- Considerada como una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, el retamo espinoso encuentra las condiciones ideales en terrenos que han sido afectados por el fuego.
- Esta planta coloniza las zonas quemadas más rápido que las especies nativas. Sus raíces suelen resistir los incendios y las plantas rebrotan rápidamente. Produce una gran cantidad de semillas, muchas de las cuales se almacenan en el suelo por hasta 30 años y se activan y germinan gracias al fuego.
- Entre enero y febrero, Colombia sufrió fuertes incendios que alertaron a biólogos y ecólogos sobre los riesgos de expansión del retamo espinoso en zonas altoandinas y de subpáramo.
La sequía y los incendios que se han presentado durante el fenómeno de El Niño en Colombia dieron una pequeña tregua a inicios de febrero. Las lluvias que llegaron a varias regiones del país, debido a tres frentes fríos provenientes del hemisferio norte, permitieron tener un momento de calma que duró poco. Según cifras oficiales de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres UNGRD), para el 25 de febrero había 12 incendios activos concentrados en los departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Magdalena, Vichada y Boyacá.
Desde el inicio del fenómeno de El Niño, entre julio y agosto de 2023, se han registrado 860 incendios que han afectado 392 municipios y 42 316 hectáreas de bosques y páramos. A pesar de que se espera que marzo sea un mes de transición, y que en el segundo semestre del 2024 llegue el fenómeno de La Niña, los fuegos en ecosistemas altoandinos, subpáramos y páramos dejan la puerta abierta para la expansión del retamo espinoso (Ulex europaeus), un arbusto de llamativas flores amarillas y cuyas semillas resisten muy bien las altas temperaturas, pero que está catalogado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo.
“Es una especie que crece muy rápido y genera unos matorrales muy densos. Se reproduce fácil tanto sexual como asexualmente, entonces se expande de forma muy abundante, excluyendo a las especies nativas y afectando su crecimiento, pues gran parte de las especies altoandinas y de páramo crecen muy lento”, explica Germán Eduardo Torres, investigador del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt en Colombia.

Una planta pirófila y oportunista
El retamo espinoso es una planta originaria de Europa Occidental y del noroeste de África que se extendió intencionalmente en gran parte del mundo durante los siglos XIX y XX para usarse como planta ornamental y forrajera. Así fue como llegó a Colombia hacia 1950 y empezó a sembrarse principalmente en zonas frías de departamentos como Cundinamarca, Boyacá y Antioquia. Fue tal su expansión que en mayo de 2008, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible la incluyó en la lista nacional de especies invasoras y lo confirmó nuevamente en una resolución de febrero de 2010.
Además de su rápido crecimiento y expansión colonizadora, el retamo tiene dos características que lo hacen aún más peligroso: favorece la propagación de incendios y su reproducción se beneficia del fuego.
“Favorece la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales porque es una especie con espinas aceitosas que han sido consideradas como sustancias pirogénicas. Además, la materia orgánica de la planta que se descompone y se seca también ha sido considerada como inflamable”, asegura Torres.
Los arbustos son de tamaño mediano. Su forma permite el paso del viento, por lo que propicia que el fuego se disemine con facilidad.

Un extenso análisis sobre las características de la planta, realizado por la bióloga Julissa Rojas-Sandoval, profesora de la Universidad de Connecticut, y publicado en 2015, detalla que el retamo espinoso “crece en los márgenes de los bosques y puede provocar incendios dentro de este ecosistema, lo que supone un grave peligro ambiental en zonas de alto valor de conservación. Como maleza se encuentra en los bordes de las carreteras y en los terrenos no urbanizados […] Las infestaciones intensas modifican las condiciones hidrológicas y del suelo y, por tanto, modifican los procesos ecosistémicos”.
Cuando pasa el fuego, las condiciones de las zonas incendiadas también favorecen la colonización de esta especie invasora.
“La especie puede producir una cantidad de semillas increíble, alrededor de 300 diarias. En un metro cuadrado se pueden encontrar aproximadamente 16 000 semillas y estas pueden quedar enterradas en el suelo sin germinar y sobrevivir por alrededor de 30 años”, dice Germán Torres del Instituto Humboldt.
Robert Hofstede, biólogo experto en páramos que ha trabajado durante décadas con este ecosistema en Colombia y Ecuador, comenta que el retamo se establece principalmente en las zonas de subpáramo y que, además de poseer semillas muy resistentes al fuego, tiene raíces muy largas, por lo que algunas de las plantas que se queman aún pueden retoñar con facilidad.

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El retamo puede apoderarse de las áreas quemadas
Los intensos incendios que se presentaron en diferentes zonas de Colombia entre enero y febrero, pusieron en alerta a biólogos y ecólogos. En los cerros orientales de Bogotá la situación es preocupante ya que se trata de un ecosistema con alta presencia de retamo espinoso y de otras especies exóticas y pirófilas —que por contener resinas inflamables propagan el fuego, pero que resisten sus efectos porque sus raíces o semillas aguantan bien los incendios y rebrotan pronto— como el pino y el eucalipto.
“Uno de los temas críticos en los cerros orientales, después de los incendios, es evitar que el retamo espinoso ocupe esos espacios. Ya ha ganado mucho terreno en la zona y nos va a seguir ganando si no se tienen estrategias para combatirlo”, asegura Clara Solano, bióloga y directora de la Fundación Natura.
En un comunicado oficial, la Secretaría de Ambiente de Bogotá indicó que las primeras acciones que realizaron fueron la georreferenciación de las áreas afectadas, la identificación del estado del suelo y de las coberturas vegetales, y la inspección de polígonos para evitar rebrotes de especies exóticas e invasoras.
“Trabajaremos en lo técnico y administrativo con la academia y los diferentes sectores para devolverle a los cerros la capacidad de servicios ecosistémicos. Hemos establecido dos líneas de trabajo para atender puntualmente las hectáreas afectadas para el manejo de los suelos y de la erosión, y realizar el plan de sustitución y la eliminación de especies invasoras”, asegura Julio César Pulido, director del Laboratorio de Innovación Ambiental de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), autoridad regional ambiental.

Solano afirma que el objetivo es que en las áreas afectadas por los incendios en los cerros, que rondan las 60 hectáreas, se establezcan de nuevo las coberturas de bosques nativos andinos, y que es una oportunidad para aprender a controlar la invasión de especies complejas como el retamo y el eucalipto.
Y es que la erradicación del retamo espinoso es una tarea titánica y casi utópica. “Tienes que sacar toda la raíz de las plantas. Además, las semillas también son transportadas fácilmente por el ganado, porque se pega a su pelaje, lo que hace más fácil su dispersión”, dice Germán Torres y agrega que, a pesar de que el retamo también sufre por los incendios, el fuego activa y favorece la germinación de las semillas de manera mucho más rápida que en las especies de la región. “Entonces, en un bosque nativo que se quemó o se deforestó es muy fácil que el retamo aparezca como una especie pionera que crece súper rápido y coloniza el paisaje”.
En esto coincide Solano, quien menciona que, en el caso de los cerros orientales de Bogotá, uno de los principales objetivos es evitar que el retamo tome control de las zonas quemadas “porque los suelos tienen memoria del retamo, es decir, seguramente hay semillas dentro del suelo y es muy probable que sea lo primero que llegue a las áreas afectadas. ¿Qué pasa si eso sucede? Que esta planta no te va a dejar crecer absolutamente nada más debajo de ella y acaparará ecológicamente la posibilidad de que se establezcan otras especies nativas”.
Erradicar el retamo es muy difícil y costoso, por eso, los esfuerzos van hacia el camino de la contención y el control. Mongabay Latam se comunicó con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para conocer qué acciones vienen ejecutándose en el país desde el 2008 para enfrentar la invasión del retamo espinoso, pero hasta el momento de publicación de este artículo no se obtuvo respuesta.
“Erradicar retamo es muy riesgoso porque tiene grandes espinas y hacerlo a mano es muy difícil. En zonas empinadas tampoco puedes meter maquinaria. Si el retamo llega a una zona nueva, ya perdiste”, alerta Solano.
*Imagen principal: Retamo espinoso. Foto: Instituto Alexander von Humboldt.
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