- Perú cuenta con 71 especies de primates, 8 de las cuales son endémicas, y todas están en peligro debido al tráfico de animales. Los cazadores a menudo toman como objetivo las especies más amenazadas para el comercio de mascotas, ya que, al ser poco frecuentes, obtienen mayores beneficios.
- Normalmente, los cazadores matan a los primates adultos y se los comen o los venden como carne de animales silvestres, a la vez que capturan a las crías para venderlas a los traficantes de mascotas nacionales o internacionales.
- Perú es "un ejemplo arquetípico de país neotropical megadiverso con un comercio ilegal floreciente de animales silvestres como mascotas, diseñado para satisfacer la demanda de los consumidores nacionales, especialmente en las zonas urbanas", dice Elizabeth F. Daut, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad de Texas A&M.
Los mercados centrales de Lima son famosos por el extenso laberinto de tiendas interconectadas, organizadas por producto; este bloque para los zapatos, ese otro para los textiles. En el corazón de ese ajetreado distrito también hay un hueco para la venta de animales, pero no los típicos gatitos o perritos. Los vendedores impulsan la venta de guacamayos destinados a ser mascotas; hay ranas vendidas como afrodisíacos; monos que se pueden comprar por un precio —con intentos solamente superficiales para ocultar las descaradas operaciones en el comercio ilegal de la vida silvestre—. La vigilancia policial ha cerrado estas tiendas en repetidas ocasiones, pero vuelven a abrirse con la misma frecuencia, aunque los propietarios se vuelven cada vez más cautos.
Las puertas de cada tienda conducen a un largo pasillo central, con pequeñas habitaciones que brotan a cada lado. Las oscuras y estrechas escaleras llevan a los pisos superiores. “Allí es donde guardan los artículos que no pueden vender abiertamente”, dijo mi amigo, biólogo nacido y criado en Lima. Acabábamos de entrar en el mercado fingiendo querer comprar un mono como mascota.
Vimos cientos de aves ornamentales, principalmente pinzones, en jaulas. Pero no había animales exóticos a la vista. Un dueño de la tienda recibió nuestras preguntas inofensivas con un pétreo silencio. Otro se negó a contestar incluso a preguntas sencillas sobre el precio de los cachorros. La obstinada reticencia de los vendedores creó una tensión palpable, así que nadie se entristeció al vernos marchar.
En el exterior, un hombre se acercó hacia nosotros y nos ofreció sus servicios sotto voce. Anticipando una pista, le preguntamos por un mono pequeño para comprarlo como mascota. Él escuchó, asintiendo con la cabeza mientras le describíamos qué estábamos buscando. Abrió la boca para hablar, entonces echó un vistazo detrás de nosotros, se giró sobre los talones y se fue. Nos dimos la vuelta y vimos que uno de los vendedores de mascotas había salido a la calle. Ella debió de haberle indicado que esa gente, es decir, nosotros, no éramos de fiar.
Fue entonces cuando nos dimos cuenta del graffiti en la puerta junto a ella. Decía: “No queremos sapos”. Jerga para “No queremos chivatos”. El mensaje era claro: los vendedores habían visto a descubierto en nuestro torpe intento de hacernos pasar por compradores que buscaban a un mono como mascota.
Algunos bloques hacia el este, hay otro mercado llamado “La Parada” donde los miembros de la ONG local de rescate de vida silvestre, Neotropical Primate Conservation (NPC), experimentaron una visita más impactante y “fructífera” en junio de 2015.
“Encontramos cientos de ranas y sapos que estaban a la espera de ser desollados y licuados vivos para preparar un supuesto afrodisíaco”, informó Noga Shanee de NPC. “También encontramos loros, docenas de cráneos y pieles desecadas de monos y de otros animales, incluyendo fetos de llamas, pieles de anaconda, murciélagos desecados, cóndores andinos, pezuñas de ciervos y cientos de otras partes de animales salvajes”.
Sin duda habríamos podido encontrar a nuestro “mono mascota” allí si hubiéramos sido el tipo adecuado de cliente. Pero La Parada no es lugar para compradores ocasionales: en el mercado tuvieron lugar unos disturbios graves en los que murieron dos personas en 2012 cuando el gobierno trató de reubicar a sus vendedores.
Los traficantes se centran en los primates más raros de Perú
Perú es país signatario de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) y, si bien existen ciertos programas autorizados de cría para la exportación de algunas especies concretas, el comercio de especies silvestres del país es casi completamente ilegal. Esto no ha impedido que el tráfico floreciera, en oposición directa a una enorme y a menudo corrupta burocracia y a una fuerza policial ecológica que está gravemente falta de personal y mal financiada.
Una de las principales víctimas de este comercio creciente es la orden de los primates. Peludos, inteligentes, de crecimiento lento y de larga vida, estos animales nos atraen, a sus parientes cercanos, para tenerlos como mascotas. No hay más que mirar el largo historial de Hollywood de vestir a los monos con ropa de bebé o trajes de vaquero para presenciar la constante fascinación de americanos y europeos, quienes idealizan a los primates salvajes; un encanto del que el elemento criminal de Perú ha sacado beneficios.
Perú ostenta uno de los conjuntos de primates más diversos del mundo con 71 especies. Ocho de ellas son endémicas sólo de Perú; dos están listadas por la UICN como en peligro crítico de extinción: el mono choro de cola amarilla (Oreonax flavicauda) y el mono tití del río Mayo (Callicebus oenanthe). Trágicamente, la rareza de estas dos especies en peligro crítico de extinción las hace especialmente atractivas para los traficantes, que ponen un precio muy alto por sus cabezas.
“Me fascinó este mono carismático de gran cuerpo que se creía extinto en la naturaleza hasta que fue ‘redescubierto’ por una expedición de 1974”, dijo Anneke DeLuycker a mongabay.org, en referencia al mono choro de cola amarilla.
DeLuycker es una antropóloga física en la Escuela Smithsonian-Mason de Conservación y ha pasado varios años en Perú estudiando a los primates en peligro de extinción. O. flavicauda de Perú se enfrenta a la amenaza “bastante grave” de la caza, aunque no tan importante si se compara con el comercio de carne de animales silvestres de especies de primates africanas.
“Hay una caza intensa por parte de las comunidades indígenas aguarunas para el alimento y para los atuendos ceremoniales (incluyendo tocados). Sin embargo, las poblaciones de Oreonax son cada vez más escasas, por lo que los aguaruna están teniendo dificultades para encontrar a los animales dentro de algunas comunidades indígenas”, dijo DeLuycker. “Incluso las tasas de cacería bajas podrían afectar fuertemente a las poblaciones de Oreonax, que ya están en números y densidades bajas”.
Se encontraron veintitrés monos choros de cola amarilla en un estudio de mercados en las regiones de Amazonas y San Martín, realizados desde 2007 hasta 2011 por Noga Shanee y otros expertos en conservación de la vida silvestre. Sam y Noga Shanee de NPC estiman que permanecen solamente de 10 564 a 88 622 individuos de Oreonax en estado salvaje, una reducción del 46 al 93 % de la población de la especie desde 1981.
La caza y “su gran tamaño, baja densidad, baja tasa de reproducción, restricción a los bosques nubosos y su rango geográfico limitado, combinados con una alta tasa de deforestación de la región, hacen que esta especie sea especialmente susceptible a la extinción”, confirma DeLuycker. El tráfico bien podría empujar a este primate más allá del punto crítico hacia la extinción.
DeLuycker también llevó a cabo el primer estudio de campo sobre el mono tití del río Mayo, que está en peligro crítico de extinción, en 2004. “Los monos tití son fascinantes porque son los únicos primates diurnos con una organización social de vínculos por parejas que exhiben un cuidado parental masculino fuerte”, explicó, un hecho que inspiró su estudio de 18 meses sobre los animales en el bosque tropical del Alto Mayo, cerca de la ciudad de Moyobamba en el norte de Perú. Ella llegó a la conclusión de que esta especie sólo puede encontrarse hoy en día en no más de 1 800 kilómetros cuadrados (695 millas cuadradas) de bosque, la mayoría del cual está altamente fragmentado.
“Durante mi trabajo de campo, una población mestiza local cazó un animal y lo mataron para alimentar a sus perros. No he visto a ninguno en los mercados durante mis estudios, pero he oído de la gente local que los monos son capturados para el comercio de mascotas y son vendidos en los mercados locales”, dijo DeLuycker.
Otros investigadores han visto una familia viva de C. oenanthe atrapada en el Valle del Río Mayo, cuyos miembros fueron vendidos por menos de 10 dólares cada uno. Los Shanee encontraron 18 C. oenanthe en los mercados locales, probablemente vendidos para el comercio de mascotas y no como carne de animales silvestres. Esto puede parecer un número pequeño, pero cuando una especie está tan seriamente amenazada, cada individuo cuenta.
El tráfico de primates para el comercio de mascotas: números y rutas
Los comercios de mascotas y caza están íntimamente relacionados en el caso de los primates. Los cazadores de carne de animales silvestres a menudo matan a los padres para la comida y se llevan a casa a las crías o primates jóvenes para después venderlos a los mercados de mascotas. En 1991, un estudio sobre la caza del mono choro en Perú reveló que los grupos de caza de dos personas cazaban regularmente hasta 12 animales por un solo grupo, y al menos 10 hembras fueron asesinadas por cada cría vendida como mascota, con esta proporción cada vez mayor para los animales jóvenes.
En términos generales, los primates más comunes se cazan como carne de animales silvestres, mientras que los animales más raros o más carismáticos se recogen para el comercio de mascotas. Un análisis detallado de la actividad de la caza en cuatro zonas en el Departamento de Loreto de Perú estimó en 2001 que los mercados rurales y urbanos en Iquitos vendieron ~ 28 000 primates anualmente como carne de animales silvestres. Éstos fueron valorados en 106 000 dólares estadounidenses, lo que suponía un 7 por ciento de toda la carne de animales silvestres que se había vendido en la zona. El mismo estudio descubrió que solo el 0,4 por ciento de los primates cazados como carne de animales silvestres se vendieron en los mercados de Iquitos.
Noga y Sam Shanee, junto a la veterinaria Patricia Mendoza, han elaborado un informe exhaustivo de las rutas de tráfico de los animales silvestres en Perú, principalmente destinadas para el comercio de mascotas. Entre abril de 2007 y marzo de 2015, han supervisado el comercio de primates en los mercados de vida silvestre y a los zoos y circos, además de participar en las operaciones de control. Juntos, han completado 686 controles de mercado, algunos de los cuales se llevaron a cabo auspiciados por el Programa Global de Salud de Vida Silvestre y Políticas en Salud de la Wildlife Conservation Society.
“Es imposible saber con exactitud cuántos primates se están vendiendo, porque la mitad de las ventas es clandestina y la otra mitad está abierta”, dijo Noga Shanee a mongabay.com. Muy a menudo, los animales que aparecían visiblemente expuestos en los puestos no eran particularmente exóticos, pero servían como publicidad para dar a entender que había otra carne de animales silvestres o mascotas a la venta si el cliente hacía un pedido especial.
“Vimos 6 872 animales, lo que significa que obteníamos tasas muy bajas de detección”, dijo Shanee. Todos los animales que se vendían como mascotas eran jóvenes. Un mercado de fauna silvestre particularmente atroz llamado “Bellavista”, ubicado en la ciudad de Pucallpa, tenía un promedio de ventas de aproximadamente 42 monos para el comercio de mascotas por semana, según los estudios detallados de Mendoza. (Ese mercado ilegal ya ha sido dispersado por el gobierno después de las fuertes presiones de los Shanee.)
Los Shanee y Mendoza utilizan las estimaciones de caza en Loreto en conjunto con los resultados de sus encuestas para calcular que es probable que más de 35 000 individuos de primates se vendan como carne de animal silvestre en solamente las regiones de Loreto y Ucayali, con cerca de 200 000 primates probablemente envueltos en el comercio de mascotas y carne de animal silvestre cada año.
Como resultado de ello, los primates de reproducción lenta, como el mono choro común (Lagothrix lagotricha) y el mono araña (género Ateles) son sometidos a una fuerte presión. Un mono choro tiene un valor de varios cientos de soles en el mercado de mascotas. Cuando los cazadores se deciden por un objetivo, maximizan sus ganancias al centrarse en un ejemplar adulto acompañado por una cría, para la carne y el comercio de mascotas.
El estudio indica que se recoge a los primates más traficados de los bosques del este del país, a los que se traslada luego a las ciudades costeras occidentales para su exportación. Se considera que, hoy en día, los números de primates objeto de tráfico están a la par con los niveles que existían antes de la prohibición del tráfico de la vida silvestre, instaurada en Perú en 1973, cuando más de cien mil primates se exportaban legalmente cada año para investigación biomédica en Estados Unidos y en otros lugares.
El comercio insostenible de primates como mascotas
Los nuevos estudios revelan las duras realidades del día a día en el comercio de mascotas. La mayoría de los primates que se venden como mascotas se mantienen en pobres condiciones, como en jaulas estrechas o atados a un poste con collares, mal alimentados y, muchas veces, al borde del agotamiento y del colapso. Más del 66 por cierto de los primates mascotas son crías, jóvenes o subadultos, por lo que en el momento de la vida del joven primate cuando la interacción social es lo más importante, el animal se aloja solo, aislado de su familia.
A pesar de la grave caza de muchas especies endémicas para la carne, les toca a dos primates menos conocidos ser los más buscados para los mercados de mascotas. Mendoza identificó al tamarino de Goeldi (Callimico goeldi) y el tití emperador (Saguinus imperator) como los dos monos más valorados en los mercados de origen, con un precio de S/200 (67 USD) and S/500 (167 USD) respectivamente. Estos animales consiguen mucho dinero por su apariencia muy atractiva y su encanto.
“De acuerdo con nuestros registros, los precios de los monos en Iquitos (mercado de Belén), que es una fuente primaria, oscila entre S/15 [3 USD] y S/90 [30 USD], y en Pucallpa entre S/40 [14 USD] y S/160 [53 USD], con C. goeldii y S. imperator como los únicos primates que superan ese precio”, dijo Mendoza a mongabay.com.
Los precios son mucho más altos a lo largo de la costa que en los mercados interiores, donde un mono araña puede costar S/600-900 (200-300 USD). Mendoza ha confirmado con los comerciantes que ellos escoltan personalmente al tamarino de Goeldi y al tití emperador hasta el mercado, ya que la venta de un solo animal puede obtener beneficios superiores a S/1000 (333 USD).
La respuesta del gobierno
De acuerdo con el estudio de 2012 de Elizabeth F. Daut, del Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad de Texas A&M, Perú es un “un ejemplo arquetípico de país neotropical megadiverso con un comercio ilegal floreciente de animales silvestres como mascotas, diseñado para satisfacer la demanda de los consumidores nacionales, especialmente en las zonas urbanas”.
A pesar de la extendida exportación internacional de los primates para la investigación biomédica en los años 60 y 70, según el Ministerio de Agricultura de Perú, la nación no es el mayor exportador de los animales exóticos a nivel internacional —eso sí, en términos legales—. Perú permite la exportación selectiva de ciertas especies en un sistema de cuotas. En teoría, los exportadores locales a los mercados nacionales también podrían solicitar los permisos para la venta legal dentro de ese marco. Sin embargo, esto no ocurre casi nunca, de acuerdo con un funcionario de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre que habló con Daut. Por lo tanto, a los ojos del gobierno de Perú, todo el comercio nacional de vida silvestre es ilegal y queda fuera de cualquier marco legal para la extracción regulada de los animales de los bosques para el comercio.
A la hora del cumplimiento, el gobierno se enfrenta a una tarea de enormes proporciones. Posee una población local con una afición por los primates mascotas, que a menudo subvierte la ley y derrota los intentos de disuadir el comercio de la vida silvestre de la policía ecológica falta de personal.
Un miembro de la Policía Nacional de Perú, que ha pasado 25 años combatiendo el tráfico ilegal de la vida silvestre y que pidió permanecer en el anonimato, le contó a Mongabay que: “De hecho, todas las especies silvestres, incluyendo los primates, están siendo sacados de su hábitat natural con muchísima rapidez por personas sin escrúpulos que los venden ilegalmente y sólo buscan obtener beneficios económicos. Esto es por lo que hemos aumentado las penas en el nuevo código penal, hasta la privación de la libertad”. Él confirmó que las especies de primates se enfrentan a la disminución de la población en el medio silvestre debido al comercio de mascotas sin restricciones, carne de animales silvestres para el consumo por los cazadores y también a la venta en los mercados de alimentos.
Cuando le preguntaron por las dificultades a las que se enfrenta el gobierno y cómo se podrían superar, compartió su opinión de que “[el gobierno] debería tener un presupuesto diseñado específicamente para detener esta actividad ilegal, así como logística y personal especializado de los sectores pertinentes”. Instó firmemente a la necesidad de una educación ambiental para construir una conciencia entre el público general de que los animales silvestres no son mascotas y que deben permanecer en su hábitat natural.
“Sin embargo”, informó la fuente de manera sombría, “mientras que esto sería lo ideal, vivimos en el mundo real, donde pasa lo contrario”.
Perú es un país en proceso de cambio. Por un lado, se enfrenta al deber de proporcionar medios de vida para su pueblo —gran parte del cual vive en la pobreza—, mientras que, al mismo tiempo, está bajo presión para no sobreexplotar los recursos naturales de la nación. En algunas zonas, la extracción de oro, de petróleo y/o concesiones de explotación forestal constituyen las principales amenazas para el medio ambiente y la vida silvestre.
Las normas culturales más viejas y arraigadas también pueden afectar profundamente a cómo un país se adapta a las presiones económicas modernas. En el caso de los primates de Perú —nuestros parientes más cercanos, encantadores y de larga vida— las viejas ideas de su valor como mascotas chocan con las nuevas ideas sobre la necesidad de su protección. A pesar de los esfuerzos de los reguladores y las autoridades de control, el sistema judicial y los conservacionistas, los primates de Perú se enfrentan a una amenaza seria, con el peso del comercio ilegal de la vida silvestre centrado en algunas de las poblaciones más raras y reducidas. A menos que se tomen medidas pronto, se drenará a los primates del hábitat natural peruano, con los restos mantenidos cautivos como mascotas.
Citas:
Bodmer, R. E., & Lozano, E. P. (2001). Rural development and sustainable wildlife use in Peru. Conservation Biology, 15(4), 1163-1170.
DeLuycker, A. M. (2006). Preliminary report and conservation status of the Rio Mayo titi monkey, Callicebus oenanthe Thomas, 1924, in the Alto Mayo Valley, Northeastern Peru. Primate Conservation, 33-39.
DeLuycker, A. M. (2007). Notes on the yellow-tailed woolly monkey (Oreonax flavicauda) and its status in the Protected Forest of Alto Mayo, northern Peru.Primate Conservation, 22(1), 41-47.
Peres, C. A. (1991). Humboldt’s woolly monkeys decimated by hunting in Amazonia. Oryx, 25(02), 89-95.
Rowe, N., & Martinez, W. (2003). Callicebus sightings in Bolivia, Peru and Ecuador. Neotropical Primates, 11(1), 32-35.
Shanee, N. (2012). Trends in local wildlife hunting, trade and control in the Tropical Andes Biodiversity Hotspot, northeastern Peru. Endangered Species Research, 19, 177-186.
Shanee, N., & Shanee, S. (2014). Yellow-Tailed Woolly Monkey (Lagothrix flavicauda): Conservation Status, Anthropogenic Threats, and Conservation Initiatives. In The Woolly Monkey (pp. 283-299). Springer New York.
Shanee, S. (2011). Distribution survey and threat assessment of the yellow-tailed woolly monkey (Oreonax flavicauda; Humboldt 1812), Northeastern Peru.International Journal of Primatology, 32(3), 691-707.