- El nuevo proceso Constituyente en Chile representa la oportunidad para el pueblo Rapa Nui de recuperar la propiedad colectiva sobre la Isla de Pascua y su derecho a la libre determinación.
Carlos Edmunds Paoa apela a la memoria histórica y recuerda el momento en el que los Rapa Nui le entregaron la soberanía de su isla al Estado chileno, a cambio de recibir protección contra la esclavitud a la que fueron sometidos por españoles. Ese día, el 9 de septiembre de 1988, el rey Atamu Tekena, quien no hablaba castellano, tomó un puñado de pasto y se lo entregó a Chile. “Otra mano, con tierra, el rey se la metió al bolsillo”, narra.
El actual presidente del Consejo de Ancianos Rapa Nui cuenta lo que significó ese gesto previo a la firma del Acuerdo de Voluntades: “que nosotros reservamos la propiedad y le pasamos la soberanía a Chile para que trabajen”. El Acuerdo garantizaría, entre otras cuestiones, la reserva del derecho a la propiedad colectiva sobre las tierras, así como bienestar y desarrollo para los habitantes de la isla Rapa Nui o isla de Pascua, famosamente conocida por los moai, enormes estatuas antropomórficas talladas en piedra.
“Pero nada de eso se respetó”, asegura Edmunds Paoa. “En el año 1933 se inscribió la propiedad a nombre del Estado de Chile y ahora son dueños de toda la propiedad de la isla, hasta hoy”.
Antes, incluso, la isla fue arrendada y convertida en una gran hacienda ovejera que confinó a los rapa nui a vivir en una fracción reducida de su propio territorio y a ser sometidos, nuevamente, a la esclavitud. “De 1895 a 1902, fue desastroso en la isla: casi nos exterminan”, asegura Edmunds Paoa y agrega que han sido más de 130 años de incumplimientos y atropellos que, ahora, los rapa nui tratan de resarcir con la ratificación del Acuerdo y la inclusión de su pueblo a la nueva Constitución de Chile.
Mongabay Latam conversó con Carlos Edmunds Paoa, sobre la necesidad de los rapa nui por recuperar la propiedad colectiva de la tierra que les pertenece.
—¿Cuáles son las principales problemáticas que existen en territorio Rapa Nui y de qué forma han afectado a su comunidad?
—Nos anexamos al país de Chile en el año de 1888 con un Acuerdo de Voluntades. Desde ahí tuvimos problemas, porque no se respetó el acuerdo hasta ahora. Los principales problemas ahora son de tierra y de recursos. Desde que la Ley Indígena apareció, estamos trabajando con algunos recursos, con el Ministerio de Desarrollo Social, pero hay muchas cosas que no tenemos, por ejemplo, construcción de muelles que hemos estado pidiendo y la construcción de una terminal de aeropuerto nueva, porque los aterrizajes pasan por el terreno de un privado.
Hasta hoy no ha funcionado, eso hace que todas las líneas aéreas tengan problemas al aterrizar, porque cada que se le ocurre al privado, cierra el aeropuerto. La pista de aterrizaje está a cargo de aeronáutica, una institución civil, pero un pedazo de la terminal —donde llegan turistas y que es de cuatro hectáreas, más o menos— es de una persona rapa nui y el Estado tiene que solucionar ese problema.
—¿Qué diferencias hay entre las problemáticas de los rapa nui y los otros pueblos indígenas de Chile?
—Nuestros problemas son muy diferentes a los problemas de cada pueblo indígena de Chile. Los mapuches son un pueblo grande y están distribuidos casi en todo el país. Para el norte tienen un grave problema con el agua para los cultivos y la crianza de animales, donde las minas de cobre les quitan el agua; el Estado protege a los mineros y no a la gente de los pueblos. Los aymara, para la cordillera, tienen problemas de agua y el problema climático del norte es muy grave porque llueve poco, hay poca agua y la ocupan los mineros. Para el sur, son problemas de tierra. Pero ahora, con la ley, están tratando de ver una solución, aunque es difícil de un día para otro.
—Ahora los rapa nui están trabajando en el proceso para ser incluidos en la nueva Constitución de Chile y lograr su derecho a la libre determinación, ¿qué significa esto para el pueblo?
—Sí, estamos en eso, porque no se ratificó el Acuerdo de Voluntades y estamos trabajando para ingresar a la nueva Constitución; lo que obtendremos son más derechos y un poco más de autonomía. También el Consejo de Ancianos hizo mucho trabajo, muy fuerte, a pesar del tiempo del gobierno militar, donde estaban prohibidas las reuniones. Nosotros nos reunimos para pelear por los derechos que necesitábamos, derechos humanos de todas las personas Rapa Nui. Pero lo logramos cuando entró el gobierno de la democracia; el presidente nos ofreció ayuda y él apoyó para que hiciéramos un proyecto de Ley Indígena —que el Consejo hizo— pero invitando a todos los pueblos indígenas de Chile a que participaran en esta área.
—¿Cómo es el trabajo en la Constituyente? ¿Qué es lo más importante que debe considerarse? ¿Quién representa a los rapa nui?
—Tenemos solamente una representante: es mujer, una abogada muy preparada —ha estudiado en España y China— es rapa nui: Tiare Aguilera Hey.
Cuando se entregó la soberanía a Chile, era por una protección. Pasaban barcos piratas y agarraban gente para llevar como esclavos a Perú y venderlos. Por eso se pidió protección a un país: primero, a Tahití, pero los franceses dijeron que no, porque era muy lejos. Pero en el tiempo de 1870, la isla no tenía nada, solamente la arqueología y no valía nada para el mundo. Ahora están arrepentidos. Por eso se anexó a Chile en un Acuerdo de Voluntades el 9 de septiembre de 1888. Se pasó la soberanía al país, pero pidiendo protección y respetando nuestra propiedad, cosa que Chile no cumplió. [En 1895] se arrendó la isla a una sociedad extranjera y existió cualquier tipo de destrucción, de abuso de las personas; incendiaron casas y agarraron a personas que vivían por tribu en cada sector y las juntó en unos pocos metros cuadrados. Hasta el día de hoy, siguen viviendo ahí, en Hanga Roa.
A base de eso, la Constituyente va a proponer, primero, ratificar el Acuerdo en la Constitución, porque ahí van muchas cosas: desarrollo, educación, protección… pero lo más importante para nosotros es el Acuerdo.
Con todos los reclamos que hemos hecho, hemos recuperado algo y se nos ha entregado de a poco. En el año 2000, por ejemplo, se entregaron —a petición del Consejo de Ancianos— cinco hectáreas a una familia y de ahí no se ha entregado más. La isla tiene 16 mil hectáreas; el 4 %, aproximadamente, es de los rapa nui. Es muy poco en comparación con lo que tiene el Estado, porque en 1933 inscribió la isla a su nombre, ellos consideraron que son dueños sin consultar a nadie.
Hemos estado reclamando. Incluso hicimos una demanda como Consejo de Ancianos contra el Estado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); ellos aceptaron la demanda y trabajarán con eso, no sé cuánto, pero sé que se demora mucho.
Creo que vamos bien en la Constituyente, se va a lograr, eso depende de nosotros, ver la forma de cómo organizar bien la entrega colectiva del terreno. Creo que va a cambiar mucho, nosotros tenemos una representante trabajando en eso pero otros pueblos son muchos más que nosotros [de los 155 constituyentes, 17 escaños son para los pueblos indígenas, de los cuales solo uno es para los rapa nui], entonces se va a tener que hacer entre ellos para poder obtener lo que queremos.
—¿El Estado chileno le está dando prioridad a otros proyectos y a su propia economía por encima de los intereses del pueblo Rapa Nui?
Con el gobierno que acaba de terminar, nunca pudimos obtener nada. Vamos a ver con este gobierno; creo que va a funcionar porque prometió que ya iba a mirar hacia los pueblos indígenas, a dar prioridad porque hay muchos problemas.
En este momento, con el tema del Covid, están aumentando los casos y el gobierno da mucha prioridad a ese tema en donde ellos están: el continente. La isla no tiene ninguna enfermedad relacionada con el Covid y, como está cerrada la entrada de aviones y de turistas, ellos piensan que nosotros estamos bien, y se preocupan más del problema que tienen en el continente.
—¿Qué relación tienen con el Estado actualmente? ¿En qué grado son escuchados y atendidos por el nuevo gobierno de Chile?
—En este poco tiempo estamos recién trabajando y se ve que tienen muy buena voluntad. Estamos tratando de relacionarnos ya con todos los ministerios para ir trabajando y han abierto sus puertas para cualquier problema. Esperamos que sea mejor este gobierno que el que terminó [el de Sebastián Piñera], que fue su segundo periodo. Yo diría que no hubo mucho resultado en relación con el gobierno de Michelle Bachelet donde, por ejemplo, nosotros conseguimos la Ley 21.071 que controla la residencia y entrada de cualquier persona por un máximo de 30 días.
También en el gobierno de Bachelet se nos pasó el 43 % del Parque Nacional que se está devolviendo con una concesión; el Estado antes lo administraba y ya no la comunidad Rapa Nui. Supongo que en este gobierno vamos a tener mejores resultados que con el que terminó.
—Entre 2016 y mediados de 2018, hubo un desvío de fondos por más de medio millón de dólares durante la anterior administración del Parque Nacional Rapa Nui, ¿en qué fase se encuentra el caso? ¿Hubo solución al respecto?
—Eso es verdad. Hubo un problema con alguien que administraba y se malversó el recurso propiedad de la comunidad. El problema empezó desde que él [una persona rapa nui] tomó la administración en el año 2018, hasta 2020 que dejó la isla en cero. No se solucionó. Esa persona se fue para el continente y allá está, porque el sistema judicial que hay en la isla no funciona. El fiscal incluso sobreseyó el caso.
El parque está funcionando en forma voluntaria gracias al alcalde —que es mi hermano menor— con un poco de recursos que está dando para pagar al personal y la misma gente que trabaja de forma voluntaria. Pero nosotros recaudábamos, para la comunidad, 4000 millones al año; eso es mucho para nosotros, para una isla chiquitita, pero esta persona se llevó todo. Se sintió dueño. Ya no está en la isla y no sé qué va a pasar; se arrancó de la isla y anda libre. Vive la vida.
Con la pandemia, como no hay turistas, se eligió otra administración que no tiene recurso y la municipalidad está apoyando para que siga funcionando hasta que haya apertura en la isla. Creo que hasta septiembre habrá apertura de a poco. En este momento el parque no funciona, porque no hay turistas, no hay recursos, no hay nada. Entre nosotros hemos estado tratando, con mucha voluntad, de cuidar el parque.
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—¿De qué manera presionaron? ¿Cree que la situación cambiará con el nuevo gobierno?
Nosotros hicimos una demanda en contra de esta persona —se supone que nosotros tenemos la misma ley que todo Chile—, pero el fiscal que hay acá no hizo nada y vino a ganar mucho dinero. Así que nosotros vamos a buscar otra manera de trabajar con esto.
Estamos recién empezando con este gobierno y se ve que hay muy buena voluntad de la ministra interior de Bienes Nacionales y de la ministra de Defensa Nacional.
—Con el cierre de la isla por la pandemia, ¿qué actividades económicas les están ayudando a subsistir? ¿Qué relación económica tienen con el continente?
—Quienes tienen hoteles no sé cómo están sobreviviendo con esto, pero no creo que tengan mucho gasto ahora porque no hay nada que invertir. Hay mucha gente que invirtió en cabañas, hoteles nuevos… y ahora están todos parados, con un poco de deuda y desesperados porque haya alguna apertura en la isla. Pero nosotros, la gente normal, estamos bien, porque estamos criando pollo, cerdo, vacuno, para obtener proteína. La pesca ha bajado de precio: cuando había turismo, el precio era demasiado alto para la persona normal, para quienes no tienen hotel. Estaban cobrando 12 mil pesos chilenos por kilo de atún [unos 14 dólares] y ahora bajó a 6 o 7 mil [entre 7 y 8 dólares]. En ese tiempo, cuando había turistas, la gente no alcanzaba a tener atún porque lo vendían directamente a los hoteles y al turismo.
Dentro del Acuerdo de Voluntades, el gobierno tenía que asumir lo marítimo, pero resulta que arrendamos barcos y ahora los hay cada 60 o 90 días. Nosotros dependemos del barco en este momento, porque no hay conexión aérea; hay uno, de repente, y las cosas están muy caras, es demasiado dinero por kilo para nosotros. Pero estamos bien porque plantamos de todo: aquí hay camote, plátano, choclo, como en Perú o en México. Salen todas las verduras, toda la gente se ha dedicado a autoabastecerse.
—¿Cómo ha servido el Consejo de Ancianos, políticamente, para hacer presencia y lograr avances para el pueblo Rapa Nui?
—El cargo que yo tengo en este momento es el mismo cargo que el del rey que entregó la soberanía al Estado chileno. Solo que ahora no se llama rey, sino presidente. Detrás mío hay un representante de cada clan y nos reunimos una vez a la semana para ver algunos problemas o información que hay que entregar a la gente. Desde que se empezó a formar el Consejo —porque antes no nos permitían— trabajamos con el Estado, porque se armó por ley. En esta ley sale la Comisión de Desarrollo Rapa Nui Isla de Pascua (Codeipa) para solicitar lo que nosotros necesitamos. El Consejo trabaja por el derecho de los rapa nui y la tierra que está en la Ley Indígena no se puede vender a cualquiera, ni a extranjeros ni a las mismas personas chilenas. Se trabajó mucho para que hubiera una Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, (Conadi), que es indígena, pero trabaja con el gobierno para poder obtener proyectos, recursos para que trabaje la isla y muchas más cosas. Eso fue conseguido por la ley que nosotros hicimos. Antes no existía.
—¿Qué significa para usted la palabra “territorio”?
Territorio, para mí, es “kaiŋa”. En rapa nui, es el útero de una mujer. Así lo nombramos. Territorio es donde uno vive y nace. Para nosotros, donde uno nace, significa mucho. En todas partes del mundo el paisaje es lindo, pero la isla yo no la cambio por ninguna.
Imagen principal: Carlos Edmunds Paoa, líder indígena rapa nui, de Chile. Foto: Conadi
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