- En el 2012, cuando la primera reserva natural privada de China fue establecida, los habitantes perdieron su medio de subsistencia basado en la silvicultura.
- La reserva natural Laohegou ha tomado la iniciativa para ayudar a los habitantes a encontrar nuevas maneras de ganarse la vida, para lo cual ha contratado a algunos y también ha establecido un programa para comprar comida orgánica de otros.
- Sin embargo, esto no ha sido suficiente para los habitantes y, por ende, hoy en día la reserva debe tomar pasos más audaces para ayudarlos a ganarse la vida de una manera sostenible y debe asegurarse de mantener el apoyo financiero a largo plazo.
- Hay otras reservas naturales privadas que surgieron desde la llegada de Laohegou, pero estas enfrentan las mismas dificultades.
Aquí les mostramos la serenidad absoluta dentro de la reserva natural Laohegou. Sentado en una roca al lado del claro río Laohe, el visitante podrá oír el canto de las aves y el sonido del agua que fluye a borbotones. Durante una caminata de dos horas a través del valle cubierto de bosque de la reserva, Mongabay no pudo divisar ninguna de las abundantes especies de mamíferos salvajes que habitan allí. Sin embargo, sí encontró mucha evidencia de la existencia de dichos mamíferos, incluidas las heces secas de pandas en una arboleda de bambú y, también, tierra removida recientemente al borde del camino por un jabalí (Sus scrofa), o por un tejón porcino (Arctonyx collaris). Laohegou, un modelo que ha tenido éxito en la protección de los bosques, es casi única entre las reservas naturales de China, ya que es la primera reserva natural de tierras en fideicomiso de la nación.
Las aproximadamente 10 000 áreas protegidas de China, en conjunto, cubren cerca del 18 por ciento del país, lo cual es una proporción más alta que el promedio global. De dichas áreas protegidas, 2697 están destinadas a ser reservas naturales, lo cual les concede el nivel más alto de protección. En China, un lugar en el que la propiedad privada de la tierra está prohibida, la mayoría de las reservas pertenecen a organismos gubernamentales. Por lo general, dichas reservas pertenecen, ya sea a la Administración Estatal Forestal o al Ministerio de Protección Ambiental. Una administración inadecuada y los fondos insuficientes son la actual amenaza a los esfuerzos de conservación en la mayoría de las reservas del país.
Las leyes concernientes a la propiedad de tierras en China son muy estrictas y, desde hace muchos años, no han permitido a ciertas ONG internacionales, como The Nature Conservancy (TNC por sus siglas en inglés), imitar el método de conservación habitual de montar reservas naturales en China. Dicha situación comenzó a cambiar en 2008 cuando el gobierno central decidió promover la un programa llamado Reforma de la Propiedad Colectiva en los bosques, que abarca un 58 por ciento de los bosques del país. La reforma permitió que se desarrollaran actividades comerciales, las cuales habían sido limitadas, en los bosques de propiedad colectiva, y, de este modo, se abrieron las puertas para la introducción de un contrato de arrendamiento y de un sistema de contratos que se aplicarían al manejo de los bosques.
En un plazo de cuatro años, se creó la primera área privada protegida de China en Laohegou. Se trata de un bosque granja que antes pertenecía al estado y que está situado en el condado de Pingwu en la provincia de Sichuan. El nuevo modelo de conservación es de tierras en fideicomiso. Pese a los fondos suficientes de entidades privadas para el futuro previsible, la reserva natural de Laohegou ha tenido dificultades para mejorar su apoyo financiero. Aún más importante es la mala relación que existe entre la reserva y los pobladores desde que la reserva se creó, ya que esto afectó sus medios de subsistencia.
Los primeros intentos
Laohegou es un valle que tiene madera dura de crecimiento secundario y un bosque de bambú que funciona como zona de amortiguamiento entre la reserva natural nacional de Baishuijiang en la provincia de Gansu y la reserva natural nacional de Tangjiahe en Sichuan. Dicho bosque de bambú no está designado oficialmente como área protegida, pero sirve como corredor de vida silvestre, como para el carismático y casi extinto panda (Ailuropoda melanoleuca). Según el estudio nacional del panda más reciente que se llevó a cabo en la zona en el 2015, en el valle viven 13 pandas.
La reserva es también el hogar de varios ejemplares de la especie langur chato dorado (Rhinopithecus roxellana), de takines (Budorcas taxicolor), de osos tibetanos (Ursus thibetanus), de mósquidos Moschus fuscus), de puerco espines (Family hystricidae), y de muchas especies de mariposas y de aves. La reserva tiene dos arroyos que sirven como fuentes de agua potable para los pobladores que viven río abajo.
En el 2012, después de dos años de negociación, una fundación local, conocida en aquel momento como Fundación de Conservación Natural de Sichuan, movilizada por TNC, cerró un acuerdo con el condado gubernamental de Pingwu para arrendar 110 kilómetros cuadrados de bosque en Laohegou y sus alrededores por un plazo de 50 años. El acuerdo le permitió a la fundación crear Laohegou como una reserva natural privada, según indicó Liu Xiaogeng, director del centro de la reserva natural de Laohegou, quien también está a cargo de su administración, y trabajó para la TNC.
La reserva invitó a un grupo de científicos de la Universidad de Peking, del Instituto de Biología de Chengdu, y de TNC para formar un comité científico que llevaría a cabo el control ecológico y la planificación de las investigaciones. Los científicos realizaron un estudio de los antecedentes del entorno de la reserva y de las condiciones ecológicas en dos años, para 2014.
En el mes de mayo del mismo año, se fundó el centro de la reserva natural Laohegou, con el fin de que sustituir al personal de TNC en la administración de la reserva. Xiaogeng informó a Mongabay de que el gasto de funcionamiento de la reserva por año es de aproximadamente 3 millones de yenes ($468 000), y que la reserva tiene el respaldo completo de la fundación, la cual ahora se llama The Paradise Foundation International. El consejo directivo de dicha fundación está formado por unos veinte empresarios chinos. Jack Ma, director ejecutivo de Alibaba, y el magnate chino del internet Pony Ma, fundador y director ejecutivo de Tencent Inc., son los presidentes del consejo directivo.
Al visitar Laohegou, el efecto de cuatro años de protección se hizo visible: árboles exuberantes, aguas cristalinas, y el sentimiento de tranquilidad absoluta a lo largo del valle. Al prohibirse la tala, la caza, la recolección de hierbas, y otras actividades destructivas del hombre, los árboles de los bosques de crecimiento secundario pueden crecer naturalmente, como también ha revivido la fauna gracias a la mejora del hábitat.
“Desde nuestro punto de vista, queríamos que fuese un área cuyo acceso sea estrictamente restringido y que solo se usara para la protección científica”, contó Xiaogeng a Mongabay el pasado mes de abril en el centro del condado de Pingwu. “De hecho, hay mucha demanda por parte de accionistas que hay que considerar”.
Uno de los temas más preocupantes es el deseo de desarrollo por parte de la comunidad, agregó Xiaogeng.
Agricultura personalizada
Antes de que la reserva fuese fundada, las comunidades del lugar y los empleados la granja forestal propiedad del estado vivían principalmente de los recursos que les brindaban los bosques, como la tala, la recolección de hierbas, la caza y otras actividades similares. Cuando los bosques fueron otorgados a las organizaciones privadas, la prioridad principal de la nueva reserva fue ayudar a las comunidades a encontrar otros medios de subsistencia.
La reserva contrató a unos 20 exempleados de la granja forestal propiedad del estado para que trabajaran de guardabosques, asistentes científicos, coordinadores comunitarios o de operarios logísticos. La reserva también trata de proveer oportunidades de trabajo limitadas para los residentes de los pueblos vecinos.
El pueblo más cercano a la reserva es Minzhu, el cual está a unos 3 kilómetros al sur de Laohegou y tiene alrededor de 280 habitantes. La llegada de la reserva prohibía estrictamente las actividades que realizaban los pobladores, como la tala, la minería, la excavación de hierbas, la caza y la pesca furtiva. Ahora los infractores enfrentan multas y un posible encarcelamiento, mientras que los pobladores solo pueden entrar al valle protegido si lo hacen con intenciones de recreación.
“Ahora se nos exige que mostremos el documento de identidad en la entrada para demostrar que somos del pueblo antes de que se nos permita entrar al valle”, les contó a Mongabay una mujer frente a su casa en Minzhu. “La reserva ha reducido bastante nuestros ingresos, principalmente nuestros ingresos de la recolección de hierbas”.
Para forjar una relación de amistad entre las comunidades vecinas y para atenuar el sacrificio que hacen los residentes de Minzhu para proteger el valle, el centro de la reserva trató de apoyar el desarrollo de los pueblos y la creación de nuevos medios de subsistencia. El centro de la reserva, a su vez, intentaba ayudar a los habitantes locales para que adoptasen un sistema de gobierno autónomo a la hora de decidir sobre los asuntos del pueblo, y, de este modo, lograr que el gobierno local invierta dinero para mejorar la infraestructura del pueblo.
A su vez, el centro de la reserva comenzó un modelo innovador llamado “producción agrícola personalizada”. Dicho de otra forma, el centro de la reserva dispuso que los veinte miembros del consejo directivo de la fundación comprasen los productos agrícolas orgánicos directamente de los aldeanos para su consumo doméstico.
Wang Fang, oficial administrativo del centro de la reserva, dijo a Mongabay que dichos productos incluyen nueces, cacahuetes, semillas de soya, carne de cerdo y pollo, y también dijo que los precios de dichos productos normalmente duplican a los productos locales que no son orgánicos. Los pobladores pueden participar si firman un acuerdo con el centro en el que expresan su conformidad con la abstención al uso de fertilizantes, pesticidas y del consumo de alimentos que no sean orgánicos.
“Invitamos al personal técnico para que supervisara todo el proceso de producción y para que examinara los productos para asegurarse de que fueran ecológicos”, dijo Fang. “Nuestro propósito es que para el año 2015 el monto ascienda a 1,4 millones de yenes ($220 000) en total”.
De hecho, Xiaogeng y Wang admitieron que los beneficios del programa son limitados para los habitantes locales, ya que tanto los directores de la fundación como sus demandas anuales de productos pueden cambiar fácilmente. “No podemos garantizar que el programa actual de ventas dure los próximos 50 años”, agregó Wang. “Es por eso que estamos explorando nuevas oportunidades en el mercado, y la única manera de lograr que el desarrollo de la comunidad sea sostenible es comercializando realmente los productos orgánicos”.
Sin embargo, Wang reconoció que esto no sería fácil si se tenía en cuenta que la demanda de productos orgánicos en China es mucho menor que las provisiones potenciales.
“La producción agrícola personalizada es un comportamiento puramente comercial y requiere tanto la colaboración de los pobladores como un sistema de competencia sano para que de esta manera se asegure la calidad del producto”, afirmó Kang Wei, quien está a cargo de la gestión de las comunidades en Laohegou. También le contó a Mongabay que esto no es una iniciativa que busque minimizar la pobreza, ni tampoco una práctica igualitaria.
Los habitantes locales no están de acuerdo
Muchos pobladores están disconformes con los requisitos actuales del programa de producción agrícola personalizada. En Minzhu, un granjero de 60 años de apellido Yang que estaba arando sus tierras para plantar maíz, le comentó a Mongabay que solo un número reducido de pobladores pueden participar del programa.
Una mujer de mediana edad cuya familia vende carne de cerdo, maní, y nueces a los miembros del consejo directivo de la fundación, dijo a Mongabay que las compras son limitadas. “No podemos conseguir mucho dinero y el ingreso anual por persona no es más que unos pocos miles de yenes. La mayoría de los jóvenes del pueblo emigraron en busca de mejores oportunidades laborales en ciudades grandes”, agregó la mujer.
Unos pocos pobladores de Minzhu se quejaron de que la comunicación entre la reserva y las comunidades locales estaban lejos de ser suficientes. La mujer también le contó a Mongabay que la reserva y el comité administrativo del pueblo ofrecieron a los habitantes de Minzhu una orientación que deja mucho que desear en cuanto a la protección ecológica. “Solo unos pocos representantes del pueblo son invitados a asistir a las reuniones del pueblo que tratan el tema de la protección ecológica”, dijo la mujer, con un descontento evidente hacia dichos representantes”. “En conclusión, la protección medioambiental no puede lograrse con solo unas pocas personas o representantes”, agregó la mujer.
El descontento de los pobladores fue aún más grande en el pueblo vecino de Wuyi, a unos dos kilómetros al sur de Minzhu. La diferencia entre los dos pueblos es sorprendente. Minzhu tiene las calles perfectamente pavimentadas, señales de tráfico perfectamente visibles y canteros de flores bien cuidados. Pero el pueblo de Wuyi es aburrido y no se diferencia de la mayoría de los pueblos rurales de China.
Cai Changli, de 61 años, dueño de un pequeño negocio en Wuyi, contó a Mongabay que el gobierno del condado de Pingwu ha invertido más recursos para que el pueblo de Minzhu pueda desarrollarse y renovarse. “Nosotros también vivimos en el valle y nuestro medio de subsistencia se ha visto afectado por la reserva. Sin embargo, ¿por qué no nos alegra el apoyo como a los habitantes de Minzhu?”, agregó Changli. A su vez, agregó que a los pobladores de Wuyi también les gustaría desarrollar productos agrícolas orgánicos si el programa de compra directa los incluyera a ellos también.
Al igual que Changli, la mayoría de las personas que forman parte de las comunidades cerca de Laohegou, con las cuales Mongabay ha hablado, dijeron que la reserva todavía tiene que otorgarles más beneficios. Por el contrario, ellos dijeron que sus ingresos habían disminuido a causa de que se prohibiera la recolección de hierbas y de setas dentro de la reserva.
Kang Wei, de TNC, admitió que la reserva hasta ahora solo ha enfocado el trabajo comunitario en el pueblo de Minzhu. “No podemos cubrir a todas las comunidades vecinas, ya que nuestra responsabilidad más importante sigue siendo preservar la naturaleza en vez de solucionar problemas de índole social como la pobreza”, dijo Wei.
Nuevos trucos
Tanto el gobierno local como el centro de la reserva están buscando una solución para su actual situación. Por ejemplo, para minimizar el hecho de que las comunidades locales dependan de los recursos naturales, el gobierno del condado de Pingwu comenzó a capacitar a los pobladores para que plantaran Tian Ma (Rhizoma gastrodiae), un famoso medicamento tradicional chino, y Yang Dujun, o morel, (Morchella esculenta) una seta que es un manjar muy costoso y cuyo precio es de 1600 yenes ($250) por kilogramo.
The Paradise Foundation International ha mejorado su ayuda a Minzhu al ofrecer a los pobladores microfinanciamiento y fondos para la educación. La reserva lanzó un programa de ecoturismo para que los habitantes locales puedan mejorar sus ingresos, ya que reciben un número limitado de visitantes por día desde el mes de noviembre de 2015.
“También comenzamos a ofrecer un programa de capacitación para la guía turística para muchos pobladores de Minzhu, y, de este modo, esperamos que crezcan los ingresos de las comunidades locales gracias al ecoturismo”, le explicó Fang a Mongabay en su oficina en el centro de la reserva. “Además, esperamos crear conciencia entre los pobladores a través de las estrategias antes mencionadas y, que de este modo, se fomente la conservación de la naturaleza”, agregó Fang. El pueblo está renovando la infraestructura y algunos pobladores planean ser familias anfitrionas para satisfacer las necesidades de los visitantes a largo plazo.
Después de que se fundara la reserva Laohegou, the Paradise Foundation International colaboró con TNC para ampliar el modelo de tierras en fideicomiso al menos en otros tres lugares de China. En el sitio web de TNC se afirma que: “Estas nuevas reservas naturales de tierras en fideicomiso van a amortiguar los parques ya existentes y van a conectar a las reservas naturales, y, de este modo, se crearán puentes esenciales para la fauna que ayudarán a preservar el hábitat natural de los animales de China, y, a su vez, esto les permitirá a las comunidades locales utilizar medios de subsistencia que no dañen al medio ambiente”. Para muchos, es demasiado pronto para saber si tendrán problemas similares a los de la reserva Laohegou.
Su Yang, investigador del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (DRC, por sus siglas en inglés), es un experto del Condado Estatal (el gabinete central del gobierno chino). Yang contó a Mongabay a principios de este año que el problema fundamental al que se enfrentan Laohegou y otras reservas naturales privadas es que no tienen un sistema para asegurar el apoyo económico a largo plazo.
Xiaogeng, director del centro de la reserva, también admitió que la reserva se encuentra en una encrucijada en cuanto a sus esfuerzos por combinar la protección ecológica y el desarrollo sostenible de la comunidad. Xiaogeng afirmó que el primer paso consiste en que la reserva invierta en el programa de agricultura orgánica para alojar a un número creciente de pobladores que se están uniendo, y, de esta manera, poder apoyar los distintos medios de subsistencia de las comunidades locales a largo plazo. El segundo paso consiste en que el centro de la reserva entregue por completo todos los derechos de administración a las comunidades locales.
Al darse cuenta de las limitaciones actuales de la reserva, Xiaogeng agregó que estos dos pasos serían una prioridad para la reserva Laohegou en los próximos dos años.