- Río de Janeiro, anfitrión de los Juegos Olímpicos 2016, está plagado de vías navegables contaminadas con basura, aguas residuales y residuos hospitalarios sin tratar.
- En 2009, como parte de su compromiso con el Legado Olímpico, el gobierno brasileño se dedicó a limpiar los ríos y el estuario de Río a tiempo para los Juegos. Esa iniciativa —dirigida por el gobierno federal, el estatal y el municipal, así como empresas privadas— ha sido un fracaso prácticamente absoluto.
- Como resultado, los participantes en los eventos olímpicos de vela y natación podrían estar expuestos a niveles peligrosos de virus y bacteria insalubres.
- De especial preocupación: científicos han encontrado superbacterias —bacterias resistentes a los antibióticos— en las aguas de varios lugares donde se van a celebrar eventos acuáticos.
Cuando Río de Janeiro ganó la nominación para organizar los Juegos Olímpicos de Verano 2016 —que comienzan el 5 de agosto— el gobierno brasileño se comprometió a limpiar las aguas notoriamente sucias como parte de su legado Olímpico. Estos objetivos fueron institucionalizados en la Matriz de Responsabilidad, un documento que reúne los compromisos realizados por los gobiernos federal, estatal y municipal que presentaron al Comité Olímpico Internacional (COI).
Eso fue en 2009. Siete años y 10 mil millones de dólares más tarde, tanto el gobierno estatal como el municipal han anunciado que no alcanzarán ninguno de sus objetivos.
Como resultado, las vías navegables de Río —incluidas las bahías y las lagunas que acogerán los eventos olímpicos de vela y natación— contienen una sopa fétida de basura, aguas residuales, residuos hospitalarios e incluso superbacterias.
Dicen los críticos que la oportunidad de mejorar la calidad de las aguas de Río y, por lo tanto, la calidad de vida de la población, fue desaprovechada debido a una mezcla de ineficiencia gubernamental y comercial, una burocracia excesiva y, posiblemente, actos de corrupción.
Sin embargo, los problemas de Río no se limitan al ámbito medioambiental. En junio, el gobernador interino del estado de Río de Janeiro, Francisco Dornelles, declaró “un estado de calamidad” sobre las finanzas. Anunció que a menos que el gobierno federal entregara unos fondos de emergencia, la ciudad no sería capaz de proporcionar incluso los servicios más básicos —incluidos sanidad, seguridad y el medioambiente—durante (y después de) los Juegos. Unos días más tarde, el gobierno federal anunció la aprobación de mil millones de dólares para cubrir la seguridad de las Olimpiadas.
Mientras tanto, el Ministerio Público Federal está investigando una posible corrupción en el uso de fondos federales reservados para la construcción de sedes olímpicas y la infraestructura de la ciudad, incluida una nueva línea de metro que uniría Ipanema y Copacabana con el Parque Olímpico.
El Ministerio Federal también presentó una demanda civil contra los gobiernos federales y estatales, la ciudad y la Autoridad Pública Olímpica (APO) relativa a su fracaso en la suministración de productos olímpicos —infraestructura y servicios—que fueron prometidos en el Plan del Legado Olímpico y el Plan de Uso del Legado de los Juegos que fueron creados hace siete años.
Aguas Turbulentas
Hacia el 70 por ciento de las aguas residuales del área metropolitana de Río, donde habitan más de 12 millones de personas, se libera diariamente sin ningún tratamiento en la Bahía de Guanabara, donde tendrá lugar la competición olímpica de vela.
Según la Matriz de Responsabilidad, el gobierno del estado se comprometió en 2009 al objetivo de un 80 por ciento de reducción en las aguas residuales sin tratar y los escombros flotantes en la bahía y en las lagunas de Barra da Tijuca y Jacarepaguá.
André Corrêa, Secretario para el Medio Ambiente en el estado de Río de Janeiro, le dijo a Mongabay que la razón para el fracaso es la falta de dinero. Recientemente, la Secretaría completó un plan de saneamiento para los 16 municipios alrededor de la bahía, pero encontró que, por lo menos, se necesitarían 5 mil millones de dólares para la implementación del plan.
“Hoy en día, el estado no tiene esos recursos”, dijo Corrêa, que lleva en su puesto de trabajo desde 2015. En la actualidad, Brasil sufre una de sus peores recesiones económicas y el estado de Río de Janeiro ha sido especialmente golpeado porque gran cantidad de sus ingresos vienen del petróleo y del gas —la empresa petrolera estatal ha estado en el centro de la masiva investigación sobre la corrupción, Lava Jato (Operación Lavadero de Coches)—.
Durante el Programa de Limpieza de la Bahía de Guanabara que se llevó a cabo de 1991 a 2006, Río vio algunos progresos hacia el agua limpia. Se construyeron plantas de tratamiento de aguas residuales que eran muy necesarias, pero siempre han funcionado por debajo de sus posibilidades, en parte porque las líneas de alcantarillado necesarias para traer las aguas residuales de muchas áreas residenciales a las plantas nunca fueron construidas.
Según Corrêa, ahora se están llevando a cabo algunas mejoras, como la instalación de un sistema de recolección de aguas residuales cerca de la terminal de autobuses Novo Rio donde las aguas residuales desembocan en el canal Mangue, que a su vez desemboca en la Bahía de Guanabara —parte del estuario de Río.
“Uno de los mayores errores del programa de limpieza fue contratar por separado los trabajos de los sistemas de saneamiento: un proceso de licitación para las instalaciones de tratamiento, otro para la recolección de las aguas residuales y un tercero para las redes secundarias”, dijo el secretario. “Sin mencionar que la Bahía de Guanabara tiene varios [de saneamiento y de medio ambiente] administradores y ninguna planificación común”.
Esos complejos arreglos contractuales favorecieron la confusión y, posiblemente, las infracciones. La Compañía Estatal de Aguas y Alcantarillado (Cedae, por sus siglas en portugués) lleva más de un año bajo el escrutinio de la Policía Federal brasileña.
La empresa estatal es el objetivo de una investigación que está escudriñando “crímenes en la emisión de aguas residuales, [que implica la eliminación de residuos] sin el tratamiento adecuado, en las aguas de la Bahía de Guanabara y los lagos de la región Barra da Tijuca y Jacarepaguá”, dice un comunicado de la policía. Las autoridades están investigando “sospechas de que la empresa responsable del tratamiento de residuos ha estado cobrando cuotas por un servicio que no se ha realizado adecuadamente”.
No es solo el gobierno del estado de Río quien ha fracasado totalmente en la consecución de los objetivos medioambientales de las Olimpiadas 2016. En su puja por ganar el derecho a celebrar los Juegos, el gobierno municipal de Río anunció un plan para limpiar los ríos de la cuenca de Jacarepaguá.
En 2011, la ciudad encargó a Andrade Gutierrez y a Carioca Engenharia, dos grandes empresas constructoras brasileñas, realizar la limpieza y la canalización de los ríos. En diciembre 2015, reiterados retrasos en las obras resultaron en la revocación de esos contratos. Ambas firmas también han sido denunciadas por corrupción descubierta en la investigación Lava Jato.
Falta de previsión y supervisión
La batalla para salvar los ríos y el estuario de Río sumamente contaminados no es nueva. En las últimas décadas, ha habido varios intentos de limpiar las aguas de la ciudad, dijo el ecologista José Galizia Tundisi, un experto destacado en recursos hídricos.
“Lo que veo que está pasando en Brasil es lo siguiente: el diagnóstico es siempre correcto, hay tecnología y dinero [disponible para realizar el trabajo]. La precariedad está en la planificación y la ejecución, con terribles plazos de ejecución y baja eficacia. Las Olimpiadas de Río son un ejemplo: gestión deficiente, trabas burocráticas y poca rendición de cuentas con resultados más cortos de los esperados”, dijo Tundisi.
El profesor de la Universidad de Feevale también le echa la culpa a la falta de visión con cada nueva administración federal, estatal y municipal que solo persiguen objetivos a corto plazo: “En mis 50 años de carrera, solo encontré a unos pocos funcionarios (alcaldes, gobernadores e incluso presidentes) interesados en llevar a cabo un proyecto nacional de saneamiento. Hay iniciativas aquí y allá, pero no surge un proyecto de movilización brasileño. Esas inversiones generarían puestos de trabajo, oportunidades de negocios y nuevos proyectos. Son oportunidades perdidas”.
Tundisi rechaza la excusa de que los problemas de contaminación y saneamiento de Río vienen, principalmente, de la mano de la actual recesión económica, explica que es mucho más barato conservar un recurso antes de que se vaya a la ruina, que restaurarlo más tarde. “Eso es muy difícil que lo entiendan los gobiernos [federal, estatal y municipal]. Antes de la crisis económica los recursos financieros no eran escasos. Los problemas son las deficientes prioridades [gubernamentales]”.
Televisiones, sofás, aguas residuales
Ve a las aguas de Río y puedes ver cualquier cosa: una silla de paseo de bebé abandonada, dispositivos electrónicos desechados, plásticos y heces flotando. “Vivimos en una situación en la que casi [la totalidad de la] estructura hidrográfica de Río está sobrecargada con aguas residuales y basura”, dijo el biólogo Mário Moscatelli.
Moscatelli ha mostrado cuánto puede hacer una persona, a través de un esfuerzo selectivo y constante. El ecologista empezó a restaurar los manglares autóctonos de Río en 1988. Por su propia iniciativa, ha plantado y cuidado árboles de semillero a lo largo de un tramo de costa de 1,8 millas en la Laguna de Rodrigo de Freitas.
Hoy, muchos de estos manglares blancos, rojos y negros han crecido hasta una altura de 26 pies y albergan una fauna silvestre prolífera, que va desde aves (como el martinete común, la tagüita del norte y el cormorán), hasta crustáceos (incluidos el cangrejo aratú y el cangrejo violinista).
Moscatelli dice que los Juegos Olímpicos crearon una oportunidad ideal para reforestar la ciudad. Diseñó un proyecto, aprobado por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, para plantar 500.000 árboles de semillero en los años previos a los Juegos. Desafortunadamente, los fondos reservados para este trabajo y para la limpieza de la Laguna de Barra fueron confiscados en mayo 2015 por el Ministerio Público Federal para pagar los salarios impagados de los jubilados y pensionistas de Río.
“Se habían comprado 30.000 árboles de semillero antes de la incautación. Estamos haciendo un esfuerzo para plantarlos, sino se perderían”, dijo Moscatelli. La mitad ya están creciendo alrededor del Parque Olímpico, mientras que el resto están siendo plantados a lo largo del canal de Camorim, que vincula las Lagunas de Jacarapeguá y de Barra da Tijuca.
Superbacterias en las aguas de Río
Una escasez de árboles y aguas residuales sin tratar son problemas comunes en ciudades del mundo en desarrollo, pero Río se enfrenta a un desafío nuevo: estudios han encontrado superbacterias —bacterias con una alta resistencia a los antibióticos— en las aguas de Río.
En 2013, en las muestras de agua recogidas por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) en la Laguna Rodrigo de Freitas —donde se celebrarán los eventos de remo y piragüismo de los Juegos Olímpicos— se encontraron superbacterias.
Ese mismo año, se encontró una bacteria súper resistente en las muestras de agua del Río Carioca, un arroyo que origina en un área de conservación medioambiental, pasa por debajo de varios barrios, recibe aguas residuales sin tratar de las casas y los hospitales y desemboca directamente en la Bahía Guanabara.
Un estudio llevado a cabo por la científica Ana Paula Assef y publicado este mayo en Antimicrobial Agents and Chemotherapy (agentes antimicrobianos y quimioterapia), por la Sociedad Americana de Microbiología, “revela la presencia de carbapenemasas (blaKPC, blaNDM, blaGES, eblaOXA48-like) en medios acuáticos importantes de Río”.
Las carbapenemasas son un grupo de enzimas bacterianas que actúan para ofrecer resistencia a los carbapenemes —un importante y amplio espectro de antibióticos usados para tratar las infecciones causadas por bacterias multirresistentes.
Las infecciones causadas por bacterias multirresistentes son extremadamente difíciles de combatir, hay muy pocas opciones terapéuticas contras estos patógenos. Surgieron por primera vez en la segunda mitad de la década de los 90 y cobraron impulso en la siguiente década, cuando la superbacteria KPC fue detectada por primera vez en los Estados Unidos.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), las infecciones causadas por superbacterias aún se dan, principalmente, en los hospitales, pero ya se están encontrando fuera de estos centros.
KPC en la playa
Un estudio llevado a cabo por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), encontró superbacterias en las aguas de cinco de las playas más populares de la ciudad —incluidas las playas de Botafogo, Flamengo, Leblon, Ipanema y Copacabana—. La competición olímpica de vela se va a celebrar en las aguas de la playa de Flamengo, mientras que la maratón de natación y la natación del triatlón se celebrarán en las aguas de la playa de Copacabana.
Muestras de las aguas superficiales recogidas en esas cinco playas entre diciembre 2013 y septiembre 2014 presentaron, respectivamente, un 100 %, 90 %, 60 %, 50 % y 10 % de contaminación por varios tipos de superbacterias, incluidas: Acinetobacter spp., Pseudomonas spp., Aeromonas spp., miembros de las Enterobacteriáceas (que producen carbapenemasas), con KPC (Klebsiella pneumoniae carbapenemase) que es la más común.
Las enzimas multirresistentes, bacterias y elementos detectados en el agua incluyen: enzimas NDM (metalo-beta-lactamasa Nueva Delhi), IMP (imipenemasa), VIM (Verona imipenemasa), SPM-1 (metalo-beta-lactamasa São Paulo), OXA-48 (oxacilina) y GES (espectro extendido Guayana).
“Las bacterias son comunes en los hospitales e, inevitablemente, acaban en el alcantarillado. La falta de un tratamiento adecuado para esta basura [de hospital] permitió que las superbacterias llegaran a las playas de Río”, dijo Renata Picão, una coordinadora del estudio y profesora del Instituto de Microbiología Paulo de Góes de la Universidad Federal Río de Janeiro. “Incluso los países desarrollados no los eliminan completamente en las plantas de tratamiento [de aguas residuales], aunque se reducen significativamente”.
Los pacientes con sistemas inmunológicos debilitados son vulnerables a las superbacterias; simples infecciones biológicas por una superbacteria pueden ser severas, a veces intratables y, por lo tanto, mortales.
“Todavía sabemos muy poco, [como], por ejemplo, cuanto tiempo [las superbacterias] permanecen en el cuerpo humano”, o qué les pasa inmediatamente después de ser excretadas. “Durante ese periodo, el excremento de la persona infectada termina en el alcantarillado”, dijo la microbióloga.
No ayuda que la información sobre el saneamiento de los hospitales de Río sea difícil de obtener. “La legislación brasileña requiere que la información [sobre el saneamiento de los hospitales] sea publicada, pero no hay ninguna supervisión”, por lo que no lo hacen.
¿Los atletas en peligro?
En diciembre, 2014, la científica Renata Picão y el Instituto Estatal del Ambiente (Inea) celebraron una conferencia de prensa para revelar los resultados de la primera investigación sobre las superbacterias en Río. En enero, 2015, el Comité Olímpico de Río pidió reunirse con Picão, El personal de sostenibilidad quería saber si las superbacterias podrían enfermar a los atletas.
“Contesté que, en ese momento, era imposible saberlo porque el estudio estaba en la fase inicial, pero era importante monitorizar la condición de los competidores. No sabemos por cuanto tiempo el cuerpo de una persona es colonizado por una superbacteria”, dijo Picão.
Meses después de la reunión, envié un correo electrónico al comité: “Reforcé la importancia de monitorizar a los atletas y me ofrecí a hacer ese trabajo, pero nunca recibí una respuesta”.
La microbióloga de la UFRJ cree que el Comité Olímpico de Río y el estado de Río de Janeiro deberían observar atentamente a los atletas participantes antes, durante y después de los Juegos. “Esto es un problema global: ya se han encontrado superbacterias en animales, agua potable, ríos, lagos y muestras de aguas residuales en Alemania, Austria, Canadá, China, los EE.UU, Marruecos y Vietnam entre otros países. No sabremos si algunos atletas han llegado [a Río ya] colonizados [con superbacterias] si no pasan exámenes de enfermedades infecciosas”.
Cuando Mongabay preguntó a Tania Braga, directora general de sostenibilidad del Comité Olímpico de Río, contestó que “las competiciones de Río 2016 en medios acuáticos naturales se celebrarán en condiciones apropiadas, como demostraron recientemente los datos del seguimiento bacteriológico. Respecto a la bacteria KPC, con la finalización, por parte del gobierno estatal, de la galería de alcantarillado Marina da Glória y las medidas preventivas adoptadas por el Comité de Río 2016, no hay peligro para los atletas”.
Aun así, siguen las dudas. La galería de alcantarillado Marina da Glória, completada, el pasado abril y con cinco años de retraso, por la Empresa Estatal de Aguas y Alcantarillado, se supone que previene la liberación de aguas residuales en las aguas de Río. No obstante, el periódico brasileño O Globo publicó la contaminación que emanaba de una tubería de alcantarillado clandestina el mismo día que empezaba a operar la galería de alcantarillado Marina da Glória.
Desarrollo versus modernización
En julio 2015, Associated Press pidió un estudio de las aguas de Río al virólogo Fernando Spilki, un especialista en ecosistemas acuáticos. El investigador encontró niveles peligrosamente altos de virus, bacterias y coliformes fecales en el agua de la Playa de Copacabana; la Marina da Glória, que da acceso a la Bahía de Guanabara; y en la Laguna Rodrigo de Freitas. (Este estudio no mencionó las superbacterias).
Las concentraciones de virus encontradas en estas aguas eran virtualmente las mismas que esas encontradas en aguas residuales. En ese momento, el Área de Sostenibilidad del Comité Olímpico de Río pidió al profesor Tundisi y otros dos científicos que evaluasen los resultados del estudio.
“Después de revisar los resultados, recomendamos en un informe que la calidad de las aguas siguiese siendo analizada, y que la información [fuese] incluida en el [documento] Legado Olímpico”, dijo Tundisi. “Estos virus pueden entrar al Sistema respiratorio y causar graves consecuencias sanitarias a los atletas”.
Un tiempo después, el Área de Sostenibilidad del Comité Olímpico de Río informó a los científicos que el Comité Olímpico Internacional (COI) no requiere pruebas de concentraciones de virus y de bacterias las evaluaciones de la calidad del agua. Para ellos, el asunto quedó cerrado.
“Perdimos una oportunidad real de hacer una evaluación avanzada sanitaria, no solo para las Olimpiadas, sino para la ciudad de Río de Janeiro”, dijo el profesor Feevale.
Mongabay preguntó al Área de Sostenibilidad del Comité Olímpico de Río por qué no cumplía con las recomendaciones de los científicos. El comité respondió que: “Los científicos consultados y la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijeron que no había una base sólida para el uso de parámetros virales en la evaluación de la calidad de las aguas recreacionales. La directriz era evaluar los enterococos bacteriológicos e intensificar la frecuencia de los controles en la fase previa a los Juegos. Ambas recomendaciones han sido implementadas”.
En un determinado momento durante su entrevista con Mongabay, Tundisi recordó las palabras del economista de Río Celso Furtado: “Solía decir que, en Brasil, siempre ha habido una confusión entre el desarrollo y la modernización. Aquí siempre se eligió lo segundo. Sin embargo, universalizar la sanidad básica es elegir lo primero —y esa opción es esencial para la salud de un país—”.
Basura, aguas residuales y superbacterias se han encontrado en abundantes cantidades en los ríos y el estuario de Río —aguas en las que los marineros y los nadadores de los Juegos Olímpicos 2016 pronto tendrán que competir—. No se sabe si esos participantes se enfrentarán a importantes riesgos para su salud, o si hay posibilidad de que contraigan y se lleven la superbacteria a casa. Lo que se sabe es que los millones de personas que viven en Río probablemente vivan con los espinosos problemas que presentan unas aguas seriamente contaminadas durante años.