- Más de 4000 individuos de 35 especies, 11 de ellas endémicas, fueron registrados durante un año en el Parque Arqueológico de Batán Grande, en Lambayeque.
- Equipos fueron colocados en siete jagüeyes, espejos de agua que se encuentran en estos ecosistemas y que representan centros de biodiversidad para estas zonas áridas.
En el Parque Arqueológico de Batán Grande, en la región Lambayeque, existe una cueva a la que llaman Dibujo porque dentro de ella se han encontrado pinturas rupestres con imágenes de aves y otros animales graficadas en sus paredes de roca. Muy cerca hay una pequeña laguna, que también recibe el mismo nombre y que es uno de los siete jagüeyes —pequeños pozos de agua llamados de esta forma por la población local— donde investigadores de la Spectacled Bear Conservation Society (SBC) han colocado cámaras trampa con el fin de monitorear la vida silvestre en esta zona del norte del Perú.
Las imágenes que muestran los dibujos en las rocas reflejan, en cierta medida, lo que ahora muestran los videos, comenta Carlos Elera, director del Museo Nacional Sicán. “Las cámaras trampa no son sino una especie de actualización de las pinturas rupestres de hace miles de años”, comenta el investigador que conoce muy bien esta zona.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
A través de estas cámaras, instaladas de manera permanente en estos pozos de agua por casi una década, se han observado principalmente osos de anteojos y otros mamíferos que se acercan para beber agua y bañarse dentro de ellos. Pero ahora, por primera vez, Renzo Piana, director de Ciencia y Conservación SBC Perú, se propuso analizar las imágenes de las aves que fueron captadas por estos equipos en los jagüeyes ubicados en Batán Grande, en la provincia de Ferreñafe, en la región Lambayeque. “Hasta ahora, no se había hecho un estudio de aves en estos cuerpos de agua”.
- En los jagüeyes de los bosques secos se observaron 35 especies diferentes de aves. Foto: SBC Perú.
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El vuelo de las aves
Un total de 4137 aves fueron registradas en fotos y videos en los siete jagüeyes monitoreados. Los animales que se ven en las imágenes corresponden a 35 especies diferentes, entre ellas 11 endémicas de la región Tumbes y una en peligro de extinción, la pava aliblanca (Penelope albipennis), comenta Piana sobre su investigación.
El 95 % de los pájaros que se observan disfrutando del agua, muy escasa en estos parajes, corresponde a cuatro especies de palomas (Columbidae) y por lo menos 3600 fueron captados en solo tres de los pozos de agua: Puente, Calabozo y Dibujo. “Son aves gregarias que necesitan agua para digerir los granos que consumen”, explica Piana y compara a los jagüeyes de los bosques secos con las collpas de la Amazonía, espacios de tierra con alta cantidad de sodio que se encuentran mayormente cerca de ríos y hasta donde acuden los animales silvestres para ingerir las sales que les faltan a sus organismos.
- Pinturas rupestres de la cueva Dibujo muestran la fauna silvestre del lugar. Foto: SBC Perú.
“Quienes han estudiado a las collpas las postulan como elementos claves de la Amazonía. Haciendo una comparación, estoy proponiendo que estos jagüeyes son elementos claves en el paisaje del bosque seco del noroeste del Perú”, dice Piana.
Al investigador también le sorprendió que entre las aves registradas se encontraran dos especies migratorias: el zorzalito de Swainson (Catharus ustulatus) y el zorzal plomizo o zorzal de cabeza negra (Turdus nigriceps). “Es un hallazgo importante porque se trata de especies que están en tránsito a la Amazonía y verlas en plena migración es muy difícil. No se sabe cuál es el camino que recorren desde el oeste hasta la selva. Posiblemente estos jagüeyes son paradas migratorias muy importantes en este recorrido”, explica.
Más de 4000 individuos de 35 especies, once de ellas endémicas, fueron registradas durante un año en el Parque Arqueológico de Batán Grande, en Lambayeque. Crédito: SBC Perú
Sus resultados los ha comparado con estudios similares en zonas áridas de África y de Norteamérica, en los que, al igual que en los bosques secos del Perú, las especies que consumen granos fueron mucho más abundantes en los cuerpos de agua y aún más durante las temporadas de altas temperaturas.
Grupos de aves revoloteando alrededor del pozo de agua, parejas moviéndose por las piedras y las ramas y otras especies en solitario se pueden apreciar en los videos que presenta Mongabay Latam. En todos los casos se escucha el canto de los pájaros y el ruido que hacen mientras aletean.
Piana dice que para esta investigación se seleccionaron imágenes captadas entre enero y diciembre de 2016, un año antes de que ocurriera el Niño Costero en Perú —que provocó intensas lluvias— para evitar un sesgo en la investigación provocado por el aumento de agua en las pozas.
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Los jagüeyes: el origen de la vida
“Estos cuerpos de agua son puntos calientes de biodiversidad del bosque seco”, dice el investigador de SBC. Los jagüeyes son fuentes permanentes de un recurso escaso para la fauna, sobre todo en los periodos de sequía.
- Aves rapaces también han sido registradas por las cámaras trampa en los jagüeyes. Foto: SBC Perú.
Su importancia ya era reconocida por culturas prehispánicas como Cuspisnique (1500 anos a.C.) y Sicán (entre 700 y 1300 d.C). “Sirven de abrevaderos, así como de territorios de reproducción en los parajes rocosos cercanos, a grandes animales (plantígrados, cérvidos, felinos, reptiles y aves rapaces)”, se lee en la investigación El Complejo Cultural Cupisnique: antecedentes y desarrollo de su ideología religiosa, de Carlos Elera, director del Museo Nacional Sicán.
Elera detalla que cuando hay sequía, los jagüeyes son los únicos lugares donde las especies endémicas pueden sobrevivir. “Sin estos acuíferos no hay vida, por eso es territorio de reproducción, el origen de la vida”, explica y menciona que en los espacios biodiversos alrededor de ellos crece el cactus San Pedro —usado en rituales— por ello, representan un complejo cultural de transformación chamánica que se ha reflejado en la iconografía religiosa. De acuerdo con Elera, hasta el día de hoy los curanderos recolectan San Pedro en estos cerros que forman parte de los acuíferos del Parque Arqueológico Batán Grande.
“Los jagüeyes son cruciales para entender la reproducción de la flora y la fauna endémicas”, señala Elera. En estos espacios hace algunas décadas se cazaban jaguares y pumas, así como las grandes boas denominadas ‘macanche’, según le comentaron campesinos y cazadores de la zona al investigador. Representaciones de estas interacciones de la biodiversidad han quedado reflejadas en botellas funerarias y templos de la época prehispánica.
La investigación Necesidades del oso: un nuevo estudio destaca la importancia de los recursos hídricos para los osos andinos, publicada recientemente en la revista científica Ursus, también estudia la importancia de los jagüeyes para el oso de anteojos. Según los resultados de este estudio realizado por la Universidad de Ciencias de la Vida de Noruega y el Zoológico de San Diego, “los pozos de agua son importantes no solo como fuentes de agua potable, sino también como sitios donde los osos se comunican unos con otros”.
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Amenazas a las fuentes de agua
José Vallejos, investigador biológico y de relaciones comunitarias de SBC Perú, ha recorrido todos los jagüeyes que la organización monitorea desde hace diez años. Los ha visto en épocas de lluvia y de sequía. Le preocupan, por eso, las amenazas que existen alrededor de ellos.
- Imagen de un ave se observa en la cueva Dibujo en el sitio arqueológico Batán Grande. Foto: SBC Perú.
De los siete jagüeyes supervisados, dos prácticamente desaparecen cuando se ausentan las lluvias, pero los otros cinco, por lo menos hasta ahora, se mantienen con agua todo el año, aun en temporada de sequía, explica Vallejos.
Estos siete espejos de agua se distribuyen en un territorio de aproximadamente 30 mil hectáreas, en alturas que varían entre los 350 y 850 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, pese a encontrarse muchas veces en zonas de difícil acceso, enfrentan amenazas.
La expansión de los cultivos ha llevado a que los agricultores intenten canalizar estas pozas para llevar el agua hacia sus sembrados de zonas más bajas. “Tuvimos que evitar la extracción de agua en uno de los jagüeyes que estamos investigando”, señala Piana. El investigador considera que estos sitios deben ser protegidos.
La ganadería también puede ser un factor de riesgo, así como el turismo, como el que se ha instalado en el denominado jagüey de Mayascón, cuya cantidad de agua aumentó por las lluvias de El Niño Costero del 2017 y que se ha convertido en un atractivo de la zona.
Actualmente este espejo de agua no está monitoreado, pero antes de que se convirtiera en un lugar turístico, se instalaron cámaras trampa en esta poza, recuerda Vallejos, de SBC Perú. Aunque los equipos no registraron ningún oso, sí encontraron sus huellas que demostraban que estos animales habían cruzado por el jagüey Mayascón. “Los animales ya no se acercan a esta laguna. Sin embargo, a solo un kilómetro hay una poza más pequeña hasta donde llegan osos, así como aves y otras especies”.
Imágenes similares a las que ahora vemos en las cámaras trampa posiblemente fueron observadas por los antiguos peruanos hace miles de años cuyo testimonio ha quedado grabado en las rocas.
Imagen principal: SBC Perú
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