- El Parque Nacional Conguillío es considerado como uno de los últimos refugios del mundo en preservar el paisaje donde vivieron los dinosaurios.
- El área recibe la visita de 120 000 turistas al año para recorrer el sendero Sierra Nevada, una ruta de trekking donde se pueden ver lagos, nevados y el bosque de araucarias, el árbol emblemático de Chile.
En lo más alto del sendero Sierra Nevada en Chile, unos cóndores sobrevuelan majestuosamente sobre el paisaje de volcanes y nevados. A este lugar se le conoce desde 1987 como el Parque Nacional Conguillío, un área de 60 832 hectáreas en las provincias de Malleco y Cautín, al sur del país sudamericano.
El primer esfuerzo por conservar esta área fue en 1940 cuando el gobierno de Chile creó el Parque Nacional Los Paraguas con 18 750 hectáreas. Diez años después, se estableció la Reserva Forestal Conguillío con 36 000 hectáreas y, en 1976, se adjuntó el sector “La Laguna Verde” con 137 hectáreas para finalmente juntar todos estos espacios en el parque actual.
“Conguillío es la unión de dos parques, que a su vez es el núcleo y la tercera parte de la Reserva de Biósfera Araucarias, creada por la UNESCO en 1983”, comentó Basilio Guiñez Lillo, jefe de Conservación de la Diversidad Biológica de la Corporación Nacional Forestal.
La palabra Conguillío significa en lengua mapuche “piñones en el agua” o “entre piñones”. El piñón es el fruto de la araucaria y Basilio Guiñez explica que cuando estos caen al suelo, los mapuches se reúnen en torno a las araucarias para recogerlos. Esa reunión es llamada conguillío.
“Este Parque Nacional debe ser uno de los lugares más extraordinarios que puede ofrecer Chile a los amantes de la naturaleza”, dice Guiñez. Bosques de araucarias, lagos, humedales, volcanes y nevados son los atractivos del área natural protegida que anualmente recibe unos 120 000 visitantes.
Incluso el parque fue denominado como “uno de los últimos refugios del mundo en preservar el paisaje donde vivieron los dinosaurios”. Así lo señaló la cadena BBC en el documental Paseando con Dinosaurios.
Primera parada: las araucarias
Las Araucarias son del género de coníferas y son endémicas de los bosques templados de Chile y Argentina, es decir, solo crecen ahí, en la cordillera de los Andes.
Además, es considerada el árbol emblemático de Chile y sagrado para el pueblo mapuche-pewenche con una alta importancia histórica, ecológica, alimentaria, económica y espiritual. El árbol alcanza más de 30 metros de altura y sus fósiles datan de hace unos 145 millones de años, lo que significa que estos árboles estaban presentes durante la misma época en que los dinosaurios caminaban por la Tierra.
Las araucarias son consideradas una de las especies de flora más longeva de América Latina puesto que pueden vivir más de 1000 años. Incluso, “existen árboles de araucaria que tienen cerca de 2000 años de vida”, señala Guiñez. La especie está catalogada En Peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde el 2013 por lo que su extracción está prohibida.
Dentro del parque también hay otras 393 especies de flora, como flor de la araña (Arachnitis uniflora), coihue (Nothofagus dombeyi), ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis), canelo enano (Drimys andina) y otros.
Segunda parada: el impresionante paisaje
“El Parque Nacional Conguillío tiene uno de los otoños más hermosos del mundo, porque los árboles, antes de botar sus hojas, se tornan amarillos y anaranjados. A eso si le pones un poco de nieve alrededor de un lago, es majestuoso. Tenemos muchos visitantes del extranjero por esto”, cuenta Guiñez Lillo, quien también fue guardaparque de esta área hace 40 años atrás.
El parque ofrece tres rutas de trekking que van de los 0,8 kilómetros a los 17,8 kilómetros y que se pueden recorrer entre 45 minutos hasta seis horas caminando. Además, se pueden realizar algunas actividades acuáticas, como acceder al lago Conguillío en botes o pescar con la autorización del área. También, en la zona de Paraguas se puede esquiar.
“Mientras los turistas avanzan por las rutas pueden ver escoria volcánica, glaciares, bosques, lagos, humedales, ríos. Todo en un mismo espacio”, dice Guiñez.
Para realizar estas actividades de forma segura, existen concesiones dentro del parque para que las mismas comunidades mapuche brinden los servicios de alquiler de cabañas, equipos de montaña y servicio de guía.
Alrededor del parque existen cuatro comunidades mapuche-pehuenche, quienes son parte de la zona de amortiguamiento del área natural protegida. Además, existen 18 guardaparques que trabajan en el control de visitantes, información, educación ambiental e investigación científica.
Tercera parada: la fauna
Al recorrer las rutas del Conguillío también se pueden observar pájaros carpinteros (Picidae), aves muy buscadas por los observadores de fauna que recorren el parque nacional. Dentro del área también hay otras 105 especies de aves y 27 mamíferos, como el puma (Puma concolor), la güiña (Leopardus guigna), la vizcacha de montaña (Lagidium viscacia), el zorro chilla (Pseudalopex griseus), entre otros.
También se registran seis reptiles y seis anfibios, como la rana de Darwin (Rhinoderma darwinii), un animal endémico de los bosques templados de Chile y Argentina, y que se encuentra catalogada En Peligro por la UICN.
En el parque también se encuentran especies invasoras que están presionando el área, como el jabalí y el visón americano. Además, la alta demanda de turistas, los incendios forestales producidos por el hombre y el incremento de gatos y perros alrededor del parque producto de la parcelación de las tierras privadas, son amenazas que enfrenta el parque actualmente.
Imagen principal: Parque Nacional Conguillío
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