- El área protegida resguardará uno de los paisajes más célebres del país y que se observa cuando, tras la lluvia, florece el desierto de Atacama, considerado el más árido del mundo.
- Un estudio científico demostró que la enorme diversidad de flores que aparecen en el desierto es incluso más grande de lo que el ojo humano es capaz de percibir.
Chile oficializó la creación del Parque Nacional Desierto Florido en el norte del país. El área de 57 107 hectáreas protegerá más de 200 especies de flores y toda la fauna —entre insectos, aves, reptiles y mamíferos— que surge cuando, tras la lluvia, el desierto de Atacama, considerado el más árido del mundo, se convierte en un jardín.
“Estamos acá porque tenemos una deuda con la protección del Desierto Florido, pero en particular con la protección de Atacama”, dijo el presidente Gabriel Boric en octubre de 2022 cuando anunció que se crearía el parque nacional, la categoría de protección ambiental más alta que existe en el país.
“Durante los últimos años, estas áreas se han visto gravemente afectadas no tan solo por el cambio climático, sino también por el efecto antrópico directo”, asegura Rosa Fuentes Rivera, bióloga del departamento de Ciencias Del Mar de la Universidad Arturo Prat.
Entre las acciones que dañan a esta zona están “el aumento de turistas que por falta de educación sacan flores, bulbos y semillas, la destrucción del hábitat por tránsito inadecuado de vehículos y el establecimiento de industrias en zonas cercanas”, explica Fuentes Rivera. Todo esto, agrega, “limita el potencial de regeneración de las especies existentes”.
La Corporación Nacional Forestal (Conaf), el organismo encargado de administrar El Parque Nacional, buscará detener esas amenazas para asegurar la efectiva protección y conservación de los ecosistemas. Las acciones para lograrlo quedarán establecidas en un plan de manejo que deberá ser elaborado en un plazo máximo de 37 meses.
¿Qué protegerá el parque y cuáles son las amenazas?
Aunque el fenómeno de floración del desierto de Atacama es conocido en todo el mundo, no es el único. En Perú, Namibia, Australia y Estados Unidos también florecen los desiertos. La particularidad de Chile “es que sucede en el desierto más árido del planeta y no todos los años, sino sólo cuando existen eventos de precipitaciones (lluvias) por sobre 15mm”, asegura la Conaf.
Cuando eso ocurre, germinan semillas y bulbos que han permanecido durante años latentes bajo el suelo. El fenómeno se extiende desde la región de Arica y Parinacota hasta la región de Coquimbo. Sin embargo, en la Región de Atacama —desde la localidad de Chañaral de Aceituno, por el sur, hasta Caldera, por el norte— es donde se concentran las mayores extensiones de flores que cubren como un manto los cerros normalmente áridos. El parque nacional recientemente creado se emplaza en los sectores de Llanos y Chañarcillo, ubicada a 30 kilómetros al sur de Copiapó, la capital de la región de Atacama.
Preservar las especies de flora nativa, especialmente las endémicas, es decir que solo se encuentran en este lugar, y las que presentan algún grado de amenaza es uno de los principales objetivos de la creación del parque.
“El norte de Chile es una zona que está bajo mucha presión por las actividades humanas, principalmente la minería”, asegura el biólogo e investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Jaime Martínez-Harms. Esta actividad “pone en riesgo zonas extensas de hábitat, tanto marino como terrestre”, agrega.
Además, debido a que en años secos el desierto no florece, “es fácil no preocuparse por esos sectores donde uno piensa que no existe nada, pero que están habitados por especies que están adaptadas a estos ciclos de lluvias que son recurrentes”, explica el científico. En ese sentido, “hay muchas especies que están en riesgo”. La creación del parque nacional representa una oportunidad para todas ellas.
Algunas de las plantas que ahora están protegidas en el área son el arbusto Pintoa chilensis y la hierba Eragrostis pycnantha, ambas endémicas y catalogadas En Peligro por la clasificación nacional de especies del Ministerio de Medio Ambiente. También la Austrocylindropuntia miquelii y la Eulychnia acida, dos cactáceas endémicas de Preocupación Menor.
La importancia ecológica del desierto florido no solo radica en la diversidad de flora. Cuando el fenómeno ocurre, la explosión de vegetación también permite el desarrollo de otras especies de insectos, aves, reptiles y mamíferos que se alimentan de ella. “Hay especies que están latentes en el desierto, desarrollándose en poca abundancia o esperando a que exista una lluvia para poder proliferar, y que se ven beneficiadas con este gran aumento de biomasa disponible de la que se pueden alimentar”, explica Martínez-Harms, quien lleva estudiando desde hace un tiempo las flores del desierto de Atacama.
Es así como el parque también tiene el objetivo de preservar animales como el guanaco del norte (Lama guanicoe cacsilensis) y el tuco tuco de Atacama (Ctenomys fulvus), ambos en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El parque también buscará incentivar la participación de la sociedad en la protección de la naturaleza y en particular del Desierto Florido. Según el decreto de creación, ello se hará “a través de la implementación de programas de interpretación y educación ambiental que favorezcan la valoración de este fenómeno como patrimonio natural del país y la adopción de una mayor concientización por parte de la comunidad respecto de los efectos del cambio climático”.
Una enorme diversidad de flores
El año pasado, Martínez-Harms publicó, junto a investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), realizaron un asombroso descubrimiento. Tras estudiar las flores del desierto, los científicos pudieron comprobar que existe toda una amplia gama de colores que los humanos no somos capaces de percibir, pero que los insectos sí.
Durante sus visitas al desierto florido, Martínez-Harms notó que entre las floraciones masivas de una flor conocida como pata de guanaco (Cistanthe longiscapa) había flores que, a pesar de ser de la misma especie, se veían diferentes. “Había manchones púrpuras y amarillos, pero también se encontraban unas flores que no son tan comunes de ver dentro de esta especie”, cuenta el científico. Estas flores eran rojas, blancas y de un rosado notablemente diferente al púrpura dominante. “Si las mirabas en ultravioleta también encontrabas que podían llegar a ser diferentes. Por ejemplo, la flor púrpura que dominaba no reflejaba el ultravioleta, en cambio las rosadas sí reflejaron ultravioleta. También el amarillo que dominaba reflejaba ultravioleta, pero entre medio uno podía encontrar flores amarillas sin ultravioleta”, agrega el experto.
Según el experto, “estas flores menos comunes pueden ser cruces entre las variedades dominantes que es la púrpura y la amarilla. Y eso da cuenta de que quizás, en un pasado cercano, hubo insectos que promovieron ese cruce entre estas dos variantes y de ahí se generó esta mayor diversidad de colores”. Lo más interesante, sin embargo, es que esa diversidad podría seguir creciendo e incluso generar la aparición de nuevas especies.
Las diferencias en el ultravioleta no son perceptibles para el humano, pero sí para los insectos. “Para un polinizador —por ejemplo, una abeja— una flor amarilla con ultravioleta es diferente a una flor amarilla sin ultravioleta”, explica Martínez-Harms. Entonces, eventualmente, un polinizador podría comportarse selectivamente hacia alguna de estas flores raras”, dice Martínez-Harms.
La relevancia del estudio radica en que “hay procesos de interacción entre variedades, mediadas seguramente por polinizadores que están promoviendo que exista una mayor diversidad de colores. Eso podría, eventualmente, llegar a producir una diversidad mayor de especies”, resume el biólogo.
La ciencia ya ha comprobado ampliamente que los insectos juegan un rol muy importante en la polinización de muchos de los cultivos de los que dependemos los seres humanos. No solamente los insectos son importantes, asegura Martínez-Harms, sino también los lugares donde ellos habitan.
“Conservar el hábitat de esos insectos que pueden ser beneficiosos para los humanos también es importante”, sostiene, puesto que de lo contrario no sería posible asegurar su sobrevivencia. La creación del Parque Nacional Desierto Florido es un paso adelante en esa dirección.
*Imagen Principal: La enorme diversidad de flores que aparecen en el desierto es incluso más grande de lo que el ojo humano es capaz de percibir. Foto: Oven Pérez-Nates.
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