zona. Es decir, las obras fueron realizadas de acuerdo a lo establecido, aunque sin un adecuado rescate de los animales y la vegetación —un requerimiento obligatorio bajo la ley.
Sin embargo, Domínguez aseguró que Fonatur está cometiendo diversos delitos. Entre ellos, haber presentado información falsa a la autoridad ambiental, no haber cumplido con las condiciones establecidas de rescate de flora y fauna del sitio, y estar coludido con empresarios para destruir un manglar.
La Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (Dgira) hace años “autorizó a Fonatur urbanizar, lotificar y hacer un cambio de uso de suelo aún cuando entregó información falsa diciendo que no existía manglar en la zona —siendo que el 65 % del área es manglar”, argumentó Domínguez. Aquél permiso que no castigaría la tala de manglares estaba por vencerse el 7 de febrero de este año.
Según testigos, a los dos días de que inició el desmonte del manglar, varias personas ingresaron y observaron animales vivos como cocodrilos, boas, águilas, garzas, ranas, ardillas, e iguanas que empezaban a salir del área. En ese momento, llegaron camiones a “querer rellenar el manglar y enterrar a esos animales vivos”, aunque Domínguez y otros activistas lograron detenerlos. La ecologista asegura que cuenta con evidencias documentales que demuestran la destrucción indiscriminada del manglar.
Un mensaje contradictorio y un caso emblemático
Miguel Ángel Rivas, responsable de la campaña sobre océanos de Greenpeace México, condenó la destrucción del manglar Tajamar en Cancún porque “no se hizo ni de la debida forma ni siguiendo los procedimientos adecuados”.
En entrevista para Mongabay, el integrante de la organización internacional llamó la atención a una contradicción por parte del gobierno mexicano, ya que “curiosamente el manglar que ahí predomina, el mangle rojo y el mangle blanco, son especies protegidas por la NOM”, explica Rivas. “Hace poco México estaba en la COP21 hablando sobre la importancia del cambio climático y cómo las personas, usualmente la más pobres, se ven afectadas por eventos ambientales catastróficos y precisamente es el manglar una de las barreras naturales de detención de los huracanes”.
México será anfitrión de la próxima Conferencia de las Partes (COP13) en Cancún, Quintana Roo, en diciembre de 2016. Sin embargo, para algunos ambientalistas, las acciones realizadas con la aprobación de agencias del gobierno en el manglar Tajamar son un mensaje contradictorio con las políticas de protección a los ecosistemas. Incluso se ha lanzado una petición en el sitio web Change.org para que la ONU retire la sede al país por estas acciones y para que turistas boicoteen la zona.
A través de las redes sociales se divulgaron imágenes de la desolación del predio. “Es la punta del iceberg, las especies perdidas o fuera de lugar que lamentablemente no tenían donde refugiarse son el inicio del quiebre del ecosistema que se provoca cuando se rompe tan abruptamente un bosque de mangle”, lamentó el activista de Greenpeace.
Para Rivas este caso es emblemático, porque México está sufriendo un proceso de deforestación ya que no solamente está ocurriendo a nivel del manglar, sino también a nivel de las selvas húmedas y las selvas secas.
“Si se autorizó –como lo comentó el gobernador que todo fue apegado a la ley– eso quiere decir que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aprobó las medidas de impactos ambientales, entre las cuáles está la reubicación del mangle. Eso quiere decir que el mangle talado tiene que trasladarse a otra zona cercana al lugar. Entonces la pregunta es ¿dónde va a ocurrir esa reubicación? ¿Dónde se va a compensar todo el mangle perdido?”, se cuestionó Rivas.
En un comunicado a los medios, la Semarnat asegura que las acciones realizadas por Fonatur en los últimos días respetaron las condicionantes ambientales y que “no se registró durante la ejecución evidencia o existencia de ejemplares de fauna silvestre durante los desmontes llevados a cabo, al amparo de las autorizaciones emitidas por la Semarnat. El comunicado añadió que la presencia de ejemplares de diversas especies, hoy en día, “corresponde a la actividad cotidiana del ecosistema de la zona”.
La importancia de los manglares para México
Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad CONABIO, México es uno de los países con mayor extensión de manglares en el mundo.
Patricia Santos González, investigadora de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, explicó que el sistema lagunar Nichupté —como casi todos los sistemas lagunares de la costa en Quintana Roo— son transiciones entre el medio oceánico y el medio continental. Describió el área como cuerpos de agua en donde se junta lo marino y lo terrestre y también se junta con el acuífero de agua dulce que viene del subterráneo.
Santos González, quien ha realizado trabajos de Investigación en el Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté, aclara que no todos los humedales que se encuentran en este sistema de lagunas tienen la misma categoría de protección.
Los humedales o manglares brindan muchos servicios ambientales al ecosistema, pero para la bióloga hay uno en específico que es fundamental por su capacidad de funcionar como bio-filtro. “Los manglares tienen un sistema de raíces subterráneo que es fuerte y que se extiende varios metros debajo de la biomasa aérea”, explica. “Estas raíces se introducen en el pantano en donde albergan poblaciones importantes de bacterias que funcionan como una planta de tratamiento de aguas natural. Alguien les ha llamado los riñones del planeta y creo que la comparación es justa”.
Desde un punto de vista biológico, los manglares son ecosistemas muy importantes, tanto para la seguridad humana al ser una barrera natural contra los huracanes o las marejadas que podrían aumentar por el cambio climático, así como para la vida de las demás especies y de la calidad del agua del planeta.
Según datos obtenidos en estudios científicos, la pérdida de una hectárea de manglar equivale a entre 3.5 a 5 hectáreas de otros sistemas boscosos del planeta en cuanto a su capacidad para secuestrar toneladas de carbono.
La pérdida de un manglar es una tragedia para las zonas costeras. “Cuando se pierde un manglar, cuando se muere por tala, desmonte, cambio de uso de suelo o cualquier razón, se pierden todos los servicios ecosistémicos que brinda, la regulación del clima, la estabilización de la línea de costa, al ciclo del agua, como hay una conectividad con los otros ecosistemas cercanos, poco a poco se va fragmentando la salud general regional”, lamentó Santos González.
Una de las condicionantes legales en México para el desmonte de un manglar es la reubicación de la flora y fauna, una medida de mitigación al impacto ambiental que se realiza por parte de especialistas que trasladan las plantas y animales a nuevos hábitats. Esto se hace incluso de forma pública, para involucrar a la sociedad en la conservación de los humedales costeros.
Por el momento, los trabajos en la zona se mantienen suspendidos provisionalmente por un amparo –pero la destrucción del manglar ya quedó consumada. Mangles talados, ranas y sapos muertos y el pantano drenado con edificios de fondo es la estampa del Malecón Tajamar, un sitio que demuestra los efectos en el medio ambiente de la intensa presión inmobiliaria en Cancún, una de las zonas más turísticas de México.