- ¿Qué especies fueron incautadas esta vez?
- ¿Dónde halló la policía las 254 aves que fueron rescatadas?
Escondidas en cajas de cartón, envueltas en mallas y con solo un hilo de oxígeno que se colaba por unas pequeñas rendijas. En esas condiciones, viajaban las 254 aves que fueron rescatadas por la División de Medio Ambiente de la Policía Nacional del Perú. En este operativo realizado el 6 de febrero último, en coordinación con funcionarios del Servicio Nacional Forestal y de Fauna silvestre (SERFOR), se decomisaron 96 pihuichos ala amarilla (Brotogenis versicolurus), 116 periquitos esmeralda (Forpus coelestis) y 42 loros cabeza roja (Aratinga sp.), en el Puesto de Control Forestal de Mócupe, en el distrito de Lagunas, en la región norteña de Lambayeque.
Las aves fueron halladas en dos ómnibus interprovinciales de las empresas de transporte Corporación Súper Latino y Erick El Rojo. En el primer vehículo se encontraron 242 especímenes escondidos en 12 cajas de cartón que no tenían un destinatario y en el segundo 12 loros cabeza roja (Aratinga sp.) que eran transportados por Hugo Roberto Rivadeneyra Lazo, quien confesó “que los trasladaba a la ciudad de Lima para su uso personal, para tenerlos como mascotas”, según le dijo a Mongabay Latam el Comandante Pedro José Saveedra, Jefe de la División de Medio Ambiente de Lambayeque.
Además, Saavedra explicó cómo y en qué condiciones fueron halladas estas especies de fauna silvestre. “Vienen en los buses como encomiendas, entre comillas porque es lo que responden los conductores, porque recién se va a iniciar un proceso investigatorio. Entonces, ellos lo envían como encomienda y en una revisión que se realiza a través del control forestal de Mócupe, ubicado en el kilómetro 741 de la Panamericana norte, se han revisado las bodegas y se han encontrado 12 cajas de cartón acondicionadas en las cuales estaban las aves. Es decir, le han hecho sus aberturas (a las cajas) para que puedan respirar, le han puesto mallas en esas partes para que las aves viajen en el interior”, sostuvo.
Juan Alarcón de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS) de Lambayeque, oficina descentralizada del Serfor, indicó que la ruta Chiclayo – Lima es una de las más usadas por los traficantes de fauna y flora silvestre, así como para el traslado de madera ilegal. “Nosotros realizamos operativos inopinados en diferentes puntos de la carretera, a fin de evitar que estas personas inescrupulosas cumplan con su objetivo”, señaló.
Las 242 aves rescatadas de las bodegas de la empresa de transportes Corporación Súper Latino, según explicó la ATFFS Lambayeque, fueron evaluadas por un veterinario y al establecer que se encontraban en “buenas condiciones físicas y con comportamiento activo”, fueron liberadas en el sector Carniche-Cumbil, en el distrito de Llama, provincia de Chota, en el departamento de Cajamarca. Los funcionarios precisaron que “se escogió el lugar, por ser la frontera de costa y sierra, y porque su distribución natural también se encuentra en dicha zona”.
Los 12 loros cabeza roja hallados en el ómnibus de la empresa de transportes Erick El Rojo no podrán aún regresar a casa. Los veterinarios encontraron que sus plumas fueron cortadas y que ahora, como explicaron los funcionarios de Serfor, tendrán que permanecer en cuarentena hasta que sus plumas se regeneren.
Uno de muchos casos más
Esta vez todas las aves fueron rescatadas con vida y la mayoría de ellas liberadas, pero esto no suele ocurrir. Yovana Murillo, Coordinadora de Tráfico y Salud de la Vida Silvestre de la Wildlife Conservation Society (WCS), le explicó a Mongabay Latam que animales como los recién rescatados tienen pocas posibilidades de sobrevivir por “el hacinamiento al que han sido sometidos en todo el transporte desde la zona de extracción (incluyendo largas rutas fluviales y terrestres), sometidos a cambios extremos de temperatura (muchas veces sin oxígeno suficiente como en las bodegas de los buses o lanchas), falta de alimento y agua, corte de plumas que las imposibilitara inmediatamente, entre otros”.
La experta de WCS indicó también que “existen muy pocos centros de rescate que trabajen en la recuperación de fauna decomisada, es decir los pocos que sobrevivan seguramente terminarán en un centro de cautiverio”.
Le preguntamos a Fernando Angulo Pratolongo, investigador del Centro de Ornitología y Biodiversidad (CORBIDI), sobre el hábitat de estas especies para intentar establecer de dónde pudieron ser extraídas y precisó que los pihuichos ala amarilla (Brotogenis versicolurus) de una región amazónica, probablemente de Yurimaguas, Tarapoto o Moyobamba. En el caso de los periquitos esmeralda (Forpus coelestis) y los loros cabeza roja (Aratinga sp.) dijo el experto que “son especies del bosque seco ecuatorial, es decir, probablemente provienen de Tumbes, Piura o Lambayeque”.
El especialista en aves amenazadas explicó también que el loro cabeza roja es el único que está en la categoría de Casi Amenazado (Near Threatened), pero que esto no significa que las poblaciones de estas especies no estén siendo afectadas. “Al ritmo en que se vienen capturando, sin duda, tiene un impacto. Las dos especies de loros de los bosques secos han venido siendo comercializadas por décadas y sabemos que su área de distribución no es muy grande, no ocupa más del 3,5 % del país y hay miles de individuos que son sacados todos los años”, apuntó Angulo.
Más allá de los operativos
Para la especialista de la WCS, si bien se sabe que las principales zonas de extracción de fauna silvestre en el país están ubicadas en las regiones de Loreto, Madre de Dios, Puno y San Martín, es necesario realizar una investigación más profunda para establecer, por ejemplo, si “algunas zonas de reserva pueden estar siendo afectadas por esa extracción ilegal”.
Además, agregó Murillo que “los esfuerzos no deben centrarse solo en acciones de control, es necesario hacer trabajos de inteligencia para desmantelar las posibles redes de tráfico que comandan todo el proceso. Finalmente es importante también invertir esfuerzos en hacer un fuerte trabajo de comunicación y educación para reducir la demanda ilegal de mascotas silvestres que es el principal uso de estos animales en el Perú”. Para la experta los loros decomisados iban a ser definitivamente vendidos como mascotas.
Angulo Pratolongo coincide en señalar que si bien los operativos son necesarios, hay que trabajar también en cambiar los hábitos de quienes compran estos animales. “Se debe trabajar con el destino final: la gente. Si esos loros se capturan y venden, es porque alguien los va a comprar o los vendedores saben que hay mercado. Por eso las campañas dirigidas al público comprador, son igual o más importantes”, precisó.
Foto de portada: Serfor.