- Pese a que se creó el Sistema SICAR para evitar la ilegalidad flagrante, los colonos se están expandiendo desde áreas agrícolas establecidas hace mucho tiempo y, en el proceso, invadiendo tanto tierras indígenas como concesiones forestales.
- Así, los acaparadores de tierras usan el sistema para blanquear tierras forestales no asignadas por el Estado. Los casos más notorios son las plantaciones de palma aceitera a gran escala en San Martín, Loreto y Ucayali.
- Quienes mejor han aprovechado estas deficiencias han sido los menonitas, una colonia que lleva décadas aplicando esta misma lógica en los bosques de Latinoamérica.
Regularizar la tenencia de la tierra en áreas donde predomina la propiedad privada es más complicado que en las ocupadas por propiedades comunales. En parte, esto se debe a su mayor número, pero la tarea se complica aún más por los limitados recursos de sus propietarios y la naturaleza caótica en las áreas fronterizas.
El Censo Nacional Agropecuario de 2012 enumeró alrededor de 3,7 millones de predios privados en todo el Perú y las dos primeras fases del programa PTRT registraron aproximadamente dos millones de estos predios en lo que eventualmente se convertiría en la base de datos SICAR. La abrumadora mayoría se encuentra en la costa o en la sierra, donde los técnicos del PTRT y las autoridades regionales han logrado sanear alrededor del 75% de todas las propiedades privadas.
Desafortunadamente, la limitada capacidad técnica de las oficinas regionales en las provincias de las tierras bajas, exacerbada por la reestructuración administrativa que precedió a la implementación del PTRT3, ha impedido el progreso en las jurisdicciones amazónicas. Una comparación de los datos compilados por el Ministerio de Agricultura (MIDAGRI) y el censo (INEI) son muy similares (Cuadro 4.6), sin embargo, una inspección de los datos espaciales disponibles en el dominio público revela que decenas de miles de fincas no han sido incorporadas en ninguna de las bases de datos.
Es difícil saber con algún nivel de precisión cuántas pequeñas propiedades existen realmente en la región, pero las estimaciones más aproximadas sugieren que el número supera ampliamente las 500.000, lo que implica que el proceso de saneamiento se ha completado en menos del 25%. Si se tiene en cuenta los demás departamentos con provincias en zonas tropicales, la cifra podría acercarse al millón.
Por desgracia, muchas granjas están destinadas a permanecer como propiedades ilegales o informales en el futuro. En el Valle del Huallaga (HML #42 y HML #43), los colonos han invadido concesiones forestales en las laderas superiores tanto del valle alto y bajo. Estas invasiones no pueden regularizarse jurídicamente sin una modificación del marco legislativo y reglamentario que rige el patrimonio forestal.
Las zonas más conflictivas son las agrícolas que rodean el extremo oriental de las tres principales carreteras amazónicas del Perú, la Interoceánica Norte (HML #44), la Interoceánica Central (HML #40 y HML #41) y la Interoceánica Sur (HML #27). En las tres zonas, los colonos se están expandiendo desde áreas agrícolas establecidas hace mucho tiempo y, en el proceso, invadiendo tanto tierras indígenas como concesiones forestales.
El sistema SICAR fue diseñado específicamente para excluir este tipo de ilegalidad flagrante, y estos predios deben excluirse del catastro independientemente de los intentos irregulares de parte de las autoridades locales de incluirlas.
Los acaparadores de tierras utilizan el sistema SICAR para blanquear tierras forestales no asignadas por el Estado. Los ejemplos más notorios son las plantaciones de palma aceitera a gran escala en San Martín, Loreto y Ucayali. Algunas de estas plantaciones han pasado por una adjudicación legal mientras que otras han sido declaradas ilegales, y a pesar de ello, los perpetradores no han sufrido ninguna sanción significativa a través del sistema de justicia penal, mientras que las plantaciones siguen funcionando y expandiéndose.
El sistema SICAR se está utilizando para crear minifundios en tierras fiscales no asignadas a través de proyectos de desarrollo deliberadamente planificados y diseñados para atraer a electores locales. Por ejemplo, el sistema muestra una cadena de aproximadamente 50 parcelas de tierra contiguas en varios afluentes del río Ucayali.
Ojalá este sea un esfuerzo por reconocer los derechos de propiedad de las familias ribereñas y no acciones de los traficantes de tierra. En la región de Madre de Dios, el sistema SICAR muestra unas 250 parcelas idénticas adyacentes a dos carreteras regionales que atraviesan las zonas mineras de oro al oeste de Puerto Maldonado.
La ribera occidental del Valle de Ucayali ha atraído a especuladores de tierras y colonos inmigrantes. La región ha sido considerada durante mucho tiempo como una zona de expansión para la agricultura y se han reclamado y registrado en el sistema SICAR varios bloques de bosque. La región fue el centro de una inversión propuesta por el Grupo Palmas, el mayor operador de plantaciones industriales de palma aceitera del Perú. La empresa abandonó sus planes en 2017 tras una batalla legal y un escándalo de vinculaciones políticas. Sin embargo, el destino de estas propiedades aún no se ha resuelto y no fueron incluidas en un programa corporativo de apoyo a la conservación forestal anunciado en 2021.
La evidencia de un cambio acelerado fue la llegada de agricultores menonitas en 2020, que establecieron la primera colonia de este tipo en Perú, confirmando así el mal funcionamiento del sistema SICAR. Los menonitas son astutos y experimentados en las oscuras artes de los mercados inmobiliarios rurales en América Latina. Por tanto, es poco probable que arriesguen su capital de inversión sin una escritura que documente la legalidad de la tenencia del predio. Periodistas medioambientales han informado que este tipo de transacciones, legalmente dudosas, están siendo aprobadas por las autoridades locales sin ser reportadas a DIGESPAC, la oficina dentro del MIDAGRI encargada de actualizar el sistema SICAR.
Las áreas de piedemonte ubicadas al oeste del río Ucayali acabarán conectándose con el sistema nacional de carreteras, lo que provocará más especulación con la tierra y deforestación en áreas antes remotas. Este desarrollo en curso demuestra el potencial de los gobiernos locales para expandir la frontera agrícola mediante la aprobación de contratos madereros, facilitando la construcción de carreteras y otorgando concesiones de tierras sin la intervención o conocimiento de las autoridades centrales.
Imagen destacada: Atardecer sobre los Andes. Crédito: Rhett A. Butler
“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons -licencia CC BY 4.0).