- 286 000 hectáreas del Chocó Andino ecuatoriano se unieron a la Red Mundial de Reservas de la Biósfera.
- Esta área engloba el bosque húmedo del Chocó-Darién y es un punto caliente de biodiversidad que alberga casi 100 especies de mamíferos, como el oso de anteojos.
- La minería, la deforestación y la cacería son las principales amenazas de la nueva reserva de biósfera.
Era la madrugada del 25 de julio de 2018 en Quito, capital de Ecuador, y Olga Cobos no apartaba su mirada del teléfono celular. “Aquella noche nadie durmió. Estábamos a la espera de la noticia”, cuenta Cobos, quien trabaja en la Cooperación Internacional del Gobierno Provincial de Pichincha. Al otro lado del mundo, en Palembang, Indonesia, el Consejo Internacional de Coordinación del Programa de UNESCO sobre el Hombre y la Biósfera (MAB) estaba a punto de tomar una decisión que cambiaría el futuro de uno de los lugares más biodiversos del planeta.
Después de algunos análisis y la aprobación de los 195 estados miembros del MAB, se llegó a un consenso: El Chocó Andino se uniría a la Red Mundial de Reservas de Biósfera. “Saltábamos de alegría, algunos rompieron en llanto”, cuenta Washington Benalcázar, presidente de la parroquia de Nanegal y de la Mancomunidad del Chocó Andino, quien viajó a Palambang con una delegación ecuatoriana conformada por representantes del Ministerio del Ambiente, del Gobierno Provincial de Pichincha y de la Mancomunidad. En Ecuador se festejaba la nueva declaratoria. “Ecuador es uno de los 17 países megadiversos del mundo. La Reserva de Biósfera le confiere a este territorio herramientas adicionales para la conservación de la biodiversidad, pero también a nivel local en términos de desarrollo sostenible de sus habitantes”, dijo Jorge Ellis, responsable del sector ciencias naturales de la UNESCO y representante para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela.
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Las reservas de biósfera son lugares en los que se concilia la conservación de la biodiversidad y la actividad humana a través del uso sostenible de los recursos naturales. Estas áreas son consideradas únicas en el mundo, con un “valor universal sobresaliente” desde el punto de vista científico y cultural y requieren de una protección especial. Ellis explicó que una reserva de biósfera debe cumplir con la función de conservación, desarrollo sostenible y apoyo logístico que involucra capacitación y educación. La Red Mundial de Reservas de Biósfera de la UNESCO cuenta actualmente con 686 reservas en 122 países.