- Áreas boscosas a menos de 10 kilómetros de distancia de cultivos ilícitos tienen una mayor probabilidad de ser deforestadas. Colombia necesita información más detallada sobre el conflicto armado para conocer, con mayor precisión, cómo este afecta a la biodiversidad del país.
- La deforestación, inducida por el conflicto armado y los cultivos de coca, fue más alta en las regiones de Tumaco, Catatumbo, las montañas de la Macarena, la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía de San Lucas. Todas estas son áreas de alta biodiversidad e importancia para la conservación.
Muchos de los conflictos armados en el mundo ocurren y han ocurrido en zonas altamente biodiversas. En 2009, un estudio publicado en la revista Conservation Biology encontró que más del 80 % de los conflictos recientes han tenido lugar en puntos calientes o hotspots de biodiversidad. Sin embargo, los impactos de la guerra sobre la flora y fauna han sido muy poco estudiados.
Colombia es uno de esos países donde confluyen distintos conflictos armados en medio de un territorio considerado megadiverso. Un nuevo estudio, publicado en la revista Biological Conservation, titulado Emerging evidence that armed conflict and coca cultivation influence deforestation patterns (Nueva evidencia de que el conflicto armado y los cultivos de coca influyen en los patrones de deforestación) analiza por primera vez la relación que ha tenido la guerra interna del país, entre 2000 y 2015, con la deforestación. Así mismo, involucra otras 17 variables de análisis entre las que se encuentra, por ejemplo, la distribución de los cultivos de coca.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Una de las principales conclusiones es que la deforestación, en el periodo de tiempo estudiado, se asoció positivamente con la intensidad del conflicto armado y la proximidad a las plantaciones ilegales de coca, principalmente en la Amazonía colombiana. También se identificó que la proximidad a concesiones mineras, pozos petroleros y la red de carreteras se asocian con una mayor deforestación en el país.
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Los efectos de la guerra
“Se ha especulado que hay una relación entre el conflicto armado y la deforestación pero no se había analizado estadísticamente. Mostramos que a mayor conflicto armado, mayor es la deforestación. Adicionalmente, analizamos los cultivos de coca, algo que ya se había hecho antes, la investigadora Liliana Dávalos ha trabajado mucho con ese tema”, le dice a Mongabay Latam Pablo José Negret, biólogo colombiano, investigador de la universidad de Queensland en Australia y autor principal del artículo.
Negret y otros investigadores de Queensland y de organizaciones como WCS, WWF, The Nature Conservancy y el Instituto Humboldt en Colombia, no centraron sus esfuerzos en categorizar cuál de las 17 variables era la que más influía en la deforestación del país sino que se enfocaron en determinar la relación entre las variables y los patrones de deforestación.
Las variables utilizadas en el estudio fueron: elevación, inclinación del territorio, región biótica, erosión del suelo, departamentos, población, distancia al área previamente deforestada más cercana, distancia al río navegable más cercano, distancia a la vía pavimentada más cercana, distancia a la trocha más cercana, parques nacionales, reservas indígenas, tierras colectivas de comunidades afrocolombianas, distancia a la plantación de coca más cercana, distancia a la concesión minera más cercana, distancia al pozo petrolero explotado más cercano e intensidad del conflicto armado.
“Por ejemplo, encontramos que áreas boscosas a menos de 10 km de distancia de cultivos ilícitos tienen una mayor probabilidad de ser deforestadas que aquellas que están más alejadas. Así mismo, bosques que están a menos de 50 km de una carretera tienen mayor probabilidad de ser deforestados”, dice Negret.
El estudio concluye que si se toman en cuenta las 17 variables del modelo, la deforestación se concentra sobre todo en el piedemonte amazónico y en la cordillera de los Andes, pero cuando se observa solamente la presión ejercida por el conflicto armado y los cultivos de coca, las zonas más críticas se presentan en la Amazonía y en algunas regiones del Chocó biogeográfico. “Esto tiene sentido porque la coca es un cultivo ilegal y por lo tanto se buscan zonas de difícil acceso para su plantación, pero esto termina afectando bosque primario muy bien conservado”, resalta el investigador.
Para la profesora Martine Maron, de la universidad de Queensland y quien también participó en el estudio, la relación entre conflicto y deforestación está lejos de ser simple. “Muchos factores interactúan para aumentar o disminuir el riesgo de deforestación, pero la gobernanza estable puede contribuir positivamente a la retención forestal”, asegura.
Los autores esperan que este estudio ayude a generar acciones más eficientes y pertinentes para salvar los bosques que presentan un mayor riesgo de desaparecer a corto y mediano plazo en el país.
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Las regiones más afectadas
El artículo científico indica que la presión de deforestación, inducida por el conflicto armado y los cultivos de coca, fue más alta en las regiones de Tumaco, departamento de Nariño, ubicado al surroccidente de Colombia y en límites con Ecuador; el Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, ubicado al nororiente del país en límites con Venezuela; las montañas de la Macarena, departamento del Meta, en el punto de encuentro Andes – Amazonía – Orinoquía; la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Caribe, al norte del país y, la serranía de San Lucas, en el extremo norte de la cordillera central de los Andes. Todas estas son áreas de alta biodiversidad e importancia para la conservación.
En regiones como la Macarena, donde la guerrilla de las Fuerzas armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tuvo influencia histórica y control parcial, la deforestación ha aumentado desde que se firmó el Acuerdo de Paz. El artículo destaca que este aumento de la deforestación probablemente se deba a la falta de gobernanza en el área a medida que disminuye la influencia de la guerrilla. “Por lo tanto, es urgente fortalecer la gobernanza y las instituciones locales en esas áreas para detener la pérdida de bosques” .
La coca y el conflicto armado se relacionan de diferentes maneras. La principal es que la coca es un cultivo que funciona como una importante fuente de financiación para los grupos armados ilegales, lo que aumenta su capacidad para operar. Necesitan más cultivos para tener mayores ingresos y eso implica acabar con más bosque.
No obstante, en medio de los hallazgos de los autores se destacan algunos aspectos positivos. “Analizamos el efecto de las áreas protegidas y de los resguardos indígenas y territorios afro y encontramos que tienen el impacto más significativo en relación a prevenir la deforestación y disminuir sus presiones. Sería bueno generar proyectos de conservación con estas comunidades”, comenta Pablo Negret.
El análisis hecho en el artículo científico sugiere que los parques nacionales han sido una herramienta efectiva para prevenir la deforestación, incluso en áreas de alta presión de pérdida de bosque. Sin embargo, los parques que sirven de corredor entre la Amazonía, la Orinoquía y la cordillera de los Andes están siendo bastante atacados por presiones como la ganadería extensiva y el acaparamiento de tierras. De hecho, un reciente reporte de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), que hizo un seguimiento a la deforestación en el arco noroccidental de la Amazonía en Colombia entre abril de 2018 y marzo de 2019, encontró que en el Parque Sierra de la Macarena se perdieron poco más de 3000 hectáreas de bosque solo en ese periodo de tiempo.
A pesar de la evidencia de plantaciones de coca dentro de algunas áreas protegidas y de otras presiones como ganadería, los autores destacan que “la creación de áreas protegidas en regiones de alta presión de deforestación es claramente necesaria”.
Además, el estudio también resalta que en algunas regiones, la falta de gobernanza después de la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC está aumentando el conflicto armado, “y nuestros resultados sugieren que esos aumentos en el conflicto pueden incrementar la deforestación en esas áreas”.
Negret asegura que en estas regiones no hay oportunidades para las personas y por eso muchos se dedican a cultivos ilegales. “Es la única alternativa rentable que existe ahí. Todo se conecta a la falta de gobernanza y el Estado tiene que buscar alternativas para romper con estos ciclos”, enfatiza.
Finalmente, en el estudio se hace un llamado a tener información con una resolución más precisa para la distribución del conflicto armado en Colombia, ya que es fundamental para comprender, con mayor claridad, su efecto sobre la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
REFERENCIAS
Negret, P. J., Sonter, L., Watson, J. E., Possingham, H. P., Jones, K. R., Suarez, C., … & Maron, M. (2019). Emerging evidence that armed conflict and coca cultivation influence deforestation patterns. Biological Conservation, 108176.
Hanson, T., Brooks, T. M., Da Fonseca, G. A., Hoffmann, M., Lamoreux, J. F., Machlis, G., … & Pilgrim, J. D. (2009). Warfare in biodiversity hotspots. Conservation Biology, 23(3), 578-587.
*Imagen principal: Quemas y vías en medio de la Amazonía. Foto: Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
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