- El biólogo inglés ha explorada la biodiversidad de Bolivia en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado y el Parque Nacional Madidi.
- Entre los años 2000 y 2005 descubrió para la ciencia el lucachi de Madidi, una especie de mono tití, además, ha liderado la expedición más grande que se ha hecho en el Madidi.
El biólogo inglés Robert Wallace llegó a Bolivia por amor. Estaba en la universidad de Nottingham cuando conoció a una boliviana comprometida con su país y decidió seguirla hasta Sudamérica. Ahí se volvió a enamorar, pero de “un país increíble” como el mismo cuenta.
Empezó así a descubrir la biodiversidad de Bolivia, primero en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado y luego en el Parque Nacional Madidi, donde lideró la expedición Identidad Madidi, una serie de viajes de exploración que reunió a decenas de científicos bolivianos para evaluar la flora y fauna de esta área natural protegida, considerada entre las más biodiversas del planeta.
En sus expediciones, Wallace encontró nuevas especies para la ciencia, entre ellas, el lucachi de Madidi, una especie de mono tití que le tomó cinco años de estudio. Pero también se concentró en los jaguares, osos de anteojos, cóndores y otras especies emblemáticas de Latinoamérica.
Recientemente fue galardonado con el premio Kenton R. Miller por sus contribuciones a la conservación de la biodiversidad de América Latina. Esta es la entrevista que le concedió a Mongabay Latam.
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¿Por qué eligió ser científico?
Desde niño me encantaban los animales y mi fascinación fue creciendo. Además, tuve la suerte de vivir en el campo, en Inglaterra, cerca de un bosque, donde descubrí la vida silvestre. A los 12 años ya sabía que quería estudiar zoología y trabajar como biólogo de conservación.
¿Cómo llegó un científico inglés a Bolivia?
En realidad, tenía planes para trabajar en África, pero en la Universidad de Nottingham, cuando estaba estudiando zoología, me enamoré de una boliviana comprometida con volver a Bolivia para trabajar por su país. Así que la seguí y me enamoré de un país increíble.
¿Para usted que ha significado la expedición Identidad Madidi?
Identidad Madidi ha sido una oportunidad para volver al campo y una gran experiencia de aprendizaje sobre la biodiversidad. Al inicio de mi carrera, en los años noventa, como biólogo de conservación, viví con Lilian [su esposa] en el bosque, unos seis años, y pasaba la mayoría del tiempo acampando y estudiando la fauna silvestre amazónica del departamento de Santa Cruz, en diferentes áreas protegidas, pero especialmente en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, un lugar muy especial. Cuando nos mudamos a La Paz y empezamos a trabajar en conservación en el Parque Nacional Madidi realizamos muchos viajes para estudiar jaguares, cóndores y osos. En cambio, ahora pasamos más tiempo trabajando con las personas que viven dentro y cerca de las áreas protegidas y dirigiendo un programa de conservación.
Los viajes de Identidad Madidi han sido súper emocionantes, como un recordatorio de la vida para un biólogo de campo, además, como se trataba de un equipo multidisciplinario, tuve la oportunidad de aprender muchísimo sobre la extraordinaria biodiversidad del parque con más especies de flora y fauna en el mundo. Antes mis esfuerzos como biólogo se concentraban en especies grandes y carismáticas, Identidad Madidi me ha permitido un aprendizaje sobre la mayoría de esta diversidad que son especies menores, pero solo en el sentido de su tamaño.
En esa expedición se encontraron muchas especies nuevas para la ciencia…
Bolivia es un país con una altísima diversidad biológica, por ejemplo, se encuentra sexta en el mundo en términos del número de especies de aves, aún comparando el conocimiento incipiente de su diversidad con países más estudiados a nivel regional y mundial. Por ejemplo, para un grupo relativamente bien conocido como la avifauna, recién hace un par de años salió la primera guía completa de Las Aves de Bolivia, mientras que para Colombia, Ecuador y Perú se han tenido guías desde hace 10 y 30 años atrás.
Identidad Madidi es fundamental para la documentación de las especies que se encuentran en una porción significativa del territorio boliviano, aumentando las listas formales de diferentes grupos en el país, especialmente para plantas, mariposas y peces. Dentro de las especies hay varias candidatas nuevas para la ciencia, un proceso bastante largo con comparaciones rigurosas con las especies ya descritas. Un equipo de científicos bolivianos trabaja actualmente en la descripción de varias de estas especies, más de 130 diferentes entre plantas, mariposas, peces, anfibios, reptiles e incluso mamíferos.
Esfuerzos científicos como Identidad Madidi están logrando que las listas de fauna y flora confirmadas para el país crezcan. Hace un mes, un grupo de mastozoólogos bolivianos publicó una actualización de la lista de mamíferos con 406 especies nativas. Esta cifra coloca a Bolivia en el décimo lugar a nivel mundial en número de especies de mamíferos.
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En busca de nuevas especies
Usted descubrió una especie nueva de mono tití ¿Cuál es esta especie y qué ha significado en su trayectoria personal y científica?
Si, el Plecturocebus aureipalatii o el lucachi de Madidi, una especie muy simpática de mono titi. Este fue un proceso bastante largo que empezó en el 2000 y se extendió hasta el 2005. Sin duda un sueño para mí y los otros biólogos involucrados en este descubrimiento.
Sin embargo, lo más interesante de este caso fue nuestra decisión de ceder los derechos para ponerle el nombre a esta especie. De esta forma Sernap (Servicio Nacional de Áreas Protegidas),Fundesnap (Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas), Wildlife Conservation Society (WCS) y Charity Folks realizaron una subasta para elegir el nombre. Así se logró recaudar 650 000 dólares para un fondo fiduciario que se destinó al Madidi y que maneja Fundesnap. Todos los años se entrega alrededor de 35 000 dólares para la gestión del parque más biodiverso del mundo.
Fue una primera experiencia de cómo hacer visible al Madidi en Bolivia y en el mundo. En lo personal, me convencí de que como científico tenía que seguir pensando en mecanismos creativos de cómo promover las áreas protegidas del país y mejorar la sostenibilidad financiera de estos espacios tan importantes para Bolivia y para el mundo.
¿Ha descubierto otras especies?
El equipo de Identidad Madidi –los botánicos Freddy Zenteno y David Villegas, los entomólogos Martin Apaza y Fernando Guerra, los ictiólogos Guido Miranda y Jaime Sarmiento, y los herpetólogos James Aparicio y Mauricio Ocampo– están en el proceso de describir varias especies nuevas. Como miembro del equipo estoy involucrado en varias de ellas incluyendo peces, anfibios, reptiles y mamíferos. Cuando empezamos a buscar financiamiento para la expedición, había cierta presión de invitar a científicos internacionales. Nosotros rechazamos esa propuesta y argumentamos que, en un país con relativamente poco conocimiento biológico, los expertos más calificados son los biólogos bolivianos que trabajan aquí. Por otro lado, estuvimos muy comprometidos en promover la imagen de científicos nacionales que trabajan con tecnología y métodos novedosos para el bien del país. Afortunadamente, Wildlife Conservation Society y Gordon and Betty Moore Foundation, instituciones que financiaron la expedición, estaban muy comprometidas con esa visión. Fue un trabajo en equipo, por eso Identidad Madidi ha sido una gran experiencia.
Usted lidera investigaciones sobre el jaguar, el oso andino, el cóndor, y otras especies. ¿qué ha descubierto durante sus estudios?
Bueno, lo más relevante para la conservación de estas tres especies de vida silvestre icónicas de Sudamérica es su gran necesidad espacial y su baja densidad poblacional. Nosotros las llamamos especies paisajes porque individuos, y aún más, poblaciones de jaguares, osos andinos y cóndores andinos requieren grandes áreas para sobrevivir. Por ejemplo, entre las ciudades vecinas de El Alto y La Paz viven aproximadamente 1.8 millones de personas en un área de 1000 km2, pero en un área comparable en el bosque amazónico quizás podrían vivir apenas unos 50 jaguares. Entonces, para proteger poblaciones importantes de estas especies culturalmente relevantes, las áreas protegidas y los territorios indígenas son absolutamente fundamentales.
¿Cuál es la especie que más le gusta y por qué?
Es una pregunta recontra difícil, porque en serio me gustan todas las especies y siempre aprendo cosas maravillosas y sorprendentes de cada una. Sin embargo, probablemente tendría que escoger entre el zorro europeo que me marcó de niño y de joven en Inglaterra – nunca voy a olvidar un verano cuando iba a un bosque para prepararme para mis exámenes finales del colegio y al mismo tiempo estar cerca de una madre y sus cachorros– y el marimono o mono araña de Bolivia, un grupo que fue el centro de mi tesis doctoral y se acostumbró a mi presencia. Los seguí por más de dos años, conocí a cada individuo hasta a las crías y a los juveniles. Haber logrado ese nivel de relación, hasta conocer sus desafíos y travesías cada día, siempre será uno de los grandes privilegios de mi vida.
¿Qué investigación está realizando actualmente?
En este momento estoy apoyando varias investigaciones en WCS. El monitoreo sobre abundancia y ocupación de jaguares en Madidi, que lidera Guido Ayala y María Viscarra; Ocupación y distribución del oso andino en el departamento de La Paz, de Herminio Ticona; abundancia y ocupación de las dos especies de lucachis endémicos de Bolivia, con Jesús Martínez; distribución y uso de espacio de cóndores en Bolivia, de Diego Méndez y el Museo Nacional de Historia Natural. También estamos mapeando la biodiversidad de vertebrados de la Amazonia, con Omar Torrico, Zulia Porcel y Enrique Domic; además de estudios de ADN en Madidi con Guido Miranda y el equipo del IRD. Además del trabajo con todo el equipo de Identidad Madidi para lanzar publicaciones científicas con información actualizada sobre el parque.
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Premio a la conservación
Usted ha recibido los premios Kenton R. Miller y el premio Sydney Anderson ¿Qué significan para usted estos premios?
Ambos fueron sorpresas, pero reconocimientos muy bonitos, sobre todo porque vienen de mis colegas. En el caso del Premio Sydney Anderson los mastozoólogos de Bolivia por los estudios y esfuerzos de conservación para los mamíferos, y el premio Kenton R. Miller por las iniciativas innovadoras como el fondo fiduciario de Madidi, Identidad Madidi y Sabores Silvestres. Estoy muy feliz, honrado y agradecido con ambos.
¿Qué significa para usted la Amazonía?
¡Wow! Otra pregunta grande. La Amazonia es simplemente el bosque más importante del mundo y, al mismo tiempo, el río más grande del mundo, que en conjunto abarcan la porción de la biodiversidad más grande y una inmensa y profunda diversidad de culturas humanas. Considerando que la amenaza más fuerte que enfrentamos como planeta es el cambio climático, la importancia de la Amazonia va mucho más allá de sus niveles de biodiversidad o su propia espiritualidad. Su protección es absolutamente fundamental para el futuro del mundo y la humanidad.
Creo que la Amazonia también representa esperanza. Escuchamos muchas noticias negativas sobre la destrucción de los bosques de la Amazonia y por supuesto todavía hay mucho que hacer para su protección, pero a veces no somos capaces de comunicar los grandes avances que hay en la región. Por ejemplo, los gobiernos de los países amazónicos han declarado casi la mitad de la Amazonia como áreas protegidas –nacionales y subnacionales– o territorios indígenas. No hay otra región con tanta importancia con este nivel de compromiso hacia la conservación. El desafío ahora es asegurar la sostenibilidad de este capital existente para la conservación y buscar otras oportunidades para asegurar la conservación de al menos 70 % del bosque y así garantizar el rol fundamental que juega la Amazonia en la regulación del clima de la región y del mundo.
¿Es difícil dedicarse a la ciencia en Latinoamérica?
El desafío principal es conseguir financiamiento para la ciencia, aun para la ciencia aplicada como es la conservación.
¿Quién es el científico que más lo inspira?
Históricamente, Charles Darwin, quien sin duda es el científico más importante de la historia, pero también me gusta Alfred Russell Wallace, quien tuvo la misma revelación de la evolución y al final sus comunicaciones con Darwin promovieron la publicación del Origen de las Especies. Me encantan las crónicas de los naturalistas y exploradores antiguos, y desde niño Sir David Attenborough ha sido y sigue siendo una gran inspiración.
Actualmente, me encanta el trabajo sobre tigres asiáticos y fauna de India de Ullas Karanth, quien revolucionó varias técnicas para el estudio de la vida silvestre en general con las cámaras trampa y la metodología estadística de Ocupación. También los estudios a largo plazo de Carlos Peres en Brasil, que están revelando detalles sobre la ecología de la fauna amazónica.
¿Cuál ha sido la escena, el momento o instante inolvidable para usted?
Muchos momentos, pero uno muy especial fue cuando, por fin, después de muchos, años conocí al oso andino a una distancia de menos de 15 metros. Simplemente increíble…
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