- Un nuevo registro se suma a las más de 270 especies de anfibios en Bolivia.
- El Parque Nacional Madidi tiene 110 especies de anfibios registradas.
Dos veces en menos de un mes, en el Parque Nacional Madidi, Alejandro Límaco tuvo la suerte de encontrar en su camino a la rana de los árboles o rana de hoja amazónica (Cruziohyla craspedopus), un anfibio que hasta ahora solo había sido registrado en Colombia, Ecuador y Perú.
Emocionado, el 28 de septiembre pasado, Límaco le contó a Mongabay Latam su hallazgo: un nuevo anfibio en las inmediaciones del albergue ecológico Madidi Jungle, del cual es guía de turismo.
Su primer encuentro sucedió a las ocho y media de la noche del 8 de septiembre, cuando junto a dos turistas realizaba uno de sus recorridos por los senderos del Parque Madidi, donde suelen ver algunos animales silvestres. “Les dije a ellas que esa rana era nueva. Nunca antes la había visto”, recordó.
—¿Cómo tenía esa certeza?
—Tengo 54 años y llevo más de 30 como guía, por eso conozco a los animales.
La rana estaba mimetizada en la hoja de un árbol, a poco más de metro y medio de distancia del suelo. “Era una sola rana. A esa altura estaba (1,60 metros), porque estiré mi mano para agarrarla en una rama de un arbusto”. Tras tomarle algunas fotografías en el lugar, la llevó al albergue donde más turistas tuvieron la oportunidad de conocerla.
Límaco publicó la primera fotografía en la página de Facebook del albergue y con las consultas que realiz
ó Alex Villca, gerente del lodge, a diferentes investigadores lograron confirmar que era una nueva especie en la zona.
Límaco cuenta que en el Madidi hay muchos anfibios que son reconocidos por sus cantos, antes que por sus nombres científicos. Las ranas más populares en el lugar son las que tienen espalda verde, contó el guía turístico. “Se pueden ver a simple vista. Si se hace un monitoreo se puede obtener más información”, remarcó.
La posada del emprendimiento turístico Madidi Jungle está ubicada en la comunidad del pueblo indígena Uchupiamonas, dentro del Parque Nacional Madidi (municipio de San Buenaventura, departamento de La Paz). Límaco es fundador de este albergue y del primero que abrió sus puertas en el Madidi: Chalalán. Esta área protegida es considerada una de las más megadiversas del mundo por la cantidad de flora y fauna que ostenta, sobre todo aves (1011 registros) y mariposas (1080 registros).
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La confirmación científica
El especialista boliviano en anfibios Arturo Muñoz, investigador del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny (Cochabamba, Bolivia) y coordinador de la Iniciativa Anfibios de Bolivia, le confirmó a Mongabay Latam que están seguros de que se trata de un nuevo registro: “Está confirmado, es nueva especie para el Madidi y para Bolivia”.
Es por eso que junto a su colega Ignacio de la Riva, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (España), elaboran la publicación científica para una revista internacional, lo que les permitirá oficializar el registro del nuevo anfibio.
Según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), este anfibio, cuyo nombre común es “Rana de hoja amazónica” (Cruziohyla craspedopus), está considerado como de preocupación menor. “Es por su amplia distribución”, explicó Muñoz.
Hasta el momento su presencia está plenamente registrada en Colombia, Ecuador, Perú y Brasil. Uno de los últimos trabajos desarrollados este año, la incluyó junto a otras nueve especies de ranas de Latinoamérica en un proyecto de fotografías 3D con el objetivo de apoyar su conservación.
El biólogo boliviano contó que fue buscada en diferentes oportunidades en Bolivia, pero como vive en la punta de los árboles no lograron avistarla. Además, a este anfibio no le gusta abandonar su refugio, por eso coloca sus huevos en las ramas de los árboles que están sobre los cuerpos de agua. Cuando los huevos se desarrollan, los renacuajos caen directo al agua para culminar su crecimiento.
A Límaco le llamaron la atención los colores de esta rana, sobre todo el verde de su espalda salpicado de manchas irregulares blancas.
—¿Qué vio de especial en la rana?
—Los colores en la parte superior de la especie. Era sorprendente, al costado tenía unas manchas anaranjadas que nunca había visto.
Muñoz aseveró que ese es el patrón típico de esta especie arbórea, el vientre, flancos y partes internas de los dedos de las patas delanteras y traseras de color anaranjado, y los dedos con membranas interdigitales muy desarrolladas. Tal como se aprecia en las fotos tomadas por el guía Uchupiamona.
“En la parte externa de las patas traseras se distinguen unos pliegues que sobresalen y son típicos de la especie”, acotó el coordinador de la Iniciativa Anfibios de Bolivia.
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Los anfibios
En la actualidad en Bolivia se tienen identificadas más de 270 especies de anfibios, una cifra que va en aumento con las nuevas descripciones para la ciencia como las que realiza el proyecto Identidad Madidi, que ya registró 110 anfibios para esa área protegida de la Amazonía de La Paz, sin contar las 1020 nuevas especies de flora y fauna que identificó en su última expedición.
Volver a ver otra rana de la misma especie en el Madidi fue emocionante, continuó Límaco, porque eso refuerza la presencia del anfibio dentro de ese ecosistema. Pero sobre todo está el hecho de que el área protegida Madidi tiene mucha biodiversidad por ser descubierta.
Los anfibios son un grupo muy diverso. Se tiene el registro de al menos 7500 especies en todo el mundo. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el 30 % de estos animales silvestres está amenazado. “Ya son varias especies que se han extinguido”, remarcó Muñoz.
Entre las principales causas están la pérdida de hábitat por la deforestación y la actividad humana. Aunque, últimamente, un hongo está atacando a muchos anfibios en el mundo y se piensa que ya causó la extinción de varias especies, según el investigador boliviano.
El cambio climático también los afecta. Un estudio de la UICN, realizado en varias especies de animales durante cinco años por un centenar de científicos, señaló que el 66 % de los anfibios identificados como muy vulnerables a los impactos del cambio climático no están actualmente en su Lista Roja de especies amenazadas. Solo el 15 % de este grupo figuran en la lista bajo algún tipo de amenaza.
Si bien no existe información actualizada en Bolivia, según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados, de las 254 especies de anfibios conocidas hasta 2009, el 21 % de este grupo está categorizado bajo amenaza (entre vulnerables y críticamente amenazadas). De estas 54 especies, ocho están en la categoría En Peligro Crítico, entre ellas la Rana Gigante del Titicaca.
Biodiversidad amenazada
Mientras en el hábitat de la nueva rana de hoja amazónica se siguen desarrollando expediciones que año tras año anuncian el descubrimiento de nuevas especies para la ciencia, la riqueza biológica del Madidi continúa amenazada como lo reportó Mongabay Latam.
Lo que preocupa a los operadores de turismo como Madidi Jungle es el peligro que representa la ejecución del Proyecto hidroeléctrico El Bala-Chepete, cuyas represas dejarían bajo el agua toda la zona turística que ahora ocupan los emprendimientos comunitarios. Puntualmente los de los indígenas Uchupiamonas (Chalalán y Madidi Jungle), así como de los tacanas que tienen los albergues San Miguel del Bala y Mashaphique.
El turismo comunitario practicado por los indígenas que viven en el Madidi ha permitido, según los expertos, mantener en buen estado de conservación el bosque y la fauna que vive en ese ecosistema megadiverso.
Alex Villca, que también fue guardaparque y guía de turismo, estimó que entre 30 a 50 hectáreas de bosque por año se evitan deforestar con los cinco emprendimientos comunitarios turísticos de la nación Uchupiamona. Explicó que esto se debe a que se crean fuentes de trabajo para los indígenas y todos los que tienen una participación directa en los albergues turísticos, como el Chalalán y Madidi Jungle.
Villca reconoce que conservar estos bosques es de suma importancia para que el Madidi siga siendo una de las áreas protegidas más biodiversas del mundo, lo cual beneficia directamente a sus habitantes: los indígenas.
“Las comunidades indígenas evitamos que al menos 100 hectáreas de bosque se deforesten cada año en la región del Madidi”, afirma Villca. Y esto lo vienen haciendo desde hace dos décadas.